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Despedida...


Algunas historias de amor no tienen un final feliz pero tampoco son tristes. Algunas historias de amor son, sencillamente cortas. El amor en síntesis, el amor fugaz o el amor esquemático que no le resta pasión, ni intensidad ni importancia a una historia de amor. Y sólo el tiempo permitiría saber a que tipo de amor estaban destinados Aisha y Suhel. Él estaba agotado, vacío de un amor intrascendente, de una historia sin final feliz ni triste, de la historia de amor que ni siquiera empezó como debía ser.

Por otro lado estaba Suhela. Ella había escapado de un amor tóxico, de mentiras, de manipulaciones, de engaños, del hombre equivocado. Necesitaba vivir por ella misma, quererse, gustarse, no necesitar. Por eso se fue de improviso a pasar unos días a otro país junto a su hermano. Un lugar para perderse entre edificios altos y parques de diversión. Ya que le habían vuelto las ganas de hacer cosas, de interesarse por otras cosas.

El miedo a amar, la imposibilidad de entregarse a una persona era el obstáculo para Aisha, sentía esa ansiedad de amor que le pudiera mantener viva, feliz... Pero dudaba poder ser lo que él esperaba, la causa de su mala desicion.

La joven pasó sus vacaciones sin mantener mucha comunicación con Suhela. Quizo pasar unos días a otra ciudad. Un lugar para perderse entre monumentos y callejuelas estrechas en donde dejar enterrados sus miedos y empezar una nueva vida. Pero era un poco difícil la tarea ya que su madre necesitaba algunos cuidados.

Yusuf seguía trabajando y esforzándose más cada día. Le ofrecieron un caso un tanto complicado, debía defender a un hombre inocente culpado por asesinato. Lo primero era estar seguro de su inocencia y le había creído. Con esfuerzos y un poco de investigación logró demostrar su inocencia ganando el caso de una forma brillante.

Había tenido un logro personal al resolver aquel caso satisfactoriamente. Ya estaba empezando a ser un abogado reconocido, incluso tuvo una entrevista en La Prensa (periódico panameño).

El tiempo empezaba a pasar y el segundo año de estudios estaba por iniciar. Aisha tuvo comunicación con Suhela y se enteró que Suhel ya no seguiría sus estudios en el país. Fue duro poder asimilar la noticia ya que no tuvo oportunidad de pedirle perdón. Aunque podría logarlo en la semana que iba a estar en el país.

Suhel había vuelto por una semana para despedirse de sus padres y amigos. Ella debía buscar la forma de hablarle, decirle lo mucho que se arrepentía. Y esperaba que no fuera demasiado tarde haberse dado cuenta de su error.

Yusuf extrañaba poder ver a la chica de ojos hermosos, aquel tiempo fue difícil, aunque por fortuna su hermana le mostraba algunas fotos que su amiga publicaba mientras paseaba.

La semana pasó rápido y Aisha no tuvo excusas para ir, estaba frustrada y no sabia que hacer. Por suerte Suhela estaba de su lado y prometió ayudarle.

Estaban todos listos para salir hacia el aeropuerto, sus amigos y familiares se despedían. Suhel estaba un poco triste por tener que dejarlos un tiempo, pero sabía que era por su propio bien, además, se prometió volver siendo un profesional capaz de sobrevivir y triunfar en el mundo de los negocios.

Estaban las maletas en el auto y se disponía a despedirse de sus padres ya que sus amigos eran los que se encargarían de dejarlo al aeropuerto.

Fátima se encontraba derramando algunas lágrimas, en cambio Omar parecía retenerlas, pero sus ojos habían enrojecido.

Estaba Suleiman abrazado a su hermano deseándole lo mejor y pidiendo por su bienestar. Le dio algunos consejos y palabras de aliento. Suleiman podía transmitir paz con las palabras de Dios, hacia sentir bien hasta al más afectado.

Suhel, al terminar el abrazo, se limpió algunas lágrimas que había dejado escapar y caminó hasta Suhana que permanecía en una esquina. Lloraba, aunque trataba de disimularlo. Él le pasó la mano sobre la cabeza y le sonrió. Le pidió ser obediente con sus padres y le prometió llamarla de vez en cuando. Suhana forzó una sonrisa y le dejó marchar.

Suhela estaba lista esperándolo en el auto, más que triste se notaba nerviosa, cosa que hizo sospechar a Suhel, pero no le dio importancia. Después de algunas lágrimas y abrazos logró salir, no sin antes darle una última mirada al lugar que llamaba hogar, ese hogar que quizás le haría falta más adelante. Rogó mentalmente por el bienestar de sus padres y hermanos.

El camino fue recorrido con algunas conversaciones entre Angel que conducía y Suhel que estaba a su lado. Por otro lado Anabel y Suhela oían con atención y se miraban con complicidad de vez en cuando.

Ariel sólo aportaba una que otras veces en la conversación. Parecia muy ocupado en su teléfono móvil.


Suhel estaba listo para irse, había deseado verla una última vez, al menos de lejos. Pero parecía que iba a ser imposible. Se despidió de sus amigos con un choque de manos y abrazos. Sabía que los extrañaría, había crecido con ellos y era difícil dejarlos un tiempo. Prometió no olvidarlos y llamar de vez en cuando. Ángel lo alcanzaría el próximo año junto a Anabel, ya que no la podía dejar.

Suhel miró la fila que lo esperaba y luego la puerta de salida. Nadie aparecía, la poca esperanza que tenia se desvaneció y forzó una sonrisa para continuar su camino... pero  una voz muy familiar se oyó a sus espaldas.

—¡Hola a todos, llegué a tiempo para despedirme eh! —dijo Yusuf acercándose a Suhel para tenderle la mano y saludarlo como era debido— Assalamu-aleikum hermano, ¿Cómo estás? —preguntó.

—Bien alhamdulillah, me alegra que llegaras a tiempo. Aun me quedan algunos minutos —respondió para luego perderse en su mundo. Había pensado que Aisha lo acompañaba pero no estaba ahí. Cobarde, ella es una cobarde, pensó.

—Hermano, ¿Me das unos minutos? —interrumpió Suhela cruzando mirada con Yusuf. Llevaban algunos meses sin verse.

—Dime... —dijo Suhel mirando a los dos en ese estado. Parecían atontados.

—Yo... yo, quería decirte algo  —logró decir dándole la espalda a Yusuf, pero sentía su calor, sabía que seguía parado ahi, y su perfume mezclado con su propio aroma le ponían más nerviosa. Le era conocido por las veces que esperaba encontrarlo en su casa al llegar del trabajo. De alguna manera sentía simpatía por su forma de ser, debía enorgullecerse por sus esfuerzos y metas alcanzadas.

—Dime, te estoy escuchando.

—No, aquí no, acompañame... —dijo sin dejarle objetar, lo condujo a una esquina apartada.

—¿Qué sucede?, me puedes hablar en frente de todos —miró con atención a su hermana que parecía nerviosa.

—Hermano, perdoname si no te gusta lo que voy a hacer, pero sentí que era nesesario. Te conozco y sé que estás sufriendo al igual que ella y pienso que no te debes ir...

—Suhela, dime ¿Qué sucede y porqué tantos rodeos? —preguntó frustrado. Empezó a desordenarse el cabello.

—Bien, espera aquí y no te muevas por favor, ya vuelvo —dijo para dar algunos pasos hacia atrás.

Él lo compendio todo, en el fondo le alegró pero de repente se enojó un poco con Suhela. No debía hacerle eso y menos pocos minutos antes de salir. Cerró los ojos con fuerza y respiró hondo para calmarse un poco, él no estaba preparado para hablar con ella, había pensado hablarle después o a través de mensajes para no lastimarla. Se sentía furioso con él mismo. Habían pasado pocos segundos y pudo percibir su aroma. Con esfuerzo abrió los ojos y la vio ahí, justo en frente de el. Estaba hermosa.

Sus sentidos le fallaron por segundos pero logró disimularlo. No quería encararla, mirarle directo y perderse en esos ojos que tanto lo enamoraban. Quería dar algunos pasos hacia adelante para alejarse, pero vio a sus amigos rogándole que le escuchara, al menos una última vez.

—Habla rápido que no tengo tiempo —dijo al fin.

—Yo lo siento mucho por... —le costaba hablar, decirle lo que pensaba.

—Sabes que, mejor dejalo. Se que tu orgullo no te permite hablar. Yo tengo que tomar un vuelo y se me hace tarde.

—Espera, solo quería decirte que recordaras algo, una mujer sabe alejarse a pesar de estar enamorada. Alguna vez lo oí de tu boca.

—¿Eso es todo? —río sin ganas—, bien, entonces no tienes porque derramar lágrimas. Tú elegiste tu camino y debes aprender a vivir con ello. Ahora si me disculpas, me tengo que ir.

—Te amo, aunque no lo creas y me duele mucho que me trates asi. Vengo a pedirte perdón...

—Lo siento. Perdón se le pide a Allah, yo ya te perdoné hace mucho, es solo que no puedo seguir así toda la vida. Olvida todo lo que pasó porque yo ya lo olvidé.

—¿Nos volveremos a ver de nuevo?

—Nos veremos si el destino tiene ganas de juntarnos. Mientras cuídate y se feliz.

Aisha habia cerrado con fuerza los ojos, estaba por derramar algunas lágrimas pero no se dio el gusto de hacerlo. Así que permaneció en su lugar viendo como el amor de su vida se alejaba a pasos agigantados hacia su destino. Le deseó lo mejor mentalmente y prometió esperarlo, esperar lo que el destino les tendría preparado para el futuro.





😨😨😨

Y así, sin más, se fue el tontito...

Bueno chicas, esperemos que estos dos sean unidos por el destino, porque de lo contrario, no habrá final feliz para ellos.

Creo que fue mejor que se alejaran, ya estaban cometiendo muchas faltas y eso daba indicios de que iban por mal camino. Así que a esperar.

Ya sé que son aburridos los capítulos, pero ni modo. Ando sin inspiración.

¡Si les gusta dejen sus votos y comentarios! Gracias. 😊

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