Me encantaría decir que fuiste tú quien me rompió el corazón, pero la verdad la única responsable soy yo. Yo me autosaboteé al mostrarte cada uno de mis defectos, te confesé mis miedos, te di un tour por mis sueños y anhelos. Me desnudé el cuerpo y el alma y permití que hicieras tuyo cada rincón de ellos. Te confesé mis puntos débiles, la forma más efectiva para destruirme. Te dejé ver los huecos en mis muros de defensa dejando mi vida en tus manos. Utilizaste cada recurso en mi contra, tomaste lo que me dolía y ahí ejecutaste tu golpe maestro. Desgarraste la herida que ya había cicatrizado y no te detuviste ante la súplica silenciosa de mis ojos, esos que una día tanto juraste amar. El corazón no me lo destruiste tú, lo hice yo al confiar en ti.
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