
CAPÍTULO 25: LA CALMA QUE PRECEDE A LA TEMPESTAD parte 1
POV ANASTASIA
Christian me sorprendió, y aún lo hace. Me encantó como decoró su habitación con miles de grullas de papel. La cena, estaba estupenda. Nunca había probado una lasagna tan deliciosa, y aún cuando con culpabilidad me confesó que él no la preparó, se me hizo un detalle muy lindo de su parte.
Lo que sucedió a continuación... ¡Uf! Fue de otro mundo. Me encantó lo que hicimos en esa habitación. Como en ese pequeño sillón me hizo el amor. Fue tan cariñoso, tierno, fue maravilloso. Recuerdo cada caricia, cada beso, cada mirada y me muero porque vuelva a ocurrir.
Ahora, mirando el entorno, descubro una parte de él muy privada. Estamos dentro de un pequeño departamento. La decoración es fría y minimalista. Parece muy de su estilo. Todo está decorado en tonos grises, blancos, y azúl cobalto. Aún así, se ve elegante. Me ha dejado en una habitación sencilla. Ahora solo tiene una cama y una mesa de noche con una lámpara.
-¿Te gusta?- escucho que me habla.
-Es muy bonito, Christian- admito y me giro para mirarlo.
-Te dije que te quiero en mi vida... Dime que piensas.
Me quedo callada un momento. Hago memoria sobre cada parte de este lugar y pienso en como pudo decorar este lugar.
-Mi amigo, Jason, fue quien me ayudo... Le comenté la situación y se hizo cargo de todo mientras estuve fuera- me explica como si pudiera leer mi mente.
-Vale. ¿Quieres ayuda en algo más?
-Tanto como necesitar ayuda, no. Pero es algo así- me responde y me mira pensativo.
-¿Cómo?- me ha confundido su respuesta.
-¿Te gustaría venir a vivir aquí, conmigo? O si lo prefieres, podríamos pasar aquí algunas noches y otras tantas en tu departamento, solo cuando Kate esté ocupada... La verdad, mientras más lejos de ella esté, mejor- me explica. Me duele que él y Kate no se lleven bien, los dos son muy importantes para mi.
-Lo comprendo- no me queda de otra.
-¿Entonces?
-Pues... Me gustaría que pasáramos tiempo entre aquí y mi departamento- me agrada su idea. No sé si sea buena idea mudarnos juntos tan pronto.
-Si, sería un buen comienzo- me responde con una sonrisa de lado.
-Tengo hambre...- musito y cambio así de tema.
-¿En serio?- me mira con picardía.
-De comida...
-Lo sé- me responde y mira su reloj, -Ya es tarde, y no desayunamos. ¿Qué te apetece?
-No lo sé... ¿Cuáles son nuestras opciones? ¿Comida china, tal vez?
-No. Vamos al café de Melly. Yo invito.
* * *
Hemos vuelto del café y ahora está acomodando sus libros. Yo le ayudo hojeando algunos y noto que tiene un estuche antiguo con unos libros. Lo tomo de la caja y con asombro veo que son unas primeras ediciones de Tess de los D'Urberville. ¡Estos son libros muy costosos! Me impresiona.
El se gira y ve mi cara, sonríe y toma el estuche de mis manos.
-Mi abuelo materno es inglés. A él le debo mi afición a los escritores ingleses y a la lectura.
-Son impresionantes. Nunca me imaginé que te gustara leer...
-Hardy no es precisamente mi autor favorito. Me agrada más Dante Alighieri. Aunque no tengan nada que ver.
-Me inclino más por Hardy.
-Te los regalo- me dice con una sonrisa.
-No inventes...- ¿se ha vuelto loco?
-Son tuyos.
-¡Christian, no...! Es demasiado- le respondo conmocionada.
-Nada es demasiado para mi chica.
-¡¿Tu chica?!- repito por el apelativo. ¡Soy su chica!
-Si. Mi. Chica. Tu- me responde pronunciando cada palabra lentamente.
-Christian... me encanta como suena, - intento recobrar la compostura y me centro en lo que tengo en frente, literalmente - pero no puedo recibirlos... Son hermosos, pero valen mucho.
-No pienses en eso. Son tuyos. - insiste y me pone el estuche con los incunables en las manos.
-Los dejaré en la caja...- le susurro nerviosa hago lo que dije
-Igual, son tuyos. Serán tus primeras pertenencias usando mi espacio.
-Christian... Gracias- le respondo agradecida, no por los libros, sino, por tomarme en cuenta.
-Descuida, nena. Me dará gusto saber que están en manos de alguien que los va a a apreciar mejor que yo.
Me abraza y le doy un beso en la comisura del labio. Siento como inhala el aroma de mi cabello. Yo me aferro a su cuerpo y después de este breve instante, volvemos a nuestra tarea, acomodar algunas de sus cosas en el pequeño departamento y después traer el resto.
Fue un día muy agradable y tranquilo. No existió nadie para Christian, y para mí, también. Solo nos dedicamos a pasar tiempo juntos y mientras desembalamos cajas y guardábamos la ropa en su armario, comimos hamburguesas y patatas fritas, pizza y tomamos Sancerre y Pinot Grigio frío. Conversamos mucho. Me habló de su familia y sus amigos. Estábamos tumbados sobre una alfombra mullida y muchos almohadones. Completamente relajados.
Me contó sobre su madre, se llama Grace. Dice que es una gran pediatra y la define como "una mina inagotable de amor y alegría". Su padre, se llama Carrick, es abogado. Lo describe a él como "la encarnación de la hombría" y que si volviera a nacer, le gustaría ser como él. También me habló sobre sus hermanos, uno mayor y una joven de mi edad. No me dijo sus nombres, pero los describe como "todo lo opuesto de él".
-¿Como dices eso?
-Si. Verás, entre otras cosas, somos muy diferentes por que somos adoptados. Los tres.
-¡Wow!- eso si es una revelación inesperada. -Pero, ¿qué tiene que ver?
-Dios... - se cubre la cara y suspira.
-¿Qué? - no comprendo nada.
-¿Sabes que le dijo un Gerber a otro Gerber?- me dice sin más.
-No... ¿Christian?- le replico confundida.
-¡Pop!
Me mira impasible y yo me quedé mas confundida de lo que estaba con lo que me dijo de sus hermanos.
-¿Qué se supone que tiene que ver lo de los Gerber con tus hermanos?
-Ellos te hubieran hecho que orines encima de la risa. Yo no.
-¿Se supone que es un chiste?
-Si. ¿Lo entiendes ahora?
Sin evitarlo me carcajeó y el también se ríe conmigo. Es de no creer. Me río mas de su cara que de el chiste. Nunca me había sucedido.
-¡Es increíble! No sabes contar chistes...
-Ya viste que los cuento fatal- me responde casi con orgullo.
-Ay Dios... Y yo que creí que era la única.
-¿Tampoco sabes contar chistes?- me pregunta ligeramente sorprendido.
-Así sea algo muy gracioso, yo lo voy a echar a perder...
-Genial. Tenemos tanto en común- me comenta con sarcasmo.
-Si, casi como si fuéramos almas gemelas.
-No... Pero tal vez podríamos estar hechos el uno para el otro...
Me quita la copa de la mano y se acerca a mi. Me mira como si fuera la primera vez y acaricia mi mejilla.
-Tienes una sonrisa y una risa hermosa.
-Tu también.
-Me tienes hechizado, Anastasia...
Me besa y me abraza. Tiro de su cabello y lo beso con la misma pasión. Poco a poco nos tumbamos sobre los almohadones y nos dejamos llevar por lo que sentimos.
POV CHRISTIAN
Estoy tumbado en la alfombra de mi nuevo departamento. Anastasia reposa sobre mi pecho. Hemos hecho el amor por horas.
Si. Hacer el amor. Algo raro en mi.
Yo no acostumbraba esto. Desde la adolescencia practicaba BDSM y no es para nada mi estilo, pero con Anastasia, he salido de muchas formas de mi zona de confort. Y mientras la miro respirar pausadamente sobre mi pecho mientras duerme.
No solo dejé de necesitar el follar solo como una descarga y satisfacción de una necesidad biológica. Con ella, estos momentos son más gratificantes y una experiencia nueva e inesperada. Con Anastasia no siento necesidad de follar. Quiero complacerla, y quiero compartir con ella más de mi.
Mierda.
Esto no se supone que tenía que ser así. Se suponía que esto es una clase de experimento. Y las cosas han cambiado.
De antes desear a Anastasia solo para follarla y averiguar si nada más era atracción física e interés; ahora la siento tan dentro de mi. Casi como si dependiera de ella.
¿Qué estoy haciendo?
Me interrumpo al verla desperezarse y en cuanto abre los ojos, me mira y sonríe. ¡Dios! Es tan hermosa.
-Hola- me saluda.
-Hola.
-¿Dormí mucho?
-No.
-¿Hace mucho despertaste?
-Podría pasar horas mirándote dormir, pero solo han sido unos minutos.
-Ya- se levanta del suelo, ruborizada y va hacia la cocina -¿Te preparo algo de comer? ¿Necesitas algo?
-No, nena... Pero aún queda mucho por ordenar- le comento mirando el aún desordenado salón. -Y también tengo que ir por el resto de mis cosas al departamento.
-Te propongo algo. El lunes al volver de trabajar, yo empaco tus cosas. Así cuando vayas por ellas, solo tienes que recoger las cajas.
-Suena como si no quisieras que estuviera ahí realmente- extrañamente me siento incómodo al imaginarlo.
-Lo sé. Pero recuerda, tu dijiste que mientras menos convivas con Kate, mejor.
-Cierto. Pero no nos preocupemos por eso, no ahora - le respondo y ella se acerca a mi con una copa de Sancerre en la mano.
-¿Y qué quieres hacer? Ya es tarde.
-Ven aquí, Ana...
Tiro de ella y la subo a mis piernas, ella ríe y le he tirado algo de vino en el pecho. Comienzo a chuparlo y siento como se estremece y suspira. La beso y volvemos a hacer el amor.
* * *
Al llegar a trabajar a Grey House, me encuentro con que Barney y Marcus estuvieron trabajando durante el fin de semana con Luziana Grant. Lo noté por que al pasar por el departamento de ingeniería veo una nota en la puerta de Barney.
"Fue un placer trabajar juntos.
Para la próxima te llevo café descafeinado,
maldito neurótico.
Besitos :-*
LuzG"
Me río sin poder contenerme y en ese instante sale Barney de su oficina. Quité la nota de la puerta sin dejar de reír y me saluda nervioso.
-Buenos días, señor...- su voz se apaga gradualmente al verme reír.
-Buen día, Barney. Te dejaron esto- le respondo y le entrego la nota.
La lee y gruñe mientras la arruga y la mete en su bolsillo.
-Esa hija de...- carraspea y me tiende un folder y el nuevo prototipo de tableta solar. -Señor, ella vino a armonizar el sistema informático de SIP con Grey Enterprises. La estuvimos vigilando.
-Esta bien, Barney. En la tarde me comunicaré con ella. Y también revisamos como va la tablet y me comentas sobre como va la actualización de los sistemas de SIP.
-Como diga, señor Grey.
Continuo mi recorrido en mi empresa, y pienso que no debo de descuidarla. Me concentro en recordar sobre qué asuntos tenía que atender y delegué en Ros y me dirijo a su oficina para informarle que volveré a asumir mi puesto. Me interrumpo al leer un mensaje en mi BlackBerry.
"Señor, le veo en el sótano de Grey House. Es importante, trata sobre Anastasia Steele. Luziana Grant".
Asumo al leer "le veo en el sótano de Grey House" que ya está ahí esperando. Sin querer, se me ha adelantado, aunque me pregunto que quiere. Le llamo a Taylor para que la vigile y me avisa que él la está escoltando. Bajo por el elevador de servicio y al abrirse la compuerta los encuentro ahí, esperando. Viene vestida con un abrigo color beige, y zapatos Manolo Blanhik en el mismo color que trae un traje completo color azul marino y blusa beige. Usa unas gafas oscuras negras. Nada que ver con la desaliñada chica que trabajó para mí hace tiempo.
-Buenos días, Luziana- le saludo.
-Buen día, señor- me responde.
-Taylor, dejannos solos.
-Estaré cerca- me responde mi siempre leal guardaespaldas.
-Te escucho- le cedo la palabra a Luziana.
-Señor, recibí una alerta en el servidor de SIP. Anastasia está investigando sobre todas las personas involucradas en la renovación de la editorial y la reforma educativa- saca su smartphone y me muestra la señal.
-Me parece sensato...- Yo lo haría.
-¿Que hay con usted?- me interrumpe y se quita las gafas.
-¿Que quieres decir?- le preguntó más que confundido.
-Por lo que noté cuando fueron secuestrados hace unas semanas y desde que se frecuentan; Anastasia no sabe quien es usted realmente- ella lo sabe...
-Mierda.
-Exactamente- me responde y le tiendo de vuelta su celular. -La verdad me tiene sin cuidado qué pretenda, pero no tiene ni idea del desmadre que se le viene encima si Anastasia lo descubre.
-Mierda.
-A parte de "Mierda", ¿qué quiere que haga?- me responde y se mira las uñas.
Ella sabe lo que estoy haciendo... Ahora entiendo como es que se involucró con Welch en nuestro rescate. Aunque si hago memoria, solo era cuestión de tiempo que se enterara. Ella me vio cuando trabajé para Melly... ¿Qué quiero que haga? No sé si sea pedir demasiado, pero...
-Quiero que borres cualquier noticia reciente, imagen y cualquier archivo donde se mencione mi nombre- le respondo después de pensarlo.
-¿Quiere que hackee el planeta?- en palabras simples...
-Si.
-¡Ah, qué señor Christian Grey! Quiere que hackee el planeta...- Pareciera que se esta burlando de mi, no tiene ni idea.
-¿A caso no puedes?- la reto. Ella me mira y niega en silencio.
-No sé si recuerde que usted se aseguró de que no vuelva a usar Thor y no utilice un BitCoin en lo que me resta de vida- me reprocha, y lo merezco.
-¿Si te ofrezco amnistía lo harías?- no se lo puedo pedir a nadie de la empresa...
-No lo sé...- ahora parece dudarlo. Por un lado la comprendo, en su lugar, yo reaccionaria peor ante una petición como ésta.
-Eres la mejor del mundo, la hacker mas respetada en tu "area", me consta que no eres una mala persona, y que ahora tienes una vida estable y feliz a lado de Jack Hyde.
-Deje a Jack fuera de esto- me responde impasible, es obvio que lo ama -Él ha hecho su trabajo y más que eso...
-Lo sé- reconozco. -Y también sé que quieren salir del radar para tener una vida tranquila, tal vez en Bora Bora, o Zanzibar.
-Supongamos que acepto. ¿Qué quiere que haga?
-Ya te lo dije. Elimina lo más que puedas sobre mí, que no haya una sola imagen mía en internet. Te garantizo que serás libre y te irás con Jack a la Antartida si así lo deseas...
-Acepto.
-Gracias, Luziana. Aunque quiero que dejes de dedicarte a eso.
-Señor, le garantizo que terminando este trabajo, no tocaré una computadora en lo que me resta de vida; amen de los celulares y otros dispositivos- comenta y me tiende la mano
-Trato hecho- le estrecho la mano en un apretón firme. -Gracias, Luziana...
-Le daré un consejo, aunque no me lo pidió: debería decirle la verdad a Anastasia antes de que sea demasiado tarde.
-Lo tomaré en cuenta.
-Le llamaré a Barney para avisar sobre el trabajo.
-Perfecto.
La veo darse vuelta y se retira por la rampa de acceso.
Pienso en lo que me ha dicho y tal vez tenga razón... Pero, ¿como le digo?
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