Capítulo 2
Eran aproximadamente las seis de la mañana y la luz del día se hacía presente en la hermosa ciudad de París.
Una bella joven de cabellos azabaches y ojos tan celestes como el mismo cielo, se encontraba en su cama despertando antes de que su alarma sonara. Se estiró aún cubierta por las sábanas de su cama y el suave roce del pelaje de su gato la hizo sonreír casi por instinto.
-Ya voy, ya voy Plagg.- susurró recibiendo un maullido como respuesta a la vez que abría sus ojos mirando el techo y luego sentándose en la cama.
El felino paseó de una lado a otro recibiendo caricias de su dueña en su lomo.
-¿Tienes hambre?.- preguntó suavemente y este maulló viéndola fijo, para luego lamer su pata de manera despreocupada.- bien, eso es un si.- soltó una pequeña risa al ver la acción tan característica de su mascota.- ¿dónde está Tikki?.- preguntó al gato negro, tomándolo en sus brazos y el solo comenzó a ronronear.
Marinette se puso de pie con el felino de ojos verdes aun en sus brazos, en busca de su otra mascota. Bajó a la primera planta de su casa, dirigiéndose a la cocina, donde encontró a la gata blanquecina de ojos azulados con un collar rojo en su cuello, sentada en el mesón.
-Buenos días, Tikki.- saludó dulcemente dejando a Plagg en el suelo mientras acariciaba la cabeza de la gata.- ¿dormiste bien?.- ella se dejó querer ronroneando audiblemente.
Marinette sirvió comida en los platos correspondientes de sus dos mascotas y ambos se acercaron rápidamente para alimentarse.
-Plagg.- lo apuntó con seriedad.- no te comas la comida de Tikki otra vez.- el gato la quedó mirando por unos segundos, como si la desafiara, pero al final cedió y la azabache sonrió victoriosa.- bien, iré a ducharme...
Subió rápidamente a su habitación y se dio una ducha. Buscó un atuendo adecuado para un nuevo día en la oficina, el cual consistía en una blusa blanca y unos pantalones negros con unos zapatos a juego, algo sencillo y no muy exagerado. Peinó su largo cabello, dejándolo caer libre por su espalda y puso un poco de labial en sus delicados labios, delineando de una manera fina sus ojos con un lápiz color negro. Se veía hermosa... y es que realmente lo era.
Cuando ya estaba lista, tomó su bolso, las llaves (tanto de su casa como de su auto) y una carpeta con documentos, para emprender camino a la empresa.
-Se portan bien.- se despidió de los gatos.- Plagg, no molestes a Tikki.- el gato maulló ofendido.- es posible que llegue un poco tarde, no hagan desastres y ya saben donde está su comida.- ambos gatos se voltearon a verla y esta rápidamente salió de su hogar.
Cuando iba a cerrar la puerta con doble llave, el sonido de su celular la sobresaltó y como pudo lo sacó contestando a la vez que echaba llave.
-¿Bueno?.-habló sin ver la pantalla.
-Mi amor, buenos días.
-Oh, hola. Buenos días, ¿cómo amaneciste?.- respondió con una sonrisa en sus labios cerrando al fin la puerta y acomodando el móvil en su oído.
-Pensando en ti, como todos los días.
Aquella contestación la hizo reír levemente, subiendo así a su auto.
-Vaya... terminarás con un enredo de Marinette's en tu cabeza si sigues así.- cerró la puerta del vehículo, dejando en el asiento del copiloto la carpeta y su bolso.
-¿Qué te puedo decir?, me tienes vuelto loquito, preciosa.
-¿Ya estas en la empresa?, tengo unos papeles que necesito que firmes y también...
-Mari, Mari... olvídate del trabajo un poco.
-Nath, son importantes. Lo sabes muy bien.- respondió ella amablemente.
-Pero soy el dueño y tu jefe, puedo ordenarte perfectamente que descanses un poco e incluso despedirte si no me haces caso.
-¿Si?, quisiera verte internarlo.- se acomodó en el asiento poniendo las llaves en el lugar correspondiente.- no puedes despedir a tu mejor ejecutiva administrativa.
-En eso tienes razón, pero...
-Cariño, debo colgar. Voy a conducir, nos vemos allá. Besos.
-Pero Marine...
Colgó la llamada soltando una risa, para luego encender el vehículo y emprender camino a la empresa.
A los pocos minutos, la joven de oscura cabellera llegó a su destino. Estacionó su auto y con elegancia se dirigió a las grandes puertas de la empresa Kuterzberg.
-Buenos días señorita Dupain.- saludó el portero, haciendo una leve reverencia con su cabeza.
-Buenos días, Rubén. ¿Cómo sigue su esposa?.- preguntó con una sonrisa y este se la devolvió enseguida de manera cálida.
-Mucho mejor después de la cirugía, gracias por preguntar.
-No hay de que.- puso una mano en su hombro.- mandale saludos de mi parte.
-Estará encantada.- le abrió la puerta.- que tenga buen día.
-Igualmente.- con una enorme sonrisa en sus labios, entró en las instalaciones hasta llegar al ascensor. Puso el piso correspondiente y llegó a la estancia, donde se encontraba su oficina.
-Buenos días a todos.- saludó a las secretarias y algunos de los otros miembros del departamento.
-Buenos días señorita Dupain.- dijeron casi todos al unísono y ella acomodó su bolso en su hombro yendo hacia su oficina, pero la voz de otra persona interrumpió su rumbo.
-¿Y a mí no me saludarás?.- cuestionó un joven pelinegro de ojos azules, enfundado en un traje a la medida.
Los primeros botones de su camisa estaban desabrochados, dándole un aire varonil y sofisticado, sacando varios suspiros de las secretarias presentes.
-Buenos días, señor Couffaine.- saludó ella esbozando una sonrisa en sus labios.
-Basta de formalidades.- soltó una carcajada besando la mejilla de la ajizarca.
-Estamos en el trabajo, sabes que soy profesional, Luka.- contestó sonriendo a la vez que se cruzaba de brazos.
-Disculpe usted, señorita Dupain entonces.- impostó su voz.- no tenía idea que ahora necesitaba permiso para hablar con mi mejor amiga.- agregó apretando su nariz levemente.
-Luka.- se quejó.- no hagas eso... sabes que a Nath...
-Si, si... Tu novio celoso.- rodó los ojos soltando un bufido.- como sea.- le restó importancia.- necesito que revises algunos papeles sobre los finiquitos por el recorte de personal que hicimos.- le extendió una carpeta azul y ella la tomó suspirando pesadamente.
-Jamás hay descanso.
-Ya tu sabes.- respondió el ojiazul y ambos soltaron una carcajada.- por cierto...
-Buenos días.- una tercera voz se oyó y ambos azabaches se voltearon encontrando así a un apuesto pelirrojo con el ceño fruncido, el cual examinaba de pies a cabeza al varón frente a él.
-Buenos días, Nathaniel.- saludó Luka extendiendo su mano a su superior, pero este se quedó quieto.
-¿No deberías estar trabajando?.- preguntó ignorando su saludo y este sonrió despreocupado.
-Eso es precisamente lo que hacía. Le estaba pasando algunos papeles a Mari...
-Bueno, ya lo hiciste. Ahora puedes volver a tu puesto.- lo interrumpió y este formó una sonrisa falsa para después girarse rápidamente dándole un beso en la mejilla a su amiga antes de marcharse.
-Nos vemos luego, Mari.- se despidió rodeando al pelirrojo.
-Claro... nos vemos.-respondió la azabache entrando enseguida a su oficina, seguida de su novio.
-¿No me darás un beso de buenos días?.- preguntó el viendo como Marinette rodeaba su escritorio dejando su bolso sobre la mesa de vidrio.
Ella alzó la vista haciendo una mueca, dejando también sus carpetas a un lado.
-Lo hiciste otra vez, Nath.- se cruzó de brazos viéndolo fijamente y este se acercó extrañado.
-¿Hacer que?.- preguntó sin comprender y ella bufó poniéndose nuevamente delante la mesa.
-Hablarle mal a Luka y ponerte celoso.- respondió un tanto frustrada.- no entiendo porque lo haces.
-Vamos, Mari... No es para tanto, simplemente él no me agrada y se te acerca mucho.
-Ya hemos tenido esta conversación muchas veces.- tomó su frente en un acto cansado.- Luka es como un hermano para mi, ya lo sabes. Es mi mejor amigo y no creo que debas ponerte celoso sin que yo te de algún motivo, ¿no?
-Hey, pero si yo si confío en ti.- se acercó aun más tomando su cintura y ella lo miró un tanto ilusionada.- pero en él no.- Marinette desvió la mirada formando distancia entre ambos.
-Vamos bebé. No te enfades conmigo.
-Por si se te olvidó, Luka tiene novia y es amiga mía también.- rodó los ojos.
-Ya no hablemos de tu amigo ese. Mejor consienteme un poco y dame un beso, ¿si?.- asechó sus labios algo brusco.- te he echado de menos.- besó su mejilla repetidas veces.- vamos, no te enojes.
Marinette un tanto cansada, decidió ceder y dejar el tema por la paz. Él aprovechó de tomar su mentón y besar sus labios con fuerza.
-Ves... Ahora si puedo comenzar bien mi día.- susurró sobre sus labios y ella rió levemente.
-Bueno... mejor vamos a trabajar o el jefe se enfadará, tiene un humor de perros.- bromeó ella y este soltó una carcajada.
Ágilmente se separó de sus brazos y fue hacia su escritorio nuevamente, tomando su carpeta.
-Necesito que firmes... .- buscó entre los documentos.- estos papeles de aquí... .-los dejó sobre la mesa y Nathaniel sacó un bolígrafo del bolsillo de su saco.
-Bien, bien... Lo que la jefa ordene.- rió leyendo un momento el papel y firmando varios de estos.
-Bueno, si me permites ahora.- le indicó la salida.- necesito trabajar o este lugar será un caos total y tendrás a tus empleados con antorchas en la entrada de tu oficina.
-¿Tan rápido quieres que me vaya?.- cuestionó siendo ahora empujado por ella.
-No es que quiera que te vayas, es que debemos trabajar... además mi secretaria no hace nada de lo que debería y se la pasa coqueteando con tu amigo Kim.- soltó amargamente a la vez que seguía empujandolo de la espalda.
-Sabes como es él.- se detuvo en el umbral de la puerta volteandose a verla.
-Eso no quita que este es un lugar de trabajo, el la distrae y quien termina teniendo doble trabajo soy yo.
-Hablaré con él...
-Si claro. Veremos si te hace caso.-el joven de cabello rojizo estiró sus labios y la ojiceleste depósito un toque en estos antes de despedirse.- nos vemos a la hora de almuerzo.
-Claro.- tomó su mentón y la acercó a él nuevamente, pero un picor en su nariz detuvo su acción. Estornudó hacia un lado.- ¿acción tienes a esas bestias?.- preguntó conteniendo otro estornudo.
-No son bestias, son mis gatos.- respondió enseguida.
-Sabes que le tengo alergia a los gatos.- Marinette lo quedó mirando unos segundos y le restó importancia.
-Lo siento, cariño.- habló dulcemente.- pero son mis compañeros.- sonrió.
-¿Para que quieres esos gatos si me tienes a mi?
-Ve a trabajar.- ignoró su pregunta con una risa.
-Toda la razón, tengo una junta ahora de hecho.- miró la hora en su celular y salió de la oficina.- nos vemos luego.- estiró nuevamente sus labios, cerrando a la vez sus ojos, pero la ojiazul ya había cerrado la puerta.
Cuando se dio cuenta que ella no estaba frente a él, aclaró su garganta intentando disimular ante los ojos chismosos de las secretarias.
Frustrado por el actuar de su novia, se retiró a su oficina, no sin antes ir a hablar con su camarada de cabello castaño.
Con el paso de las horas del día, llegó la hora de almuerzo. Marinette salió en busca de su novio a su oficina, pero este no se encontraba ahí. Le envió un mensaje, pero al no recibir contestación suspiró pesadamente.
-De seguro está en una reunión.- musitó y se sobresaltó cuando sintió que tomaban sus hombros.- Nath.- se giró encontrándose con su mejor amigo.
-No, soy Luka .- respondió el pelinegro.- ¿Qué pasó?, ¿por qué tienes esa cara?.-preguntó enseguida preocupado.
-¿Cuál cara?.- desvió la mirada un momento. Se sentía acorralada con los azules del Couffaine y es que sabía perfectamente que él la conocía como la palma de su mano.
-Mari.- nombró seriamente cruzándose de brazos, esperando así una respuesta clara y ella formó un puchero.
-Es solo que... iba a almorzar con Nathaniel, pero al parecer no está.
-Uhm... .- respondió él.- bueno, no es novedad que se le olvide comer contigo.
-Que sutil.
-¿Acaso quieres que tape la verdad con sentimentalismos porque te quiero?.- alzó una ceja en su dirección.- no amiga, así no son las cosas. Te amo, así que de mi sólo recibirás la verdad aunque duela.
-Y por eso te adoro.- sonrió y lo abrazó al instante. Él correspondió gustoso, para después mirarla detenidamente.
-Vamos a comer los dos. Yo invito.
-Que galán.- se burló ella haciendo que el pelinegro soltara una carcajada.- mejor pide algo para la oficina, quisiera aprovechar de adelantar trabajo.
-Mejor contrata otra secretaria.- hizo una mueca.- la que tienes no te sirve de mucho.
-Lo sé. Hablaré con Nath seriamente.- ambos se dirigieron a la oficina de la azabache y esta cerró la puerta de vidrio, mientras Luka se sentaba frente a su escritorio.- Si tanto le gusta a Kim, pues que se quede con ella y yo busco a otra... El único problema es que con el recorte de personal que hicimos...
-Por eso no te preocupes, de seguro el jefecito entiende.- soltó en medio de un tono burlón.
-Tienes razón... buscaré a un asistente personal. Alguien eficiente y sobretodo responsable, con ganas de trabajar... estoy segura que alguien debe haber.
"El universo se alinea para que sigamos nuestro destino."
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro