Prólogo [1/5]
Año 2031.
En Japón, es común para los difuntos
los funerales (o sōshiki) son generalmente ceremonias budistas que realizan sacerdotes en los establecimientos funerarios o los templos.
En primer lugar se deben pronunciar unos sutras (kyō) por el alma del fallecido, que se ha colocado con la cabeza mirando hacia el norte, y una vez se ha realizado la limpieza del cuerpo se introduce en el ataúd de madera (hitsugi) y tiene lugar el velatorio (tsuya). Durante el velatorio, como en otras culturas, los familiares y amigos comparten historias y recuerdos de la vida del fallecido en su última noche en este mundo.
Eri Midoriya, era un japonésa de nacimiento, sabía muy bien lo que tenía que hacerse y que debía ponerse para la ocasión. La etiqueta para el luto (mofuku) es un vestido negro para las mujeres, y un traje negro con corbata del mismo color para los hombres. También ella llevaba consigo un rosario budista conocido como juzu, que posteriormente lo tenía entrelazado entre sus manos, sostenido por ambos pulgares, siendo este un añadido por su rezo.
Ella había estado en funerales antes. Después de todo, el trabajo de un héroe conlleva riesgos, así como los constantes riesgos de la vida cotidiana. Ella realmente no lloraba en todos ellos, si bien conocía al difunto, nunca había generado un lazo especial o fuerte con este. Podría decirse que ella era un tanto especial a la hora de formar lazos fuertes con una persona ajena a las que ella ya conocía.
La única persona hasta hace poco a quien realmente lloró y sufrió fue a su padre, Aizawa. Para ella el era su padre, aunque no fuera biológico. El fue quien tomo custodia de ella una vez que la clase 1A se graduó. La cuido como pudo, con un poco de severidad y mucho cariño. Podría decirse que su convivencia con la clase 1A y la de el fue la época más feliz de su vida. Hasta que un día le fue detectado cáncer en la sangre (Mieloma múltiple), y murió un año después de una cirugía fallida.
Ella solamente tenía 10 años. Ella asistió a un funeral igual a este, solo que sola. Aunque estuviesen sus ex alumnos quienes también tuvieron excelentes recuerdos de su profesor favorito, y le dieran palabras de consuelo. No había nada que pudiera apagar su dolor, ni una palabra, ni un ánimo. Su único sostén se había ido en ese entonces y sentía que se había quedado sola. Sentía como si cada vez caía en un agujero profundo, llegando hasta el fondo, sin ver la luz al final del camino.
Este mismo sentimiento que tenía, le recordaba cuando sufría a los 6 años por la influencia de Kai, ella no podía sonreír, ya que ella no tenía experiencia en la felicidad.
Al final de la ceremonia de despedida, ella recordaba que había cierta incertidumbre de quién iba a cuidarla. La mayoría eran adultos jóvenes de veinte años, le tenían cariño a la niña, pero apenas estaban alzando sus carreras y no podían cuidar de ella. Era todo una responsabilidad y un riesgo tenerla bajo su cuidado. Lo más que temian era que el Estado tomara su custodia y la llevarán a un orfanato, o peor, por su Quirk podrían llevarla a un centro especial para niños peligrosos como ella.
Afortunadamente, uno entre el grupo que discutía este tema alzo la mano. Era Izuku Midoriya, el joven símbolo de la paz. El mismo chico quien la salvó de Overhaul y le tuvo un gran aprecio en su tiempo en la U.A.
Las palabras que menciono ese día se le quedaron grabadas en su corazón. Nunca pudo olvidarlas.
"Yo tomaré la custodia de ella. No dejaré que esté sola nunca más. No dejaré que experimente lo mismo que yo"
Ella recordaba que estaba sentada en un columpio, oyendo discretamente la conversación de los adultos. Y está declaración la tomo realmente por sorpresa. ¿Por qué tomaría su custodia?, ¿Por qué haría eso por ella?, ¿Lo está pensando?
Cuando Izuku mantuvo su desicion firme ante alguna súplicas de sus amigos. El directamente fue en dirrección hacia donde estaba Eri, solo a unos cuantos pasos del columpio. Sin decir nada, se arrodilló en frente de ella. Le agarro su mano con suma suavidad y le dijo finalmente.
"¿Quieres ir a casa?"
Por supuesto, que ella no pudo con la emoción y lloro en su hombro. Desde ese día, el fue su soporte, la que la levanto de esa sensación que tenía.
Así pasaron 13 años después de ello. Ella cursó la escuela como una niña normal, y luego estudio como Heroína en la UA, justo como Izuku.
Al poco tiempo de haberse graduado, decidió quedarse en la misma agencia que el. A pesar de las súplicas de su "padre", pero ella no quería separarse de él. Hubo compañeros que le reclamaron por qué no se separaba de Izuku y podría hacerse una fama propia de Heroína, pero ella no los escuchaba. A ella no le interesaba mucho la fama, mientras ella cumpliera su trabajo se sentía bien consigo misma. Podría decirse que esa última apatía a la fama la heredó de su difunto padre, Aizawa.
Desafortunadamente, podría trabajar con el, pero ya no vivir con Izuku. Pues el ya estaba casado con la heroína "Uravity", es decir, Uraraka Ochaco. Sabía muy bien que el ya formaría su familia a parte de ella, así que a pesar de que tanto el como Uraraka le dejarían vivir en la casa dónde ella creció, se mudo a un apartamento del centro.
Las únicas veces que veía a Izuku era cuando trabajaban en la agencia que el creo. Atrapando Villanos, creando reportes ante la Comisión de Héroes, etc.
Todo iba normal en la vida de Eri ¿Verdad? La verdad es que no. Ella podría considerar a Izuku como una figura paterna, pero no con el mismo sentimiento que Aizawa le dio. Lo consideraba su salvador, un ángel que la ayudo en todas las formas posibles, lo que le género un sentimiento de gratitud y cariño hacia aquel chico. Desafortunadamente, ese cariño se convirtió en algo más, un sentimiento muy peligroso. Tal vez, fue una de las razones por qué la que se fue de su hogar.
Al principio lo negaba, pero con el tiempo fue imposible no sentirlo. Ella no sabía lo que le esperaba en el futuro, tal vez su amor por Izuku no desaparecería con el tiempo, o tal vez si. Lo único que sabia, es que si esta con el, aunque sea trabajando juntos, sería suficiente para ella.
Ahora, recién cumplidos sus 23 años, su vida nuevamente entro en ese espiral de sufrimiento a la que ella fue sometida. Pues, Izuku Midoriya fue asesinado.
Todavía recordaba exactamente lo que pasó ese día. El la invito a cenar, por el motivo de su cumpleaños, aunque había pasado varios días.
Ella recordó que el llegaría un poco tarde al restaurante por un asunto imprevisto, así que sin problema lo espero en su propio auto afueras del mismo.
El había dicho que no se tardaría no más de una hora. Pero, habían pasado dos. Eso le preocupaba. El no era conocido por su impuntualidad.
Ella procedió llamarlo varias veces después de eso, pero siempre aparecía apagado su teléfono. Hasta que, después de un silencio incómodo, justo a las 11:15 de la noche, el la llamo.
"Hija mía....
Ella no podría entender lo que estaba sucediendo. Su voz se oía jadeante, como si el estuviera cansado, o herido.
"¿Sabes lo mucho que te he querido? Más bien [Sonidos de leves quejidos de parte de el] ¿sabes lo mucho de que me da orgullo haberte criado?
Ella le contesto.
"Papa ... ¿Porque estás diciendo esto?"
"Mi hora llego Eri. Se lo que me espera ahora. Solo vengo a despedirme, no quería irme sin oír tu voz [Sonidos de disparos]"
Ella sentía que su corazón se detenía, su shock estaba comenzando.
"Papa! ¿Dime dónde estás? Llamaré al jefe Naomasa y a la agencia de Todoroki para un equipo...."
"[Un desconocido hablo de repente "Busquenlo"] Hija no! Fui traicionado! No confíes en nadie. No me vengues! Esto es más grande que nosotros, fui un ingenuo. Entiende, podría arrastrarte a esto y lo lamentaria"
Ella comenzó a llorar de repente.
"Papi.... Dime dónde estás, no quiero que mueras!!"
No podía contener su ansiedad y llanto.
"No lo haré mi niña. Solo déjame decirte que te quiero y quiero que me prometas que vivirás tu vida"
No podía hacerlo, no sin el.
"Me lo prometes? Hazlo por mí, no quiero verte desde allá arriba aurrinada por mi muerte"
Si bien no quiera hacerlo, por el haría lo que sea
"si. Lo haré"
"Te quiero hi... [Se escucha golpe muy fuerte]"
De repente se escucharon gritos horribles. Y sabía muy bien de quién era
No podía aguantarlo, así qué con toda la fuerza que pudo agarrar destruyó su teléfono, estrellandolo en contra el tablero del coche.
Esa noche, lloro como nunca.
Horas después, al rastrear su llamada apareció su cadáver. En una fábrica abandonada de alimentos enlatados de la marca "Nestlé". Su cuerpo parecía ser torturado, y con diversas marcas. Y así el héroe más famoso de Japón, el símbolo de la paz, murió traicionado y torturado.
Ahora, una mes después de su muerte se celebra su funeral. Cuando, sus únicas familares vivos siendo está Uraraka y Eri reclamaron el cuerpo. Las investigaciones de parte del departamento de justicia japonés aún siguen en curso.
En este momento, se celebraba el funeral de Izuku Midoriya. Y el mundo aún seguía atónito.
Al día siguiente tiene lugar el rito funerario y la ceremonia de despedida. Posteriormente se crema el cuerpo del difunto, y los familiares en parejas se pasan los huesos que han quedado con unos palillos para introducirlos en una urna (kotsutsubo).
Dicha urna, se la quedaría Uraraka como viuda. Eri, desafortunadamente nunca se le permitió tener nada de el además de los bienes materiales en su testamento. Dicha urna hubiera sido más que suficiente, y ahora se siente miserable por ello.
Ahora no sabe que hacer en su futuro, ya que ahora estaba en el mismo abismo cuando ella tenía solo 6 años.
Continuara...
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