Capítulo 7
-El portero no quería dejarme pasar, supongo que por mi aspecto. Pero de la nada tropezó ese ángel conmigo.- suspiró tomando una almohada del sofá y abrazandola.- y fue tan amable... y...
-Hey, calma enamorado.- se burló Nino lanzándole otro cojín de su lado.
Alya apareció riendo con una bandeja en sus manos, la cual dejó sobre la mesita de centro con algunas galletas y chocolate caliente.
-Parece que cupido te pegó un flechazo.- bromeó la morena sentándose al lado de su novio.
-Es que si la vieran entenderían de lo que hablo.- expresó con las manos.
-Prosigue con la historia que esto se puso más interesante.- agregó la chica y el rubio aclaró su garganta.
-Claro... ¿dónde quedé?.- pensó un segundo.- ya se... bueno pues sentí que alguien chocó conmigo y no se como, pero agradezco haberla podido sujetar o los dos hubiéramos quedado estampados en el suelo.- soltó una carcajada.- y entonces los vi... .- se quedó en silencio viendo sus manos.
Nino miró a Alya con incertidumbre y luego a Adrien quien aún permanecía sin decir nada.
-¡Adrien!, ¡¿qué fue lo que viste?!.- exclamó la morena y este sonrió.
-Los ojos más preciosos que haya visto en mi vida.- se puso de pie rápidamente.- eran tan azules como el mar y tan... puros.- suspiró lanzándose al sofá.
-Listo. Lo perdimos.- habló el Lahiffe aguantando una carcajada por las expresiones de su mejor amigo.- estas loco de remate.
-¿Y que más pasó?.- preguntó curiosa la periodista.
-Me sonrió y yo le sonreí, y nos sonreímos... y... y yo muy estúpido me puse nervioso.
-Bueno... no es como que hayas sido un casanova en el instituto.- se encogió de hombros su amigo y Alya lo golpeó con su puño.- auch.- se quejó.
-Sigue contándonos.- alentó la chica y este respiró profundamente.
-Estaba todo mojado por la lluvia y me dijo que entráramos para secarme... la cosa es que pensé que ella era una secretaria y le invité un café.
-¿Acaso no lo era?.- preguntó el moreno y el ojiverde negó con la cabeza cubriendo su rostro con ambas manos.
-Ella es la administrativa de toda la empresa y es la persona que necesitaba un asistente.
-Espera... a ver si entendí.- Nino extendió su mano y con la otra tomó el puente de su nariz.- ¿estas diciendo que invitaste a salir a tu jefa?.- soltó una carcajada.
-¡No seas pesado!, ¡qué yo no sabía que ella sería mi jefa!.- le lanzó el cojín devuelta y este lo atrapó en el aire.
-Cariño, déjalo seguir hablando.- se interpuso Alya.- mejor dinos que dijo de tu hoja de vida.- lo miró fijamente y Adrien suspiró.
-Por eso les digo que es un ángel.- sonrió.- le dije la verdad sobre cómo fueron las cosas y no solo me creyó en todo... sino que me contrató al instante y yo no podía creerlo.
-Vaya... entonces si debe ser una muy buena persona.- comentó el de lentes.
-Y conocí al presidente de la empresa... el señor Ketchup.- habló cerrando sus ojos y sus dos amigos se soltaron a reír.
-¿El qué?.- cuestionó su camarada.
-Es muy complicado su apellido como para decirlo, además su cabello es tan rojo como un tomate, así que le diremos señor ketchup.
-Tus chistes malos jamás cambiarán.
-Ni siquiera se dignó a saludarme y creo que había tensión entre él y mi jefa... no me dio buena espina.
-Uhh... quizás sea su novio.- se encogió de hombros la de ojos ámbar y Adrien hizo una mueca.
-En fin... mañana será mi primer día y veremos mi contrato, etcétera.
-Muchas felicidades entonces, hermano.- Nino se sentó a su lado y lo abrazó por el costado.- ¿ves amor?, nuestro bebé ya está grande.- se burló y Adrien lo golpeó con su codo.
-Idiota.
◇◇◇
Luego de unos segundos en aquel beso, Marinette puso ambas manos sobre el pecho de su novio y lo empujó con la mayor sutileza.
-¿Qué pasa?.- cuestionó el pelirrojo y ella lo miró fijamente.
-Nathaniel... yo necesito tiempo.- él la miró extrañado sintiendo una punzada en su pecho.
-¿A que te refieres?
-Nathaniel... yo te quiero mucho.- bajó la vista un momento.- pero siento que cada vez estamos más lejos... y tus celos me lastiman.- sus ojos se cristalizaron.- no confías en mí y eso me duele.
-Bebé... yo sí confío en ti.- levantó su rostro con su mano libre.- de verdad que lo hago.
-Si confiaras en mí no le hubieras pegado a Luka y no me harías esas escenas en el trabajo. Nath... yo soy tu novia, no tu posesión.
-Lo siento... de verdad lo siento.- acarició su mejilla suavemente.- no me di cuenta de como he estado actuando... el trabajo me tiene muy estresado y sentirte lejos de mi me hace pensar tonterías.
-Puedo entender que estés cansado por la empresa, pero...
-Lo sé.- Nathaniel suspiró.- discúlpame. Es que... estoy preocupado por el socio que te mencioné, todo eso me tiene dando vueltas.- puso una mano en su nuca.- pero por favor no te alejes de mi, te necesito.- tomó su mano y la acarició.
Marinette lo observó detenidamente, sintiendo una presión en su pecho. Realmente le dolía todo lo que estaba pasando y podía comprender porque Nathaniel estaba tan estresado.
-Nath... está bien. Yo también lamento no haber prestado mucha atención a lo que estaba pasando contigo.- se acercó un poco más a él y este sonrió.
-Te prometo que el fin de semana será solo para nosotros... voy a enmendar como me he comportado. ¿Qué dices?.- Marinette lo miró ilusionada por su propuesta y enseguida asintió más feliz.
-¿Solo nosotros?
-Solo nosotros.- repitió y ella le dió un pequeño beso en los labios.
-¿Quieres entrar y compartir con nosotros?.- preguntó la ojizarca con anhelo.- vendrá Kagami también.
-Me gustaría, pero debo levantarme más temprano mañana.- le extendió las rosas y ella las tomó con ambas manos.- mañana me disculparé con tu amigo y podemos almorzar juntos si quieres.
-Bueno... .- respondió por lo bajo y el pelirrojo se despidió besando su mejilla.
-Hasta mañana.-retrocedió un paso y Marinette se quedó quieta en su posición.- no te quedes hasta muy tarde.
-Descansa.- le sonrió de lado y este se giró saliendo por el portón.
Marinette lo observó desaparecer y luego alzó el ramo viéndolo detenidamente. Su expresión pasó de una sonrisa a una tristeza evidente en sus rasgos y es que sentía muy dentro de ella que algo más ocurría, pero no sabía qué o menos no lograba imaginarlo como algo en concreto.
Se adentró a su casa nuevamente. Luka estaba apoyado en la pared frente a la puerta esperándola. La azabache se acercó rápidamente al ver su labio un poco más hinchado por el golpe que había recibido y enseguida alzó su mano tocando con sus dedos la zona afectada.
-¿Te duele?.- preguntó por lo bajo y este no respondió viéndola a los ojos.
-¿Estás bien?.- evitó su interrogante eficazmente.- ¿te hizo algo?.- ella negó con la cabeza y Luka tomó su mano con la que lo acariciaba.
-No... Nath me pidió disculpas.
-Marinette.- llamó su atención seriamente.- si te hizo algo no dudes en decírmelo y lo pondré en su lugar.
-De verdad que no hizo nada... él solo está celoso de ti. Ya sabes como es.
-Lo más importante en una relación es la confianza y el respeto... sabes que yo siempre te diré la verdad. Natahniel no te valora lo suficiente y sus celos no te hacen bien... no siempre podrá excusarse con que el trabajo lo estresa.- Marinette se soltó de su agarre y miró hacia su costado tragando con dificultad.
-Lo sé, pero él me ama y...
-El amor no es posesión.- la interrumpió recordándole sus propias palabras que le dijo en su discusión por la mañana.- y Nathaniel sabe muy bien como manipularte.
-Nadie me está manipulando.- frunció el ceño alzando la vista nuevamente.- ¿a qué viene esto?.- cuestionó con molestia. Luka bufó rodeándola y abriendo la puerta principal.- ¿adónde vas?.- lo siguió detrás y este se giró en su eje.
-Me voy a casa.- respondió tajante.
-¿Por qué?
-Porque prefiero ahorrarte problemas con tu noviecito.- agregó con evidente sarcasmo haciendo la acción de salir, pero ella lo detuvo sujetando su camisa con la mano.
-¿Se puede saber que bicho te picó ahora?
-Nada.- puso las manos en sus bolsillos viéndola hacia abajo sin expresión alguna.- solo estoy cansado.
-Pero... quedamos en comer pizza.- musitó y el pelinegro miró hacia su costado.- Luka, ¿podrías decirme lo que te pasa?.- buscó su mirada insistente.
-Nada.
-Luka.- nombró en reproche.
-Me molesta que le sigas dando oportunidades y que él nunca las aproveche... me molesta que no se de cuenta de la gran mujer que tiene a su lado y sobretodo me molesta que tu misma no te valores lo suficiente como para ponerle fin a algo que no te hace bien. Eso me pasa, ¿feliz?.- Marinette guardó silencio por unos segundos y respiró profundamente presionando su mandíbula.
-Todos merecemos una segunda oportunidad.
-Si. En eso concuerdo contigo, pero solo para quienes realmente lo merecen.
-Nathaniel puede tener muchos defectos. Eso lo tengo claro, pero...
-Marinette, no me salgas con eso de que estás enamorada de él y que llevan mucho tiempo juntos. Porque no es la única persona que hay en el mundo y no es la única persona capaz de amarte.
-Pero es la única persona que conoce todo de mí y me ama sin importar qué.
Luka le sostuvo la mirada conteniendo el aire en sus pulmones, aquello había sido un frío golpe en su pecho.
-Gracias.- sonrió con cinismo levemente y ella abrió más sus ojos al oírlo.
Marinette no pudo decir nada puesto que él se había dado media vuelta y ya se había marchado. Se mantuvo en el umbral de la puerta por varios minutos sintiéndose la peor amiga que puede haber.
El frío comenzó a estremecerla en breve y las caricias de Tikki en su pierna la hicieron entrar en razón. Cerró la puerta apoyando su espalda en esta y suspiró lentamente viendo a la nada, mientras la gata volvía a perderse en la sala.
La azabache caminó hacia la cocina, donde dejó el ramo de rosas sobre el mesón. Volvió hacia la sala y el sonido de su celular la sobresaltó un momento, lo tomó al instante viendo un mensaje de su mejor amiga.
12:23 PM.
Kag: Cariño, no podré ir. Me surgió algo, pero mándale saludos a Luka de mi parte. 😘
Marinette no respondió nada y dejó su móvil sobre la mesa de centro, se abrazó a la almohada de su sofá y encendió la televisión en la soledad de su hogar. Canceló la orden de la pizzería y se quedó ahí hasta la madrugada viendo películas de ridículos romances, comiendo helado que tenía en su nevera. Tikki le hizo compañía, ya que Plagg no podía moverse mucho se mantuvo en su cama.
No se dio cuenta en qué momento la luz comenzó a filtrarse por las grandes ventanas de la sala. Miró la hora en el reloj de pared y bostezó poniéndose de pie para darse una ducha.
Luego de vestirse y tomar todas sus cosas necesarias, se dirigió a la empresa con las evidentes ojeras bajo sus ojos y la piel algo pálida. Saludó al portero con su característica sonrisa e ingresó al ascensor en completo silencio, lo único que quería era distraerse con el trabajo. Llegó al piso correspondiente y cuando se abrieron las puertas se sorprendió al chocar de frente con alguien.
-Auch.- sobó su frente con una mano y al instante oyó la queja de alguien más.
-Señorita Marinette.- abrió sus ojos encontrándose con unas gemas verdes y una expresión completamente avergonzada.- ¡lo siento tanto!.- expresó agachando la cabeza y ella inevitablemente soltó una risa.
-Está bien.- Adrien apenado alzó sus ojos y suspiró al ver su sonrisa.- creo que se nos hará costumbre.- él también rió suavemente y las puertas metálicas comenzaron a cerrarse, más rápidamente el rubio tomó su brazo haciendo que saliera apegandola a su torso.
Adrien aclaró su garganta y se alejó rápidamente rascando su nuca. Marinette no se percató de aquel acercamiento y acomodó su bolso sobre su hombro.
-Llegó temprano... aún ni llegan los demás.- mencionó la azabache avanzando hacia su oficina.
-Bueno... es que como me dijo que llegara temprano, no sabía la hora en específico que me necesitaría así que... preferí no arriesgarme en llegar tarde mi primer día.- la siguió detrás.
-¿Y a donde iba tan apurado?.- preguntó riendo abriendo la puerta y adentrándose a su puesto.
-Yo... nada importante.- cerró detrás de él quedándose de pie viendo como ella dejaba sus cosas sobre su escritorio.
-Adrien.- llamó observándolo.- pase y tome asiento.
-Cla-claro.- ambos se sentaron viéndose un momento antes de que Marinette sacara algunos papeles.
-Ayer terminé de modificar y revisar bien su contrato.- los ordenó sobre el escritorio y se los extendió con una mano. Adrien los tomó al instante.- si tiene alguna duda sobre algo, no dude en decírmelo y podremos llegar a algún acuerdo. Más aún si no está de acuerdo con alguna cosa. Léalo pacientemente y me dice que opina.- este asintió y leyó todo en silencio.
-Creo que todo está bien... solo tengo una cosa.- se mantuvo en silencio por unos segundos y ella se asustó.- ¿realmente ese es mi sueldo?.- preguntó más con asombro que nada.
-Si tiene alguna otra propuesta o si cree que no es suficiente podemos llegar a un acuerdo.- Marinette puso ambas manos sobre la mesa y este negó rápidamente con la cabeza.
-Yo lo decía realmente porque es mucho.- sonrió nervioso.- quizás sea un error...
-Adrien.- lo miró enternecida.- ese es el sueldo correspondiente. No es ningún error.- él tragó grueso.
-Ehh...
El golpeteo en la puerta interrumpió su conversación y Marinette observó detrás del rubio antes de decir "adelante".Luka apareció con unas carpetas bajo su brazo y otras en su mano.
-Buenos días.- saludó con cordialidad.- señorita Dupain.- nombró acercandose un poco al escritorio.- necesito que revise estos documentos para ver el tema de la renovación de los implementos de seguridad que le había mencionado.- dejó la carpeta sobre la mesa.- están todos los costos, solo falta su consentimiento.
Marinette por un momento dejó de respirar al ver la poco usual expresión de su mejor amigo.
-Si hay algún problema o si está todo en orden se lo hace llegar a mi secretaria.- sin decir nada más este se dirigió a la salida.- que tenga buen día.
-Luk... .- no terminó de hablar ya que nuevamente este ya se había ido dejándola con las palabras en la boca.
Adrien al ver su expresión de confusión se preocupó al instante y ella se forzó a sonreír frente a él.
-Señorita Marinette.- ella se concentró en los papeles sobre su escritorio.
Sus manos temblaban y tenía tantas emociones mezcladas que le era casi imposible contener las lágrimas.
Adrien se acercó sentándose más al borde de la silla y por impulso tomó su mano sobre el escritorio para calmar su congoja... pero al contrario de su cometido, Marinette al sentir el tacto cálido y de confort, se quebró desbordando las lágrimas contenidas en sus ojos.
"Fingir una sonrisa puede lastimar más que aceptar el dolor."
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