Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4

-Eres un completo idiota.- bufó el moreno con el ceño fruncido, viendo severamente a un congelado Adrien cubierto por una mant, sosteniendo una taza de café entre sus manos temblorosas.- ¡¿tienes idea de cuantos grados hay afuera?!.- lo regañó como si de un niño se tratara y el rubio no hizo más que bajar la vista.- ¡tenemos -3 grados!

-Lo siento... .- musitó el ojiverde y Nino no cambió su expresión en ningún momento.

-¿Qué crees que hubiera pasado si mueres de hipotermia?, ¿es que acaso no piensas en eso?.- negó con la cabeza cansado.

-Lo siento Nino... .- repitió nuevamente.

-¿Por qué no me dijiste lo que pasó con la casa y Félix?.- cuestionó ahora viéndolo dolido.- ¡te busqué por casi toda la puta ciudad!, ¡estaba preocupado porque no sabía nada de ti en días!

-No quería meterte en mis problemas.

-Y para colmo me sales con esa excusa mediocre.- sus facciones se endurecieron aún más.- Adrien, entiende de una vez que eres como un hermano para mi. Nos criamos juntos, debiste decírmelo para poder ayudarte.

-Ya no me sigas regañando.- soltó por lo bajo.- discúlpame.

-Cariño, ¿por qué haces tanto escándalo?.- una tercera voz se unió a ellos y ambos voltearon a ver una adormilada joven de cabello cobrizo tallando uno de sus ojos.

La morena hizo contacto con su novio y luego con el rubio sentado en el sofá.

-Hola Alya... .- murmuró Adrien con una leve sonrisa y la chica lo observó detenidamente.

-¿Adrien?, ¿Qué pasó?, ¿por qué estás así?.- se acercó rápidamente sentándose a su lado posando una de sus manos en su espalda frotandola para darle calor.- ¿por qué está así?.- preguntó al moreno y este respiró profundamente.

-Pregúntale a él.- respondió algo frustrado.

Y es que Nino realmente estaba muy preocupado. Él conocía toda la historia de su mejor amigo y sabía exactamente todo lo que había sufrido luego de la muerte de su madre.

Nino Lahiffe lo acompañó en todo momento y ahora le dolía que no fuera capaz de haberle pedido ayuda o de haberle contado su situación más a detalle. Adrien lo apoyó en momentos difíciles y siempre se sentiría en deuda con él, ahora era su turno de ayudarlo de alguna forma.

-¿Y Félix?.- preguntó Alya viéndolos a ambos repetidas veces.- ¿dónde está?

Adrien suspiró y luego de una larga charla con ambos morenos, explicándoles todo el proceso judicial en el cual se encontraba... les habló sobre donde estaba su hermano y lo que había hecho todos estos días a la intemperie de la ciudad, durmiendo en aquel parque acompañado del frío y todas las puertas azotadas en su cara al ver sus papeles manchados.

Alya lo veía entristecida y sin pensarlo dos veces lo abrazó.

-Adrien.- sintió sus ojos picar.- eres un tonto... debiste venir aquí con nosotros, sabes que siempre puedes contar con nosotros.- se separó un momento de él acariciando su rostro suavemente.

-Es lo que intentaba decirle.- habló Nino tomando el puente de su nariz.

-Y tu debiste decirme lo que sabías, Lahiffe.- apuntó al de gafas viéndolo amenazante y este alzó las manos como defensa.

-No quería preocuparte.- respondió y Adrien rió levemente por su típica disputa.

La morena se volteó a verlo, sintiéndose más tranquila de que pudiese verlo sonreír un momento.

-Bueno.- Alya se puso de pie.- ve a darte un baño tibio y te prepararé el sofá para que descanses, aquí está helando.- frotó sus manos y se dirigió a su habitación.

-Mañana prepararé la habitación pequeña.- agregó el moreno y Adrien se puso de pie.- tengo que comprar unos pernos para la marquesa de la cama, ya que está desarmada y se perdieron.

-No es necesario... y-yo...

No pudo terminar de hablar ya que el Lahiffe le había propinado un golpe en la cabeza.

-Ya no digas estupideces, ¿quieres?.- el rubio se sobó la zona y abrazó a su mejor amigo fuertemente.

-Gracias... .- musitó y algo sorprendido por ese arrebato correspondió.

-De nada, hermano.

A la mañana siguiente, Adrien se desperezó sobre aquel sofá que era prácticamente un colchón de nubes para él después de esos últimos días. Estiró sus brazos y se irguió un poco viendo sobre el borde del sofá a su camarada sentado en el comedor con una tostada en la mano.

-Ya era hora bello durmiente.- expresó el moreno bebiendo un sorbo de café.- son las diez de la mañana.

-Siento que me pasó un tren por encima.- bostezó ampliamente para después levantarse.- ¿y Aly?

-Se fue al trabajo temprano, no quiso que te despertara y te preparó algo especial, está dentro del microondas.- señaló con su cabeza.- te trata como si fueras un gato mimado.

Adrien rió levemente y se dirigió a la cocina sacando del lugar indicado unos panqueques perfectamente enrollados.

-Espero y pronto te cases con ella.- murmuró viendo detenidamente el plato.

-¡Te oí!.- soltó el Lahiffe desde el comedor mientras leía una hoja de periódico.- hay café preparado en el mesón.

Adrien se sirvió rápidamente y se dirigió a la mesa con su camarada, subiendo ambos pies sobre el asiento.

-¿No tenías que trabajar en el bar?.- preguntó el rubio sacando una de las tostadas que había encima.

-Pedí el día libre para hacer unos trámites, además gracias a eso encontré esto.- le entregó el periódico con varios anuncios encerrados en círculo por un lápiz.- encontré algunos empleos que podrían servirte.

Adrien ojeó la hoja leyendo cada uno de esos anuncios buscando un empleado más mas o menos joven, con disponibilidad y estudios básicos.

-Pero Nino... no son empleos de medio tiempo.- musitó ahora enfocándose en los ámbar de su compañero.

-Adrien.-lo miró seriamente.- ahora lo que más necesitas es dinero y con un empleo de medio tiempo no podrás costear todos tus gastos. Debes pagar esa multa, ver como salir del embargo para recuperar tu casa, juntar para que Félix este en condiciones y eso que aún no he mencionado tus propios gastos. Ahora que Félix está en el hogar no podrás verlo siempre porque tienen un horario de visitas, entonces lo mejor es aún uses bien tu tiempo.

Guardó silencio... realmente con todo lo que pasaba no lo había pensado de ese modo. Aun tenía en mente que debía cuidar a Félix, como si todo lo que acontecía jamás hubiera pasado.

-Ya imprimí nuevos curriculums.- le pasó una carpeta verde oscuro y este la tomó enseguida.- y es mejor que te apresures, para que veas la mejor opción.

-Pero...

-Si te cierran la puerta, ellos se lo pierden.- alentó con un sonrisa.- vamos viejo. Tu jamás te rindes.- le devolvió el gesto agradecido enormemente.

Haber estado con Nino y Alya lo había recompuesto, pero lo mejor de todo es que pudo encontrar un momento de paz dentro de toda esa tormenta.

Pasó toda la mañana yendo de un lado a otro dejando su carta de presentación, toda la entrevista en un principio era estupenda  pero llegaban a su hoja de vida y el rostro de las personas cambiaba y algunos eran mas cordiales diciendo... "Lo siento, pero creo que ya encontramos ams otra persona." O "te llamaremos en cuanto podamos."

Pero con solo ver su expresión, Adrien ya sabía que jamás lo llamarían. Un tanto desanimado comenzó a caminar por la calle, tenía hambre y aun le faltaban dos lugares más a los cuales ir.

Uno era una empresa constructora hotelera, prestigiosa en todo su sofisticado y complicado nombre... "constructora Kuterzberg's" y el otro, un puesto de todo el día en un local de comida rápida con un espantoso payaso de presentación.

Cualquiera optaría por lo fácil y Adrien sabía que en cualquiera al que se predentara lo más probable es que lo rechazaran... bueno quizás en el local de comida rápida tenía más oportunidades de conseguir el empleo, pero no perdía nada con intentarlo en ambos. Despues de todo, ya nisiqueira casa tenía.

Caminó a paso pausado viendo como la gente reía en los cafés de la bella París, los cotilleos eran audibles a todo público, al igual que el ruido de los autos al pasar y las motocicletas que rentaban los turistas para conducir por aquellos adoquines tan característicos de las calles parisinas.

Se sintió grato por unos instantes e incluso se atrevió a mirar un momento el cielo, pero la suerte parece que jamás estaba de su lado. Una lluvia comenzó a caer repentinamente y este abrió sus ojos cubriéndose con el bolso que siempre traía consigo sobre la cabeza.

-Lluvia ahora no, por favor.- murmuró entre dientes acelerando el paso para encontrar un lugar donde refugiarse del agua.- debí traer un abrigo.- paró en una de las esquinas esperando el semáforo en verde y cuando esté cambió se dispuso a cruzar. Más al oír el fuerte ruido de un motor casi encima suyo, lo hizo reaccionar antes de ser atropellado.

-¡Fíjate idiota!.- exclamó un joven de cabellera rojiza sobre un auto último modelo color gris.

Adrien cayó en el borde de la acera, justo sobre un charco que se había formado recientemente por la lluvia y como si ya no tuviera suficiente mala suerte, se percató que sus documentos estaban esparcidos en el suelo también, completamente mojados.

-Tiene que ser una jodida broma, por favor dime que es una broma.- se arrodilló tomando los papales que pudo recuperar medianamente a salvo y los puso en la carpeta.

Frustrado, se puso de pie y sacudió su mano, la cual tenía la manga de su saco completamente empapada al igual que sus zapatos.

-¡¿Es que tengo imán de mala suerte?!.- alegó más alto y la gente a su alrededor se volteó a verlo.- ¿se les perdió algo?, ¿tengo monos en la cara o qué?.- sacudió su traje e intentó peinar su cabello y refunfuñando siguió su camino.

De haber estado cerca del departamento de Nino y Alya, se habría ido a cambiar, pero no traía dinero con él y ya estaba relativamente cerca de la constructora, y lo que menos quería era volver a alistarse para otro rechazo abrupto.

¤¤¤

Como todos los días, Marinette se levantaba temprano para ir a trabajar. Tenia mucho trabajo acumulado y todos esos curriculums que revisar, con muchas entrevistas que realizar.

Rápidamente se duchó, se vistió con un pantalón blanco a la medida y un chaquelo color rosa pálido que resaltaba más su cabello azabache y ojos azules. Bajó a la primera planta y mordió la mitad de una tostada antes de dirigirse a la salida de su hogar, pero el silencio de la estancia llamó su atención y se detuvo rápidamente.

Buscó con la mirada a sus dos gatos y estos no estaban, colgó nuevamente su abrigo en el perchero y se adentró buscando a sus mascotas.

-Tikki, Plagg.- llamó, pero ninguno contestó o se acercó a ella como de costumbre.- oigan, no es gracioso.- buscó bajo la mesa del comedor y luego subió a su habitación para buscarlos debajo de la cama.- no es momento de jugar a las escondidas.- refunfuñó poniéndose de pie para buscar en su armario.- ya salgan. Debo ir a trabajar.- bajó nuevamente al primer piso y rebuscó en el living.

Sus gatos no estaban y se recriminó como no se había dado cuenta antes, ya que Plagg no fue a despertarla por comida como cada mañana o Tikki no estuvo a su lado cuando escogía que ponerse de vestir.

Cuando ya estaba en un estado de preocupación, casi con lágrimas en sus ojos, oyó un maullido. Se giró rápidamente divisando así a su gata correr hacia ella.

-¡Tikki!.- exclamó más calmada, pero la felina estaba inquieta.- ¿dónde está Plagg?.- preguntó y Tikki salió por la ventana corrediza del jardín.- ¡hey!.- la siguió detrás y cuando llegó al jardín la preocupación volvió de golpe.- ¡Plagg!

El gato negro a penas caminaba hacia la casa. Tenía heridas en sus costados y cojeaba de una de sus patas.

-Dios, ¿que pasó?.- se inclinó para  tomarlo en brazos y llevarlo dentro de su hogar. Tikki maullaba repetidas veces saltando de un lado a otro siguiendo a su dueña.- ¿dónde estaban?.- se dirigió al sofá y lo recostó sobre este examinándolo detenidamente.- por favor no me digan que fueron a la casa del perro del vecino otra vez.- Plagg maulló por lo bajo y Marinette suspiró.- te llevaré al veterinario.

Marinette puso a Plagg en una jaula con unas pequeñas frazadas de polar y lo subió a subió auto.

-Tikki, quédate aquí y no salgas a ningún lado.-le habló a la blanquecina y esta alzó su cabeza para después recostarse nuevamente viendo a la azabache salir por la puerta.

Después de llevar a su gato glotón al veterinario y que curaran sus heridas, inmovilizando una de sus patas. Llamó a una de las señoras que a veces iban a hacer el aseo, para que se quedara cuidando a sus gatos mientras ella no estaba. Cuando ya estaba en su casa, le entregó al felino, dándole a la vez todas las indicaciones que le dijo el veterinario.

-Por ningún motivo puede ponerse de pie y salir. Tiene que darle el medicamento en su comida o no se lo tomará, puede ser gruñón a veces, pero es por su bien. Si se pone arisco pídale ayuda a Tikki.

-Pero señorita Marinette.- intervino la mujer mientras la ojiazul se ponía un abrigo color crema.- ¿acaso Tikki no es la otra gatita?.- preguntó sin comprender y la joven asintió.

-Claro, ¿quién mas sino?.- alzó una ceja como si fuera obvia la respuesta.- llegaré por la noche, por favor no los deje salir y puede ponerse cómoda.- miró su reloj en su muñeca y abrió ampliamente sus ojos.- ay no, voy muy tarde al trabajo... Nos vemos.

-Adi... .- cerró la puerta y subió rápidamente a su vehículo.- si que es una niña encantadora.- habló la mujer sosteniendo aún en sus brazos a Plagg.

-Voy muy, pero muy tarde.- expresó pisando el acelerador cuando sintió su celular sonar.

Miró la pantalla un momento y luego puso sus manos libres en ambos oídos.

-Hola, Kag.- saludó viendo por el retrovisor un momento.

-Cariño, ¿dónde estás?.  Te estoy esperando desde hace como dos horas aquí y Nath pregunta por ti.

-Lo siento... Es que tuve un percance con Plagg.

-¿Qué le paso?,  ¿Está bien?

-Si... .- suspiró.- lo llevé al veterinario y la consulta estaba demasiado llena, así que me demoré un poco.

-Entonces apresurate, aquí me cuentas mejor lo que pasó con ese gato glotón.

-Bueno, nos vemos.

-Besos.

Colgó la llamada y se dirigió lo más rápido posible a la empresa.

-Dios... comenzó a llover.- musitó encendiendo el limpia parabrisas del vehículo, debido a las gotas que caían sobre el vidrio frontal.

Cuando por fin llegó a las instalaciones, estacionó su auto y rápidamente bajó. Corrió hacia la entrada y recordó que no le puso la alarma al vehículo, caminó de espaldas, presionando el botón con tres carpetas bajo su brazo.

-Por favor señor dejeme entrar... vine por el anunc...

-¡Ah! .- gritó Marinette al chocar precipitadamente contra alguien, cerró sus ojos con fuerza esperando aquel impacto que jamás llegó.

Con temor abrió sus ojos azules lentamente, encontrándose con unas hermosas gemas verdes viéndola con miedo y un goteante cabello rubio sobre la frente de ese individuo.

"Cuando menos te lo esperes tu suerte dará un vuelco que jamás imaginaste y sabrás que todo pasa por una razón."

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro