Al despertar tropecé con tus recuerdos y se me cayó el corazón al suelo convirtiéndose en cenizas (porque pedazos ya estaba echo) al ver nuestras fotos una vez más. Hoy tengo tan mala suerte, que te veo en todas partes sin estar en ninguna. Cometí el error de casarme con tu voz y ahora resuena en cada recoveco de mi mente. Hoy no sé si culpar al destino o a la jodida mala suerte por no poder sacarte de mi mente y es que eso me aterra más que cualquier tonta historia de terror, porque ningún fantasma da tanto miedo como tu ausencia vagando en las noches, como el escalofrío que recorre mi piel cuando como una tonta me abandono a imaginar tus manos sobre mi cuerpo. Hoy es viernes 13 y precisamente hoy tu sombra ha decido despertar y asustar hasta el más mínimo gramo de mi determinación que ha salido corriendo y me ha dejado sumida en el dolor, el miedo y el vacío.
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