7 ⋅ ⠀ ❝Promesa❞
Jimin
(punto de vista)
Habían pasado ya cinco días de aquella noche, recuerdo que al final terminamos medio borrachos y con Jungkook regresamos juntos a casa ya que éramos vecinos. Pude enterarme de que Yoongi ya no vivía en la casa de en frente a la mía, él se había comprado una casa a unos diez minutos de allí. Pero Seokjin si vivía en frente, así que podría disfrutar de su compañía en las tardes que esté aburrido y quiera visitar a un amigo.
Al día siguiente desperté con resaca, me tomé un té de fresa y luego me senté en el sofá a ver películas, afuera llovía a cántaros así que estaba perfecto para simplemente echarme a hacer nada.
Tocaron la puerta.
Suspiré y me levante pesadamente a abrirla, encontrándome con Taehyung y una bolsa llena de snacks. Le sonreí y este entró a la casa, tomando asiento en el sofá y tapándose las piernas con la manta que estaba allí. Traje dos vasos y un refresco para luego sentarme a su lado, apoyando mi cabeza en su hombro.
—Suéltalo, estas muy callado —Dijo Taehyung. A veces me daba miedo como él podía conocerme tanto.
—Bueno... Hay mucho que contar —Tomé el control y luego empecé a buscar una película—Vi a Yoongi, conocí a su hija y luego... Jungkook me invitó a Valhalla y cuando llegué estaba Yoongi también ahí.
—Ese cabrón ahora se te aparece hasta en las sombras —Taehyung soltó una leve risa —Algo debe estar queriendo...
—Bueno, yo no veo normal cruzarnos tanto, tan seguido. Mañana su hija tiene control así que... —Me encogí de hombros —Voy a verlo otra vez.
—¿Y cómo estás con eso? Digo, debe ser importante para ti tenerlo en frente.
—Estoy bien, sólo fueron dos veces pero en la última hablamos bastante —asentí y luego miré a Taehyung —No sé si es coincidencia, el vernos tan seguido. Pero si vine a vivir aquí, es obvio que esto podía pasar, así que me tendré que acostumbrar a tenerlo cerca. Solo eso.
Taehyung abrió el paquete de papas fritas y empezó a comer, estaba pensando y atando cabos, conocía demasiado a mi mejor amigo. Sabía que estaba intentando buscarle la lógica a encontrarme tanto con Yoongi.
—O es coincidencia, o el tipo quiere acercarse a ti—Asintió, ahí estaba su respuesta —Tiene intenciones, tiene algo que lo empuja a ti. Quizá sea el mismo motivo que el tuyo... Quiere concluir lo que quedó pendiente.
¿A qué se refería con eso?
Porque podía interpretarlo de muchas formas.
Si Yoongi quería concluir con lo que quedó pendiente, entonces ¿Quería rechazarme? ¿Quería estar conmigo? ¿Quería que hablemos de nuestra relación fallida? Ni siquiera llegamos a tener una relación.
Y no sabía si estaba listo para hablar con él de eso.
Tomé las palabras de Taehyung y luego cambiamos de tema, estábamos viendo la película cuando otro toque en la puerta se oyó. Fui a abrir y era jungkook, traía con él dos cervezas y una sonrisa reluciente. Lo invité a pasar y este se sentó al lado de Taehyung, el cual lo empujó a la otra punta.
—¿Me extrañaron mucho no? —Solté una risa. Desde que había vuelto, ellos y Seokjin me visitaban y pasaban tiempo conmigo. Me hacían sentir muy querido y ellos tenían mucho tiempo libre para venir a casa casi todas las tardes.
—No preguntes lo obvio por favor —Taehyung siguió comiendo papas fritas, mezquino ante las manos de jungkook que se acercaban a querer robarle unas.
Taehyung y Jungkook tenían casi la misma edad, eran dos universitarios, se conocían gracias a mi. Pero se llevaban como perro y gato.
—Yo no voy a beber hoy —Le dije a Jungkook, sentándome en medio de ellos dos para que no se maten —Pero ustedes pueden beber juntos.
—Dame una —Taehyung estiró la mano y jungkook destapó la botella para pasársela a este.
—Faltan dos meses para mi cumpleaños —Dije mientras metía la mano en la bolsa de papas fritas para comerme una—¿A donde podemos ir?
—De fiesta —Jungkook bebió su cerveza —Hay que ir de fiesta.
—Podría hacer una fiesta aquí —dije mientras miraba a Taehyung, a él no le gustaban las fiestas, pero sabía que si era por mi cumpleaños él vendría sin problema.
—Por mi está bien, haremos fiesta.
Unas horas más tarde mis invitados se fueron.
[...]
Al día siguiente llegué algo tarde al consultorio, me había quedado dormido y eso que mi horario era de once de la mañana a cinco de la tarde. El día anterior había estado viendo una serie, la cual empecé y terminé el mismo día porque así era yo, lo que empezaba tenía que terminarlo y luego hacer otra cosa.
—Buenas tardes, Yoongi. —Salude al ver como entraba al consultorio sosteniendo la mano de su hija, que traía una flor roja en su mano libre.
—¡Doctor príncipe! —La niña tenía una mirada brillante y luego estiró su mano, dándome la flor y sonriendo de una manera tan dulce que logró provocarme un sonrojo.—Es para ti, por curarme.
—Gracias pequeña Hana, es muy bonita, la pondré en agua. —Le sonreí y luego dejé la flor dentro de mi taza que tenía agua, al menos aguantaría la flor ahí hasta llegar a casa. —¿Como te has sentido?
Yoongi se dedicó a observarme, a observarnos. Llevé a la menor a la camilla para el control, ver cuánto pesaba y cuánto medía, asegurarme de qué todo vaya bien, y así era. Me sentí observado y me voltee lentamente para cruzar miradas con el rubio.
—Está todo en orden, Hana tuvo una buena recuperación. —La menor sostuvo mi mano, esta vez era distinta a la primera vez que la vi, sus mejillas tenían un color rosado, la noté con más energía y más confiada, parecía que le gustaba venir al médico. Lo opuesto que me había demostrado la última vez, quizá era porque... No quería asumirlo, pero quizá ella se encariñó conmigo.
—Me alegra mucho saber eso —Yoongi soltó un suspiro y pude ver como estiraba sus manos para que la menor vaya y pueda cargarla en sus brazos. La escena me enterneció.
—Bueno ya pueden irse, los veré aquí para el próximo control en un mes. —Caminé hacia la puerta y la abrí, notando como Yoongi caminaba hasta ella con la pequeña en sus brazos. —Tengan una bonita semana.
—¡Adiós doctor príncipe! —escuché su tierna voz y le sonreí.
—¡Adiós princesa hana, es hora de volver a tu palacio! —le seguí el juego y luego escuché la voz de Yoongi.
—Nos vemos luego Jimin, gracias.
—Nos estamos viendo entonces. —Mis palabras salieron suaves, como si ese "nos vemos luego" fuese una promesa que yo había aceptado. Los vi marcharse y entré a mi consultorio.
... (🦋) ...
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