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11 ⋅ ⠀ ❝Mírame❞

N/A : Los sentimientos pueden transmitirse más allá de la lectura, con canciones, con frases. Para mejor experiencia, les recomiendo leer escuchando la canción que está arriba. Si quieren pueden leer la traducción y me dicen que les pareció, considero que representa mucho a este capitulo. Sin más, los dejo disfrutar de su lectura.









Jimin
(punto de vista)






—No sabía si era oportuno venir.

—¿Por qué no iba a serlo? —Tiré la colilla a la basura y luego me dediqué a observarlo. Llevaba unos jeans grises y una camisa de seda color celeste grisáceo.

—No quería incomodar, quizá no sería bueno tenerme cerca cuando tu novio también está aquí. —Podía sentir molestia en su voz y yo lo miré incrédulo.

—¿Novio? —solté una risa. —Yo no tengo novio.

Yoongi se sentó en un banco que tenía en el jardín y yo me senté a su lado para hacerle compañía.

—Bueno, entonces supongo que si fue buena idea venir —Me miró. Sus felinos ojos estaban posados en mi y solo en mí.

—¿Como está Hana? —Huí de su mirada y de los sentimientos internos que me estaba provocando.

—Jimin, no he venido a hablar de Hana. —Su mirada era tan firme. Decisiva.

—¿Y de qué vienes a hablar? —Sentí una presión en mi pecho, no me sentía listo y sabía que él en cualquier momento abriría ese candado que encerraba dentro de mí todo lo que en algún momento sentí por él. Y no sabía si era para adueñarse de esos sentimientos o para destruirlos de una vez por todas.

Sabía que Yoongi iba a aprovechar la oportunidad de decirme todo, porque era la primera vez que estábamos solo él y yo. Sin ningún tercero.

—De lo que ocurrió esa noche. —Negué, negué y negué. Me aparté un poco de él y lo miré.

—No, Yoongi por favor. No vengas ahora con estas cosas, pasó mucho tiempo. Podemos simplemente olvidarlo y seguir adelante.

—No no podemos. No puedo Jimin. —Sentí su voz firme quebrandose. —Llevo años y años intentándolo pero no puedo. No puedo olvidarte y seguir adelante.

Sentí un nudo en mi garganta, esas eran las palabras que probablemente mi corazón quería escuchar. Pero mi razón me decía que huya y me repetía en la cabeza todos los rencores que le guardaba a aquel pelirubio.

—¿Por qué ahora? Habiendo tenido tanto tiempo... —Apoyé mis codos sobre mis muslos y me tapé la cara con las manos, frustrado. —¿Sabes tú cuántas noches conté esperando a que algo suceda entre nosotros? ¿Sabes tú cuántas noches lloré al enterarme que ibas a ser padre? Yoongi, me sentí tan roto por tanto tiempo que no he podido entregar mi corazón a nadie. —A esa altura más de una lágrima se deslizaba por mis mejillas. Era verdad que sufrí demasiado cuando supe que él iba a ser padre, pero no por aquella vida que estaba por venir. Sino que para mí, eso significaba que definitivamente todas las ilusiones que me había hecho eran estúpidas. Que un futuro a su lado era imposible. —No lo sabes, no me esperaste. No luchaste por mi. Y ahora es demasiado tarde para intentarlo.

No lo miré, pero sentía su mirada sobre mi. Se notaba el rencor en mis palabras.

—Jimin —Me llamó. —Por favor mírame.

—No Yoongi, no me hagas mirarte.

—¿Ni si quiera puedes verme? ¿Tanto me odias? —pude notar la decepción en su voz, esa decepción de él mismo. Se sentía culpable.

—No te odio Yoongi. —Negué y sequé mis lágrimas. —Pero no puedo verte, porque...

Su mano se posó sobre la mía, esperando respuesta. Yo solo pude pensar en lo cálido que era su toque y como su mano tenía gran diferencia a la mía, podía cubrirla toda con su palma simplemente.

—Dilo Jimin —Su frente se posó en mi hombro. —Destruye mi corazón.

—No puedo verte porque te sigo queriendo. —Mi voz se oía calma. Sentí los fantasmas del pasado soltarme, aquella cuerda que tiraba de mí hacia atrás finalmente se había cortado. Y eso solo significaba que ahora ya podía seguir adelante. —A pesar de que nunca fuiste mío, pero yo siempre tuyo.

Sus dedos se entrelazaron con los míos, sentía su cálida respiración en mi cuello.

—Jimin, no... —Podía sentir como negaba, rozando su nariz en mi clavícula.

—Es la verdad. —Cerré mis ojos y luego solté un suspiro —Si te miro ahora, no podré soltarte. Me quedaré estancado en el «no pudo ser» así que prefiero que no sea.

Quizá solo quería estancarme y dejar las cosas como estaban. Porque me aterraba el cambio, me aterraba el futuro incierto, aquel futuro donde estábamos juntos o donde no nos volvíamos a ver. O un futuro peor.

Y estaba en una increíble lucha interna, una controversia, esa indecisión de apretar el pedal y arrancar hacia delante a toda velocidad, sin importarme qué se topaba en mi camino porque podría arrollar todo a mi paso.
Pero también estaba mi yo inseguro, que le temía a la velocidad, el que temía estrellarse contra una pared y romperse en mil pedazos, más de lo que ya estaba.

—Jimin, sólo mírame. —Su mano se aferró a la mía, sin intenciones ni ganas de soltarla. Y yo tampoco deseaba que se aparte, porque si lo hacía, sólo tendría ganas de tenerlo de vuelta. —Mírame y pídeme que te deje en paz. Pídeme que me vaya y yo desapareceré de tu vida como cuando éramos jóvenes.

Ahí entendí que sus acercamientos a mi no significaban simple amistad. Él no quería mi amistad, él quería más de mí. Quizá aquella vez cuando nos vimos en el consultorio fue solo una casualidad. Pero las demás no lo fueron.

Y nos encontramos nuevamente en esa fina línea que nos separaba o nos unía, aun no lo sabíamos. No sabía si él realmente me quería en su vida o sólo quería concluir con aquello que quedó pendiente entre nosotros.

Pero al sentir como su mano entrelazaba la mía, mi corazón empezó a latir tan fuerte que podía llegar a sentir que se salía de mi pecho.

—No sé qué es lo que quiero. No sé qué es lo mejor para nosotros. —Hablaba con sinceridad, mis yemas sentían el calor de su piel, aquel tacto tan suave que podría recordar por el resto de mi vida.

—Déjame intentarlo. Déjame recomponer el tiempo perdido. —Su voz tan calma y ronca, justo como lo recordaba. Pero esto no era un recuerdo, era una realidad, era el presente.

Miles de recuerdos me abrazaban cuando lo tenía cerca. Su sonrisa tan dulce y única, su cabello rubio como lo había llevado siempre. Aquellas manos pálidas que siempre observaba cuando jugábamos en la pc, como se marcaban sus venas que recorrían todo su antebrazo.

Y esa personalidad, su cualidad más hermosa.

Era un hombre cauteloso, intuitivo. Desprendía confianza y seguridad, era firme y muy inteligente. Éramos tan distintos, yo tan impulsivo y despreocupado por mi mismo, un boca sucia que le encantaba divertirse y experimentar los sentimientos a flor de piel.

Él tan serio y decidido, era fiel a su palabra, era leal a sí mismo.

Hubiera deseado que esa firmeza también la hubiera tenido conmigo, que no me hubiera dejado ir así. Que no se hubiera escapado de mi en cada oportunidad. Y a pesar de que entendía que en esa época éramos dos críos, lo que me dolía era que unos años más tarde, cuando tuvimos edad, ni siquiera se haya volteado a mirarme. Lo esperé. Y quizá yo hice mal, quizá debí ser yo el que corra a sus brazos.

Pero cuando quise hacerlo, fue demasiado tarde, porque él ya iba a ser padre.



... (🦋)...

¿Que les va pareciendo la historia?
Quiero saber sus opiniones. 𔘓

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