3 ⋅ ⠀ ❝Felicidades❞
Bajé de mi auto observando la condición en la que se encontraba mi casa, totalmente abandonada. Era entendible que se encuentre en ese estado ya que no me había ocupado de ella en los últimos cinco años y nadie vendría a mantenerla por mi. El camión de la mudanza llegaría mañana, así que el día de hoy tenía que ser completamente dedicado a la limpieza.
Le envié un mensaje a Taehyung, él obviamente vendría a ayudarme porque estaba más ansioso que yo de tenerme de nuevo en el vecindario. No tardó mucho en responder a mi mensaje, de hecho yo sabía que él lo estaba esperando.
Pude observar levemente la casa de al lado, donde ahora sólo vivía mi primo con su madre y sus dos pequeños hermanos.
Me era inevitable sentir como los recuerdos me abrazaban, en cada rincón de la casa, en cada parte del vecindario tenía recuerdos hermosos de la infancia que viví, de las personas con las que crecí y muchas de ellas ya no estaban en este mundo. Tomé asiento en una silla rotosa y oxidada que estaba en el patio, los recuerdos me atacaron desprevenido y no quería angustiarme ni bien llegaba, había vuelto para hacer un cambio positivo en mi vida, no para retroceder.
El timbre de la puerta captó mi atención, me sorprendió que funcionara, así que caminé a la puerta en donde me encontré con un sonriente Taehyung de veintitrés años, este me abrazó y luego entró más que feliz de tenerme otra vez con él, agradecía tenerlo en mi vida, era uno de mis pilares más importantes.
—Ya dime —Se sentó en la silla donde previamente estaba yo —¿Ya te conseguiste a un atractivo doctor que te ponga la inyección? —Levantó sus cejas pícaro.
—Ya empezamos —Reí tomando dos plumeros y dándole uno a él —No quiero uno, yo soy el doctor atractivo. —Entre bromas con doble sentido y risas terminamos de limpiar cada parte de la casa, aunque parecía sencillo, limpiar nos llevó muchas horas.
—Ahora si, parece otra casa Jimin... Está como nueva —Es que estaba nueva, solo que la había abandonado cinco años.
—Aquí voy a vivir con mis gatos —Dije apoyando mis manos en mis caderas y asintiendo, lo proyectaba.
—Que ganas de ser tu, a mi me quedan dos mil años más para terminar la universidad —Dijo soltando un suspiro.
—Ah no te quejes, disfruta de tus años en la universidad, luego los vas a extrañar —Dije mientras llevaba unas cajas hasta la habitación, siendo seguido por Taehyung que traía las restantes.
—Tienes razón, voy a disfrutar los primeros cien años de mi carrera que son los más lindos —pude notar el sarcasmo en sus palabras y no pude evitar reír ante su pesimismo.
Me ayudó a desempacar y a colocar todas las cosas en su lugar, puse mi ropa en el armario y mis libros en el estante. Tenía gran variedad de libros de anatomía y de pediatría, amaba leer todo tipo de libro que tenga que ver con mi profesión.
—Sabes qué, tengo una contractura en el cuello —Taehyung se sobó la nuca.
—Tienes que ir a un especialista —Le hice leves masajes en la espalda y luego me reí —Sabes que no es ético que yo te diagnostique porque somos como familia.
—Odio a los médicos —Soltó un suspiro fingiendo molestia.
La tarde se fue volando con la compañía de mi mejor amigo, me sentía totalmente renovado y a su vez algo melancólico, cada rincón de la casa me traía preciosos recuerdos de mi infancia con mi familia.
Al llegar la noche, Taehyung ya se había ido a su casa, así que me quedé sólo observando lo preciosa que había quedado la casa. Estaba más iluminada, limpia y lo mejor es que era totalmente mía, mi ambiente, mi territorio o como deseen llamarle. Ahora solo tendría que armar mi rutina, manejar mis tiempos y pasatiempos, pero ese era el disfrute de ser una persona independiente.
Al siguiente día fui por primera vez al hospital, entré al que sería mi consultorio y sonreí al ver el ambiente tan lindo y cómodo, había una silla cómoda y un escritorio sumamente reluciente. A un lado estaba la camilla, una balanza y unos estantes con todo lo necesario para trabajar.
Me acomodé el delantal blanco, guardando una pluma en mi bolsillo y colocandome el estetoscopio al rededor del cuello a esperar a mi primer paciente.
Un pequeño de tres años con gripe viral, había un rebrote en la ciudad al parecer, aunque era de las enfermedades más comunes en la zona.
El siguiente paciente fue un niño con una quemadura en el brazo, ya había sido atendido por el anterior especialista la semana pasada pero ahora le tocaba control y era yo el pediatra de guardia, aunque con su historial médico ya sabía todo por lo que pasó.
Así se me pasó la tarde, muchos niños con gripe, algunos solo venían al control y solo uno de urgencias con una fractura de brazo.
Estaba a punto de terminar mi turno a las cuatro y media de la tarde cuando vi el último nombre "Min Hana".
—Min Hana —Salí llamando su nombre, vi a una pequeña de aproximadamente seis o siete años caminar hacia mi y posteriormente observé al adulto que la acompañaba.
Rubio, con una mirada y semblante levemente serio, labios finos.
Comencé a hiperventilar.
Podía sentir mi ritmo cardíaco acelerarse así que simplemente ingrese al consultorio dándole la espalda a ambos y pidiéndole que sentara a la menor sobre la camilla.
Tenía que mantener la compostura.
No dejaría que aquella oleada de sentimientos encontrados sea capaz de derribarme, mucho menos en horario de trabajo.
—Buenas tardes... —Salude haciéndome el idiota, el desentendido, el que no se dio cuenta de nada. — Soy el Dr.Park ¿Cual es el motivo de su consulta?
Definitivamente tenía muchos dotes artísticos, era todo un actor de hollywood.
La mirada del rubio frente a mi era penetrante, era analítica y podía notar que me estaba juzgando.
—Tanto tiempo, Jimin... —Soltó finalmente, no quería esto, no quería un jodido reencuentro con la única persona que lograba hacerme perder la cordura con unas simples palabras, mucho menos frente a su pequeña hija. —Veníamos porque Hana últimamente no se ha estado sintiendo bien, en los últimos dos días tuvo mucha fiebre y vómitos.
—Oh, veamos que tal eso —Ignoré rotundamente lo primero, no quería sentimentalismos, al menos no ahora en mi primer día de trabajo. —Hola Hana, soy el Dr. Jimin y yo voy a ayudarte a que te sientas mejor, no tengas miedo porque solo quiero ayudarte.
La niña estaba aterrada, como si odiara todo lo que tenga que ver con hospitales y lo entendía, a los seis años todos tenemos miedo de ir al hospital y que nos claven una aguja de diez centímetros en el brazo.
—¿Podrías decirme donde duele? —Me quité el estetoscopio y escuché sus latidos los cuales estaban normales al igual que su respiración. La menor me señaló su estómago y luego asentí con una sonrisa ya que me había ayudado muchísimo. Mire a su padre y luego hablé — Por favor tomen asiento...
Caminé hasta mi escritorio de donde saqué la pluma que llevaba en mi bolsillo y varios papeles en donde les haría las recetas.
—Podría por favor decirme como es la alimentación de Hana, qué comió estos últimos días y si tiene alguna alergia. Cualquier enfermedad crónica o si toma medicamentos fuertes muy seguido —No iba a hablarle informal, de hecho solo quería que me trague la tierra. Ser el pediatra de la hija del que en algún momento fue el hombre que más amé, era totalmente incómodo.
—Su alimentación es saludable, conmigo come sano, una dieta equilibrada y no dejo que coma grandes cantidades de azúcar. Aunque... —El rubio se sentó en frente mío con la pequeña en su regazo, apoyando sus antebrazos en el escritorio. —quizá con su madre la dieta puede variar.
—¿Estos días presentó otros síntomas como diarrea, secreciones infecciosas o con sangre? —Anotaba todo en la pequeña libreta ya que luego lo pasaría a su historial.
—No nada de eso, solo diarrea, vómitos y fiebre —Por algún motivo el mayor no me quitaba los ojos de encima y eso me estaba irritando inconscientemente. —Oh y ella no tiene alergias, ni enfermedades crónicas.
—Entonces tenemos una gastroenteritis —Dije anotando en el papel sin cruzar miradas con él, pero viendo a la menor que me estaba sonriendo. Le receté los medicamentos correspondientes y arreglé una cita para dentro de una semana. —Muy bien, Hana va a tomar este medicamento vía oral cada ocho horas durante los próximos cinco días. Si ve que ella no tiene mejorías o empeora su condición le sugiero venir de inmediato a la guardia o arreglar una cita conmigo, yo estoy hasta las cinco de la tarde. —me levanté de mi asiento haciendo que ellos también se levanten, le entregué los papeles y las recetas al padre y luego caminé hasta la puerta —Si todo va bien entonces los espero el próximo miércoles para el control, y estoy seguro que así será.
Saludé a la pequeña chocando los cinco y luego observé al padre, tan incómodo.
—Entonces hasta pronto Jimin. —Dijo con su voz firme y a su vez pacífica.
—Hasta pronto Yoongi... Y felicidades, por tener una niña tan adorable —Me despedí y luego me di la vuelta sin esperar su respuesta.
...(🦋) ...
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