Trato...
Suhel y Omar se levantaron y salieron del lugar, era deprimente imaginarse a Suhela siendo torturada por un loco.
Aisha les siguió el paso y subió al auto cuanto antes. Suhel había tomado el mando y Omar iba a su lado.
Unos minutos de silencio parecían sofocar a Aisha. Estaba desesperada para saber qué hacer y cómo rescatar a su amiga.
—¿Qué vamos a hacer? —dijo al fin.
—Padre, regresamos a casa o... —habló Suhel sin molestarse a responderle a Aisha.
—No tengo cara para ver a tu madre, y si me pregunta algo, si me reclama por su hija ¿Qué le diré? —dijo más bien para él mismo.
—Entonces... —esperaba una respuesta, Aisha permanecía en silencio, no era adecuado hablar en esos momentos. Al parecer se habían olvidado de su presencia. Se sentía ignorada.
Pasaron el tramo sin hablar, Suhel conducía sin prisa alguna, quizás porque le daba tiempo a su padre para que lo guiara como siempre.
A Omar se le ocurrió una idea, deseaban dinero, propiedades o algo, pensó.
—¿Y si hablamos con el señor Patel?, quizás el éste al tanto de todo esto y solo desean dinero. Ya sabes que son ambiciosos —dijo Omar rascándose la barba un tanto pensativo.
—Tienes razón. Pero... ¿Cómo lo llamamos? —respondió pensativo.
—Marcale a Angel. Gustavo debe estar cuanto antes en las oficinas, él puede hacerlo llamar —finalizó.
Llegaron a la oficina y ya estaban Andres y Gustavo esperándolo. Aisha habia bajado pero permaneció apartada por órdenes de Suhel. Era lo mejor.
Se sintió un tanto ofendida, como si la familia no la valorara...
《¡¡Pero no soy nada para ellos, solo soy la amiga de Suhela... Suhel me debe estar odiando!!》 Pensó.
Los hombres habían discutido algunas cosas. Gustavo había convocado una supuesta junta y le iba a ofrecer una buena oferta al señor Patel. De seguro se iba a creer el cuento.
Pasaban los minutos y el señor Patel no aparecía, la desesperación y la preocupación tenían a Omar alterado. Caminaba de un lado a otro y Suhel no podía calmarlo. Al fin y al cabo era la vida de su hija que estaba en juego y debía ser difícil para él. Más para la edad que había alcanzado.
Al rato vieron el auto del señor Patel estacionado. Estaban todos listos para actuar. Cada uno tomó su lugar para iniciar la jugada.
—Buenas tardes, ¿A qué se debe esta junta? —preguntó el señor Patel en cuanto entró. Se le notaba nervioso pero la ambición le hicieron arriesgarse un poco para entrar a la boca del lobo. Quizás serían mansos y fáciles de manejar, pensó él.
Omar había dejado ir a todos los trabajadores para no tener testigos, cosa que llamó la atención del señor Patel, pero prefirió ignorar e ir al grano.
—Bueno, le tengo una oferta —dijo Gustavo.
Suhel permanecía detrás de su padre apoyando su mano sobre su hombro para calmarlo, recordandole con apretones que no debia dejarse llevar por la ira.
—Bien, cuéntame Gustavo. Tengo entendido que aquí sólo es un accionista. No entiendo cómo puede usted proponerme algo si yo ya había firmado algunos documentos con Omar —rió confiado.
—¡Señor Patel! —Omar elevó un poco la voz golpeando con fuerza sobre la mesa, pero Suhel volvió a darle un apretón en el hombro calmandolo—, ¿Está usted al tanto de lo que sucede con nuestros hijos? —trató de regulae la voz para no perder los estribos.
—No Omar, pero debo decirle que tengo mucho control sobre él —dijo muy seguro.
—¿Y cómo es posible que no sepa dónde está? —preguntó Omar apretando los diente mientras cerraba las manos en puños.
—Bueno... antes que nada debo admitir que me llamó mucho la atención la invitación de Gustavo. Como el cuenta con una gran fortuna me hice la idea de mucha ganancia. Fue como ponerle queso al ratón en la ratonera Omar —rió al ver como Omar cerraba los ojos con mucha fuerza—, pero ustedes no contaban con mi astucia. Tengo que decirle que puedo robarle mucho dinero y...
Omar se le lanza encima sujetándolo por la camisa, él levantó su mano sobre el rostro del señor Patel cerrandolo en puño dispuesto a romperle la cara, mientras con la otra le apretaba más la camisa, de sus ojos salía fuego y el señor Patel parecía asfixiarse con el agarre.
Andres corrió a separarlos y Gustavo sujetó al señor Patel. Mientras, Suhel obligó a su padre a beber agua. Él sin embargo dejó caer el vaso y se relajó para hablar.
—No tienes idea de lo que dices —gritó fuerte.
—¡Si algo me pasa su hija no volverá! —advirtió el señor Patel. Fue entonces que Omar se calmó y tomó asiento.
—Debe usted ser más respetuoso, porque la próxima no moveré ni un dedo para salvarlo —dijo Gustavo enfadado mirando al señor Patel.
—Gustavo tiene razón, no se pase de listo porque puede salir perdiendo —interrumpió Andrés.
—Además... —agregó Suhel acercándose al señor Patel con un portafolio— el contrato anterior era falso, sí... — sonrió de lado para intimidarlo—, porque resulta que descubrimos algunos negocios turbios sobre usted, ¿No es así Don Gustavo? —dirigió su mirada hacia Gustavo y Andrés quienes sonreían con complicidad.
—Es cierto, recordé cuando uno de sus secretarios me mencionó su nombre y la bancarrota en la que estaba. No debió tratar tan mal al pobre hombre, por su crueldad terminó delatandolo —finalizó.
Omar se levantó y se dirigió hacia él mostrandole la verdadera firma de él y algunos sellos faltantes para hacer validar el contrato.
—Después de aclararle que no me puede robar, quiero que hagamos un trato —dijo asegurandose de que lo escuchara con atención—, mi hija a cambio de lo que me pida, pero quiero que lo cumpla.
—Bueno, si es así, ya estamos hablando —sonrió con malicia pero terminó callando al ver la furia reflejada en los ojos de Omar y Suhel—, ehemm...
—¡Cantidad! —continuó Omar.
—¡Quiero un millón! Y ahora —exigió, pero un fuerte manotazo le dejó ardiendo la mejilla. Por mala suerte su peso no le ayudó en nada y cayó al suelo revoloteando con la silla.
—Alejenlo de mí, ayudaaaaa —gritó de pánico. No podía creer que Omar fuera capaz de golpearle así.
—Se lo advertí, ahora comportese si no quiere salir lastimado de este lugar —dijo un Gustavo muy serio.
Aisha observaba desde la puerta de cristal, en otras circunstancias se habría reído de la escena pero en esos momentos se contuvo y escuchó con atención.
—Te ofrezco cien mil. Es todo lo que tengo y no te puedo dar mas en tan poco tiempo —sugirió Omar serio—. Lo tomas o lo dejas.
—Yo... —iba a decir algo pero Omar le interrumpió.
—Es tu última oportunidad, lo tomas o lo dejas, porque tengo otros métodos para buscar a mi hija y te aseguro que no serán beneficiosos para ti —advirtió.
—Lo tomo —se apresuró en responder tratando de levantarse del suelo.
—Cuiden a este inútil. Vuelvo en menos de quince minutos —dijo Omar saliendo junto a Suhel.
Suhel salió de la sala, pero retrocedio al ver a Aisha y la sujetó del brazo para conducirla al auto. No debía dejarla sola ahí.
Omar ya había puesto el auto en marcha y ellos se apresuraron en subir.
—Te debo una disculpa, estas en esto cuando no tienes porque —dijo Omar con ojos llorosos. Suhel estaba confundido, no sabia a que se refería—. Aisha, gracias por el apoyo, pero no puedo permitir que arriesgues más tu vida en esta situación. Te quedaras en casa con Fátima, quizás le haga bien tu compañía. —finalizo.
—Es mi amiga y no puedo darle la espalda. Debo yo disculparme por ser una carga —dijo con una voz leve, ocultando el dolor que le provocaba pensar en Suhela.
—Avizale a tu padre, para que no se preocupe. No entres en detalles, debemos ser prudentes —dijo Suhel. Omar afirmó con un gesto.
Llegaron a casa y él subió las escaleras, no había nadie en la sala de estar.
Justo al final de las escaleras se encontraba Suhana algo preocupada, buscaba respuesta.
Omar la alcanzó y le dio un fuerte abrazo para dejarle un beso en la cabeza, luego se alejo hasta llegar a su habitación. Mientras se iba acercándo lágrimas caían sin parar, no sabia como evitarle tanto dolor a su amada.
Fátima era tan frágil como un cristal, nunca había tolerado cuando alguien le hacía sufrir, él le brindaba seguridad y protección, pero en esos momentos no podía con la culpabilidad de perder a su hija...
¿Qué pasará en esta historia, Un hombre ambicioso como el señor Patel será capaz de cumplir con su palabra?, ¿Encontrarán a Suhela sana y salva?...
¡Los invito a continuar leyendo la historia, dejen sus comentarios y votos. Gracias!
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