Capítulo 13
Temprano como de costumbre, Adrien se había levantado para ir al trabajo y con una enorme sonrisa se despidió de su mejor amigo Nino.
Luego de haber pasado el fin de semana lo que más pudo con su hermano menor y haber visitado a la mujer que lo traía de cabeza, lo único que quería era poder verla nuevamente, solo para deleitarse con su sonrisa y su sutil voz pidiéndole algún documento de importancia.
Caminó como todos los días, ya que prefería no gastar dinero en algún taxi para llegar a su destino y así con casi veinte minutos de anticipación de su horario de entrada llegó a la empresa. Saludó al portero con el cual ahora eran buenos "conocidos", desde su encuentro poco agradable la primera vez que llegó ahí buscando empleo.
Aún no llegaban las secretarias de la planta y mucho menos los demás "jefes" de cada departamento, y eso sin duda le agradaba ya que podía ordenar la oficina de Marinette y preparar su café favorito con calma.
Preparó todo y dejó el recipiente sobre el escritorio de su jefa, tomó un trozo de papel color azul y escribió con su puño y letra la primera frase que venía a su cabeza al imaginarla.
"Mirar sus ojos es como ver las estrellas y perderse en el universo.
-A."
Con los nervios floreciendo en su pecho tuvo la intención de borrar aquella cursi frase, pero el sonido del ascensor llamó su atención desde fuera de la oficina. Sus ojos viajaron hacia las puertas metálicas a la distancia y rápidamente se instaló en su puesto de trabajo a tropiezos fingiendo que leía unos documentos en el computador.
Marinette entró a la oficina en completo silencio con una bufanda rosa que cubría la mitad de su rostro. Dejó su bolso colgado en el respaldo de su silla y dejó su abrigo y bufanda en el perchero que había en un rincón de la habitación.
Los ojos de Adrien la vieron de reojo y mordió su labio inferior para que ella no leyera aquella nota que había sido mucho más cursi que las que antes le había puesto.
-Bu-buenos días, señorita Marinette.- saludó y su voz hizo eco en el silencioso lugar.
La azabache dio un salto en su lugar y se giró enfocando sus azules en su asistente que la veía con una cálida sonrisa.
-A-adrien... no sabía que ya estaba aquí.- habló conteniendo su respiración un segundo y él la miró con extrañeza.- lo siento... buenos días.
Sus ojos se veían tristes y su voz sonaba tan apagada que podría jurar que estaba bajo el agua hablándole. Sus hombros estaban caídos, muy por el contrario con la postura erguida que mostraba todo el tiempo dandole el aire de una mujer con fortaleza y elegancia, incluso habían algunas ojeras bajo sus azules que demostraban sin duda alguna que no había dormido bien.
La preocupación se instaló en Adrien casi por obra de magia, pero no estaba seguro si preguntarle si se sentía mal o si había ocurrido algo malo que la tuviese en ese estado poco usual.
Ella desvió la mirada hacia un costado y se aproximó a su lugar de trabajo notando al instante el ya familiar café sobre su escritorio. Tragó con dificultad y lo tomó con ambas manos, las cuales temblaban por el frío que hacía afuera.
Una oleada de pensamientos pasaron por la cabeza de Marinette en ese momento, fueron tantos que tuvo que reprimir el llanto que sentía que pronto explotaría sin piedad alguna. No quería verse otra vez débil ante su asistente... le daba una vergüenza enorme que siendo ella ya una adulta no pudiese contener sus emociones en el trabajo. Suspiró intentando serenarse y dejó que el dulce aroma del café llegara a su nariz, sonrió con sinceridad por unos segundos que no pasaron desapercibidos por el rubio quien no dejaba de mirarla, intentando encontrar alguna respuesta a sus mudas interrogantes.
Marinette respiró en profundidad y tomó la nota que estaba sobre su escritorio, leyendola con paciencia. Sintió sus mejillas arder un poco, como hace mucho no lo experimentaba.
<<Esto es... no recuerdo la última vez que alguien me haya escrito algo así.>>
Adrien al notar que ella leyó su nota, se puso rápidamente de pie dispuesto a desaparecer de ahí por unos minutos, los suficientes como para que su jefa olvidara aquello y se concentrara en su trabajo.
-Y-yo debo ir al...
Su mente se quedó en blanco y simplemente salió evitando la mirada de la joven, quien sentía como su pulso se aceleraba sin motivo alguno.
<<Quizás se sintió porque no lo noté cuando entré... eres un tonta Marinette. ¡Ya deja los temas personales y céntrate en el trabajo!>>
Sacudió su cabeza y comenzó a trabajar viendo de vez en cuando si su asistente aparecía nuevamente.
Luego de recibir aquel mensaje el fin de semana, no hizo otra cosa más que pensar quien podría haberlo enviado y sin duda también comenzó a especular si pudiese ser cierto.
¿Nathaniel le era infiel?, si era cierto... ¿con quién?, o mejor dicho... ¿por qué hacerlo?
Esas preguntas la atormentaron evitando que pudiese dormir. Todo podía encajar con facilidad... Nathaniel se había alejado más de ella ese último tiempo y casi todas las veces que podían estar juntos, él tenía alguna junta o viaje o de plano cosas que hacer. Sin mencionar sus celos hacia Luka, que mostraban inseguridad y si mal no recordaba algo que una vez le dijo Kagami, la mayoría de las personas que son infieles tienden a mostrarse celosos sin razón aparente con su pareja al sentir que les puedan hacer lo mismo.
<<"Quizás... debería decirle todo lo que siente y todo lo que me ha dicho... pues a él.">>
Las palabras de su asistente llegaron a su cabeza como un bálsamo para calmar su tormento. Debía hablarlo con Nathaniel porque eran una pareja... es algo que tenían que conversar y si él estaba con alguien más, quería saberlo directamente de su boca.
Ni Kagami, ni Luka podían saber de aquel mensaje... ya que lo más seguro es que no se aguantarían en decirle algo a su novio.
Los minutos pasaron y Adrien volvió a la oficina con calma. Se cruzaron miradas con Marinette solo unos segundos y continuaron con su trabajo normal, aunque en silencio. Ella se extrañó de no oír algún chiste de parte del ojiverde en toda la mañana, pero no dijo nada al creer que estuviese molesto con ella por no haberlo visto cuando llegó, aunque ella debió suponer que Adrien ya se encontraría en la oficina antes, ya que era prácticamente parte de un ritual.
Ciertamente el rubio no estaba ni de lejos a estar molesto con ella por eso, al contrario... estaba preocupado por su estado ausente desde que llegó, pero no quería incomodarla haciéndole preguntas que no le correspondían, porque era solo su asistente.
○○○
La hora de almuerzo llegó y mientras Adrien ordenaba algunos papeles sobre su escritorio, llamaron a la puerta. Marinette alzó su vista un momento del ordenador.
-Adelante.- dictó y dicho esto, Luka apareció con una sonrisa amable como de costumbre.
-Hey, pequeña.- saludó caminando con simpleza hacia el escritorio de su mejor amiga y esta lo miró frunciendo el ceño.
-Señor Couffaine, ya le dije que no me llame así en la oficina.- recriminó y este soltó una carcajada ignorando su queja para acercarse al rubio y estrechar su mano con firmeza.
-Que no te apene. Adrien es de confianza así que puedo llamar a mi mejor amiga como se me de la gana aquí.- le sonrió al de ojos verdes de manera cómplice y este asintió en silencio.- ¿no es así, Adrien?
-Si a la señorita Marinette no le incomoda, creo que no tengo nada que decir.- respondió por lo bajo y terminó de dejar los papeles en una carpeta.
Ella miró mal al pelinegro, pero rápidamente su expresión cambió a una más relajada.
-Bueno... si lo ponen en ese plan.- suspiró.- ¿querías algo?.- preguntó alzando una ceja y el Couffaine volvió hacia el escritorio de ella.
-Ya es hora de almorzar.- miró su reloj en su muñeca y luego a los ojos de su amiga.- venía a invitarte a comer y no acepto que te quedes adelantando trabajo.- se cruzó de brazos y esta puso los ojos en blanco.
-Luka.- infló ligeramente sus mejillas.- tengo que terminar de firmar los finiquitos del termino de obra de San Francisco, eso y sumándole...
-Me importa un comino.- la interrumpió obligándola a ponerse de pie mientras tomaba su bolso y otras pertenencias.- no me contestaste todo el fin de semana.- la regañó y al oír aquello, Adrien se quedó quieto un momento.
<<¿Por qué no le contestó al señor Couffaine?>>
-No tengo ganas de salir de la oficina, Luka.- reclamó, pero este hizo oídos sordos empujándola hacia la puerta.- Adrien.- nombró a su asistente y este rápidamente alzó la vista hacia ella esperando que prosiguiera.- puede ir a almorzar ahora, deje todo ahí como está.- le sonrió de manera cálida y este asintió.
-Pero Adrien, ven con nosotros.- invitó el pelinegro y su contrario lo miró unos segundos negando con la cabeza.
-No... muchas gracias, pero no puedo.- hizo una mueca y Marinette al notar que Luka insistiría jaló de su brazo.
-No lo presiones.- le susurró sabiendo que él iría a ver a su hermano pequeño a la casa hogar.
-Pero...
-De verdad, no se preocupe.- agregó el ojiverde.- disfruten el almuerzo.- sonrió y Luka asintió derrotado.
-Bien, pero la próxima hacemos alguna salida.- animó poniendo una mano sobre la cabeza de Marinette para molestarla.- pero sin ella. Solo hombres.
Marinette bufó quitando la mano de su impertinente amigo e hizo que saliera de su oficina.
-Adelantate.- le habló intransigente y este rió un poco sin decir nada, desapareciendo en el ascensor.
Adrien se concentró en tomar las carpetas para dejarlas en el archivador y evitó la mirada de ella en todo momento.
-Adrien, necesito hablar con usted.- cuando él escuchó aquellas palabras se imaginó lo peor.
<<Estoy muerto... me va a despedir por aquella nota.>>
-Lo siento, señorita Marinette.- se disculpó al instante parándose a unos metros de distancia de ella.- lamento no hacer bien mi trabajo o incluso si hice algo que la incomodara... entiendo si ya no quiere que siga trabajando con usted.- agachó su cabeza cerrando sus ojos con fuerza.
-¿De que está hablando?.- cuestionó Marinette sin comprender y rápidamente sus ojos se conectaron.- solo quería darle las gracias por su nota y el café de la mañana... aquello alegró mi día, el cual no había empezado de la mejor forma.- se explicó.- Adrien... su trabajo ha sido excepcional, así que no dude de usted mismo.- se acercó poniendo una mano en su hombro.- vamos a trabajar un poco sobre su autoestima laboral.- soltó una risa sincera que llenó el corazón de Adrien.
-Dios... .- suspiró aliviado.- pensé que se había molestado y que ya no podría verla.- se escapó lo último y sus mejillas se pusieron rojas.- m-me refiero a... ¡trabajar con usted!, ¡me gusta trabajar con usted!.- se corrigió alzando un poco la voz, a la vez que se acercaban sin darse cuenta.- me gusta la empresa y me llevo bien con la mayoría de los de aquí... si hago algo que no deba, por favor dígamelo con toda la confianza.
-Si comete un error lo solucionaremos juntos.
El ambiente cambió radicalmente y no podían darse cuenta de la cercanía excesiva que tenían, era excesiva para un jefe y empleado, y claramente se podía malinterpretar. Pero el mundo desapareció por un momento y solo se veían a los ojos, era mágico... ninguno reaccionaba en lo absoluto.
-Bu-bueno... .-ella aclaró su garganta.- no le quito más tiempo de su hora de colación.- Marinette tomó distancia despejando su mente.
-Claro... nos vemos luego.- este hizo un asentimiento de cabeza y la vio salir por la puerta.
Al momento en que ella cerró, Adrien posó su mano derecha sobre su pecho soltando el aire que contenía hace bastante.
-Dios santo... ella es tan hermosa que siento que me dará un ataque al corazón.- sonrió intentando calmar sus latidos.
<<¡Le gustó mi nota!, ¡y me dio las gracias!>>
Festejó en su mente aquel suceso y con más ánimo, tomó sus cosas para ir a la casa hogar y visitar a su hermano pequeño.
●●●
No vió a su novio en todo el día, al parecer ni siquiera se había aparecido por la empresa.
Ya era de noche y una gruesa capa de nubes cubría el cielo nocturno. El viento soplaba con suavidad, como si estuviera avisando que pronto comenzarían a caer las gotas de lluvia.
Marinette tomó aire y se decidió por fin en golpear la puerta del departamento de Nathaniel. Estuvo casi toda la tarde planeando una conversación con él para poder aclarar sus inseguridades, entre otras cosas.
Luego de unos minutos esperando afuera, la puerta se abrió dejando a la vista al pelirrojo con solo un pantalón deportivo puesto.
-Marinette... ¿qué haces aquí?.- le sonrió en breve y ella lo miró a los ojos sintiendo sus piernas temblar.
-Bueno... yo necesito que hablemos.- se explicó con seguridad, al mismo tiempo que se extrañaba por la actitud de su novio... quien ni siquiera la saludó, siendo de que no se veían hace días.
La azabache se abrió paso en el lugar y él cerró la puerta a sus espaldas viendo como ella dejaba su bolso sobre el sofá.
-Tu dirás... .- se expresó él con soltura acercándose lentamente.
-Nath... yo... .- habló despacio pensando en las palabras que quería usar.- realmente no logro entender que sucede.- el de ojos turquesa frunció el ceño con incomprensión.
-¿De que hablas?
-Hablo de nosotros.- lo miró fijamente.- hablo de nuestra relación.- presionó sus manos con fuerza formando una fina línea en sus labios por unos segundos.- y no me digas que no sucede nada porque habíamos quedado... no, de hecho tu fuiste el que me dijo que pasáramos el fin de semana juntos, pero y-yo... .- su voz tembló y sus ojos se cristalizaron.- Nathaniel, te estuve esperando todo el día y te envié varios mensajes, pero ni siquiera respondiste.
-Marinette, lo siento... tuve que ver unos asuntos de... de la empresa con mi padre. Últimamente me está controlando más de lo normal y...
-Eso puedo entenderlo.- lo interrumpió.- pero enviar un mensaje o hacer una llamada solo para decirme que no podremos vernos, no te tomaría más de un minuto. Por favor no me pongas estas excusas... ya no.
Él se acercó tomando sus manos y las alzó besandolas.
-Bebé... discúlpame. Debí avisarte, pero eso no quita que yo realmente quería estar contigo.
-Nath... .- se soltó de su agarre son sutileza.- quiero preguntarte algo y que me respondas con sinceridad. Tenemos confianza o al menos eso creo yo.- el la observó sin comprender e incluso algo incómodo por su actitud evasiva con sus muestras de afecto.- tú... ¿estás con alguien más?, ¿me estás engañando?
-¿Q-qué?.- se alejó riendo a sus espaldas y Marinette esperó que se girara nuevamente para verla.- ¿de qué hablas?
-Nathaniel... si estás con alguien más quiero que me lo digas directamente.- él se sentó en el sofá y la miró hacia arriba con enojo.
-¿De donde sacaste eso?, ¿acaso tu amigo Luka te metió cosas en la cabeza?.- cuestionó lleno de enojo.
-No metas a Luka en esta conversación. Esto es algo que quiero saber...
-¿No será que tu eres la que me engaña a mi?.- preguntó a la defensiva y los ojos de Marinette perdieron ligeramente su brillo.- ¿para esto viniste?, ¿para hacerme esta preguntas absurdas?
-¡No son absurdas!.-espetó perdiendo los estribos un segundo.- estás lejos de mi y siempre hay excusas para todo... peleamos todo el tiempo y tus celos por Luka cada vez son peores.
-Dime Marinette.- se puso de pie tomando sus hombros con brusquedad.- ¡dime la verdad de una vez!, ¡¿Luka te gusta?!
-Nathaniel, ya te he dicho más de mil veces que él es como un hermano para mi... ¿por qué no lo quieres aceptar?
-Porque él no te mira como una amiga y mucho menos como una hermana.
-No es racional lo que me estas diciendo... ¿te estas escuchando?.- tomó su rostro con ambas manos para calmarlo.- y aunque fuera así como piensas... yo estoy contigo Nath.- habló suavemente.- si quisiera estar con alguien más te lo diría.
Nathaniel la acercó con fuerza y besó sus labios de la misma manera. Marinette se sintió ajena a él por primera vez... y es que sentía muy profundamente que ese beso no era sincero, pero correspondió para quitar aquella sensación de su pecho que la invadía.
Luego de que el pelirrojo desviara por completo el tema por el cual su novia había ido a verlo, se despidieron con una sonrisa. Ella se fue con una sensación de vacío y él cambió al instante aquella sonrisa falsa dirigiéndose hacia su habitación.
Se puso rápidamente sobre la cama agarrando ambas muñecas para sujetarlas contra el colchón con más fuerza de la debida, dejando al descubierto el torso desnudo de aquella mujer.
-Quiero que me digas ahora mismo si fuiste tu a quien se le soltó la lengua con Marinette.- la miró fijamente con frialdad esperando a que respondiera.- habla.- ordenó.
-Te juro que no he dicho nada.- respondió haciendo una mueca de dolor que rápidamente cambió a una sonrisa seductora.- pero que tenso te has puesto.- habló en un susurro.- ¿necesitas que te ayude con eso?
-No juegues conmigo porque sabes que yo siempre salgo ganando. Más te vale que no hayas dicho nada.- ella besó su mentón y pasó lentamente su lengua por su cuello.
-Nathaniel... sabes que yo no dije nada... y si quieres te lo demuestro de una forma que nos guste a ambos.- rodeó su cintura con sus piernas y este rápidamente los hizo girar quedando ella arriba.
-Satisfaceme entonces... porque ando con un humor de perros.
"Cuando el amor acaba lo mejor es soltar y no aferrarse a una vida de sufrimiento. Aquí nace la verdadera honestidad del ser humano."
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro