Celos de la nube.
Hoy era un día conun y corriente como siempre. Aburrido y lleno de puros gritos por parte de los herbívoros.
-Hibari-San, iremos al parque de diversiones, ¿quieres venir con nosotros?- él pequeño herbivoro el cual me hacía sentir cosas extrañas me miraba.
Parecía temeroso y a la vez algo dudoso.
-No, odio la multitud - contesté simplemente.
-Cierto, perdona por olvidar eso- río tristemente.
-¡Décimo, vámonos!- gritaron más atrás de él.
Vi como se acercaban hasta donde estaba él agitando las manos, el peliplateado al llegar puso su mano en el hombro de Tsunayoshi.
Algo dentro de mí se agitaba provocandome sentir estas terribles ganas de morderlo hasta la muerte.
-Ya voy, sólo quería invitar a Hibari-San, pero como esperaba, odia las multitudes-
-Olvídese de él décimo, vámonos ya, la vaca estúpida empieza a gritar de nuevo -
-Hum - asintio el castaño.
Fue un acto reflejó, lo detuve con mi mano.
-¿Hibari-San?- Parecía confundido.
- Cambio de planes, también voy, tengo algo que hacer ahi-
-Claro- me sonrió alegre.
El peliplateado me miró chasqueando la lengua en forma de fastidio.
Lo mire mal, él se puso en posición para atacar sin sacar sus armas, quería amenazarlo y morderlo hasta la muerte.
Él era uno de los que más confianza se tenía con Sawada Tsunayoshi. Me irritaba.
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(Narro yo )
-Oye Lambo, no corras o...-
¡Plaff!
-Tengo... Que... aguantar... - y no aguanto.
El pequeño Lambo empezó a llorar por la caída.
-¡Vaca estúpida, él décimo dijo que no corrieras!- Gokudera se acercó a él y le empezó a pegar, ambos empezaron una disputa.
-Gokudera-Kun, Lambo, dejen de pelear- Tsuna estaba nervioso por el hecho de que los podian sacar a la calle a todos.
- Oye tú, bueno para nada Tsuna, has algo- Riborn saltó pateandole la espalda y haciendo que este cayera .
-¡Reborn!- se quejó por el golpe.
Para cualquiera fuera de este grupo pensaría que son raros pero los que los conocen saben que ellos son así, es cosa de todos los días.
Más detrás de ese grupo se encontraba el guardian de la nube, Hibari. El cual se encontraba de mal humor por el hecho de que toda la atención de Tsuna estaba en ese par de chicos.
El día paso entre juegos y risas más de una vez tuvieron que parar por el hecho de que el joven Vongola se había mareado.
-Yo me quedaré con el décimo, ustedes sigan- había dicho Gokudera cuando pararon por séptima vez.
-Contamos contigo, Gokudera- río alegre Yamamoto.
Todos se fueron, dejando atrás a Tsunayoshi el cual estaba tumbado en la banca y a Gokudera, quien le echaba aire con la mano.
Pero lo que no habían visto es que también se habia quedado Hibari, quien molestó miraba la escena.
-Décimo, si ocupa algo agamelo saber, le daré cualquier cosa-
-Gokudera-Kun, ve con... los demas- el castaño sentía que todo daba vueltas.
-No décimo, yo me quedaré con usted-
-Entonces... un poco de agua, por favor- murmuró con los ojos cerrados.
-Enseguida décimo - Gokudera parecia alegre por haber resivido una orden por parte de su jefe.
Corriendo fue hasta la máquina expendedora que quedaba más cerca, pero estaba descompuesta. Chasqueo la lengua y miró hacia atrás, tendria que ir a la más lejana.
Gokudera salió corriendo, mientras el castaño estaba tumbado en la banca quejándose un poco, se lamentaba haber seguido a los demás a pesar de que no era bueno con las montañas rusas.
Sintió algo frío en la mejilla, un poco de alivio fue lo que recorrió su cuerpo.
-Gracias, Gokudera-Kun -
-No me confundas con el herbivoro - su voz sonaba molesta.
Eso bastó para que abriera los ojos sorprendido. Quien estaba a su lado no era Gokudera sino Hibari con cara de querer matar a alguien.
-Hibari-San, lo siento, pensé que era Gokudera-Kun-
-Eso me irrita más, vámonos de aquí, además estas enfermo-
-Pero... los demas están aqui- se quejó el castaño.
-El bebé se hará cargo de todo, así que vámonos, todo el día haciendo lo que quieren, los mordere hasta la muerte a todos-
-No lo hagas por favor, Hibari-San, tienes que controlarte-
-Es imposible controlarme mientras te tenga frente a mí - el pelinegro miró hacia el frente irritado consigo mismo.
-¿Hum?- Tsunayoshi no sabía de lo que hablaba.
Y como saberlo, si ese pelinegro jamás había mostrado ese comportamiento.
Ahora Sawada Tsunayoshi entendería lo que es tener celoso a Hibari Kyoya, el guardian más fuerte de Vongola.
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