
CAPÍTULO 16: NO ME AMENACES
POV ANASTASIA
Parque Olympia
-...Bien hecho, Paul.
Veo entrar a la habitación en la que estamos encerrados Christian y yo a una mujer madura, cabello negro, ojos oscuros. Madura, muy madura.
-¿Me recuerdas, Anastasia?
¿Que si la recuerdo? ¡No recuerdo ni qué desayuné ayer! Pero admito que se me hace conocida. Sé que la he visto.
¡Madre mía! Es la madre de Stephen. El marido número tres de mi mamá. Esa mujer se me figura a una bruja de cuento de hadas con final deprimente, o mejor dicho, de esos cuentos oscuros que leí en la facultad. Las versiones originales. Siempre me ha dado miedo esa señora.
-Aurora Morton.
-Tienes buena memoria, niña.
¿Qué? ¿Yo con buena memoria? Como se nota que esta señora no me conoce. Miro a Christian que observa a esta mujer como si hubiera dicho que la tierra es plana. No entiendo porque...
La vieja toma el auricular de teléfono que le tiende Paul y marca un número. ¿Si le va a llamar a mi abuela? ¿Qué quiere de ella? Pone el altavoz y mientras esperamos a que mi abuela responda, someten a Christian con una pistola y unas tijeras de podar. A mi me mira la tal Susannah y también me está apuntando con una pistola.
Por favor, que no conteste mi abuela.
Llamada telefónica
-Senadora Ofelia Mitchell-Lambert.
-Ofelia, querida. Hace mucho que no conversamos. ¿Cómo has estado?- Saluda burlona la anciana Morton.
-Tu y yo no tenemos nada de qué hablar, Aurora - responde mi abuela irritada.
-Yo creo que si, querida.
-Deja de joder. Adiós...
-Si cuelgas, tu nieta y su novio se mueren - interrumpe y sentencia la anciana.
-¿Que dices? ¿Mi nieta? ¡Anastasia no tiene novio!- le discute mi abuela.
¿Es en serio? En lugar de preocuparse porque estamos secuestrados y encerrados en Dios sabe donde; ¡mi abuela le discute porque tengo novio!
-De hecho, si lo tiene. Es un chico muy guapo. Y ésta es una reunión muy entretenida. También está aquí Paul Clayton. Además, mi muchacho está deseoso de cortarle los dedos y volarle la cabeza a este chico. Así que dame un motivo, solo uno; y le daré gusto...
-Anastasia, tesoro, ¿estas ahí?- pregunta mi abuela con tranquilidad.
-Si, abuela - le dejo oír que estoy nerviosa.
-¿Es cierto lo que dice esa vieja? ¿Hay un chico ahí contigo? - me pregunta pícara.
-Si, abuela. Además de Paul.
-¡Dime que no es solo una cara bonita, por favor!- casi me suplica.
-No, abuela.
-Entonces, ¿que esperan para patearles el culo?
Mierda.
Veo que a Christian le brillan los ojos al escuchar a mi abuela decir eso. Cierra el puño y me indica con la mirada que yo me encargue de Susannah. En ese instante, tiro de su brazo y le doblo la mano para que suelte la pistola. A la vez, Christian le da un codazo en el abdomen a Paul y le quita las tijeras. De ahí, se abalanza sobre él y comienza a golpearlo con furia.
-¡Te vuelves a acercar a mi mujer y te corto la verga con tus tijeritas!- ¿dijo "mi mujer"?
No me da tiempo de estallar de alegría. Susannah trata de recuperar la pistola y le tuerzo el brazo, después le practico una llave china y poco a poco va perdiendo el conocimiento.
-¡Paul, Susannah! ¡Mátenlos!- grita desesperada la anciana Morton.
-No pueden. Es más, usted es la que la va a pasar mal. Y no se atreva a molestar a mi abuela, ¡vieja bruja descerebrada!- le grito a la anciana y hago más fuerte mi agarre.
Ella tiene los ojos muy abiertos, ahora ¿quién somete a quién?
Dejo a Susannah caer al suelo como un bulto, a la vez que Christian se aparta de Paul, que está inconsciente en el suelo -con el " rostro de ángel" que se carga- cubierto de sangre.
Sale de la habitación Christian y vuelve a los pocos minutos con un rollo enorme de cinta americana.
Sin dejar de apuntarle a la anciana, Christian sujeta con destreza a Susannah y a Paul. ¿Como lo hace? En ese instante, recuerdo que mi abuela está al teléfono. Me acerco a Aurora y le arrebato el auricular.
-Abuela, ¿sigues ahí?
-Si, tesoro. ¿Que tal?- ahora la escucho casi feliz. Nunca he entendido a mi abuela.
-Abatidos, los compinches. Sometida la anciana - respondo escueta.
-Perfecto - me responde igual.
-¿Que quiere de ti la bruja? - le pregunto.
-Joder. Solo eso sabe hacer la estúpida. Te contaré otro día, tesoro. - me responde fastidiada, y añade, -¿Quién es el muchacho que está contigo?
-Se llama Christian. Nos atacaron en mi departamento. Él no tiene nada que ver en esto...
Recuerdo como nos sacaron del departamento, como nos interrumpieron y como nos amenazaron para chantajear a mi abuela. ¿Cómo se atreven?
-Ni tu, mi cielo. - me consuela mi adorada Ofelia, - Y dime, ¿es guapo?
Siento como mis mejillas se tiñen de un rojo intenso y Christian en ese instante me mira y sonríe travieso.
-¡Abuela!
-¡Ja ja ja! Lo tomaré como un "sí"- responde mi abuela risueña.
-Luego te cuento. Quiero irme a casa, pero no tengo idea de donde estamos. - me vuelvo a concentrar al ver en donde estamos.
-Pronto terminará. Deja llamo a una amiga y te ayudaré a volver a volver a casa.
Se corta la llamada y Christian sale de la habitación. Ahora solo nos queda esperar.
Trato de hacer un recuento de hechos del último mes, y me doy cuenta de que en la última semana y media he vivido más intensamente que otros meses, y que Christian tiene mucho que ver con eso.
Desde que lo conocí, me siento diferente. Me siento realmente viva...
Mierda.
Tuve sexo con él, y ¡no usamos protección!
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