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I | ❝Dear Fred❞

Amaba su niñez sin dudas, aquel momento en el que la única preocupación era llegar a ver la televisión, ganar en los juegos y luego solo poder quedarse dormida en el sofá, para que mágicamente al día siguiente apareciera arropada en su cama, gracias a sus padres.
Y como era amante de la aventura, ahí estaba, frente a la casa de su mejor amigo de la infancia, casi un hermano para ella, pues era hija única.

—¡Hola Freddy!.— gritó a todo pulmón fuera de la casa de su mejor amigo, tomando las azasde su mochila entre sus manos y balanceándose sobre las puntas de sus pies,ajena a cualquier cosa que no fuera su mejor amigo y su tarde de juegoshabitual.

Pues con 6 años de edad ¿Por qué no hacerlo? Recibió una risa por parte de su padre, sin embargo solo vio a su mamá sonreír, ella con 6 años lo definiría como "introvertido" o al menos eso era lo que ponía como definición de su palabra del día.

La puerta fue abierta por la dulce señora Fazbear, la mujer que siempre olía a metal y aceite con perfume, era una combinación rara. Y lo lograba identificar por las veces que su padre arreglaba el auto, o cambiaba el aceite.

—¡_________!.— respondieron desde adentro, se podía apostar a que el niño estaba másemocionado que ella, y no podían culparlo. También era hijo único, pero tímidoy callado en comparación a la niña nombrada, que hablaba hasta por los codos sise lo proponía.

Sonrió.

—Hola ___________, me da mucho gusto verte cariño, pasa, él esta en su habitación.— dijo abrazando a la pequeña, el abrazo fue devuelto, aunque no con la misma calidez, su naricita no era de gran tolerancia para el olor a perfume con ese hierro.

"No es hierro, __________" habría dicho su padre, por quien sabe qué número de vez. Igual no era impedimento para quererla

Era como una segunda madre para ella...

Ella le dio paso y corrió hacia la habitación del ya mencionado, suspirando al estar libre de olores fuertes, y solo teniendo el suaveolor a madera propio de la casa. Aunque a medio camino de subir las escalerasse cansó demasiado.

—¡Cuidado hija!.— gritaron sus padres, ella se giró para subirle su pulgar derecho enseñal de aprobación, indicando que estaba en perfectas condiciones. ¡Peroquería ver a su mejor amigo!

—¡Estoy bien, papá!.— sonrió y siguió su camino, pero con mayor cuidado. A paso cansado de tanto subir, llegó donde Freddy, el cual estaba en su cama lleno de medicinas..

No olvidaría nunca lo que había sucedido; su mejor amigo tuvo un accidente en su bicicleta con un camión de por medio y quedó inconsciente durante 9 meses.
Fueron 9 meses en los que ni siquiera pudo verlo, pues era menor de 12 años y no le permitían el paso a las visitas.

Tampoco es que sus padres le dieron muchas información en ese entonces, ¿Cómo iban a explicarle a una niña de 6 años que su mejor amigo fue inducido a un coma con pocas posibilidades de despertar? La hubiera destrozado por completo.

—Hola, _________.— dijo viéndola. Ella evitó no reírse, ya que no quería hacer sentir mal al chico, aunquese viera gracioso con varias vendas en la cabeza, sobre sus cabellosdespeinados y sin sus 2 dientes de leche de enfrente, que fueron extraídos porel accidente.

Se sostuvo del marco de la puerta, borrando la sonrisa momentáneamente. Pero al menos había logrado calmarse y tomar un poco del aire perdido.

—Ho... La.—suspiró y puso sus manos en su estómago.—... Fred... dy...—dijo tomando aire, demasiado exhausta.

Él se empezó a reír a carcajadas, y ahora que lo pensaba, se hubiera reído de su venda mal colocada. Lomiró mal por unos segundos, fingiendo molestia aunque todo era en vano cuandose trataba de enojarse con él, luego de la poca actuación decidió unirse a lascarcajada. Estaba a nada de darse por vencida que nada ni nadie haría que se enojarauna sola vez con Freddy.

—¿Y tú cabeza?.— preguntó una vez que las carcajadas cesaron.

Él miró la venda que tenía puesta, un poco apenado, sabía que se veía desastroso, su madre no era la mejor con las vendas y él aun sufría de algunos dolores corporales, por lo que fue inútil siquiera intentar quitarse las vendas. Prefiriendo lucir despeinado, igual, era su último día usándolas.

—Pues... Mañana me quitarán las vendas.— dijo nervioso, ocultaba algo, o era imaginación de la pequeña Jones.—Y... Pues... Me darán.... Unas... Pastillas.— Bingo,sí que había ocultado algo.

No le encontraba un porqué a las pastillas, cuando escuchaba las llamadas que intercambiaban la señora Fazbear con su mamá, no habían mencionado medicamento alguno, pues solo debía alimentarse bien. Llamadas que las dos mujeres sabían que era escuchadas, pero fingían que no.

—¿Pastillas?.— dijo sentándose en la cama.

Él suspiró. Miró un poco sus manos raspadas, tratando de encontrar las palabras correctas para que pudiera ser entendido y no ser visto como un fenómeno total como solía sentirse él mismo. Levantó la mirada, encontrando esos ojitos avellana expectantes a una explicación.

—Si, pastillas para la cabeza.— dijo mirando a la nada.— emmm, ya sabes, a veces puedo sufrir de dolores por el trauma.— no pudo ni mirarla a los ojos, prefiriendo tomar un frasco de esas pastillas, leyendo en su mente los nombres extremadamente largos de cada contenido.

Ella solo asintió, no entendía mucho y menos se atrevía a preguntarle, por lo que dejó su mochila en el suelo y se acercó a él queriendo cambiar el tema.

—¿Y si jugamos?.— propuso, viendo los distintos puntos de la habitación semi-desordenada,optando por ir buscando un juego en su armario.

—¡Trae el no te enojes!.— apoyó con una creciente sonrisa, mostrando un mejor humor.

Aunque solo recibió una mala mirada de parte de la niña, completamente ofendida por el juego propuesto; la sonrisa del niño creció más sabiendo que había logrado molestarla.

—¡Ese juego me enoja!.—le reclamó fingiendo enojo y cruzándose de brazos, como si fuera a hacer una rabieta.

El se encogió los hombros, no dando su brazo a torcer con tal de molestar a la niña presente. Bueno, __________ estaba dispuesta a ceder, el chico recién se había despertado del profundo sueño y no podía ser injusta.

— Vamos _________, es por mi bien...— dijo haciendo ojitos, el punto débil que ella tenía con Freddy. No podía culparse, el chico hacía más grandes sus ojos azul cielo, dándole un aspecto dulce de "yo no tiro ni un plato".

Para tener 8 años es muy astuto.

—Bien...— suspiró resignada, no iba a iniciar una riña sin sentido.

Se iba a dar vuelta para seguir buscando dentro del armario el dichoso juego del enojo, pero algo le detuvo.
Incluso cerró sus ojos y los volvió a abrir para verificar si no era algo de sus ojos.

Un niño igual a Freddy, era de grandes ojos grises, cabellos negros con unos rulitos en ellos, pareciendo esponjado, eso no era un fantasma, pero tampoco un ser de carne y hueso. Usaba un suéter rojo con una camisa negra por dentro, jeans negros y zapatillas negro con blanco.

Simplemente raro.

Incluso el ser frente a ella mostraba la misma sorpresa de la niña, pero al contrario de entrar en pánico, él le sonrió con cierta pena, hizo el ademán de saludo con su mano, y la de cabellos castaños lo encontró hasta amigable.

¿Era real o imaginario? Porque a su edad, ella tenía muchos amigos imaginarios.

—¿Quién es el?.— le preguntó a Freddy mientras lo señalaba, no apartó la vista ni un segundo. Hasta llegó a detallar que el otro chico era un poco transparente, pero no daba la impresión de ser un fantasma.

No daba miedo.

El contrario a los dos sorprendidos, se mostró un poco nervioso, ni siquiera veía a donde señalaba su mejor amiga.
Giró su vista a la puerta, encontrando a su madre a lo lejos del pasillo, viéndolo con preocuácion, moviendo los labios en una palabra.

"No"

—¿Q-qué?.— le preguntó viendo a otro lado.

La chica hizo un gesto de inconformidad ante la reacción del de pelo café. Se subió a su cama, tomando su cabeza entre sus manos e hizo que girará la vista a donde estaba el chico.
Pero ninguno de ellos se mostró sorprendido.

Él forcejeaba por qué lo soltara pero no pudo, ella tenía fuerza a pesar de su corta edad.

—¡Yo no veo nada!.— le gritó, forcejeando por escapar del agarre de ella.—¡Es tu imaginación!

Debido al grito no pasó demasiado tiempo para escuchar los 3 pares de zapatos correr a la habitación, pues el grito no era como el de na rabieta de juego perdido, era más bien la desesperación en persona.

—¿Qué pasó, _________?.— le preguntó preocupada su madre, tratando de que ella dejara de sujetar la cabeza contraria.

Ella hizo caso al toque de su madre, un poco resentida que su mejor amigo no le diera la razón.

—¿Quiero saber cómo se llama él?.— dijo apuntando al otro chico, que veía con mayor sorpresa la escena.

Cuando los adultos dirigieron sus miradas al sector señalado, no vieron nada. El pequeño ser bajó la mirada ante eso, entristecido por no ser visto por otras personas.

—¿Quién?.— dijo la señora Fazbear viendo la dirección, metiendo a la niña en una confusión. ¿Si preguntaba por quién... porqué veía directamente a donde ella apuntaba?

De los 3 adultos, solo ella supo dónde mirar, pero los restantes ni se dieron cuenta de ello al querer entender a su hija.

Luego pareció haber recordado algo, pero se calló.

—Yo no veo nada __________.— me comentó mi papá, tomando a la niña entre sus brazos.— cariño, ¿Noserá un amigo imaginario tuyo? Ya sabes, siempre has jugado así.

¿Es que acaso no lo ven?

—Pero si ahí está el niño.— dijo apuntando nuevamente, frunciendo el ceño al ver que ni su padre o madre le hacían caso.

LLa señora Fazbear le interrumpió, colocándose justo donde podía boquear la vista de la niña en brazos, riendo un poco para sorpresa de los Jones.

—¡Ah! Ha de ser un amigo imaginario.— dijo abrazando a Freddy luego de que el niño se bajara de la cama.—, Freddy siempre me ha dicho que tienes muchos amigos imaginarios.

Los padres sonrieron, dándole la razón a la mujer de cabellos oscuros, tanto ella como el pequeño Fazbear dieron su mejor sonrisa, ofendiendo a la pequeña

—¡No es verdad!.— puchereó.— papá, no es un amigo imaginario, créeme.— susurró casi en suplica, esperando ser escuchada y entendida.

—Amor, siento que habla enserio.— murmuró la mujer de apellido Jones.—, nunca te he visto tan seria como ahora.

Miró de nuevo al chico "imaginario", éste le veía atentamente, como a la espera de un suceso mayor. Mas solo obtuvo una carcajada por parte del adulto que sostenía a la única que parecía querer demostrar su existencia.

—Ya, mejor sigan jugando.— murmuró bajando a __________ de sus brazos y tomando la mano de su esposa.— dejemos que los niños jueguen con su amigo y nosotros sigamos hablando de nuestros asuntos.

Su padre se retiró de la habitación, seguido de la señora Fazbear, más la madre de la pequeña Jones se quedó ahí:—Juega un poco, quiero llegar a casa temprano para hacer la cena.— le avisó, quitando unos mechones rebeldes del cabello de la niña.—, ¿Te sientes bien o mejor nos vamos a casa?

Freddy se mostró un poco nervioso, pero nadie parecía hacerle caso.

—Jugaré con Freddy.— le respondió, besando la punta de su nariz, una muestra de confianza entre ellas. Su madre le sonrió a Freddy antes de irse de la habitación, pero dejando la puerta abierta.

—¿Quién eres tu?.— preguntó cuando se giró directamente al ser desconocido, rodeando a Freddy para ir con toda su atención sobre el nuevo habitante.

Él le sonrió, sintiendo un poquito de confianza al ver la reacción calmada de ella. Era lindo, ni siquiera se le veía una pizca de ser un ser maligno, por lo que se sintió como en responder.

Yo soy Fred...

[2023; ladymxrt]

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