Fue un accidente
—No puedo creer que Akashi te dejará venir— dijo Yukio Kasamatsu.
—No tengo por qué pedirle permiso a Sei— respondió con un puchero.
—A puesto que el enano te hace en tú casa.
—Sí... pero no importa. Si se entera ya me disculpare.
—Kōki-san no tiene por qué pedir permiso y disculparse. Es su prometido, no su esposo— dijo un enojado Sakurai Ryō.
—Vamos, Ryō-chan. Sé que estas molesto con Ahomine pero estamos de fiesta. Vamos a celebrar el cumple de Tetsu-chan.
—Sí. A miles de kilómetros de Tokio— agrego Yukio Kasamatsu.
—Te aseguro que ellos han de estar buscándonos. No puedo creer que vayamos a esas famosas aguas termales.
—¿Qué tanto falta para llegar, Kazunari-kun?— cuestionó el cumpleañero.
—Unos 4 kilómetros. Nos detendremos en la próxima gasolinera y aprovechamos para comer algo— explico mientras conducía. De copiloto iba el pelo celeste, y en el asiento trasero: Sakurai Ryō, Kasamatsu Yukio y él, Furihata Kōki.
Llegaron a la gasolinera, Kazunari se quedó llenando el tanque junto con Yukio mientras los demás iban apartado una mesa en el restaurante.
Cuando ambos pelo negro llegaron, ordenaron su almuerzo y esperaron su pedido.
—¿Cuándo la boda, Furi?— cuestionó Yukio bebiendo su soda.
—En un año. Decidimos que sería después de graduarnos.
—¿Qué dijo tú suegrito?— pregunto Kazunari jugando con el salero.
—Qué está bien. Qué tenemos que invitar a todos sus socios y amigos de la familia Akashi.
—Obviamente.
—Sí, pero quería que fuera algo íntimo... más familiar y no con desconocidos.
—Ellos te conocen. Has asistido a esas fiestas por años.
—Sí. Y también conozco a todas esas mujeres y donceles que andan detrás de Sei.
—Oh vamos. Todos saben que el enano sólo tienes ojos para ti.
—Lo sé. Pero odio como lo miran.
—Es normal. Me dan ganas de asesinar a todas esas zorras que están detrás de Daiki— murmuró Ryō.
—¿Y qué me dices a mí? Esas enfermeras y enfermeros andan detrás de mí Shin-chan.
—y eso que apenas anda en el servicio. Imagina cuando esté de residente y/o médico— dijo Yukio sonriendo.
—ughh ni me lo recuerde yuki-chan. Además... Kise tiene muchos fanes.
—¡Qué no me llames Yuki-chan! Y lo sé perfectamente, los odio a todos.
—pero yuki-chan es Yuki-chan.
Todos se rieron. La comida llegó y almorzaron lentamente.
—Ahora regreso— dijo con ganas de ir al baño.
—Cariño. No está funcionando el baño. Ve al de la esquina de la gasolinera— dijo una de las meseras al ver que el castaño se dirigía al baño.
—Gracias.
Le hizo seña a los chicos y salió del restaurante mientras se colocaba audífonos para escuchar algo de música. Caminó hacia donde le había dicho la mesera y entro al baño; hizo sus necesidades y al salir del cubículo se lavó las manos.
Sintió vibrar su teléfono y vio que era Seijūrō, le respondió el mensaje confesándole que no estaba en casa sino con los chicos rumbo a las aguas termales. De seguro estaría muy molesto.
Durante todo ese tiempo, debido a que traía los audífonos colocados y había mirado el teléfono, no se percató de que dos personas discutían a sus espaldas. Al girar fue cuando se percató de la situación pero fue demasiado tarde: Una de las personas logro evadir el golpe que él más alto le pretendía dar, pero el castaño no tuvo la misma suerte, fue empujado con mucha fuerza y se golpeó la cabeza contra el lavabo de concreto. El dolor y algo tibio mojar su cabello fue lo primero y último que sintió mientras caía al piso.
———pv Tora y Nana ———
—Mira lo que has hecho— gritó asustada.
El castaño yacía tirado en el piso mientras un charco de sangre se formaba debajo de su cabeza.
—¿Qué hacemos?— cuestionó el hombre.
—No sé. Se ve muy mal— se arrodillo junto al castaño para tomarle el pulso —Está muy...— fue interrumpida por el sonido del teléfono y leyó la pantalla —OH dios. El teléfono (yacía en el piso a un lado del castaño) dice Akashi Corp ¿Y sí nos demandan o encierran en la cárcel? Esa familia es peligrosa.
—Abre la puerta. Lo llevaremos con mi tío. No hay hospitales cerca y él podrá atenderlo.
—Vamos— abrió la puerta y su esposo cargo al castaño, dejando atrás el teléfono que volvía a sonar pero esta vez se podía leer: Sei.
—————pv chicos ———————
—Hey. Furi no está demorando mucho — cuestionó Yukio al ver que ya habían pasado unos 20 minutos.
—Es verdad. Paguemos de una vez y ya lo buscamos.
Pagaron la cuenta y salieron rumbo al baño. Kazunari le marcaba pero no respondía. Escucharon el timbre en el baño y al entrar se quedaron petrificados. El celular yacía al lado de sangre. La cual escurría desde el lavabo y seguía en el piso.
La desesperación comenzó a crecer y más al ver que Seijūrō era quien llamaba.
Con la mano temblorosa Kuroko Tetsuya iba a tomar el teléfono pero Yukio no se lo permitió —No quiero pensar lo peor pero no lo toques. Puede tener huellas dactilares. Kazunari comunicarte con Akashi e infórmale la situación, luego llama a la policía. Los demás busquemos Furi por los alrededores, pregunten a todos por él.
Mientras Kazunari llamaba al pelirrojo y la policía, los demás preguntaban por el castaño. No había nada, hasta que le dijeron que vieron a un hombre subir al castaño de esa misma descripción a una camioneta sin placas.
Para cuando la policía llegó y explicaron todo, Kuroko llamó a Aimi —Yo...
—Kuroko-kun ¿Qué sucede?
—Desapareció. Furihata-kun desapareció — dijo llorando —Alguien se lo ha llevado.
————————————
—¿Estas bien Kōki?— pregunto Seijūrō viendo lo pálido que se había vuelto el castaño.
—Sí...
—¿Recordaste algo?— Aimi miró a su hijo.
Asintió —Ese día salí con los chicos, íbamos a unas aguas termales. Nos detuvimos aquí. Entramos al restaurante y pedimos algo de almorzar, y luego fui al baño. Estaba lavándome las manos, gire y Papá... ueda-san no me vio y me golpeo. Sentí un fuerte dolor y ardor al golpearme contra al lavabo y tomo se volvió negro. Fue un accidente.
—Supongo que te auxiliaron pero todo se complicó cuando te comenzamos a buscar— dijo Seijūrō.
—¿Recordaste algo más?...
Miró al pelirrojo y notó la mirada esperanzada —Planes de boda...con Sei.
Seijūrō se acercó al castaño —Lo recordaste.
—No todo. Sólo que estábamos planeando la boda.
Seijūrō abrazó a Kōki y comenzó a llorar. Al castaño se le encogió el corazón al sentir sus espasmos provocados por los sollozos.
—Gracias a Dios...— susurró llorando.
Lágrimas surcaron sus mejillas y se abrazó al pelirrojo —Siento no recordar todo.
—No es tu culpa, Kōki— le besó ligeramente los labios.
—Kyaaa nooo— gritó al sentirse empujado. En el camino estaba el pelirrojo y se lo llevó con él en la caída. Había cerrado los ojos por el miedo y cuando los abrió descubrió que sus labios estaban unidos a los del pelirrojo —Lo siento— se levantó y salió corriendo. Huyó mientras se cubría los labios; su primer beso fue accidental y con Akashi Seijūrō.
—Fuiste mi primer beso...
—Y tú el mío Kōki.
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