Capítulo 16
La gran mansión se hacia notar por la alegancia, tanto de su gente como de su decoración. Grandes pilares sostenían el techo pintado a mano, y los candelabros de cristales daban un aire de finura inglesa por donde sea que se miraran. En la entrada, una gran alfombra roja daba paso al vestíbulo donde estaban empresarios importantes de varias partes del mundo, todos hablando en sus distintos idiomas con soltura.
Adrien respiró en profundidad, revisando si su saco tendría alguna pelusa molesta por milésima vez. Para ser completamente sinceros, el rubio se sentía fuera del lugar, como un bicho raro, como una hormiga en medio del desierto... Y es que no pertenecía ahí, o al menos su voz interior se lo repetía una y otra vez.
De lo que Adrien no era consciente, es que se veía como ellos de pies a cabeza. Su cabello rubio resplandecía con la tenue luz cálida, cualquiera diría que era un inglés heredero de una gran fortuna, y para que hablar de su mirada, aquellos verdes pocas veces te los encontrarías en la vida... No eran comunes en lo mas mínimo y llamaban la atención de mas de una mujer en el lugar.
No quiso adentrarse demasiado en el lugar, para no llamar la atención y cuando uno de los tantos garzones se le acercó ofreciéndole una copa de champagne, casi enseguida negó con una sonrisa amable.
—Vaya... Un hombre rechazando una fina copa de champagne, que inusual. — la voz de una mujer a sus espaldas lo sobresaltó.
Adrien se giró rápidamente encontrándose con una esbelta y hermosa joven de una larga cabellera rubia.
La chica lo observó detalladamente alzando una ceja, mientras, dejaba la copa vacía de sus manos en la bandeja de un garzón que pasaba a su lado. Portaba un vestido azul rey que resaltaba a la perfección sus definidas curvas y más aún sus ojos de un azul hielo penetrantes.
—Mil disculpas, señorita. — se disculpó Adrien, intentando ocultar sus nervios. — pero realmente no soy de beber con tanta gente a mi alrededor. — se expresó con simpleza. La chica lo miró curiosa y luego simplemente se soltó a reír.
—Chloe Bourgeois. — se presentó extendiendo su mano al rubio, quien la tomó estrechandola de arriba hacia abajo repetidas veces, acto que la descolocó un poco.
—Un gusto, yo soy Adrien.
—No sales mucho, ¿cierto? —preguntó Chloe con simpatía al momento en que sus manos se separaron.
—Digamos que las fiestas no son lo mío.
—Dímelo a mi. —suspiró rodando los ojos hablando con más confianza. — ¿puedo tutearte? — él asintió. —puedes decirme Chloe por cierto... —la chica se acercó un poco más, de alguna forma invitándolo a un espacio "vacío" cerca de una mesita de coctel. — ¿qué te trae por acá, Adrien?
—Trabajo...
—Como todos. — agregó con tono cansado. —dime algo diferente que esta gente absurda, por favor. —Adrien abrió un poco mas sus ojos, algo soprendido por las palabras de aquella joven. — no me veas así, pareces de mi edad... Pensé que te habían obligado venir igual que yo, porque te veías algo apartado de los demás.
—En realidad yo buscaba a alguien.
—Oh, ¿vienes con tu novia? — hizo una pausa breve sonriendo mas entusiasta. — mejor dicho... ¿Tienes novia? — Adrien rió por su actitud con un toque infantil.
—No realmente, pero la señorita Mar...
—¿Adrien? — la voz de Marinette sonó a sus espaldas y una oleada de calor nació desde su pecho hacia sus mejillas en solo segundos. Fue inevitable para él que una sonrisa se asomara en sus labios.
Marinette se acercó con cautela hacia su asistente, reconocería su cabello y altura en cualquier lugar.
Adrien se giró ligeramente y sus ojos la observaron pacientes. No pudo evitar recorrerla por completo, y es que a pesar de que su vestido era sencillo en comparación a las otras damas, le quedaba espectacular. Era una prenda color vino con escote discreto, pero descubría su espalda dándole un toque de sensualidad, sin ser vulgar.
La azabache no se quedó atrás. Una presión en su pecho se hizo presente cuando vió de frente a su mano derecha, enfundado en ese traje a la medida, sin duda el sastre Fu sabía a la perfección que iría con el rubio.
<<Se ve muy guapo... >>
No pudo callar su subconsciente y cuando el espacio entre los dos de extinguió a aproximadamente un metro de distancia, se regalaron una sonrisa
—Ya lo iba a llamar, no lo encontraba por ningún lado. — habló Marinette con confianza, pero Adrien aún no salía de su ensoñación, dejando que su fragancia llegara a su nariz sutilmente.— ¿Adrien?, ¿se encuentra bien? —ella ladeó el rostro.
—S-si... Es solo que se ve muy bonita. — susurró provocando un sonrojo casi imperceptible en la pelinegra.
<<Bonita... >>
Su cumplido, lejos de incomodarla, la hizo sentir muy bien y su corazón extrañamente se lo confirmaba. Cada letra de aquella sencilla palabra pronunciada por los labios de Adrien, se sintió con ternura y sinceridad.
—¿Mari? — habló Chloe a espaldas de ambos y se abrió paso con una enorme sonrisa, interrumpiendo sin querer aquel momento. — dios, ¿qué haces aquí? — la abrazó con fuerza. — hace mucho que no nos vemos.
—Trabajo. — respondió correspondiendo el abrazo de la rubia.
—No me soprende. — bufó al momento de seprarse. — pero mira nada más, ese vestido te queda hermoso. Déjame adivinar. — Chloe la observó entrecerrando sus ojos. — no es de mi madre, tampoco de Anna Fendi... Tiene tu nombre por todos lados. —Marinette le sonrió rodando los ojos.
—Acertaste. — le guiñó un ojo. — pero bueno, ¿que haces tú aquí? — parpadeó varias veces. — si no te gustan estas cosas.
—Mi padre me obligó a venir. — puso los ojos en blanco. —sabes que no puedo decirle que no cuando se trata no dejar a los Bourgeois en boca de todos.
—Entiendo. — hizo una mueca y se concentró en su asistente alejado un poco de ellas. —por cierto él es... — tomó el brazo del rubio gentil, acercandolo.
—Adrien, lo sé. Ya nos conocimos. — respondió Chloe al instante viendo su unión con curiosidad. — tu novio. —les sonrió.
Marinette abrió sus ojos casi al mismo tiempo que Adrien con sorpresa.
—No, nosotros no somos... — hablaron al unísono y se detuvieron observándose con espanto, sin darse cuenta de la diversión que le estaban haciendo pasar a la rubia.
La azabache optó por una postura mas seria y aclaró su garganta.
—Chloe... Adrien y yo en realidad trabajamos juntos, por eso estamos aquí.
—Ya veo. ¿Eso quiere decir que no son nada...?
—La señorita Marinette es novia del señor Nathaniel. — aclaró algo decaído Adrien, sin borrar de su rostro una sonrisa cumplidora.
—Oh claro, discúlpame Adrien... Es que como los vi aquí juntos, — Chloe miró ahora a Marinette. — creí que tu y Nath ya no estaban juntos.
La tristeza se albergó en el corazón de la azabache y su asistente pudo darse cuenta en el momento que ella miró hacia su derecha para despues sonreír.
—Bueno, olvidenlo. — agregó la rubia.
— me alegra tanto verte. No recuerdo cuando fue la última vez que nos encontramos. — ahora se dirigió a Adrien.— nosotras somos amigas de hace años, pero Marinette no hace mas que abandonarme por Kag.
—Chloe, eso no es verdad. — hizo un pequeño puchero. — sabes que el trabajo...
—Ay dios, aquí vamos otra vez. Mari, relajate y deja el trabajo a un lado.— la atajó antes de que terminara su frase. — Si trabajas con ella te habrás dado cuenta que jamás descansa.
—Oh vamos, eso no es cierto. — negó cruzandose de brazos.
—En realidad... — habló Adrien por lo bajo y su jefa lo miró con rapidez. — creo que tan alejada de la realidad no está.
—Adrien. — pronunció la azabache con un toque de traición y el rubio no hizo mas que sonreír con disculpa.
—Descuida, Adrien. Lo sé todo por Luka, mejor dejemos que lo mate a él en vez de a ti. — Chloe se soltó reír con gracia.
—Así que anda de chismoso otra vez. — se quejó la pelinegra.
—Te quiere y se preocupa por ti, lo sabes.
<<¿Ella conoce al se... A Luka? >>
—Bueno, ya que estamos aquí... Bebamos algo. — sugirió la Bourgeois. —se que no eres de beber y que tu aguante es casi nulo, pero saquemos provecho de este baile aburrido.
—Luego... Primero quería intentar hablar con los de la corporación...
—¿Desde cuando la administrativa de Kuterzberg tiene que acaparar inversionistas?, ese es trabajo de Kim y Nathaniel.
—Chloe...
—Adrien, dile a esta mujer que tiene que disfrutar en una fiesta.
Adrien no sabía donde meterse, no sabía si seguir la palabra de la amiga de su superior o apoyarla con lo de los ingleses.
—Marinette, la gente que buscas no se irá de aquí si esto acaba de empezar. Además, como no está mi Luka, tú y Adrien me harán compañía, ¿no? — tomó el brazo de su amiga tirando de el ligeramente.
—Bien, pero no pienso beber nada de alcohol hasta hablar con los ingleses.
—¿Ingleses? — preguntó la rubia. — ¿de casualidad te refieres a Hugh Grosvernor? — Marinette miró a Adrien y este la imitó para luego los dos voltearse a Chloe.
—¿Lo conoce? — preguntó el de mirada verduzca.
—Claro que si, somos amigos. Si quieren puedo hacerles el contacto e incluso persuadirlo de invertir con ustedes. — habló elevando sus cejas repetidas veces.
—¿De verdad harías eso? —Marinette tomó sus manos sonriente. —tenemos una propuesta diseñada con Adrien sobre un nuevo hotel en inglaterra.
—Ay querida, es Chloe Bourgeois con quien hablas. — se mofó la chica contagiandose del entusiasmo de su amiga. — pero debes hacerme un favor a cambio, más bien ustedes dos. — los señaló.
—Te escuchamos.
—Esta noche se divertirán y aceptarán mi invitación a mis cabañas en la playa.
<<¿De que está hablando?, yo no puedo aceptar algo así... Soy un simple asistente.>>
—Es algo que estoy planeando hace mucho, así que no pueden decirme que no.
—Yo... No creo que pueda. —habló él, ganando la atención de Marinette.
<<Marinette... Quizás no sea mala idea y necesitas distraerte un poco. >>
—¿Por qué?
—Es que... — bajó la vista un segundo.
—Bien. Tú me dices cuando y listo.— interrumpió la ojiazul.
—¡Ah!, ¡¿en serio?! — se abalanzó hacia ella besando su mejilla con euforia. — no te arrepentirás. La invitación está abierta para todos, puedes ir con Nath también y tu Adrien si quieres también llevar a tu novia, no hay problema.
—Gracias... — respondió por decir algo, luego lo hablaría con su jefa. Ya que habían muchos factores a favor de no ir a aquel lugar.
En eso el celular de la rubia comenzó a sonar ganando algunas miradas de las personas que los rodeaban.
—Disculpenme. — tomó el aparato contestando. — debo atender, es mi padre. Vuelvo en unos minutos. — se alejó hacia la puerta principal para alejarse del ruido, dejando a "solas" a Marinette y Adrien.
Ambos se miraron en silencio, ninguno estaba seguro de que decir.
Marinette se daba vueltas en todo lo que había hecho hasta ahora, en como su rutina había sido de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, por meses.
¿Debía aparecer Chloe para darse cuenta de eso?
No... Realmente debía aparecer Adrien en su vida para que comenzara a pensar en si misma y en querer ser valorada aunque sea un poco.
Adrien por otro lado se sentía como un pez fuera del agua. La gente, el lugar, aquella invitación y la ignoracia que tenía Chloe sobre quien era realmente él, lo hacían deprimirse internamente, y es que no podia evitar preguntarse si ella le hubiera hecho esa invitación si supiera que no era nada mas que el asistente de su preciada amiga.
¿Divertirse en ese baile sofisticado?, ¿eso era en serio?
Su vida no era más que preocuparse de llevar a su casa comida para la mesa, atención para su pequeño hermano y trabajar duro para poder darle un futuro digno.
¿Tenía derecho a darse el lujo de disfrutar compartir la noche con la hermosa mujer a su lado?, una mujer que cada segundo que pasaba se sentía cada vez mas inalcanzable.
La respuesta claramente era un si enorme, pero él era demasiado humilde para aceptarlo.
—Adrien, ¿se siente bien? — la dulce voz de Marinette llegó a sus oídos. —se ve algo preocupado.
—En realidad me siento un poco incómodo. — se sinceró. — este lugar... Me siento como un bicho raro.
—Lo entiendo. —ella bajó el rostro, pero en seguida se irguió sonriendo. — pero usted y yo somos profesionales, ¿o no?
—¿Profesionales?
—Claro. —afirmó. —esta invitación nos llegó gracias a los italianos, y con lo que respecta a la empresa... Chloe nos ayudará con el señor Grosvernor. Eso quiere decir que... O disfrutamos un poco este lugar por la estresante semana que tuvimos o nos vamos a nuestras casas. — hizo una mueca con la última opción. —si somos racionales, tiene sentido quedarnos aquí un poco más y hacer lo que Chloe nos pidió.
—Señorita Marinette, ¿me está diciendo que nos olvidemos del trabajo ahora?
—Oh no, solo digo que la noche es joven. — se soltó a reír, sintiendo una energía en todo su cuerpo un tanto inusual. Adrien parpadeó varias veces y se puso a reír junto a ella.
—Entiendo, quiere divertirse.
—Solo quiero cumplir mi parte del trato con Chloe. — se encogió de hombros y todos los pensamientos negativos se esfumaron como magia en ambos.
—En ese caso... —El rubio observó a sus espaldas como varias parejas se disponían a bailar en el gran vestíbulo. Así que se inclinó un poco, extendiendo su mano hacia su jefa con elegancia. — ¿quisiera bailar conmigo?
Marinette lo miró desconcertada y su corazón comenzó a golpetear su pecho juguetón. Con algo de timidez su mano se deslizó en la de su asistente por inercia, enviando una electricidad por toda su columna.
<<No tropieces... Recuerda, como te enseñó mamá. >>
—Me disculpo de antemano si lo piso. — habló la azabache mientras caminaban entre la gente para encontrar un espacio. —con la única persona que he bailado ha sido mi padre y dice que tengo dos pies izquierdos. — confesó avergonzada y él no pudo evitar sentirse pleno por la confianza que le brindó contándole aquello.
—La práctica hace al maestro dicen por ahí.
—¿Será mi maestro, Adrien? —preguntó al momento en que quedaron el uno frente al otro.
Sus ojos se encadenaron y la atmósfera se volvió un poco sofocante. Adrien quería evitar pensar en algo fuera del lugar, pero le fue casi imposible, ya que esa pregunta sonó con doble sentido en su mente.
Marinette se dio cuenta de que eso sonó de otra manera, se avergonzó en breve, aclaró su garganta desviando su mirada hacia la corbata de su asistente acomodandola en modo de distracción, sin parcatarse que esa acción los acercó más de lo usual, provocando que él corazón del rubio se disparara frenético.
"La persona indicada te hará ver el valor de las cosas más insignificantes."
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