Llevábamos horas. No, días.
Días enteros en los que solo nos dedicábamos a hablar de cómo el primer amor de mi mejor amigo le había roto el corazón. Era cosa de cada miércoles el vernos y contarnos lo que nos pasaba en la semana. Y tras largos años de simple monotonía, mi mejor amigo que era también cuatro años menor que yo, había tenido su primer experiencia amorosa con una persona que solo jugó con sus sentimientos.
Nuestra diferencia de edad, a pesar de ambos estar en etapas distintas en nuestras vidas, siempre fue natural. Nuestra amistad inició incluso antes de haber llegado a este mundo, ya que nuestros padres eran amigos de años.
Así que él en sus diecisiete y yo en mis veintiuno, más que ser amigos éramos una relación de hermanos. Yo me sentía siempre como su hermano mayor.

—¿Sabes lo que es peor? —Se cruzó de brazos, indignado.

—¿Realmente puede ser peor? —Dije sirviendo limonada en dos vasos, nos encontrábamos en noviembre y donde vivimos en esta temporada es primavera.

—Mi compañero de curso me dijo que el innombrable creó un grupo, una chica le preguntó que qué ocurrió conmigo y él le dijo que solo quería ver hasta donde llegaba—Bebió su limonada y luego negó con la cabeza.

—Tremenda escoria resultó ser —Respondí, fingiendo que no había estado escuchando esas mismas palabras durante las últimas tres semanas. El tema de su corazón roto seguía vigente porque le seguía doliendo, y yo iba a escucharlo hasta que este sane, porque quería y debía apoyarlo.

—Y bueno... —Dejó el vaso en la pequeña mesita, estiró sus piernas. Ambos teníamos la misma rutina los miércoles, nos juntábamos en mi casa a estirar las piernas y tomar sol mientras bebiamos limonada y nos contábamos nuestras desgracias. —¿Que hay de ti?.

Su pregunta finalmente llegó, desde que había sido herido sentimentalmente, Taehyung no me había preguntado nada de mi. Lo entendía, necesitaba desahogarse y a decir verdad... Nada de lo que a mi me pase lograría apaciguar su tristeza.

—La universidad bien... —Lo miré y luego sonreí. —Oh y este sábado tengo una fiesta.

—¿Fiesta en donde? ¿Quienes van? —Preguntó, realmente él detestaba las fiestas. Mi mejor amigo era el chico más negativo y antisocial que existía, excepto conmigo, aunque su personalidad negativa no le impedía ser el más chismoso del barrio.

—Me invitó mi primo. Irán los chicos con él —Los chicos, hablaba de nuestro pequeño círculo de amigos, que acababa de recuperar.

—Oh entonces estará él —Me mira y junta sus manos, apoyando sus codos sobre sus muslos.

—Bueno... Eso no lo sé. —Rasqué mi nuca algo nervioso. —De hecho creo que trabaja, espero que lo haga.

—Jimin, ya pasaron años y tú... Sigues sin hablar con él —El menor me miró y negó levemente —Si él va a esa fiesta, le comes la boca.

Como si sus palabras fueran cuchillos cortaban mi piel. Él era la persona que mejor me conocía.

—No creo, de igual forma, él y yo... No va a pasar. —negué y luego miré hacia las flores que decoraban el jardín.

—¿No va a pasar? Tu primo te dio mil motivos de por qué ese tipo sigue enamorado de ti y tú simplemente te quedas sin hacer nada—Taehyung tenía razón.

—Tiene novia. —pasé mi mano por mi cabello, algo tenso. —Ya es muy tarde, Yoongi ya siguió su vida, es momento de que yo siga con la mía.

Y lo era.

A comienzos del año, le había admitido a Taehyung mis sentimientos por aquel chico y este conocía la historia completa que yo había tenido con él.

Min Yoongi, recuerdo perfectamente el día en que nos conocimos. Fue en un cálido noviembre, yo tenía doce años cuando lo vi en la casa de mis abuelos que también era donde vivía mi primo ya que su madre había quedado soltera y no tenía a donde ir.
Mi querido primo Jungkook, era un diablillo de tan solo ocho años que vivía haciendo amigos de todas las edades, tenía una consola nueva y en esos tiempos todos se volvían adictos a jugar con ese aparato.
Yo por otro lado, amaba molestarlo, el pequeño era el ser más competitivo que existía y yo siempre amé ganarle en todos los juegos. Nuestras tardes de primavera/verano siempre fueron divertidas, jugábamos a las escondidas, al bingo y a todo tipo de juego que implique apostar o competir.

Entre esos veranos se nos unieron Yoongi y SeokJin.

Nuestros queridos vecinos de en frente, así fue como iniciamos una amistad maravillosa.
SeokJin era el mayor, tenía quince años.
Yoongi que tenía catorce.
Luego estaba yo con doce.
Y jungkook de ocho.

Yoongi y yo, conectamos ni bien nos conocimos.
Nos volvimos carne y uña ese verano, éramos inseparables. Pasábamos días enteros jugando a la pelota, jugando minecraft o molestando al mayor y al menor de nuestro grupo mientras nos retorciamos de risa ante las bromas pesadas que le jugábamos a estos dos.

Crecimos juntos.

Cuando cumplí catorce años, hicimos una pequeña fiesta en donde vinieron nuestros amigos, Yoongi no podía faltar.

Jungkook tuvo la gran idea de proponer un juego, el Juego de la Botella.
Este juego consta de reglas simples, los participantes deben formar una ronda y una persona va a girar la botella en el centro, cuando esta pare, los dos extremos van a señalar a dos personas y estas deben cumplir con un reto, y ese reto casi siempre es un beso.

Ese día, fue el día en donde sus labios tomaron mi primer beso. En una inocente y embarazosa situación, yo tenía catorce y a pesar de que la mayoría de mis amigos habían dado ya su primer beso, yo no tenía pensado hacerlo y aunque si lo deseaba...

Jamás imaginé que mi primer beso sería con Yoongi.

Sus manos nerviosas tomaron mis mejillas y yo torpemente correspondí, nuestros amigos nos gritaban cosas que por la música no se podían oír muy bien, pero poco nos importaban.

Nos separamos nerviosos, algo avergonzados.

Mi corazón no paraba de latir con fuerza, había caído en cuenta de que besé a mi mejor amigo, la persona con la que me sentía más seguro. Fue ahí en donde mi mente empezó a formular preguntas ¿Yo le gustaba a Yoongi? ¿Yoongi me gusta?

Hasta ese día, nunca me había detenido a mirarlo como algo más.

Lo que vino después fue interesante, nos besamos una y otra vez en la noche. Éramos dos jóvenes adolescentes, no entendíamos nuestros sentimientos, ni el peso que implicaría nuestra travesura. No nos importaba.

Y volvimos a besarnos sin pensar que al día siguiente, habría un gran cambio en nuestras vidas.

Mis padres siempre fueron muy exigentes con mis estudios, querían que sea un niño aplicado y con un buen futuro ya que ellos me habían tenido a temprana edad. Y no permitirían que intente "torcerme" a mis catorce años.

Y yo no quería defraudarlos.

Al día siguiente de mi cumpleaños, mi padre me vio en una situación comprometedora con Yoongi. Estábamos abrazados y hablando tan cerca que parecía que nos íbamos a besar, pensamos que no había nadie. Pero cuando nos dimos cuenta, mi padre tomó mi brazo y me llevó hasta casa, en donde comenzó una de sus largas charlas de por qué estaba mal lo que yo hice.

Que ellos dejaron todo para tenerme a mi.

Que yo no tenía que decepcionarlos.

Que yo tenía que ser el hijo perfecto, y ser pareja de Yoongi me fue absolutamente negado.

... (🦋) ...