Capítulo 20
Una semana después de la exitosa pedida de matrimonio a Marinette, había llegado el momento de pagar el favor que les hizo Chloe Bourgeois.
—¿Tienes todo listo, princeso? —preguntó Nino, bajando su celular para ver exactamente a su mejor amigo colgar la mochila sobre su hombro. —¿bloqueador solar?, ¿ropa interior?, ¿pasta dental?
—¡Nino! —exclamó rodando los ojos. —ya para tu broma, no estoy de ánimos. —bufó frunciedo el ceño.
—¿Quién dijo que estaba bromeando? —cuestionó poniendose de pie. —sólo cuido de mi mejor amigo. —le guiñó un ojo y Alya salió de su habitación con rapidez, cargando unos envases en sus manos.
—Adrien, tengo bloqueador y bronceador, también un bronceador con protección solar y... —detuvo sus palabras al ver el rostro serio del rubio. —¿qué pasó? —él sólo negó con la cabeza y tomó el bloqueador de sus manos sin ganas.
Alya se acercó a su novio y le habló por lo bajo en un susurro.
—¿Qué le sucede?
—No sé, quizás sea porque estará su ángel guardián con su prometido en las dichosas cabañas. —se encogió de hombros y Adrien los miró cruzandose de brazos.
—Puedo oírlos desde aquí y no, no estoy así por eso. Sólo... No soy fanático de la playa.
Nino y Alya se vieron frente a frente, asintieron al mismo tiempo para luego volver hacia Adrien.
—Si, definitivamente es por eso. —hablaron al unísono y el rubio gruñó entre dientes.
—¡Si!, ¡es por eso!, ¿felices? —les sonrió sin gracia alguna y la morena se acercó a él tomando una de sus manos.
—Drie, no estés así... Nos da pena que vayas para sentirte mal, ¿y si dices que estás enfermo? —sus ojos color miel llenaron de calidez al rubio, este le sonrió para calmarla.
—No te preocupes Aly, estoy bien. De verdad... Además, esto es un compromiso del trabajo, no puedo dejar colgada a la señorita Marinette.
—¿Aunque ella te deje por los suelos a ti? —cuestionó su mejor amigo. —no sé, bro, ¿realmente vale la pena? —Adrien bajó el rostro y Alya se volteó un segundo para asesinar a Nino con la mirada.
¿Qué sí ella valía la pena?
Valía cada segundo de su existencia en el mundo, pero, lamentablemente no estaba destinada a su corazón. No llegó a tiempo a su vida y lo tenía claro en el momento que aceptó lo que sentía por ella.
—Escucha. —Alya alzó su rostro con una de sus manos y lo miró fijamente. —si te sientes incómodo y de plano ya no quieres estar ahí, puedes llamarnos y nosotros iremos por ti. ¿Cierto, Nino?
—Definitivamente. Sabes que cuentas con nosotros en todo, hermano.
—Chicos, de verdad que no tienen que preocuparse. Estaré bien, sólo es trabajo. —Adrien guardó el bloqueador solar en su mochila y peinó su cabello hacia atrás, despejando sus pensamientos tristes. —por favor avísenme si sucede algo con Félix.
—Ve con calma, estaremos con el cachorro hasta el medio día y luego iremos por la tarde.
—Gracias, les deberé una grande nuevamente. —los miró con gratitud. Nino asintió y se dirigió a su habitación.
La morena no podía evitar preocuparse por su amigo, ya habían hablado sobre sus sentimientos hacia su jefa y sabía de sobra que aquel compromiso le había afectado más de lo que quería admitir.
—Adrien, —Alya cruzó sus brazos a una distancia de dos metros aproximadamente. —¿no pensaste en decirle lo que sientes?
—¿A la señorita Marinette? —sus ojos se abrieron ampliamente. —estás loca Alya. Imposible. Todo se volvería raro entre los dos, y ella estaría incómoda conmigo... Nuestra relación de trabajo no sería igual y la amistad que formamos tampoco.
—Pero... Quizás eso sea bueno. —hizo una pausa al ver su expresión confundida. —me refiero a que su "amistad" podría convertirse en algo más, ¿no lo habías pensado?
—Alya, ella está comprometida. —recalcó la palabra. —se va a casar y, no con cualquier persona, sino con su novio de hace dos años, quien, además, es dueño de una de las constructoras más reconocidas a nivel mundial.
—Dijiste que ella no es el tipo de persona interesada en el dinero o la apariencia.
—Claro que no lo es, pero no quiere decir que eso no influya.
—¿Por qué te estás denigrando tanto?, tu eres un buen partido para cualquier mujer. Te lo digo yo: como persona, como tú amiga y como mujer.
—¿A que quieres llegar con esto?
—A que te arriesgues. Nunca antes te vi vuelto tan loquito por una chica, y si sientes realmente que es tu otra mitad... Debes hacer algo al respecto. Además, pongo en duda que ella realmente esté enamorada del Señor ketchup por todo lo que me contaste. Sólo tenemos una vida y hay que saber aprovecharla.
—Listo, los encontré. —habló Nino volviendo a la sala y le extendió unos sobres al rubio. —toma, esto es por si acaso.
—¿Para qué me das esto? —cuestionó exaltado.
—Uno nunca sabe cuando se puedan necesitar. —Alya aguantó la risa al ver el rostro de Adrien completamente rojo de la vergüenza.
—Nino. —gruñó intentando devolvérselos, pero este se hizo hacia atrás. —ustedes no tienen remedio.
—Queremos sobrinos, pero aún no. —respondió la morena, ganándose una expresión de traición en el rostro del ojiverde.
—Ya cállense, ustedes son quienes deben darme un sobrino. —agregó dirigiéndose a la puerta, antes, dejando los sobres en la mesa de centro mientras se los señalaba. —nos vemos. —cerró la puerta. Alya tomó los preservativos y rió.
—¿Los pusiste en su bolso?
—Obvio que si, nena.
—¿Entonces por qué le pasaste estos si sabías que los dejaría aquí? —el moreno se acercó posando ambas manos en su cintura y comenzó a balancearse lentamente de un lado a otro.
—Para meterle la idea en la cabeza. —los dos rieron a la par y ella besó sus labios con ternura negando con la cabeza.
—Chico listo.
—Por eso me amas.
Adrien bajó hacia la calle y esperó unos cuantos minutos, sólo llevaba lo justo y necesario para un fin de semana. Ropa cómoda, al igual que zapatos y traje de baño, aunque algo le decía que el clima posiblemente no estaría del todo cálido.
—Estúpido Nino. —sacudió su cabeza y quitó aquella imagen fantasiosa que traicionaba sus sentidos. —hablan como si realmente tuviera oportunidad con ella. —suspiró viendo algunas nubes en el cielo.
Un furgón negro, de vidrios polarizados, se estacionó frente a él y en cosa de segundos la ventana del piloto se bajó, dejando a la vista a un sonriente Luka.
—Adrien, buenas. —saludó quitando sus gafas de sol. —¿todo listo?
—Señor Luka... Buenos días.
—No seas tan formal, que nos vamos de paseo. —soltó una carcajada. —deja las cosas atrás, espera... Mejor te ayudo porque la puerta se traba. —el pelinegro bajó y palmeó su hombro con camadería caminando hacia la parte trasera del vehículo, seguido por rubio. —te ves algo desanimado, ¿no te gusta la playa? —preguntó mientras abría la puerta, dejando a la vista un montón de maletas doradas.
—No soy muy fanático, pero si me gusta. —respondió más animado. —¿y todo ese equipaje?
—Oh, esto.— Sonrió. —es de Chloe, pero descuida... Se como organizar todo gracias a Tetris. —ambos rieron a la par.
—¡Te oí! —se escuchó una tercera voz, femenina, desde dentro del furgón y ambos miraron entre el equipaje a la rubia con unos lentes de sol.—Hola, Adrien.
—Hola, Chloe. Un gusto verte nuevamente. —la ojiazul sonrió como respuesta.
—¿Qué hacen ahí parados?, Marinette nos está esperando en su casa y se hace tarde, quiero que lleguemos justo para tomar un poco de sol.
Una punzada atravesó el pecho del rubio, pero rápidamente disipó su malestar aclarando su garganta.
—Entonces, apresuremonos. —Luka se subió en el asiento del conductor y observó como Chloe se abría paso hacia adelante, entre los asientos, para sentarse a su lado. —pensé que querías irte atrás con Marinette.
—Si, pero será a la vuelta. Ahora quiero estar aquí contigo. —besó su mejilla de lleno y Luka sonrió por aquel gesto, volviendo a poner sus gafas.
Adrien respiró profundente antes de abrir la puerta corrediza y adentrarse al vehículo. Observó todo dentro y se sintió bastante cómodo, no era para nada lo que esperaba... Era un furgón bastante común e incluso se atrevería a decir que humilde, le agradaba, al menos no estaría tan al pendiente de ensuciar algo con sus zapatos.
Parece que a pesar de que Chloe se viera como una chica bastante superficial, no lo era y mucho menos lo era Luka.
El último mencionado miró al ojiverde por el retrovisor y emprendió camino hacia la casa de su mejor amiga.
—¿Cómodo, Adrien?
—La verdad si...
—Siéntete en confianza, de seguro pensabas que aparecería en un auto último modelo. —rió con gracia. —la verdad no soy tan ostentoso.
—No le creas nada, Adrien. —habló la rubia con soltura. —si tiene un auto mejor, pero prefiere esta chatarra por sentimentalismo.
—My Queen, te encanta esta chatarra también.
—Claro que si, me ayuda a pasar desapercibida de los paparazzi. —Chloe acomodó sus gafas levantando sus piernas para posarlas sobre el tablero. —además, me recuerda a cuando nos conocimos.
El de ojos verdes los miró con curiosidad, sinceramente le parecían una pareja encantadora. Luka era un hombre bastante correcto y amable, pero, ahora Adrien podía darse cuenta la razón por la cual era amigo de Marinette, se parecían bastante.
Chloe por otro lado, aún le faltaba conocerla más, pero hasta el momento le agradaba mucho su sinceridad, se complementaba a la perfección con el azabache.
Al momento de llegar a la casa de Marinette, los tres bajaron al mismo tiempo.
—Adrien, ayúdame a acomodar unas maletas para el equipaje de Marinette.
—No hay problema.
—Yo iré por mi amiga, les dejo el trabajo pesado. —soltó la rubia lanzandoles un beso a la vez que acomodaba su larga cabellera hacia un lado.
Luego de unos tres minutos las dos chicas hicieron acto de presencia, Luka saludó a su mejor amiga con un abrazo apretado y Adrien se mantuvo al margen, intentaba distraerse con el cielo.
—Buenos días, Adrien. —saludó en voz baja y él no hizo más que alzar la vista para perderse en sus ojos otra vez.
—Buenos días, señorita Marinette. —musitó tratando de apartar su mirada, pero le era casi imposible. Al menos su tartamudeo había disminuido con el tiempo.
La semana en el trabajo fue más silenciosa de lo habitual, y es que Adrien había evitado hablar con ella no más que sobre trabajo, Marinette estaba lo suficientemente sumergida en su cabeza para no pertacarse de aquello, por un lado tenía a Kagami rotundamente negada a que se casara con su novio y por otro lado tenía a Luka diciéndole exactamente lo mismo que su mejor amiga, con palabras más suaves, claramente. No tuvo la oportunidad de hablar con Chloe, pero estaba segura que esa conversación estaría pendiente por la manera en que la miraba.
—S-se ve bien. El rosa le queda muy lindo. —aduló señalando su vestido y ella no hizo más que formar una fina línea en sus labios.
—¡Vamos!, ¡debemos llegar antes de la hora de almuerzo! —exclamó Chloe asomándose por la ventana del copiloto y ambos se voltearon.
Marinette caminó hacia la puerta y antes de alcanzar la manilla, Adrien la abrió dándole el paso con caballerosidad, ella simplemente bajó sus ojos y subió en completo silencio.
Tomaron lugares uno al lado del otro con una evidente distancia entre los dos.
—¿No falta nadie verdad? —preguntó Luka hacia atrás, Adrien negó con la cabeza y Marinette también.
<<¿Él no vendrá?>>
—Bien, abrochen cinturones que esto será un viaje de tres horas como mínimo.
§§§
Iban más o menos dos horas de viaje y lo único que se oía era la música en la radio. Chloe veía su celular y a veces le hablaba a Luka para mantenerlo atento a la carretera, atrás Marinette veía por la ventana con sus ojos entrecerrados y Adrien... Adrien la observaba a ella de vez en cuando disimuladamente.
—¿Y con quién dejó a Tikki y Plagg? —preguntó rompiendo el incomodo silencio. Marinette volteó a verlo.
—Le pedí el favor a una señora que me hace el aseo en la casa de vez en cuando. Así que estarán bien. —sonrió levemente y apoyó su cabeza en su puño, cubriendo aquel anillo que traía casi por los suelos al rubio.
—Que bueno, espero que no le hagan desastres en la casa.
—Confío en que Tikki no, pero Plagg... Ese si es un caso aparte. Aunque desde que tuvo el incidente con el perro del vecino se le ha pasado un poco lo juguetón.
—Recuerdo eso... Fue cuando... —sus miradas coincidieron. —cuando nos conocimos. —ella miró sus verdes ojos sin disimulo alguno y no pudo evitar que su corazón latiera con fuerza. —siento haber chocado con usted.
—En realidad yo fui la que chocó con usted. —se permitió reír por primera vez desde que se subieron al furgón. —estaba caminando de espaldas y llovía demasiado.
—Aún pienso que me dio el trabajo por como me veía. —rió con confianza. —estaba empapado.
—Claro que no. Necesitaba alguien en quien confiar y... —sus palabras se detuvieron un momento llamando su atención.
—¿Y?
—Al verlo... Simplemente lo supe. —sus azules miraron el suelo. —sabía que no me decepcionaría y que más que un empleado... Sería un compañero.
Adrien guardó silencio y sólo la observó, otra vez hacia que su corazón golpeara descontrolado y lo odiaba, realmente comenzaba a odiarlo porque no podía hacer nada para tenerla en sus brazos.
—¿Por qué me ve así? —preguntó con una sonrisa.
—Es que... Se ve bonita así, sonriendo.
Marinette miró al frente aclarando su garganta, incapaz de creer aquel halago en ese momento.
§§§
Habían alrededor de tres cabañas, estaba la principal, la cual era, literalmente, enorme de dos pisos, y a sus costados le seguían dos pequeñas con una distancia notable entre sí. La playa estaba a solo unos pasos de la terraza.
Adrien observó todo maravillado, ayudó a Luka con el equipaje y entraron en el momento que Chloe sacó las llaves de su bolso.
—Ya verán que lo pasaremos muy bien. Les servirá para olvidarse del trabajo. —entraron en fila detrás de ella y no hizo más que quitar sus gafas dirigiéndose a la alberca. —Mari, vamos a tomar sol. —llamó a la azabache y esta la siguió en breve.
—Bien, parece que nos tocara llevar todo a las habitaciones. —soltó Luka con una sonrisa. —Vamos, te enseñaré arriba.
Dejaron todo en sus respectivos lugares, Adrien quiso algo de privacidad, así que se quedó sentado a los pies de la gigante cama admirando su espacio.
Suspiró y guardó su ropa en un mueble frente a él y cuando acabó, se acercó a la ventana corrediza dándose cuenta que había un pequeño balcón con vista al mar. Miró el horizonte, dejándose abrazar por la brisa fría que corría libre por la playa.
—¡Adrien!, ¡¿tienes hambre?! —oyó desde abajo la voz de Luka, quien traía un short azul oscuro y una camisa manga corta abierta, dejando a la vista su torso.
—La verdad no mucha. —hizo una mueca apoyando sus brazos en el barandal.
—¡Sacaré la parrilla para asar carne!
—Te ayudo entonces. —Volvió dentro de la habitación y se cambió a un atuendo más libre, el cual consistía en su bañador negro y una camiseta blanca manga corta.
Se reunió con el peli negro y entre conversaciones banales se hicieron cargo del almuerzo.
Chloe estaba recostada en una silla de playa, ya con su bikini puesto, dejando que los rayos del sol broncearan su piel lentamente, Marinette estaba sentada a su lado con un sombrero amplio, gafas oscuras y una pañoleta sobre sus hombros.
—No te haría nada mal un poco más de color, cariño. —dijo la rubia soltando un grato suspiro.
—Sabes que no soy fanatica de la playa.
—Igual que Adrien, curioso. —rió. —dijo lo mismo cuando pasamos por él. Por cierto, ¿no dijiste que invitarías a Nathaniel?
Marinette guardó silencio y se recostó en la silla viendo hacia el cielo.
—Estaba ocupado, así que... Preferí dejarlo estar.
—Bien... Después de la última vez que nos vimos, dudo que hubiéramos estado cómodos todos juntos. —la azabache cerró sus ojos sintiendo la brisa en su nariz. —Luka me dijo que te vas a casar... —Chloe la miró por el rabillo del ojo. —y yo como buena amiga que soy te preguntaré, ¿estás segura de hacerlo?, es cierto que son novios hace mucho, pero...
—Chloe, no es algo que quiera pensar en este momento. Tuve suficiente con Kagami y Luka...
—El matrimonio es algo arcaico, no necesitas amarrarte una persona cuando no sabes de qué depara el futuro. Quizás tu felicidad está en otro sitio, al otro lado del mundo o... Más cerca de lo que imaginas.
—Señoritas, está lista la comida. —apareció Luka con dos platos. —cortesía del chef Adrien. —les entregó el almuerzo cuando ambas se acomodaron adecuadamente.
—¿Adrien lo hizo?, se ve delicioso.
—Adrien y su servidor my Queen, pero más él.
Marinette se atrevió a verlo a la distancia, su cabello resplandecía con el sol y su sonrisa no desaparecía de su rostro ni por un segundo. No entendía porqué la presión en su pecho se intensificaba cada vez más.
—Entonces, ¿qué piensas Mari? —cuestionó su mejor amigo, ella rápidamente volteó a verlo.
—¿Que decías? —él le sonrió despeinó un poco su cabello sobre el sombrero.
—Que con Chloe habíamos pensado en hacer una fogata en la playa y asar malvaviscos.
—Oh, me parece perfecto. Me encanta la idea, ¿trajiste tu guitarra?
—Por supuesto. —asintió. —así que me tendrás hasta la madrugada cantando. —los tres rieron.
—Pero ahora tienes una corista oficial. —añadió la rubia y Luka besó su frente.
—Más bien un gato ahogándose. —bromeó y Chloe frunció el ceño empujandolo sin la mayor fuerza. —que es broma, no te enojes.
—Ridículo, altamente ridículo.
Pasadas las horas, los cuatro se encontraban reunidos alrededor de la fogata, la puesta de sol había sido hace solo unos minutos atrás y algunas estrellas se hacían presente entre las pocas nubes del cielo. Poco a poco los tonos pastel se dejaban y el viento los volvía casi de la misma forma que el fuego.
Luka tocaba algunas notas en la guitarra de manera armoniosa, mientras Chloe se acurrucada con una frazada a su lado sin poder evitar mover la cabeza por la melodía que creaba a su paso.
Marinette miraba las llamas perdida en sus pensamientos. Adrien a una distancia prudente acomodaba la madera para que no se apagara y cuando tuvo la oportunidad fue a la cabaña por una frazada para su jefa, cubrió sus hombros suavemente y ella giró su cabeza encontrándose con sus ojos.
—Gracias, Adrien. —él solo sonrió.
<<Ni siquiera hablo y él ya sabe lo que quiero.>>
Adrien volvió a sentarse en la arena y cruzó sus piernas cual indio, miró la guitarra de Luka y pensó que realmente se le daba muy bien.
—No tenía idea que tocara la guitarra. —el azabache lo miró entre las llamas.
—Mi padre me enseñó cuando era niño y no he podido dejarla, digamos que es parte de mi. —arpegió un acorde mayor.
—Incluso tenía una banda en la universidad. —agregó su novia y negó con la cabeza. —se vestían espantosamente. —rió y Luka se sumó.
—Pero apareciste para cambiar mi look.
—Por supuesto, Mari y yo hicimos un excelente trabajo en aquella época. —asintió viendo a si amiga quien no despegaba sus ojos del fuego. —Marinette, ¿quieres malvaviscos? —preguntó sacando una bolsa de debajo de su cobija.
—Cla-claro. —parpadeó varias veces y la rubia le acercó el paquete.
—Dale a Adrien. —sugirió y se volteó a verlo, él sonrió con sus labios y metió la mano cuando le extendió la bolsa. —Luka, ¿por qué no cantas algo?
—¿Ahora? —la rubia asintió viéndolo fijamente. —bien, pero canta conmigo.
—¿Cuál?
Los ojos azules de Luka sólo la observaron en silencio y comenzó con un arpegio nuevamente suave, en ese instante Chloe reconoció la canción y se acomodó esperando su turno.
—My lungs are black, my heart is pure
My hands are scarred from nights before
And my hair is thin and fallin' out of all the wrong places
I am a little insecure
—Oh cariño, no eres inseguro. —soltó la rubia entre su voz haciéndolo reír.
—Tu me ayudaste con eso. —respondió de la misma forma continuando con la canción. —My eyes are crossed, but they're still blue
I bite my nails and tell the truth
I go from thin to overweight day-to-day it fluctuates
My skin is inked, but faded, too
—Un hábito horrible a decir verdad.
—But she loves me, she loves me
Why the hell she love me
When she could have anyone else?
—Porque no hay otro como tu, amor.
Marinette suspiró al oír aquella conversación en medio de la música e inevitablemente sus ojos se cristalizaron, buscó una rama y puso una sustancia en la punta comenzando a calentarla en el fuego.
—Baby, the best part of me is you
Lately, everything's makin' sense, too
Oh, baby, I'm so in love with you
Adrien se dio valor en acercarse al verla decaída, así que imitó su acción con el dulce a su lado.
—Ha estado algo triste hoy. —musitó. Ella no lo miró. —¿se encuentra bien?
—Sólo es el cansancio, no se preocupe Adrien.
—No es que quiera insistir...
—Entonces no lo haga. —Marinette se puso de pie y caminó de manera brusca por la arena hacia dentro de la cabaña.
El de ojos verdes la vio desaparecer, sintiéndose un tonto por haberla molestado, pero sentía que algo le pasaba y quería ayudarle de la forma que fuera. Prefirió darle su espacio y continuó oyendo a la pareja cantar al lado del fuego.
"No pierdas de vista el horizonte. Tarde o temprano, todo aparece ante tus ojos."
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