Yo. Tan insegura, tan soñadora, tan loca. Yo, tan desastre, tan aleatoria, con tantas ganas y el doble de miedos. Tan Sol en verano, tan imperfecta. Tú. Tan perfecto, tan paciente, tan estable. Tan seguro, tan Luna en noches de invierno, con tantas ganas y un poco menos de miedos. Nosotros. Tan efímeros, tan diferentes y tan iguales. Tan complejos y únicos, tan infinitos que terminamos por desvanecernos en el primer eclipse.
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