Capítulo 44
—¿Y? ¿Pueden dar una explicación sobre esto?
Edel perdió por completo la compostura, mientras que Adrien y Marinette seguían casi en la misma posición. Lentamente tomaron distancia, con los ojos expectantes del pelirrojo sobre ellos.
—Marinette, di algo. —exigió.
—Bueno... Verás. Adrien estaba un poco nervioso por todo lo ocurrido con Renaud, así que yo lo estaba... ¿calmando? —volteó un segundo a ver a su novio y aclaró su garganta.
Si bien Marinette no se sentía del todo segura de hacer pública su relación con Adrien, parece que el universo no deseaba ocultarlo. Mucho no le importaba que Edel se enterara, después de todo su opinión era completamente irrelevante para ella.
Los ojos turquesa del hombre la vieron incrédulo, tomó una bocanada de aire e intentó calmar lo rápido que iba su mente en ese momento.
¿Marinette y ese sujeto? ¿Era una cámara escondida o algo por el estilo? En la cabeza de Edel no cabía la idea de que su ex cuñada con quien realmente estaba era con ese simple asistente, pero ahora muchas cosas estaban cuadrando en su mente y estaba disgustado. Nunca prestó más atención de la necesaria al rubio, era algo torpe y las secretarias decían que muy amable y dulce, es cierto que parecía ser muy útil en los negocios, su hermano se lo dijo cuando dejó el cargo temporalmente, pero... Era un asistente, un simple asistente. ¡Él no podía estar con su...! ¿Con su qué? Marinette no era más su cuñada y prácticamente los únicos lazos que había entre ambos era netamente la empresa.
Edel no quería aceptarlo, tanto la situación actual como lo que dentro de él estaba hace mucho tiempo. Su negativa creció dentro de su pecho y los celos se adueñaron de su boca cargada de veneno.
—¿Qué mierda estás diciendo?
Marinette abrió sus ojos con sorpresa por el tono de voz que usó.
—¿Desde cuando esto sucede? ¿Mi hermano lo sabe? ¿Acaso él es la razón por la que terminaste con mi hermano? —Edel dio unos pasos hacia adelante, y casi al mismo tiempo Adrien puso a Marinette detrás suyo, logrando que su jefe lo inspeccionara aún más.
—Las cosas no son como usted piensa. —habló el rubio. —Marinette y el señor Nathaniel no estaban juntos cuando iniciamos nuestra relación.
—¿Eso debo creermelo? ¿Así de fácil? Nathaniel está internado en una clínica de rehabilitación en estos momentos y ustedes estaban teniendo su romance de oficina muy casual.
—Nathaniel no es mi responsabilidad. No quieras hacerme ver como la mala solo porque estoy con alguien más. Nathaniel y yo hace mucho que dejamos de ser los que éramos, y te lo dije en su momento... Lo que sea que pasara entre él y yo no es asunto tuyo.
—Es mi hermano. Todo lo que tenga que ver con él me concierne.
—Tanto dices quererlo, pero aún sabiendo de su adicción lo dejaste seguir como si nada pasara. No quieras dar vuelta la situación, intentas manipularme igual que él y no lo voy a permitir.
Marinette tomó la mano de Adrien a su lado y no le quitó la vista de encima a su ex cuñado.
—Quiero hablar contigo a solas.
—Lo que sea que quieras decirme puede oírlo Adrien perfectamente. —el pelirrojo hizo una mueca molesta apretando sus dientes brevemente.
—Bien, te abriré los ojos. Él es la nada misma en comparación contigo, no tiene nada para ofrecerte, y la única impresión que da es de querer aprovecharse de ti. Eres tan ingenua, Marinette. En eso si que no cambias nada. Sentimental y caritativa todo el tiempo, lo único que logras siendo así es que la gente se te pegue como sanguijuelas. Él te dejará cuando obtenga lo que busca.
Marinette tuvo la intención de saltarle encima por todas las tonterías que dijo juntas, pero Adrien la detuvo apretando su mano.
—La única razón por la que permití que dijeras estas estupideces es porque no tenía idea de que las dirías. —Marinette se rio de manera sarcástica, estaba muy molesta e indignada. —Ahorrate tu opinión, Edel.
—Entonces dime la razón de su ruptura.
—¡No! ¿No lo entiendes? ¡No tengo porqué decírtelo!
—¿No será que te avergüenza admitir que lo engañaste con tu asistente?
—Eso no...
—Ya. Esto fue suficiente. —habló Adrien después de analizar bien la situación. —No me voy a dirigir a ti como mi jefe en este momento, por lo mismo creo que ya fue suficiente. Marinette y Nathaniel no estaban juntos cuando comenzamos nuestra relación, no lo repetiré denuevo. Ella no lo engañó conmigo ni con nadie, las cosas se dieron naturalmente. Es posible que ella estuviera tan herida que buscó consuelo en mi y no la culpo, al contrario, yo la admiraba desde lejos con la esperanza de tener una oportunidad con ella.
—Dices que si tenías un interés por ella.
—Si cree que el único interés que puede haber entre un hombre y una mujer es sólo monetario o físico, es muy lamentable. Además, creo que ya sabe lo que ella puede despertar en cualquier persona.
—No sé de qué estás hablando.
—Difiero, creo que lo sabe muy bien en realidad. —los verdes de Adrien hicieron contacto fijo con los turquesas de Edel, y sólo con palabras mudas se entendieron. —Negarlo es lo mejor que puede hacer, ya que no estoy dispuesto a compartir lo que es mío con nadie. Marinette y yo somos adultos, nuestra relación no ha afectado nuestro desempeño laboral jamás. Es lo único que debería importar. ¿No?
—Tienes mucho que decir para ser un simple asistente.
—En este momento no le estoy hablando como mi jefe, se lo dije anteriormente. Marinette es mi novia, lamento que la noticia no sea de su agrado, pero no es de su incumbencia lo que ella haga o deje de hacer.
—Quise ser benevolente contigo y hacer la vista gorda, pero esto ya pasó los límites. Revisé tu expediente cuando me enteré que no tenías un contrato con la empresa. ¿A quién quieres engañar?
—Te estás pasando de la raya, Edel.
—No. Tú te pasaste de la raya cuando contrataste a un delincuente y ahora para más remate resulta que tienes una relación con él. ¿No te parece demasiado?
—Las cosas no son como...
—¿Como yo creo? —lo interrumpió. —¿eso quieres decir? —miró a Marinette con los ojos ardiendo. —Tiene cargos por posesión, su casa está embargada y hace poco pudo recuperar la custodia de su hermano por milagro. ¿Qué te dice eso, Marinette?
—¿Lo investigaste? —cuestionó exaltada. —¿Cómo te atreviste a investigarlo?
—Porque trabaja en la empresa de mi familia, por eso lo hice. Cuando me enteré dije: "Si Marinette lo contrató por algo ha de ser. De seguro es otro de sus tantos gestos caritativos.", pero ahora resulta que están juntos. ¿Qué quieres que piense? Obviamente quiere algo de ti y no es más que dinero.
—No es así. Ya te entrometiste demasiado y no seguiré hablando contigo sobre mi vida privada.
—Dije que te abriría los ojos. Piénsalo. Tiene cargos por posesión y debe pagar multa, su casa embargada y además debe alimentar a su hermano, ¿crees que todo es una coincidencia? Eres muy ingenua, Marinette. Todo es demasiado conveniente, ¿no lo crees? Terminaste una relación con prospecto de matrimonio, te encuentras herida y sola, pero eres exitosa... la presa perfecta, ¿no? —Edel se jactó con una risa sarcástica, manteniendo su postura alfa frente a ambos. —Se sacó la lotería.
—No es así. —los ojos de Marinette se cristalizaron por sus palabras y no era porque se sintiera engañada ni nada por el estilo, sólo le dolía que dijera tantas mentiras de Adrien, no merecía tales palabras.
—Escuche... —Adrien entrelazó sus dedos con los de Marinette, aunque no volteó a verla en ningún momento, ya que quería darte el confort necesario con ese pequeño gesto. —Puede creer y decir lo que quiera sobre mi, puede inventarse cualquier excusa sobre mis intenciones con Marinette si así lo desea, pero nunca permitiré que hable de mi hermano y que trate a Marinette como si fuera una niña que no sabe lo que hace. Es cierto que ella me ha ayudado mucho, y créame cuando le digo que no sé cómo se lo pagaré, pero no es ingenua en ningún sentido, si piensa que es así significa que no la conoce en lo más mínimo. Usted no es nada mío para darle explicaciones de mi vida, por lo mismo no gastaré palabras justificando las cosas que encontró sobre mí. Si no tiene nada más que decir...
Adrien caminó hacia la puerta con Marinette a rastras y salió rápidamente de la oficina, Gabriel no parecía estar en recepción, aunque tampoco la importaba toparse con él nuevamente.
Cuando las puertas del ascensor se cerraron, ambos mantuvieron silencio, Marinette aún no reaccionaba y Adrien parecía estar muy molesto a sus ojos, de todos modos no soltaron sus manos jamás, ni siquiera se soltaron cuando las secretarias y demás empleados los vieron pasar.
En un dos por tres estaban dentro del auto de ella en el estacionamiento del subterráneo. Marinette explotó por fin, maldijo a Edel como si no hubiera fin, tomó su cabello desesperada por no haberlo puesto en su sitio y se quejó hasta de los zapatos que traía. Adrien la dejó liberarse por completo y medio sonrió con sus brazos sobre el volante, se veía tierna así de molesta.
No mentiría, Adrien temía que esto trajera más problemas de los que podían sostener. Edel tenía un inusual interés en Marinette, casi podía compararlo con Nathaniel en ese sentido, así que daba por firmado que no se quedaría quieto con esta noticia. Ser despedido ese día se volvió algo banal a estas alturas.
—¡Ese idiota cómo se atreve! ¡¿Cree que soy algo suyo como para decirme qué hacer?! ¡Ni que tuviera quince años!
—Quizá... Lo más razonable sería que busques otro asistente.
—¿Qué?
Marinette guardó silencio varios segundos, la sorpresa estaba muy clara en sus ojos y el desconcierto se hacía cada vez más grande.
—No me veas así... Sólo digo que deberías evitar tener problemas por mi culpa.
—Adrien, ¿de qué estás hablando? ¿Por qué nuestra relación sería un problema para empezar? No molestamos a nadie y seguimos nuestro trabajo al pie de la letra. Es completamente injusto despedirte cuando haces un trabajo impecable. Además, no pensaba ocultar lo nuestro por siempre.
—Hoy fue un día de locos. La única solución que veo es irme de la empresa... Tuvimos ese problema con Renaud que a duras penas solucionamos y ahora el presidente se enteró de lo nuestro y obviamente no lo aprueba, ¿crees que se mantendrán al margen? Lo que menos quiero es que salgas perjudicada por mi culpa. —Adrien extendió una de sus manos y acarició suavemente su mejilla. —puedo buscar empleo nuevamente.
—N-no... ¿Por qué dices esto de repente? Te costó mucho encontrar trabajo anteriormente y sabes que necesitas un contrato fijo para cumplir con lo necesario para mantener a Félix contigo. No veas por mi en este momento. Edel puede decir lo que sea, sabes que no tiene derecho a opinar sobre nosotros.
—Marinette. Mírame, ¿si? —tomó su rostro, los azules de ella se iluminaron expectantes por lo que Adrien diría, con el corazón galopando frenético. —no es que me agrade dejar de trabajar aquí, pero son tantos problemas los que te he causado...
—Tu no has hecho nada malo. Pero si realmente te quieres ir, yo me iré contigo.
—¿Qué dices? —él rio brevemente. —no puedes hacer eso... Es tu trabajo...
—Ya te lo había planteado... —murmuró. —Gabriel nos ofreció trabajo en Suiza. Es una buena oportunidad, además me dijo que su ofrecimiento no tenía fecha de caducidad.
Adrien hizo una mueca. De por sí ya tenía sus razones legales para no irse del país, y hace tan solo unos minutos tuvo un extraño enfrentamiento con Gabriel Agreste, definitivamente no era una opción viable para él. Suspiró viendo ligeramente hacua abajo, buscando las palabras adecuadas en ese momento, pero no encontraba ninguna, ¿por qué parecía que todo se estaba complicando?
—Oye... —Marinette elevó su rostro apretando sus mejillas con ambas manos. —Gabriel no tiene ninguna intención extraña conmigo. Quiero que lo tengas claro. Sobre Edel.... Hablaré con él, pero dejaré que las cosas se calmen primero y si de plano no llegamos a ningún acuerdo...
—¿Tienes mucha confianza con él?
—No realmente. Nos vimos muy poco durante mi relación con Nathaniel, siempre fue cordial. No entiendo su reacción explosiva en este momento.
—Debí imaginar que no sería el único. —susurró.
—¿Qué quieres decir? —él negó con la cabeza y la abrazó con fuerza.
—A veces eres más ingenua de lo que esperaba.
Marinette sólo se dejó envolver en sus brazos, cerrando sus párpados para sentir su calor más profundo en su corazón. Ese pequeño momento junto a Adrien le devolvía aquel sentimiento de tranquilidad perdido hace unos minutos. Sentía que mientras permaneciera a su lado todo sería posible, y aunque el mundo se pusiera en su contra, juntos eran más fuertes.
§§§
Los chismes corrieron rápido, sobretodo porque muchos vieron a Adrien y Marinette tomados de la mano, luego de haber tenido una calurosa discusión en la oficina de la señorita Dupain con el presidente, pero como nadie confirmaba nada, sólo quedó como un rumor poco creíble. ¿La señorita Marinette andaba con su asistente? ¿Terminó su relación con el presidente Nathaniel debido a su asistente? Nah, no tenía sentido alguno. Además, todos sabían de la admiración y respeto que Adrien le tenía a su jefa, así que no eran más que malas lenguas hablando.
Marinette dejó pasar unos días para hablar con Edel más tranquilamente, aunque parecía que el pelirrojo la evitaba de manera eficaz cada vez que se topaban, sin mencionar que las reuniones en el extranjero habían aumentado extrañamente las últimas dos semanas.
—Adelante. —dijo el pelirrojo al oír la puerta de su oficina, no levantó la cabeza, simplemente se mantuvo sumergido en sus papeles sobre el escritorio. —¿qué sucede, Mylène?
—¿Tienes un minuto? —cuestionó Marinette y Edel rápidamente levantó la cabeza al reconocer su voz. Soltó un suspiro profundo y se irguió en su silla. —Disculpa si estás ocupado.
—Si, bueno... Se breve, tengo asuntos que atender.
Ella aclaró su garganta y cerró la puerta tras de sí acercándose al escritorio, tomó asiento y miró los ojos del pelirrojo.
—Yo quería hablar sobre lo de la última vez... Quería dejar pasar unos días para estar con la mente fría.
—¿Vienes a pedirme que no despida a tu novio? ¿Es eso? Pues dejame decirte que no lo haré, ya que si no mal recordamos tu muy querido amigo Gabriel Agreste prácticamente me amenazó aquí en mi propia oficina. Pero créeme que si él no fuera un inversionista tan grande, tu novio estaría hace mucho fuera de mi empresa.
—Edel... No vine a pelear contigo. Sólo quiero aclarar algunas cosas.
—¿Ahora si quieres hablar? —él rio echándose en el respaldo de su silla. —Dijiste muchas veces que no me metiera en tus asuntos.
—Adrien no ha hecho nada malo. Él siempre ha sido muy profesional en todo sentido. —agregó con convicción.
No podía dejar que él tuviera la mínima duda sobre el profesionalismo de Adrien, más aún ella sabiendo lo mucho que se esforzaba y lo mucho que había sufrido.
—Es tan profesional que mantiene una aventura con su jefa, ¿no? —Marinette cerró sus puños y respiró profundo. —No quiero oír tus excusas defendiendolo, es muy patético de tu parte venir a hablar conmigo sobre tu relacion sentimental con tu asistente, sobretodo cuando soy el hermano de tu ex.
—Nosotros siempre hemos sido cordiales, y quería seguir manteniendo eso. Pero...
—¿Cordiales? Por favor, Marinette... La única razón por la que era cordial contigo es porque eras la novia de Nathaniel, pero ahora no tengo porqué serlo. Aquí sólo soy tu jefe.
—Yo no le fui infiel a Nath. Lo único que hizo Adrien fue apoyarme cuando no tenía a nadie a mi lado. —aclaró. Detestaba volver a tocar el tema, pero creía que era necesario a estas alturas.
—Para eso se supone que está tu pareja, ¿no? Me sorprende que digas esto cuando se de primera mano que Nathaniel te propuso matrimonio.
—Lo hizo... Si lo hizo, pero no podía seguir estando con alguien que no me amaba y no me respetaba. ¿Crees que mi relación con tu hermano fue un desacuerdo de pareja y ya? No fue así... Nath y yo hace mucho no funcionabamos, me di cuenta de eso e intenté mil maneras de acercarnos nuevamente, pero fue él quien no puso de su parte.
—No puedo creer que me digas eso cuando es él quien se encuentra en una clínica de rehabilitación. —Edel negó con la cabeza y rió escéptico. —No quiero oírte ahora, Marinette.
—No digo que yo no haya fallado en nuestra relación, pero no puedes sacar conclusiones precipitadas sólo por lo que te haya dicho Nathaniel. —Él guardó silencio y suspiró con cansancio. —Quizá no te importe pero realmente sufrí mucho por culpa de tu hermano. —los ojos de Marinette se llenaron de lágrimas y sólo por eso Edel siguió escuchándola. —hice muchas cosas por tratar de salvar lo nuestro, pero él me mintió durante mucho tiempo... Me manipuló más veces de las que puedo contar, ¿crees que eso es amor? Tuve que irme a China con mis padres para poder superar lo que hizo y aún así lo recuerdo por las noches, y revivo el recuerdo, sintiendo la ansiedad de volver a vivir lo mismo. Estoy en terapia... ¿Sabes? Intento rehacer mi vida. Adrien fue un factor que nunca creí que estaría. Me arriesgué a salir lastimada otra vez y aunque tu pienses mal de él... Estás equivocado. Adrien fue mi apoyo antes, durante y después de mi relación con Nathaniel.
Edel se levantó de su asiento y comenzó a caminar de un lado a otro, miró por el gran ventanal a sus espaldas y tocó entre sus cejas cerrando sus ojos con fuerza, como si una migraña lo atacara.
—¿Qué quieres de mi, Marinette? Realmente no sé que quieres de mi. —susurró buscando una respuesta que evitara por completo sentir empatia por ella.
—Quiero quitarme este peso de encima, porque realmente deseo que entiendas mis decisiones con tu hermano. Además, le tengo mucho cariño a tu madre, no pude despedirme adecuadamente de ella como su nuera porque sabía que haría preguntas y mi intención nunca ha sido dejar mal parado a Nath con su familia.
—No te negaré que me han bombardeado de preguntas sobre ti. ¿Qué te puedo decir? Ellos juraban que ustedes se casarian y tendrían cinco hijos y una granja. —se mofó con sarcarmo volteandose hacia ella. Marinette a estas alturas ya estaba sentada frente a su escritorio, tratando se controlar sus emociones lo más que pudiera.
—Lo sé... —Comenzó a frotar sus manos, la ansiedad poco a poco se apoderada más de su pecho. —la verdad es que... —tomo aire profundamente para sacar aquellos sucesos nuevamente a la luz. Si bien, Marinette estaba en proceso de sanación, aun le resultaba doloroso recordar aquella traición. —Encontré a Nath con alguien más en su cama. No entraré en detalles, pero esa fue la gota que derramó el vaso de nuestra relación. Imaginarás que no podría seguir con él después de eso.
Los ojos del hombre se abrieron con sorpresa, jamás se le pasó por la cabeza que la teoría sobre una infidelidad fuera realmente por parte Nathaniel, ya que él adoraba a Marinette y siempre se lo demostraba a su familia y a cualquiera que se le cruzara.
—Nathaniel nunca te haría eso... Él...
—Es algo que yo también pensaba, pero lo vi con mis propios ojos. Intentó negarlo en un principio, pero no tenía como justificarse. —Ella limpió las lágrimas que se resbalaron por sus mejillas y con voz temblorosa siguió relatando. —No quiero que pienses que no lo intenté... Realmente lo hice... Pisotear mi dignidad fue lo peor que pude hacer y sólo cuando estuve lejos pude darme cuenta de que lo nuestro no daba para más desde hace mucho. No tengo la intención de que te pongas en contra de Nath ni nada por el estilo, simplemente quería que fueras consciente de que yo sólo estoy pasando página y que encontré a alguien que se complementa muy bien conmigo.
Edel se puso serio nuevamente, sus turquesas se volvieron filosos y desmedidos. La sola idea de pensar en Marinette con ese tipo le hacía hervir la sangre, podía soportarlo si era Nathaniel porque era su hermano, pero no si había otra persona porque eso solo era un golpe de realidad para él demasiado cruel.
—¿Por qué él? —cuestionó acercándose por uno de sus costados, mientras cruzaba sus brazos. —¿por qué de todas las personas debía ser su asistente? ¿Por qué tan rápido? ¿No podías esperar y quedarte en soledad como corresponde?
—¿Eso te aprece justo? —cuestionó molesta.
—No has respondido mi pregunta. ¿Por qué él? —Marinette estaba tan inmersa en su mirada que ni siquiera se había percatado que Edel sujetaba el borde de la silla donde se encontraba sentada.
—Porque es Adrien. Entenderás eso cuando encuentres a alguien especial para ti.
—Entonces respondeme otra pregunta... ¿Por qué no puedo ser yo? Te trataría mucho mejor que mi hermano, te haría mil veces más feliz que cualquiera, pero nunca me has mirado ni una sola vez... ¿Por qué no puedes simplemente verme con ese brillo en tus ojos? —tomó su mentón y acarició suavemente su mejilla con su pulgar.
Marinette perdió todas las palabras de su mente, su acto reflejo fue alejarse y rápidamente cubrió su boca poniendose de pie. El pelirrojo se irguio siguiendo sus movimientos con la mirada, sólo notaba desconcierto en su expresión y nerviosismo en sus manos.
—¿Desde cuándo me has visto así? —preguntó por lo bajo aún cubriendo su boca. Tomó un poco de aire preparándose para lo que venía. —Edel... Fui la novia de tu hermano.
—Y siempre lo respeté. —respondió al instante. —pero haberme mantenido al margen ahora pienso que fue un error, el saber que te engañó con alguien más, y el solo hecho de que llores frente a mi por eso me hace sentir miserable, ¿sabes lo que es eso? Las ganas que tengo se olvidarme de que es mi hermano y partirle la cara por haberte hecho algo así...
—Edel, yo... No puedo hacer esto. —Marinette tuvo la intención de irse, pero él la detuvo con una pregunta.
—¿Tienes miedo de pensar que nosotros realmente podemos funcionar bien?
—No es así. —ella apretó sus puños y volteó a verlo determinada. —Lo que yo siento ahora mismo es escepticismo por lo que me dices, porque jamas hubo un solo indicio de nada.
—Cuando estás enamorado los demás siempre pasan a segundo plano. Quizá puedas ahora mismo pensar en mi de una manera diferente y ser consciente de todo lo que hice para no ser tan obvio con lo que siento.
—Ya. Fue suficiente. Ahora escuchame... Yo estoy con alguien y no lo cambiaría por nada ni nadie. No sólo porque mi ética y mi moral no me permitan algo así, sino porque quiero y porque lo quiero. Adrien podrá no ser de tu agrado, pero te pido el mínimo de respeto que sabes que se merece. No puedo corresponder lo que me dices...
—No te estoy pidiendo que lo dejes y que lo intentes conmigo, aunque se que funcionaría muy bien. Simplemente quería ya soltarlo de una vez por todas. —rió brevemente e invadió por completo el espacio personal de Marinette, acorralandola contra la puerta, escuchando su respiración acelerada y oliendo más profundo su perfume. —intentarlo no es un crimen... ¿Puedes impedirme hacer un movimiento contigo?
—Déjame salir. —exigió bloqueandolo con su brazo para tomar distancia. —no quiero que intentes nada. Dejaré de actuar cortés si no te alejas ahora. —él alzó sus manos en son de paz.
—No quiero hacerte sentir incómoda.
—No vuelvas a hacer esto nuevamente y no quiero que me toques tampoco.
Si bien Marinette no sentía rechazo por el hecho de que Edel le dijera lo que sentía, su cercanía de pronto le hizo recordar a Nathaniel, eran hermanos después de todo y el parecido físico no podían negarlo con nada. Demasiados pensamientos pasaban por su cabeza en muy poco tiempo y no podía procesarlos todos de una vez, más aún cuando Edel tocó su rostro con sus manos frías y delgadas; el único tacto tan íntimo al que estaba acostumbrada ahora era a las manos cálidas de Adrien y nadie más.
—No quiero oír este tema nuevamente.
—Ya no tengo obstáculos ahora, Marinette.
Ella abrió la puerta y antes de salir lo miró sobre el hombro con enojo.
—No conoces a Adrien en lo más mínimo. —Salió rápidamente dejándolo sólo en la oficina.
Ja, ella... ¿No le contaría algo así a su asistente, o si? Sólo le traería problemas innecesarios.
Quiza Edel estaba subestimando la confianza que Marinette y Adrien compartían, pero eso no quiere decir que la confianza no se pueda romper.
"A veces sólo nos queda soltar y seguir hacia adelante."
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