Capítulo 6
Adrien y Marinette se vieron rápidamente para luego voltearse de nuevo hacia el sujeto en la puerta.
-Nath... hola.- sonrió ella, pero este no cambió su expresión.
-¿Quién es él y por qué lo estás abrazando?.- preguntó en tono amenazante y se acercó bruscamente al rubio.
Marinette abrió más sus ojos al ver la intención del pelirojo en golpear a su nuevo asistente. Adrien observó al joven sin poder comprender del todo lo que ocurría y antes de poder enfrentarlo, la azabache se interpuso entre ambos haciendo una barrera para el de gemas verdes.
-Nathaniel.- habló con reproche por su actitud.
-¿Quién demonios es este... desaliñado?.- frunció el ceño observándolo de pies a cabeza, haciendo así que Adrien se sintiera incómodo al estar todo empapado por la lluvia.
Marinette sintió como la rabia se extendía por cada parte de su cuerpo. Su novio estaba (para empezar) haciéndole otra escena de celos, sumándole que estaba mirando en menos a una persona sin tener ningún derecho (eso sin duda era algo que ella detestaba enormemente) y además era alguien que recién había contratado. Realmente el de ojos turquesa estaba dejando una muy mala impresión y ella se tomaba muy en serio su trabajo como para dejarlo pasar.
-Yo no soy ningún... .- intentó defenderse el rubio.
-Señor Kuterzberg.- se interpuso Marinette serenandose y viéndolo a los ojos.- usted me disculpará, pero ahora mismo estaba en una reunión con el señor aquí presente y usted irrumpió en mi oficina sin tocar. Espero eso no vuelva a repetirse.
-Marinette...
-Señorita Dupain.- corrigió viéndolo fijamente.
Ella estaba molesta y Nathaniel lo sabía... tenía muy claro que había hecho que ella se enojara.
-Pero ya que está aquí... aprovecho de presentarle a mi nuevo asistente.- se hizo a un lado indicándole con la mano al rubio mientras ponía su brazo alrededor de su hombro. El de ojos verdes se estremeció al sentirla tan cerca y no pudo evitar los nervios ante el contacto.
-¿Asistente?.- cuestionó el pelirrojo y Adrien guardó silencio observando como la de ojos cielo estaba rígida en su posición, podía notar que controlaba sus emociones al percibir (al mismo tiempo) su respiración pesada.- ¿qué no necesitabas una secretaria?.- ignoró al joven viendo directamente a su novia.
-No. He decidido al final tener un asistente y no una secretaria, debido al recorte de personal que hizo... "la empresa" hace poco... .- se cruzó se brazos en una postura que desprendía seriedad y elegancia al mismo tiempo.- Adrien.- se dirigió al de cabellos dorados.- él es Nathaniel Kuterzberg, el presidente de la empresa.- presentó indicándole con una mano.
<<Tiene que ser una broma, ¡¿el es el jefe?!... me mira como si quisiera ver mi cabeza en una pica.>>
-Señor Kuterzberg... él es mi asistente personal.
-Señor... mi nombre es Adrien.- el rubio extendió su mano ante su superior, pero este ni se inmutó y luego de unos segundos con su mano extendida, prefirió bajarla y claramente eso no le causó la mínima gracia a la azabache.
<<Aún ni empiezo y ya me quieren fuera.>>
Al ver que Nathaniel no osaba comportarse, Marinette se dirigió a su asistente cambiando su expresión a una amable, ignorando así a su respectivo novio.
-Adrien, puede retirarse si gusta.- le sonrió y él se sintió desfallecer asintiendo suavemente.- mañana llegue temprano... veremos su contrato y todos esos asuntos.
-Cla-claro... no hay problema.- le devolvió la sonrisa y rodeó al pelirrojo con algo de temor dirigiéndose a la puerta.- nos vemos, señor.- hizo una leve reverencia.
-Claro.- respondió entre dientes su contrario.
-Gracias nuevamente señorita Marinette.- volvió a asentir con nerviosismo y esta imitó su acción con una risa.- de verdad se lo agradezco.
-No tiene porqué.- iba a abrir la puerta.- ¡espere!.-lo detuvo.- sus carpetas.- se giró y las tomó del escritorio para luego extenderselas.- y no olvide su abrigo mañana.- recordó soltando una suave risa que no hizo más que avergonzarlo.
-S-si... eh... gracias.- recibió sus documentos y volvió a asentir.- gracias otra vez, señorita Marinette.
-Adrien... ya váyase.- habló ella nuevamente y este se giró chocando con la puerta.
<<¡Por un demonio!, ¡lo que faltaba!>>
-Creo que la puerta se enamoró de mí. - bromeó y ella lo miró enternecida riendo por lo bajo por su mal chiste.
-¿Está bien?.- preguntó acercándose un poco, pero este avergonzado abrió la puerta caminando hacia atrás.
-Si... no se preocupe, gracias. Nos vemos mañana.
-Temprano.
-Temprano.- repitió.- no la decepcionaré, se lo prometo.-se retiró rápidamente y la azabache lo quedó mirando un momento.
-¡Adrien!.- le habló antes de que subiera al ascensor y este se giró, sus ojos se conectaron un momento.- tenga cuidado y mire hacia al frente.
Este se mantuvo quieto unos segundos y no hizo más que sonreír sinceramente por sus palabras. Ella no sabía realmente lo mucho que le estaba ayudando, pero sobretodo no tenía idea que Adrien le ayudaría a sí misma más de lo que imaginaba.
-Gracias.- musitó desde lo más hondo de su corazón y subió al ascensor.
Adrien se fue y Marinette entró a su oficina. Rodeó a su novio y se sentó en su escritorio soltando un largo suspiro, mientras leía nuevamente el currículum de su asistente.
Nathaniel cerró la puerta y se acercó a la mesa frente a ella observándola seriamente.
-¿Es que no dirás nada?.- cuestionó en reproche y Marinette alzó un momento su vista de los papeles.
-¿Se le ofrece algo, señor Kuterberg?.- preguntó con cordialidad.- si quiere ver los depósitos finales de los empleados, vuelva por la tarde o cuando esté todo listo se lo haré llegar a su secretaria.
-Marinette... .- le sostuvo la mirada.- estuve esperándote desde la mañana y no llegaste. Te llamé por teléfono y no me contestaste tampoco, pero a Kagami sí, ¿no?.- espetó subiendo el tono de su voz.- me tuve que ir a una reunión y cuando vuelvo para saludar a mi novia, la encuentro abrazada a un tipejo en su oficina.- golpeó la mesa con una mano y esta no se inmutó.
-Ya basta.- la azabache se puso de pie dejando con fuerza los papeles sobre la mesa.- no voy a tolerar que sigamos en esta situación. Entraste sin tocar siquiera en mi oficina y para colmo casi le pegas a mi nuevo asistente por tus celos. ¿Es que no piensas antes de actuar?
-¡No estaría celoso si te comportaras como es debido!
-¡¿Cómo es debido?!.- exclamó furiosa.
-Eres mi novia Marinette. No tienes porque abrazar a otros hombres o acercarte tanto.
-¡¿Y de qué hombres hablas?!.- preguntó frunciendo el ceño.- Adrien me abrazó por agradecimiento de darle el empleo. ¿Acaso es malo recibir un poco de afecto humano que no sea de modo romántico?
-Adrien... hasta lo tuteas ahora.- se cruzó de brazos y Marinette respiró profundamente intentando serenarse y mantener la compostura.
-Nath, ¿cuál es tu problema?.- tensó su mandíbula.- ni siquiera lo conoces. A lo mucho quisiste saludarlo.
-Él me da igual.- bufó.- eres tú quien me preocupa y más aún los chismes que correrán en la empresa porque se te ocurrió contratar a un secretario.
-No es un secretario, es mi asistente y si lo fuera me da igual lo que digan los demás. Yo tengo mi conciencia tranquila.
-Lo mismo dices de tu amiguito Luka y ves como igual hay chismes de ustedes dos.
Marinette tomó el puente de su nariz y cerró un momento sus ojos.
-De eso se trata entonces... otra vez tus celos por Luka. ¿Qué te dijeron ahora?, ¿qué almorzamos en la oficina y adelantamos trabajo?.- puso cara de pensar.- ¡oh espera!, te dijeron que me regaló un lápiz ya que se me había acabado la tinta del que siempre uso.- sonrió con el claro tono de sarcasmo en su voz.
-Él hace todo para estar cerca de ti siempre.
-Luka es mi mejor amigo y no me alejaré de él por los rumores o por tus celos.- recalcó nuevamente.- así que aprende a separar las cosas y no dejar que lo que digan los demás te afecte.
-Claro... y el que queda como cornudo en la empresa soy yo, ¿no?
-Nathaniel, sal ahora mismo de mi oficina.- habló intransigente.- no quiero verte ahora y lo que menos quiero es que sigamos discutiendo en el trabajo. Tengo mucho en qué trabajar, ya que la secretaria que tenía no hacía su trabajo y mi jefe no quiso despedirla.
-Bien.- se volteó y caminó hacia la salida.- pero esta conversación no ha terminado.- el pelirrojo salió dando un portazo y las secretarias de afuera lo quedaron mirando un momento sorprendidas.- ¿se les perdió algo?, ¡vuelvan al trabajo!.- exclamó dirigiéndose al ascensor y todas bajaron la vista.
Marinette se dejó caer en su asiento y tomó su cabeza con ambas manos conteniendo las lágrimas en sus ojos. Se sentía impotente por los arrebatos de su novio y sobretodo triste de que no confiara en ella. Sus ojos no aguantaron por mucho y las lágrimas la traicionaron, derramándose por sus mejillas.
En eso golpearon la puerta y rápidamente secó sus lágrimas con ambas manos.
-¿Si?.- preguntó por lo alto ahora sonriendo.
-Señorita Marinette... y-yo.- una cabellera rubia se asomó por el borde de la puerta junto unos ojos verdes.
-Adrien, ¿qué hace aquí?.- el joven abrió la puerta.- pase.
-Disculpeme, es que olvidé mi bolso y... .- no siguió hablando al notar los ojos rojizos y llorosos de su jefa.- ¿está bien?.- preguntó preocupado y ella lo quedó mirando un momento.
-S-si... no pasa nada.- se excusó, pero su voz estaba quebrada y era evidente que había estado llorando.
Adrien cerró la puerta detrás suyo y se sentó frente a ella.
-Se que soy un extraño para usted... pero ahora soy su asistente y si algo le pasa quiero poder ayudarla como me ha ayudado a mí dándome este trabajo.
-Gracias.- respondió con una sonrisa sincera.- pero de verdad estoy bien.- se quedaron en silencio por un prolongado tiempo.
A pesar de que él ya sabía que algo le pasaba, no podía forzarla a que le contara y más aún si no lo conocía en lo absoluto. Prefirió dejarla tranquila y se puso de pie.
-Si necesita algo, no dude en llamarme sin importar la hora.- tomó su bolso y ella también se puso de pie.- mi número ya está en la hoja.
-Bueno.- se dirigieron a la salida y quedaron uno frente al otro.- nos vemos mañana.
-Claro... y discúlpeme por volver.- soltó una risa pasando una mano por su nuca.- es que... el bolso.- lo levantó un poco y ambos rieron.
-No hay problema. Torpeza mía de pasarle solo sus carpetas.- respondió.
-Bueno... no le quito más su tiempo.- ella abrió la puerta.- ahora si nos vemos mañana.
No dijeron nada más y ahora si se fue el rubio, dejando nuevamente a la joven en su oficina. Marinette cerró la puerta y suspiró un poco más tranquila yendo a su escritorio para terminar el trabajo que tenía atrasado.
◇◇◇
Era de noche. Adrien estaba sentado en el sofá del departamento de su mejor amigo y aún no llegaba ninguno de los dos morenos.
Sintió como abrían la puerta y rápidamente se puso de pie, esperando con nerviosismo.
-Hey, ¿cómo te fue viejo?.- saludó Nino sacando la bufanda de alrededor de su cuello y Alya quitando su abrigo colgandolo en el perchero.
-Hola Adrien.- saludó la de lentes con una sonrisa cálida acercandose para besar su mejilla.
-Hola... ehh... bueno.- rascó su nuca nervioso y Nino cambió su semblante a uno más serio.
-¿Qué pasó?.- preguntó sacándose rápidamente su chaqueta acercándose a él.
-Nino... Alya.- ambos lo vieron con preocupación.- ¡ya tengo trabajo!.- exclamó completamente feliz y sus amigos se miraron y luego a él con los ojos muy abiertos.
Nino soltó un grito de emoción y enseguida lo abrazó fuertemente dando varias palmadas en su espalda.
-Sabía que podrías conseguirlo. Nadie se resiste a tu carita de principito de cuento.- bromeó y de separó de él permitiendo que su novia también lo abrazara.
-Me alegro mucho, Adrien.- lo estrujó firme para después separarse y verlo detenidamente.- ya verás que tu suerte cambiará. Solo no pierdas la fe.
-No se que hubiera hecho sin ustedes.- soltó permitiendo que sus emociones salieran a flote y sus ojos cristalizandose.
Alya lo miró enternecida, también con las ganas de soltarse a llorar al verlo tal sentimental.
-Bueno, bueno. Ya basta o vamos a inundar el departamento.- habló Alya despejando sus mejillas con ambas manos arrimandose a su novio.- mejor cuéntanos como te dieron el trabajo y donde. Quiero oír todos los detalles.- sonrió enormemente y Adrien se sentó de golpe sonriendo ampliamente.
-¿Por donde comienzo?.- suspiró y sus ojos brillaron.- Dios... creo que conocí un ángel en persona.
◇◇◇
-No hubo inconvenientes con su gatito, señorita Marinette.- habló la mujer mientras terminaba de abrigarse en la entrada de la casa.
-De verdad le agradezco mucho que lo haya cuidado.- respondió la azabache tomando sus manos mientras la veía fijamente.
-No hay de qué. Cuando guste puedo venir nuevamente.- asintió y terminó de despedirse saliendo de la residencia.
Marinette cerró la puerta y se sentó en el sofá viendo a la nada, recordando la discusión con el pelirrojo en su oficina.
Luego de que su novio saliera de la oficina, no cruzaron palabra en el resto del día. Tenía la esperanza de que Nathaniel fuera a su casa para arreglar las cosas, pero ya era muy tarde e internamente sabía que no iría, pero la esperanza era lo último que Marinette perdía.
-Quizas... si tenga razón y soy yo la que está haciendo mal las cosas.- susurró para si misma viendo la pantalla de su celular teniendo a un toque el número de Nathaniel.
Iba a marcarle cuando el timbre resonó en la casa. Marinette se puso de pie y abrió la puerta con sus ánimos por el suelo.
-Luka... .- musitó enfocando sus ojos en los azules del pelinegro.- ¿qué haces aquí?
-Vaya forma de saludarme.- soltó con gracia cruzándose de brazos.
-Lo siento, pasa.- abrió más la puerta y el Couffaine se adentró en el lugar.- no esperaba tu visita.
-Lo sé... solo pasé a saludar, ya que no te vi hoy en el trabajo. Tuve que ver unos asuntos en nuevo hotel.
Ambos se dirigieron a la sala. Luka tomó asiento en el gran sofá y Marinette imitó su acción a su lado. Él la observó detenidamente para después soltar un bufido.
-Marinette.- llamó su atención.- realmente te mentí. Vine porque me dijeron que tuviste una discusión con Nathaniel.- ella desvió la mirada formando una fina línea en sus labios.- me comentaron... que fue más o menos fuerte.
-Ya sabes como son las secretarias de chismosas.- intentó reír evitando verlo a los ojos.- solo fue algo insignificante.- se iba a poner de pie cuando él sujetó su mano.
-Mari... sabes que no puedes mentirme.- habló suavemente y ella dejó caer las lágrimas por sus ojos.
Luka la observó jalando de su mano para abrazarla y contenerla. Marinette se quebró al sentir su calor y comenzó a sollozar más audible.
-Siempre te he dicho que llorar no es malo.- habló él acariciando su cabeza contra su pecho.
-Ya lo sé.- tragó con dificultad devolviéndole el abrazo.- es solo que no quiero llorar por algo así.
-Oye... .- la separó tomando su rostro con ambas manos limpiando sus mejillas con sus pulgares.- si no fuera porque tú te enojarías conmigo ya le hubiera ido a partir la cara a tu novio en cuanto me enteré de lo que había pasado.- eso la hizo reír un poco y eso sin duda alegró más al pelinegro.
-Siempre estás secando mis lágrimas.- el no respondió más que acariciando su frente.
-Ya no llores más.- ella asintió y se alejaron.- mejor pidamos una pizza para que se vayan las penas.
-Claro. Yo la pido y podría invitar a Kag de paso.- se puso de pie más entusiasmada pasando ambas manos por su rostro.
-Me parece perfecto.- Luka se puso de pie junto a ella.- pero primero voy al baño.
-Ya sabes donde queda.- le guiñó un ojo mientras se dirigía a la cocina.
-Pide una con piña. Aún no la pruebo y me gustaría saber que tal.- le gritó atravesando la sala para dirigirse al baño.
Luka entró al baño y se miró al espejo un momento respirando profundamente para después mojar su rostro con agua fría. Tomó una toalla y se secó tomando ahora su celular.
11:32 PM.
-Llegaré más tarde.
11:34 PM.
My Queen: -Hoy me quedaré en casa de mis padres.
11:34 PM.
-Bueno. Te quiero.
11:37 PM.
My Queen: -Yo también 😘
Guardó su celular y salió del baño con soltura. El timbre interrumpió su trayecto, así que se dirigió a la entrada abriendo rápidamente la puerta.
Se extrañó de que tanto su pedido como Kagami llegaran tan rápido, más su semblante cambió al ver parado en la puerta a Nathaniel con unas rosas en sus manos.
-Luka, ¿Quién es?.- apareció la azabache secando sus manos con un paño de cocina.
Marinette abrió ampliamente sus azules al ver a su novio parado en la puerta con clara expresión de enojo.
-¡¿Qué mierda haces tu aquí?!.- alzó la voz y el pelinegro frunció el ceño al oírlo.
-Nath, cálmate.- Marinette iba a ponerse entre ambos, pero su amigo no lo permitió y eso no le causó mayor gracia al pelirrojo.
-Marinette.- reprochó Luka haciéndole ahora frente a su contrario.- vine a verla, ¿o es que no puedo ver como está mi amiga?
-Luka... .- musitó ella tomando su brazo.
-¿Vas a seguir negando que algo pasa entre ustedes?.- soltó con enojo apuntandolos con fuerza.
-¿Y tu seguirás imaginando cosas que no son?.- respondió sin vacilar.- Marinette no ha hecho nada y deberías ser consciente de lo mucho que te quiere.
-Tu no me dirás lo que tengo o no tengo que hacer.- lo empujó haciendo que retrocediera un paso.
-Sigue con esa actitud y lo único que conseguirás es que Marinette te deje realmente.
Eso derramó el vaso de la paciencia del de ojos turquesa, quien no dudó en darle un certero puñetazo en la quijada al Couffaine.
Luka limpió la sangre de su labio con el dorso de su mano y la observó un segundo para después recomponerse al instante.
-¿Luka está bien?.- preguntó Marinette tomando su mejilla para verlo más a detalle.
-No es nada.- respondió restándole importancia y la azabache ahora si se paró frente al pelirrojo.
-¡¿Que demonios te pasa?!.- exclamó frunciendo el ceño.
-Marinette...
-¡Marinette nada!.- lo interrumpió.- esto ya fue mucho.- tomó su frente y suspiró con cansancio.- ya no puedo seguir con esto... es demasiado para mí.
-Y-yo... Mari... no me digas esto.- se acercó intentando abrazarla pero ella no se lo permitió.- yo venía a disculparme... por favor.
-No, Nath.- negó con la cabeza.- Luka... déjame hablar con él a solas.
-De ninguna manera.- respondió a sus espaldas y está lo miró hacia atrás suplicante.- estaré en la sala esperándote.- se adentró intranquilo, pero sabía que si no le hacía caso a su amiga esta se molestaría mucho con él.
Marinette cerró la puerta y suspiró abrazándose a si misma por el frío que caía en la ciudad.
-Marinette, lo siento. Por favor perdóname.
-No es a mi a quien debes pedirle disculpas.- expresó con molestia.- hace semanas estás raro y ya simplemente no se que hacer.- se encogió de hombros.- ahora más encima le pegas a Luka que no tiene nada que ver en nuestros problemas.
-Pero si él... .- Nathaniel respiró profundamente al ver la mirada de su novia.- le pediré disculpas.- se tragó el orgullo.- entiendo que solo estaba preocupado por ti.- desvió la mirada y luego alzó el ramo de rosas que tenía en su mano izquierda.- pero por favor... perdóname. Te amo y no quiero que lo nuestro termine.- se acercó un poco más y acarició su mejilla atrayendola más a él.
-Nath... yo también te quiero, pero... .- no la dejó terminar y besó sus labios con fuerza.
"Piensa en algo dulce y sentirás como una sonrisa aparece en tus labios."
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