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CAPÍTULO 13: ¿MEJORES AMIGOS?

POV CHRISTIAN

Ayer, casi me descubre Anastasia por culpa de la bocazas de Katherine Kavanagh. ¿Cómo diablos olvidé que era su amiga? Si así fue como la conocí, porque Elliot coincidió con su ligue de turno en la sala de embarque de primera clase del aeropuerto en Savannah.

Dejo de lado la desagradable discusión que tuve con la ahora novia de mi hermano y recuerdo la mirada emocionada de Anastasia mientras me mostraba el departamento y la habitación por la que voy a pagar una fortuna, solo para fingir que soy un asalariado igual que ellas dos...

Recuerdo también el llamar a Welch para que verifique bien los datos de Anastasia, eso de "sabes que me lo puedo permitir"; me pareció bastante fuera de lugar viniendo de una chica que es pasante en una editorial, que está por cursar un máster en letras modernas en una universidad pública; y que ahora que recuerdo, también viaja en primera clase a Savannah y está por perder su empleo.

Miro por las ventanas de mi ático por última vez el paisaje; mañana por apariencia tengo que instalarme en el departamento de Ana, y ahora, también recuerdo que tengo que llamar a Elliot y ponerle sobre aviso sobre lo que estoy por hacer, para que no abra la boca de más.

—Señor Grey... — escucho tras de mi a Gail.
—Digame, señora Jones.
—Jason me informó sobre que es probable que pase una temporada fuera de casa. También me pidió que le hiciera maletas y ordenara unas cuantas cosas en cajas. Ya está hecho — me informa mesurada mi ama de llaves.
—Gracias, Gail. No sé cuanto tarde en volver, pero igual, tendrás tu cheque mensual y tal vez requiera otra cosa...
—Pierda cuidado, señor Grey, estoy para servirle.

Menciona esto y se retira. Algo se me está olvidando, pero no sé que es. Mejor me preparo para ir a dormir. Mañana será un día largo y lo más conveniente es que esté descansado.

[...]

Jason contrató un camión de mudanzas y compró unos muebles sencillos pero bonitos para adaptarme a mi "yo austero"; como escuché que me llamaba con el resto de mi personal. Todo, como siempre, muy bien hecho, aún cuando le parece un disparate.

Llegamos a la parte trasera del edificio donde vive Ana y la peste esa de su amiguita. Me toma por sorpresa el verla ahí mirando con disgusto un Audi A3 color rojo que está estacionado. Se da cuenta de que ya no está sola y siento como la sangre abandona mi cara cuando ve a Jason a mi lado. ¡Vamos! No es difícil darse cuenta de que es un guardaespaldas.

—¿Anastasia?— pregunto con un hilo de voz.
—Hola, Christian... —me responde, —¿amigo tuyo?

Miro a Jason y el me mira con la ceja levantada. Sin querer, ella me ha salvado de cagarla.

—¡Si! Es un buen amigo mío... De hecho, es mi mejor amigo.

Mi guardaespaldas me mira como si hubiera dicho que soy la reina de Saba y yo cruzo los dedos para que hable lo mínimo y me siga la corriente.

—Jason Taylor, es un gusto — se presenta y le tiende la mano a Ana.
—Igualmente, Jason — le responde Anastasia con una sonrisa.
—Vino a echar una mano con la mudanza — intervengo.
—Eh, si... ya sabes... cuentas conmigo, colega — responde confundido Jason.

Esto es muy incómodo, y no sé si es por Anastasia que me mira con curiosidad; o por Jason que me está tuteando por primera vez en cuatro años que tiene de trabajar para mi.

—Lo sé, gracias —agrego, —Bonito lugar, ¿no es así?
—Eh, si... ya lo reviso... perdón, ya hay que darnos prisa. Tu tienes más cosas qué hacer — responde Jason y casi mete la pata.
—¿Revisar? ¿De qué? — pregunta Anastasia.
—Jason es...
—Soy guardaespaldas y jefe de seguridad. Perdón, fue un "blah". La costumbre. — intenta justificar Jason y se dirige a la parte trasera del camión.
—¡Wow! Guardaespaldas... Ha de ser un trabajo muy divertido — comenta Anastasia y sigue a mi guardia.
—Ni se imagina...

Miro a Jason sorprendido por lo que le responde a Anastasia. Él se da cuenta de mi reacción y carraspea.

—Si, es muy divertido. Digo, siempre nos mantiene el jefe ocupados. Ya sabe... Vigila aquí... Protégeme de aquel... Investiga aquello... Y luego sus extravagancias de los jefes...
—¿Extravagancias?— intervengo de nuevo. ¿Le parezco extravagante?
—Si, extravagancias.
—¿Cómo cuáles? — de nuevo pregunta Anastasia. Es muy curiosa.
—Eh... Eso es confidencial. — responde Jason.

Sin duda se ha dado cuenta de que habló de más. Anastasia parece sorprendida.

—¿Confidencial? ¿Trabajas para la CIA o algo así?
—No, pero se parece.

Me vuelve a sorprender Jason con su respuesta. Me parece gracioso, trabajar para mi es parecido a trabajar en la CIA. De ser así, habría notado que mi última novia era una estafadora antes de meterla a mi casa y que entre mis empleados tenía a una hacker muy peligrosa.

—¡Manos a la obra!

Anastasia sonríe al ver al conductor del camión abrir la caja y nos disponemos a bajar mis pertenencias.

Subimos por el ascensor de servicio las cajas grandes y los muebles. Jason se aseguró de que tuviera aquí solo lo necesario y que no fuera bastante llamativo. Ana mira con suspicacia las cajas y se alcanza a ver que tengo mis libros favoritos ahí. Después de unos segundos, salimos del ascensor y vamos directo al departamento para comenzar a instalarme.

Noto que el departamento esta solo. O sea que Katherine no está. Estupendo.

Nos apresuramos a comenzar y de pronto se cae la caja de mis libros. Anastasia la levanta y acomoda su contenido. Mientras, Jason y yo acomodamos la cama, el escritorio y un librero.

Al terminar de acomodar los muebles, Anastasia sostiene unos libros en sus manos. Veo que limpia el polvo del librero y comienza a acomodarlos.

—Me tengo que ir, pero te llamo luego — me dice Jason al meter a la habitación la última caja.
—Te acompaño a la puerta — me ofrezco mientras Anastasia parece distraída.

Salimos de nuevo a la parte trasera del edificio y le doy las indicaciones sobre investigar bien a Anastasia y cualquier asunto relacionado con Grey House. El se disculpa por las indiscreciones de hace un momento.

—Déjalo, Taylor. Es mi culpa. Ni te previne de esto, ni es tu trabajo. Para no incomodarte, cualquier asunto lo manejamos por celular o mensaje.
—Gracias, señor. Suerte.

¿Suerte? Si. Creo que la voy a necesitar. Aprovecho que Anastasia no está aquí y le llamo a Elliot.

Llamada telefónica a Elliot Grey.

—¿Qué sucede, pez gordo?— me responde Elliot al tomar la llamada.
Pueeeees... Necesito tu ayuda. ¿Estas desocupado?— No quiero ser inoportuno.
—No, acabas de interrumpir el mejor polvo de mi vida con mi fiera. ¿Qué necesitas?
—Necesito dos cositas: Una, que me ayudes con tu fiera si no quieres que termine odiándola. Y dos, primero escuchame, así entenderás de que va el asunto...

Resumí y maticé el asunto lo mejor que pude, el al terminar de escucharme se partió de risa durante un minuto.

¿Te volviste loco? Aunque ahora comprendo porque ayer Kate estaba molesta. Ella protege mucho a Ana...

¿Ana? ¿Que licencias le da mi chica a este descerebrado para qué la llame "Ana"...? ¿Mi chica?

Protectora o no, tu novia me quiere sacar hasta la risa y romperme los huevos si le rompo el corazón a su amiga.
—Pues seremos dos si lo haces. Ana es muy dulce y hasta inocente. Es una muy buena chica, Christian. Te lo digo en serio, y lo que estás haciendo es una locura, ergo, está mal.
—¿Quién lo dice?— le reprocho. Se bien quien es mi hermano, así que no le va.
Como veas, pero Ana no se lo merece. Y tu eres un capullo.
—Bueno, si no me vas a ayudar no te metas.
—Sera tu funeral. Ahora, si no te importa, volveré a mi cama, con mi novia... De donde no debí salir.

Corta la llamada sin más. ¿Qué tanto conoce Elliot a Anastasia como para protegerla? ¿Como sabe que Anastasia es inocente?

Dejo de divagar sobre las virtudes de mi prospecto de ligue y me concentro en lo que tengo por hacer.

Veo que Anastasia dejó sobre la encimera de la cocina una nota garabateada, pero tiene una letra muy bonita:

" Fui por algo de almorzar, no tardo. Bienvenido. Ana x."

Es muy amable, pero no debo de perder mi objetivo. Anastasia es parte de mi investigación, sólo me interesa para averiguar si alguien podría fijarse en mi por mí mismo o por la pequeña gran fortuna y algún que otro secreto que tengo a cuestas. Tal vez sí, Elliot tiene razón y estoy haciéndole daño a alguien que ni la debe, ni la teme, pero yo si antes dudaba que el amor fuera para mí, tras lo que sucedió con mi última novia, lo puedo asegurar: el amor no es lo mío.

Entro a mi habitación y veo sobre el librero muchas figuritas de origami y mis libros ordenados. La cama ya está hecha y me prestó unas cortinas.

Salgo de mi habitación y voy a la cocina. Reviso las alacenas y el frigorífico y veo que está casi vacío. Necesitan surtirse. Le envió un mensaje a Taylor para que vaya con la señora Jones de compras y traigan todo al departamento el lunes en la mañana.

POV JASON TAYLOR

¿Su mejor amigo? ¿Cosas más sencillas del jefe en una caja? ¿De rummie con dos jóvencitas y un chulito de playa? ¿Papeles falsos? ¿Empleo de repartidor por las tardes?

No tengo idea de que tenga en la cabeza el señor Grey, pero ahora tengo que vigilarlo y de paso, limpiar su desorden.

Me dispongo con Welch a investigar con más detalles a Anastasia Steele. Nos encontramos en la oficina del ático. Contacto con Barney para que intervenga las cámaras de vigilancia de todos los lugares a los que acuda de forma regular la señorita Steele y a través de su agenda indago sobre sus relaciones personales.

Dos horas después...

Welch no ha notado aún nada destacable en el informe de la señorita Steele, mientras reviso las imágenes del edificio donde vive y parece ser rutina, nada fuera de lo normal. Tenía razón, comparada con ella, mi vida y mi trabajo son divertidos.

Llega una alerta de llamada entrante al celular de la señorita Steele. Welch y yo de inmediato nos ponemos los audífonos y escuchamos:

Llamada intervenida a Anastasia

—Hola, querida. Supe que la editorial en la que trabajas tiene problemas...— escucho una voz femenina, se me hace conocida.
—No es nada, abuela. Se solucionará, eso creo— ahora escucho a la señorita Steele.
—Sabes que . Además ya no me devolviste la llamada de ayer.
—¿Y qué tiene que ver tu llamada con mi empleo?
—Hija, estoy por asociarme con un empresario para impulsar la lectura en el país, pero, por asuntos de agenda no podré dedicarle el tiempo qué merece. Quiero que te hagas cargo del proyecto.
—Abuela, estoy por comenzar el máster, no si pueda...
—¡Claro qué podrás! Confío en ti, querida.
—Vale, abuela... Perdón, senadora Mitchell- Lambert...

Me cago en mi madre.

Anastasia Steele es nieta de la senadora Ofelia Mitchell-Lambert.

Welch y yo cortamos de inmediato la llamada para reportarle al jefe. Creo que esto le hará plantearse si seguir o no sobre lo que sea que esté haciendo.

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