Capítulo 9
Marinette veía fijamente la puerta de su oficina en espera de la llegada de su asistente. Mordía el lápiz con nerviosismo, el cual ni ella misma lograba entender porque lo tenía.
Después de ver a Adrien con aquel niño que era igual a él, algo dentro de la azabache había despertado. Quizás era curiosidad o preocupación... ¿por qué no le dijo que tenía un hijo?
Está bien, era su vida privada pero ella... ella podría haberlo ayudado más. Marinette ahora era consciente de que aquella persona en quien depositó su confianza, tenía una responsabilidad de lindos ojos azules y cabello rubio.
<<¿Qué puedo hacer?, ¿y si le doy más horas de colación?, ¿estará mal subirle el sueldo?>>
En eso la puerta se abrió y los pensamientos de la joven se disiparon al ver a un Adrien sonriente entrando a tropiezos.
-Buena tardes señorita Marinette. Disculpe la demora... .- posó una mano en su nuca y ella lo observó en silencio comparando el rostro de aquel angelical niño y su asistente.
Adrien se sintió un poco extraño al no recibir respuesta y más aún si ella solo lo observaba en silencio.
<<Oh no... de seguro está molesta porque no llegaba.>>
-Señorita Marinette.- habló por lo bajo.- disculpe... no se volverá a repetir la tardanza.- la azabache parpadeó un par de veces entrando en razón y miró la hora en su celular.
-¡N-no!, ¡digo!.- golpeó su frente con las hojas en su escritorio y respiró profundamente.- Adrien, no se preocupe, incluso aún le quedan quince minutos... ignoreme, estaba pensando en algo nada más.- el rubio asintió y caminó hacia su escritorio sin darse cuenta de que ella lo siguió con la mirada.
<<Deja de mirarlo tanto... si él no te ha contado es por algo.>>
Se formó un silencio entre ambos un tanto inusual. Normalmente siempre conversaban de cualquier cosa mientras trabajaban y él de vez en cuando decía algún chiste que hacía reír a su jefa.
Adrien se concentró en los documentos que quedaron pendientes para organizar e iba leyendo y apilando a un lado de su mesa.
-Adrien... usted... ¿tiene pareja?.- preguntó de manera casual y él ojiverde detuvo su acción un tanto sorprendido. No sabía si había oído bien del todo, pero tampoco se atrevería a preguntar otra vez lo que había dicho ella.
<<¿A qué viene esa pregunta?>>
-No... .- respondió dejando los papeles un momento para voltearse a verla.- creo que la última novia que tuve fue en el instituto y realmente no recuerdo ni su nombre.- se encogió de hombros despreocupado y ella meditó a sus adentros.
-Vaya... ¿y en la universidad nada?
<<No se si lo estoy imaginando, pero siento que me están interrogando por un crimen.>>
-Nunca he sido muy... ¿cómo decirlo?.- hizo una breve pausa.- ¿conquistador?
<<¿Y aún así tiene un pequeño?, algo no me cuadra...>>
-¿Y usted?.- preguntó él y la ojizarca abrió más sus gemas en su dirección. Algo en su boca impedía responder esa pregunta.
Marinette miró ligeramente su celular, el cual no tenía ningún mensaje o llamada perdida de quien consideraba la persona más importante en su vida.
<<Tú empezaste a preguntar, ahora te toca responder.>>
-Creo que ya sabe eso.- le sonrió de manera cumplidora y la tristeza la embargó un momento.
<<Claro que lo sé... es novia del señor Ketchup, pero quería oírlo de su propia boca.>>
Adrien se sintió mal al ver su actitud decaída y aclaró su garganta cambiando de tema.
-Le envié a su correo los datos de los trabajadores del hotel de la playa y también le hice un horario con las reuniones de esta semana.- dejó el ordenador a un lado luego de hacer click.- puede revisarlo y si hay un error.- de repente ella soltó una risa haciendo que el rubio la viera con extrañeza.
-Vaya, se ve muy lindo con toda esa espuma en la cabeza.- soltó con gracia sin dejar de ver la pantalla.
<<¿Con esa espuma en la cabeza...?>>
Adrien miró ahora su ordenador buscando la carpeta que le había enviado rápidamente. Le había enviando una carpeta de fotografías de su niñez. La azabache estaba maravillada viendo cada foto y en más de una soltaba una risa sin contención, al ver a un Adrien lleno de helado en la boca.
-Que adorable.- cubrió su boca sin perder detalle en las fotografías. El rubio se puso de pie rápidamente negando con la cabeza.
-N-no vea eso. Me equivoqué de archivo.- iba a quitarle el mando pero ella lo alejó de su alcance sin dejar de deslizar las fotografías.
-Adrien, es mi archivo. Déjeme seguir viendo.- frunció el ceño en su dirección con un adorable puchero, que no hizo más que convencerlo mientras su corazón comenzaba a golpear con fuerza su pecho.- ¡tiene un pañal en la cabeza! .-exclamó mientras soltaba una carcajada y el ojiverde cubrió su rostro con una mano para evitar que viese un sonrojo por la vergüenza.
<<¿Por qué siempre yo?, al menos no se lo envié en una junta donde proyectan todo.>>
Marinette seguía observando maravillada cada foto de su asistente, alguna más vergonzosa que la otra, mientras él se acercó un poco más apoyando su brazo en el borde de la silla donde su jefa estaba sentada. Ambos percibieron el perfume del otro, sintiéndose sumamente cálidos en el ambiente familiar que de había creado.
Adrien no miraba el ordenador, la miraba a ella de perfil. El reflejo de la luz en sus ojos azules lo tenía hipnotizado por completo, delineó su nariz hasta llegar a sus labios, le aprecía hermosa en todo el sentido de la palabra y eso le inquietaba.
Ella era un Ángel por donde fuera que la vieran, tenía esa chispa que te daba confianza y tranquilidad, pero también entusiasmo y alegría.
La azabache se detuvo al momento de ver una fotografía de su asistente cargando a un bebé recién nacido, no se veía muy distinto a como era ahora. La siguiente era similar, pero ahora con una hermosa mujer de cabello rubio y ojos verdes. Un sentimiento nació en la ojizarca en ese momento, no eran celos, tampoco era decepción, pero si sentía en el fondo que le gustaría saber más de él.
-Que lindo.- musitó sin querer y él ni se volteó a ver.
-Lo es... .- respondió sintiendo su respiración más pesada. Ella se giró encontrándose muy de cerca esos ojos verdes que no le perdían detalle.
Ninguno decía nada y ninguno se apartaba. Ella escudriñó su rostro sintiéndose algo intimidada por su mirada.
Él era muy apuesto, de eso no le cabía duda alguna. Su cabello rubio se veía tan suave que hacía nacer el impulso de tocarlo con sus dedos, para afirmarlo. Su quijada recta y varonil, unos ojos que desprendían ternura y a la vez salvajería, y por último sus labios... extrañamente se le hizo agua la boca de solo sentir su respiración cerca.
<<Estoy en el cielo...>>
-Tiene un hijo muy lindo... .- habló por lo bajo.- y su mamá también lo es.
-Gracias... aunque.- miró la pantalla en breve.- ella es mi madre y mi hermano Félix, en realidad.
<<¿Su madre y su hermano?>>
Ella aclaró su garganta y volteó a ver nuevamente la fotografía, observando ahora a detalle todo en ella.
-Se ven muy felices.- sonrío con sinceridad.
-Lo éramos... .- un sentimiento de tristeza se instaló en el joven y se separó de ella caminando hacia la salida.- si me disculpa... debo ir al baño, señorita Marinette.- no esperó respuesta y simplemente salió de ahí.
La ojiazul quedó perpleja ante su extraño actuar, más sombrío y tomó su celular con decisión.
-Buenas tardes, quisiera hablar con la señorita Nathalie de la casa hogar.
●●●
-¿Entonces ahora eres benefactora de ese orfanato?.- preguntó Kagami mientras bebía un vaso de jugo sentada en la sala de su mejor amiga.
-Pues si... de todos modos nos hicimos pasar por gente que ayudaría en la remodelación.- respondió ella desde la cocina mientras dejaba comida en el plato de su gata.
-¿Y tu asistente que tiene que ver en tu decisión?.- preguntó poniéndose de pie y Marinette detuvo su acción al verse a los ojos.
-En nada. Adrien no sabe nada de esto y no tendría porque.- siguió echado comida al plato y luego lo dejó en el suelo mientras la blanquecina felina se acercaba.
-Bien... .- Kagami la miró algo desconfiada de su respuesta, pero sonrió.- ¿qué harás el fin de semana?, quería invitarte a la playa.
-Lo siento, Kag... Nath me dijo que pasáramos juntos el fin de semana y además tengo mucho trabajo, no puedo cargarle todo a Adrien.
-¿Nath te dijo que pasaran un finde juntos?.- alzó una ceja y su contraria se encogió de hombros.
-Luego de lo que pasó con Luka... me propuso eso, aunque se pospuso como dos semanas porque tuvo que viajar por unos asuntos de la empresa.
-Marinette.- Kagami frunció el ceño en su dirección y se apoyó en el mesón de la cocina.- te voy a golpear.
-¿Y ahora por qué?.- preguntó sin comprender.
-No se que te pasa últimamente, pero le estás aguantando mucho al señor "siempre estoy estresado por el trabajo", ¿cómo es eso que pospuso dos veces algo que él mismo te propuso?
-Pues...
-Sabes, mejor no gastes saliva en responderme.- bufó girandose para tomar sus cosas y marcharse.- ya tengo que irme, nos vemos otro día.
-Kag, no te vayas así.- se acercó a ella y esta se volteó dándole un beso en la mejilla.
-Cuidate y que Plagg se mejore.- hizo una mueca como respuesta y la japonesa salió de la casa.
Kagami suspiró profundamente y sacó su celular enviando un mensaje.
💬Tengo que hablar contigo. Iré a tu casa.
-Kagami.- una voz masculina llamó su atención al momento de salir por la reja de la casa de la Dupain.- Hola, ¿cómo estás?.- la de cabello corto sonrió y besó su mejilla.
-Bien, que gusto verte Luka.- ella afirmó el agarre de su bolso guardando el móvil y sacando las llaves de su auto.- ¿vienes a ver a Mari no?
-Si... bueno esta mañana solo cruzamos un par de palabras y quizás sea momento de una charla.- respondió poniendo una mano en el bolsillo de su pantalón.
-Ojalá y la hagas entrar en razón...
-¿Cómo?.- cuestionó alzando una ceja.
-Nada, nada... no me tomes en cuenta. Bueno yo ya me voy, dale saludos a Chloe de mi parte.
-A Chloe... claro, yo le digo.- se despidieron y el pelinegro entró al lugar siendo seguido por los ojos de la azabache de rasgos japoneses un momento.
●●●
-Estaba tan cerca que podía sentir su perfume... era tan dulce.- suspiró poniendo una mano sobre su pecho.
-¿Por qué no la invitas a salir?
-Porque para empezar, es mi jefa, tiene novio, ella no saldría jamás con alguien como yo... solo piénsalo. Soy un tipo con cargos de drogas, que además está en libertad condicional, eso sin sumar que tengo que preocuparme por Félix, no debería estar pensado estas cosas imposibles.- negó con la cabeza soltando un pesado suspiro.
-Viejo... si algo aprendí en esta vida es que solo tenemos una.- Nino palmeó su hombro mientras se ponía de pie yendo por una cerveza.- mírame a mi y a Alya. Si no hubiera decidido arriesgarme ahora mismo no estaríamos juntos.
-No es lo mismo Nino... ustedes son compatibles en todo sentido, en cambio... ella y yo somos muy diferentes.- bajó el rostro viendo el suelo con tristeza.- la señorita Marinette está prohibida para mi.
-Yo lo único que veo es que ella te tiene embobado como nunca antes nadie.- soltó su camarada sentándose frente a él mientras le extendía una botella de cerveza.- no pierdes nada con intentar acercarte.- tomó el envase viéndolo un momento.
-Puedo perder el empleo.- lo miró con seriedad.- mejor solo la admiro a lo lejos como todo este tiempo.
-Es chica te gusta... dudo mucho que puedas conformarte solo con eso.
-Nino.- reclamó.- ¿tienes idea de quién es su novio?.- se expresó dejando a botella sobre la mesa de centro sin probarla.- es el dueño de toda esa empresa, ¿qué soy yo en comparación?
-Mi mejor amigo.- respondió con una sonrisa golpeando la botella de él con la que estaba en la mesita.
-No se para que te cuento esto.- bufó cruzándose de brazos.
-Porque sabes que te alentaré a que hagas lo que quieres.- hizo un gesto con su rostro.
-Mejor me voy a dormir. Tengo que levantarme temprano mañana.- se puso de pie dirigiéndose a su habitación con cansancio.- buenas noches.
-Buenas noches, bro. Sueña con tu Ángel de la guarda de ojos azules.- le lanzó un beso y el rubio le sacó la lengua en una actitud infantil.
Adrien quitó sus zapatos y se lanzó sobre la cama viendo el techo de su habitación por una eternidad. Imaginó el rostro de aquella azabache junto con su sonrisa.
-Si tan solo fuera posible...
Su corazón comenzó a latir con fuerza y cerró sus ojos recordando el primer día que se vieron.
<<El muro entre nosotros es demasiado grande.>>
○○○
-¿A que debo tu visita?
-Sabes muy bien a que se debe, Nath. Quiero saber como es eso de que este fin de semana lo pasarás con Marinette.- una sonrisa apareció en los labios del pelirojo y alzó su vista de su laptop un momento.
-¿Por qué tendría que decirte?
-Le cancelaste dos veces y estoy segura que lo harás una tercera vez.- se paró frente a su escritorio cruzándose de brazos.- ¿hasta cuándo seguirás con esta farsa?
-Esto no es una farsa, yo amo a Marinette. Eso lo sabes muy bien, Kagami.- bajó la pantalla y se puso de pie frente a ella viéndola ligeramente hacia abajo por el diferencia de estatura.
-Quiero que termines con ella o yo le diré todo de una vez.- lo apuntó.- tienes una semana para hacerlo.
-Eso no pasará.- la rodeó.- y tu no le dirás nada. Sabes muy bien lo que yo puedo hacer si lo haces.- besó su mejilla y le abrió la puerta.- ahora si me permites seguir trabajando.
-Marinette se aburrirá de tus desplantes antes de lo que imaginas.- le sonrió saliendo del despacho con firmeza.- una mujer tiene dignidad y aunque ella sea muy buena, se ama a sí misma.
-Marinette está enamorada de mi y nos casaremos pronto... de eso me encargaré yo.
-¿Enamorada de ti?.- cuestionó soltando una carcajada.- el amor también se marchita, Nathaniel. El amor también muere y es precisamente lo que has hecho tu todo este tiempo con su relación.
-Para nada. Nadie conoce mejor a Marinette que yo.- Kagami se volteó a verlo con burla.
-En eso te equivocas... Luka la conoce mucho más que tú.- sin mencionar nada más, ella salió del departamento de pelirojo dejándolo con la cólera por sus palabras.
-Luka no es rival para mi.- soltó entre dientes en la soledad del lugar.- ni él, ni nadie.
"Los sentimientos surgen de cosas tan simples que muchas veces pasan desapercibidas."
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