Palabras hirientes.
—Lo siento, no fue mi intención —se disculpó, pero Aisha no dejaba de desafiarlo con la mirada.
Suhel parecía estar alterado, pero Aisha en vez de dejarlo pasar quizo desafiarlo con la mirada.
—Tú tienes la culpa de no mirar por donde caminas, yo iba con mi vaso camino a mi habitación y tú te cruzas sin más —se excusó Suhel, parecía no mentir.
—Eres un estúpido, te odio...
—Y tú, una orgullosa, ridícula y malcriada. Te pedí disculpas ok, no voy a andar detrás de ti rogandote cosas... —habló con la voz elevada, al parecer Omar y Fátima habían salido hacia la empresa y quedaban ellos solos.
—Ni que lo nesesitara, lo último que me faltaba, un estúpido cruzándose en mi camino para complicarme el existir —gritó sin piedad. Aunque aquellas palabras le causaran más dolor a su propio ser.
—Chicos, calmense... —interrumpió Suhela sin poder lograrlo, ninguno de los dos le puso atención. Solo pudo ver como Suhel tomaba a Aisha de los brazos para empujarla contra la pared y la sostenía por los dos brazos con brusquedad. El vaso que antes llevaba había quedado sobre el suelo hecho pedazos.
Suhela se apresuró en recogerlo, podía alguien llegar a lastimarse, en especial Suhel que iba descalzo.
—Mírame bien, el hecho de que esté enamorado de ti no te da el derecho de andar diciéndome lo que se te de en gana, yo también tengo orgullo y créeme, te irá muy mal como te aproveches de la situación...
—No soy una aprovechada ok, sé que soy pobre y sé cual es mi lugar. Y tú, mantente en el tuyo —dijo esta vez con lágrimas asomándose, pero por nada se dejaron de desafiar con la mirada. Sentía que Suhel cada vez le apretaba más los brazos mientras la tenia acorralada—. Y sueltame que me voy —gritó empujandolo logrando liberarse.
Salió corriendo hacia el jardín. Una fuerte lluvia había dado inicio, cosa que en el momento poco le importó. Quería huir de ahí, sabía que enojada llegaba a decir tonterías, incluso palabras que podrían herir hasta al más duro de los corazones.
—¿A dónde crees que vas eh! — gritó Suhel siguiéndola—, termina de escupir todo el veneno que tienes, así por fin logro olvidarte...
—¿Quieres más, acaso quieres que hablemos asi? —dijo Aisha sin tomarse la molestia de encararlo, prefería darle la espalda—, estás más que enojado y yo igual. Créeme que de mi boca no saldrá nada bueno —advirtió. A lo que Suhel rió sin ganas.
—Me vale mierda, quiero acabar con este sufrimiento. ¿Acaso crees que es un juego?, ¿Estamos jugando al gato y el ratón? —preguntó. Tenía los ojos rojos, quizás porque llevaba rato aguantando las ganas de llorar.
—¡Chicos, entren, se están mojando!— Suhela estaba preocupada por los dos, no quería mojarse porque podría enfermar con facilidad. Pero se debatía entre interrumpir o dejarlos desahogándose.
Aisha logró encararlo, podía ver la furia reflejada en su rostro. Él estaba en una especie de crisis interna. Parecia querer controlarse sin poder lograrlo bien porque de un movimiento le agarró la muñeca sin dejar de mirarla. Parecia ansioso por oír lo que ella tenía que decir.
—¡Escucha entonces: te odio, odio que me acorrales, odio que estés cerca de mi. No me gusta tu arrogancia, crees que puedes controlarlo todo, te crees un héroe, pero no lo eres. Cada vez que llegas me confundes más, estoy cansada de esta mierda. Sólo aléjate de mi...
—¿Eso es todo? Pues bien, el día que tu orgullo se acabe y reflexiones las cosas me entenderás. Pero será tarde, porque desde este instante te digo que lo poco que quedaba de sentimiento hacia ti, aquí en mi corazón —se señaló el pecho con su dedo índice—, se perdió. Ahora conocerás mi otra cara, no tendré piedad de ti y no seré quien te salve de tus ridículas situaciones. ¿Entiendes?— Al fin la soltó del agarre. Se giró sobre sus talones y entró a toda velocidad. Ni siquieras le prestó atención a Suhela.
Aisha empezó a sollozar cayendo de rodillas. Era el fin, ya no había marcha atrás. Quizás no debía decir tantas tonterías. Pensaba ella mientras dejaba que las lágrimas se mezclaran con el agua de la lluvia.
Quizás hubiera sido mejor no bajar a beber zumo de naranja o quizás hubiera sido mejor dejarse humillar antes que hacerle llorar de aquella manera. Reflexionaba Suhel mientras subía las escaleras a toda prisa. Nada podría detenerlo, estaba furioso, sentía como la sangre le hervía y quería salir de esa crisis interna. Abrió de un tiro la puerta de su habitacion para luego cerrarla haciendo un ruido fuerte. Se quitó el sweter que había quedado empapado y se adentró al baño. Lo último que quería era enfermar. Tenía mucho trabajo y cosas importantes que hacer.
Suhela, sin más remedio, salió a abrazar a su amiga, la levantó y la condujo a la cocina. Por un momento pensó en lo que sufrió con Samir, pero ver aquello era peor de lo que vivió. Los quería a los dos y no soportaba verlos así.
Los dos se hacían daño a pesar de quererse y parecía que era mejor distanciarse. Ya sería cuestión del tiempo unirlos o separarlos por siempre.
—Yo mejor me voy —dijo Aisha ya calmada luego de un gran silencio.
—No puedes y no debes. Si quieres dejamos de hacer el trabajo y descanzas un poco. Ya luego te vas con tu hermano —le dijo Suhela recogiendo el bolso del suelo.
—Es solo que no quiero verlo. Esto a sido muy hiriente para los dos y siento que no puedo con el dolor —confesó volviendo a sollozar.
—Lo sé —le abrazó nuevamente para darle palmadas en la espalda—, pero debes calmarte y enfrentarte a la gravedad del asunto.
Aisha sólo movió la cabeza de un lado a otro.
—No quiero, no sabes lo que hubiera dado por borrar este día...
—Shhh, debes tomarte un baño, sino las dos nos vamos a pescar un buen resfriado.
Las dos subieron en silencio, Aisha se adentró al baño de Suhela y ella entró a la habitación de sus padres, no sin antes darle una visita corta a Suhel. Parecia estar en la ducha. Era mejor así, debía bajar el enojo que llevaba y una buena ducha le podría ayudar.
Los minutos pasaron y Suhel había salido de casa sin avisar. Suhela quizo hablarle, pero prefirió darle tiempo, se le notaba dolido aún.
Yusuf había llegado a recoger a su hermana antes de las siete. Al recibir su llamada Aisha bajó sin ganas las escaleras. Algunas lágrimas empezaban a asomarse al verlo ahí, llevando consigo algunos portafolios.
Suhel había recién entrado y se había percatado de su presencia, se miraron fijamente en silencio, dejando que el ambiente se volviera más tenso. Aisha quizo hablar, pero la voz no le salía. Siguió bajando algunos escalones más y quedó a unos pasos de él.
—Yo... —logró decir, el nudo en su garganta no le hacía fácil la tarea.
—No quiero oír nada —interrumpió levantado una mano en señal de alto—, creí que habías conseguido cambiar de actitud. Te di tiempo, pero solo supiste tratarme como algo insignificante...
—Suhel, déjame expli... —intentó decir, pero vio como él cerraba los ojos con fuerza, trataba de controlarse —Perdo...
—Te lo advertí, ya no tendré piedad... —interrumpió con la voz elevada. Parecia que oír su voz le alteraba más.
Aisha sólo dejó caer sus lágrimas. Esta vez suhel le había dado la espalda subiendo unos cuantos escalones, pero de repente se detuvo sin encararla. —Olvida lo que pasó hoy, olvida todo lo que algún día hubo entre nosotros, si es que para ti lo fue. Porque yo ya lo olvidé —finalizó para seguir su rumbo encontrándose a Suhela.
—Déjala Suhel, ¿Qué te pasa?, tú no eres así —habló ella al ver como Aisha parecía desmoronarse.
—Esto es lo que soy ahora, acostúmbrate —dijo sin mirar atrás. Aisha abrió la puerta y salió corriendo hacia su hermano que parecía revisar su móvil.
😨😨😨
Se desató el Suhel malo, ¿Y ahora, qué pasará?
Aisha se lo a buscado sin querer, no sé si Suhel sea muy exagerado, pero es que Aisha también se pasó con sus palabras.
Bueno, bueno... Veremos que sucede más adelante, Yusuf no se quedará tranquilo al verla así, supongo que le preguntará el motivo ¿No?
Así que más adelante nos vamos a enterar de lo que está pasando aquí. 😉😉
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