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30. ¿Sara?

📅 MEDIADOS DE ENERO

📍 Hospital Vall de Hebron, Barcelona

- ¡Por dios, que mal cuerpo tengo!

La voz que exclamaba esas palabras se llevó las manos a la cara resoplando frustrado. Nunca en su vida se había sentido tan triste como en este momento. Nunca había experimentado tanta impotencia por no poder hacer nada.

-Jordi tío, que estamos aquí por una buena causa -el capitán del equipo intentó tranquilizarlo, aunque no parecía conseguirlo a juzgar por los gestos de su rostro.

- Lo sé tío, lo sé. Pero es que no puedo, joder. Se me parte el alma de ver a esos niños. ¡Es injusto que tengan que sufrir a estas edades!

Nico miró al segundo capitán de su equipo y le dio la razón. Aunque sólo tuviera 20 años, aunque estuviera empezando a vivir la vida como aquel que dice, también le dolían estas situaciones. Tampoco soportaba ver sufrir a un niño. Aunque hoy sus caras de felicidad al ver a todos los jugadores, no se le iba a olvidar en la vida. Había dado miles de besos y abrazos. Se había hecho millones de fotos, las que con más gusto había posado hasta ahora. Y sentía que hoy, había hecho algo útil.

- Si pudiera, venía de voluntario para estar con los críos -Pedri, su mejor amigo y compañero de equipo, pasó uno de sus brazos por encima de su hombro señalandole a los pequeños que aún los miraban sin poder creerse que estuvieran ahí.

- Estaba pensando eso mismo -le respondió Nico confirmando las palabras de su amigo.

La visita pronto terminaría . Y sinceramente, no le importaría volver otro día, pero ya con más calma, sin prensa, y a poder ser, él sólo. Quería aportar su pequeño grano de arena por una buena causa, hacer felices a los niños de este hospital.

- Pues anímate y habla con la jefa de planta, la que nos ha atendido esta mañana. Creo que está en la sala de juegos -le insistió Pedri a la vez que le daba un par de palmadas en la espalda.

Decidió hacerle caso y buscar a la persona encargada para comentarle su idea, y que le guiara un poco sobre lo que tendría que hacer. Deambuló por los pasillos hasta llegar a una enorme sala de juegos donde una docena de niños jugaban a pasarse una pelota. Se apoyó en el marco de la puerta y sonrió. Había de todas las edades, aunque ninguno pasaba de los 8 ó 10 años. No paraban de reír y gritar cada vez que a alguno se le caía el balón.

Había una chica de casi su misma edad junto a ellos guiando el juego y haciéndoles reír. Los niños se lo estaban pasando tan bien que le dieron ganas a él también de unirse a ellos.

La risa de la chica era contagiosa y por un momento esa risa le recordó a otra, a una que llevaba tiempo sin oír y que reconocería en cualquier parte del mundo. Nico se enderezó al sentir un escalofrío recorrer todo su cuerpo.

La chica de pelo rubio se dio la vuelta lentamente sonriendo. Su risa murió en sus labios al verlo allí, mirándola, como quien ve un fantasma. Se le secó la boca y le fue imposible articular palabra. Sintió su pulso acelerarse e intentó tomar una bocanada de aire para tranquilizarse.

Cruzaron sus miradas durante unos buenos segundos. Chocolate contra azul agua. Recuerdos de ellos dos, de lo que fueron el uno para el otro, de sus encuentros escondidos, y de tantos besos buscados, acudieron a sus mentes con facilidad.

Nico sintió temblar cada fibra de su ser. No era capaz de hablar. Ni de apartar su mirada de ella. Se fijó en un detalle, en un pequeño detalle que lo cambiaba todo.

Estaba en la planta de Oncología.

Y ella usaba un pijama del hospital.

El color pálido de sus mejillas se acentuó aún más. Ella lo miraba con la cara desencajada, sin poder creerse que lo tuviera delante. Con la de veces que había soñado que él venía a buscarla.

- ¿Eres un sueño Nico?

Él calló unos segundos apretando su mandíbula. Un cúmulo de sentimientos le estalló en el el pecho. Alegría, confusión, emoción, rabia, frustración, negación... y todos golpeándolo a la misma velocidad.

- No, no lo soy. Pero tú eres mi peor pesadilla, Sara Cruz.

*** Ésta historia, no sólo va a ser la historia de Pedri y Naira, también será la historia de dos personas, dos grandes amigos de ellos, que también vivieron su propio drama y que, al igual que nuestros protagonistas, también tendrán que luchar por su amor.

Aquí contaré también su historia, una que va entrelazada con la Pedri. Y si, es otra historia dentro de esta, porque así la he escrito y así quiero contarla ***

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