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Cap.4 Manzanas Verdes


El clima fresco poco a poco comenzaba a percibirse en el ambiente, aún más cuando vives en un castillo monumental como es Hogwarts, aunque el clima siempre es un poco más cálido en la torre de Gryffindor (Alguien quiere pensar en los pobres Slytherin en sus frías mazmorras, por favor) permitiendo un descanso grato.

En una de las camas de doseles rojos que se supone que deben ser individuales ahora se encontraban tres chicos en una revoltura de cabellos rojos, negros y castaños rubio, el chico pecoso mantenía abrazada la mata castaña clara que ignoraba los sonoros ronquidos, sobre ellos descansando entre el huecos de ambos cuerpos chico de la cicatriz descansaba babeaneo en su inconsciencia, los tres dormían felices en un domingo por la mañana, no clases, no Hermione levantándolos de golpe; pero si unos jodidos Gemelos trayendo a Colin Creevey  para tomar una fotografía.

Harry Potter definitivamente cobró la conciencia con la luz y el sonido reconocible de la cámara, tantos años lidiando con ella ya lo tenían plenamente entrenado para reconocer el productor de ese terrible sonido, al fin levantó la cabeza de su colchón de amigos sintiendo un afectivo Desmaius en la punta de la lengua; sin embargo, se abstuvo para preferir intentar salir de la cama ante el enredo de extremidades que eran, llevándose una patada de Ron y el cuerpo del pobre de Neville en el proceso, con una disculpa lo ayudó a levantarse sin olvidar mirar a los gemelos pelirrojos con una muda promesa de venganza.

Se dirigió al baño en el proceso invocando sus lentes con un movimiento de su mano, le había tomado un par de meses de práctica el poder invocar su varita y sus anteojos sin la necesidad de la primera, no podía darse el lujo de perder dos de sus objetos más esenciales en una pelea con el sin nariz y sus seguidores, aprovechando que los gemelos comenzaban a acercarse sigilosamente a la cama de su hermano menor convocó su varita dándole una sonrisa a Neville para que mirara como Fred y George recibían un hechizo de piernas de gelatina haciendo que uno se golpeara en la nariz con la cabeza del otro que fue a dar en la cama de su hermanito menor sacando cada partícula de aire de su estómago y de paso tirándolo de esta al despertar violentamente.

¡ja! Como si no supieran que habría una reprimenda por despertarlo temprano un domingo en el que ni siquiera Hermione había hecho el intento de despertarlos, tenían el acuerdo de que al menos un domingo al mes los dejaría dormir hasta la hora de la comida y aunque la castaña le había costado mucho acceder con el record escolar de
Ron, les había cumplido siempre y cuando terminaran las tareas que se entregaban el lunes los sábados, así que si él no dormía en santa paz menos Ron, y ahora los gemelos tenían dolores distintos, una nariz lastimada y un chichón en la cabeza, dulce venganza.

Volvió al baño aseándose lo suficiente, terminando un poco antes de Neville por lo que se despidió, aprovecho que Ron venía más dormido que despierto aviso que bajaría de una vez al comedor, hoy tenía que hablar con Luna sobre Malfoy y conociéndola tendría que buscar en los sitios más inesperados.
Bajó las escaleras dando pequeños saltos de escalón a otro, de vez en cuando no tanto por frio más bien por inquieto comenzaba a rodear su mano con la otra en un movimiento constante, hasta que se acordaba que era muy similar al movimiento de las patas que las moscas  hacen cuando se quedan en un lugar, se rio por la línea de sus pensamientos y aún más al pensar en sí mismo con ese movimiento, los lentes redondos, la capa y cabello negro.

Se topó con otros pocos alumnos camino al comedor, sintiendo un poco de envidia por los que aún estaban en los brazos de Morfeo en ese domingo tan fresco para estar envuelto en una buena frazada, es clima perfecto para no morir de frío pero tampoco estabas sudando, con pequeñas corrientes de aire que dan gusto que acaricien tus mejillas y orejas, disfrutaba del clima hasta que unos cabellos dorados casi blancos llamaron su atención, un cabello que parecía enmarañado pero por experiencia sabía que era suave, con alguna planta siempre enredada pero con un olor a bosque que te podías quedar jugando con ellos por horas, así como era hablar con la dueña que te perdia en su mar de pensamientos, buscando coherencia en la incoherencia.

Torció los labios cuando noto la vestimenta de luna, algo estaba raro, con el esfuerzo que sus miopes pero entrenados por el quidditch ojos le dejaron pudo notar que la chica estaba descalza, comenzó a andar hacia ella dispuesto a convertir hasta una piedra en unos zapatos mínimos para la chica, o cargarla hasta el gran comedor, iba solo preocupado hasta que siguió la vista a donde luna miraba al cielo, porque no era su mirada pérdida en las nubes, era un punto fijo, siguió la vista hasta notar  que  miraba sus zapatos en la copa de un árbol.

Sintió un tirón en sus tripas y su magia arremolinándose, la bilis subió a su garganta desde su estomago vacio, malditos hijos de la gran puta, estaba seguro que algún maldito mago había tomado los zapatos de luna y los había levitado hasta la copa del árbol, empuñó su varita dirigiéndose hacia su amiga pero se detuvo de golpe al ver otra presencia acercarse hacia la chica ondenando con elegancia su capa.

—Draco.- Murmuró quedándose mirando la escena, el chico quitó elegante su capa de su cuerpo colocándola con gracia en el pasto, tomó los hombros de la chica colocándola sobre la capa para que dejara de pisar el pasto y el barro, le vio quitarse un suéter de cuello de tortuga azul, y como con sus manos abría el cuello e insertaba la cabeza rubia colocando el suéter con algo de rudeza como si fuera un niño berrinchudo al que su madre obligaba a abrigarse, no pudo evitar reír al ver como el cabello de luna se quedó atorado junto a su cuello haciéndolo ver más esponjado, y   ahora sabe bien por la cara de Malfoy que a pesar de no poder escuchar la conversación está en su momento de "Soy una perra dramática que te va dar un sermón porque yo tengo la razón y debes de hacerme caso"

Malfoy bajó los zapatos de la rubia con un fino movimiento de su varita antes de cargar a la chica a un pequeño espacio en el muro del castillo que fungía como banca, con discreción miro como el chico la dejaba suavemente sentada y como un príncipe se arrodillaba a sus pies, limpiándolos con un movimiento de varita antes de tomarlos y analizarlos en búsqueda de alguna herida, le miró regañarla otra vez antes de aparecer unos calcetines en las piernas de la chica y después cual cenicienta colocarle los zapatos, dio una última mirada al verlo levantarse con las manos en la cintura dando el último sermón.

Mejor se fue antes de que el chico lo descubriera, no era un secreto ni para sí mismo que él y Malfoy tenían un magnetismo muy marcado que hacía que se encontraran siempre, y ahora mismo quería mantener en secreto la escena que había presenciado, una que provocaba una calidez extraña en su corazón y una sonrisa que se extendia tanto que sus hoyuelos ocultos se formaron con definición; Luna, Ginny y Herms eran sus chicas favoritas y que Draco tratará tan bien a Luna que siempre era como el polvo de estrellas: hermoso y difícil de procesar , tanto como el Slytherin, un nombre de constelación no podría ser más preciso, y él quería descubrir todas sus estrellas.

Llegó al comedor encontrando a sus amigos ya en la mesa, los gemelos ya habían visitado la enfermería y miraban a su dirección con algo de orgullo hinchando su pecho cosa que le hizo reír, Ron como siempre ya estaba disfrutando de una buena porción de panqueques, mientras Hermione a su lado parecía mirar con un odio insano su café.

—¿Mala noche?-  comentó sobando el hombro de la chica sentandose a su lado en su asiento usual,  que casualmente conectaba con el asiento usal del principe de las serpientes, la castaña lo miro, luego a la mesa de Slytherin y sopló otra vez el liquido negro antes de darle un gran sorbo relajando considerablemente los musculos.

—¿Cómo te fue en tu investigación, Harry? —La castaña escondió una sonrisa tras la taza de café al notar el sonrojo en la piel oscura del Gryffindor azabache, un ligero codazo de parte de Ron la hizo reír y bajar la taza con una sonrisa burlona, parecía que la cafeina ya habia hecho efecto en la leona.

—Pregunto por mera curiosidad científica.—la chica levantó las manos en señal de paz al recibir una mirada de fingido resentimiento de parte del niño que vivió y de su novio, volviendo a reír antes de darle a Harry un muffin de zanahoria, su usual desayuno y sus favoritos junto con los de mora azul.

—No hay manzanas verdes.—Ambos integrantes del trio dorado miraron extrañados al niño de oro, en muda respuesta Neville que escucho le paso uno de los tazones llenos de fruta mostrando la unica manzana verde que se encontraba entren sus mismas pero de color ambar y rojo, el pelinegro la tomo con cuidado protegiendola en sus mangas, no lo habia dicho por su propia mesa, si no por la mesa de las serpientes,sabia que habria problemas por eso.

Todos los leones siguieron con los suyo ya sabían que a veces Harry pensaba en voz alta o hacía comentarios fuera de contexto, así lo querían y a veces dudaban un poquito de su cordura, no tanto como Luna pero Harry era curioso en muchos aspectos.

Harry miraba la entrada del comedor en la espera del príncipe de las serpientes y como si hubiera sido invocado por los pensamientos del león la serpiente albina hizo aparición con ese movimiento elegante de su capa y ese porte que solo un sangre pura era capaz de tener pero jamás igualar, recuerda muy bien en algún momento pensar que Draco podría estar correlacionado con las veelas o hasta con la familia de Fleur Delacour por las veces que los escuchó hablando juntos en francés.
Fue inevitable que una sonrisa se le escapará al notar el pequeño detalle que el chico solo tenia su camisa blanca de mangas largas con un ligero tono plata en los puños, no dudaba ni siquiera que de verdad fueran hilos de ese material, tan delicados como su portador; aquel suéter seguramente ahora tenía una nueva dueña, y claro que estaba encantado de ser conocedor de ese pequeño secreto.

Para completar su talento de adivino, o de invocador,justamente la rubia en la que pensaba hizo acto de presencia en el comedor, dando unos saltitos como un hada bailando para atraer la primavera y su cabello aun esponjado y atrapado en el cuello de tortuga, haciendolo reir un poquito, esa chica era una alegría a sus ojos y más con el suéter que resaltaba sus ojos como joyas.

—Hey, luna.—Se levantó deteniendola en su camino hacia la mesa de las aguilas, abrazándola suavemente siendo bien recibido por los aromas de Luna, tierno como las rosas, cautivadora como el jazmín y misteriosa con el pino, pero no negara que reconoció la manzana verde, la lavanda y la pimienta de Malfoy, conocia esos aromas su mente no podría engañarlo, pero le gustaba la combinación, como si un bosque y un jardín de flores se unificaran en una tarde perfecta, se alejó sin soltarla en cuanto un asqueroso carraspeo se escuchó, la venosa sapo rosa lo miraba con el desagrado mientras una maldita vuela pluma anotaba algo en la tabla, seguro tendrían una nueva maldita regla.

—Veamonos después de comer, ¿Te parece bien? —Se separó mirando con fiereza a los chicos de la mesa de los sabiondos—Si atrapo a los Nargles que esconden tus cosas, sabran porque sobreviví a un maldito basilisco a los doce años.—Una queja colectiva de la mesa de los leones salió cuando los rubíes cayeron demostrando los puntos que la loca rosada le había sacado, pero eso no le quitó el triunfo al verla salir al fin del comedor escandalizada por su comportamiento.

Regresó a su mesa siendo recibido por un golpe por parte de Hermione pero hasta ahí, los demás solo callaron, sabían que cuando se trataba de Luna el Gryffindor mayor podía ser más león de lo que siempre era.

volvió su mirada a la mesa verde y plata notando una escena curiosa que podría ser imperceptible para los demás estudiantes pero no para él, Blaise Zabini ofrecía una bandeja llena de manzanas rojas y amarillas a Draco Malfoy, Pansy Parkinson intentaba con algunos cereales, y Crabble junto con Goyle con la variedad de panes y otros desayunos, pero el príncipe de Slytherin solo miraba su té, servido y humeante; y él sabía porque esa actitud en el grupo de amigos verde y plata.

El sabía que Draco Malfoy siempre desayunaba una manzana verde y un té, a veces complementaba con un Muffin de Zanahoria como él, pero siempre era una manzana verde más de una vez se preguntó si Malfoy tenía unos dientes así de blancos por ese mismo hecho o si también era parte de una dieta y por eso era tan delgado, aunque sí sabía que era por gusto más que por obligación, había notado que era su favorita como una manía, alguna vez ya lo había notado hasta ser capaz de cortar el fruto con su varita y comerla rebanada con miel y frutos secos, acompañada por excelencia con un té que era capaz de revivirlo casi como Hermione y si café, bien dicen que los británicos son 90% té así sean Muggles o Magos

Draco Malfoy siempre comía manzanas verdes, no rojas ni ámbar, solo verdes.

Tomó aquella que escondió en sus mangas limpiandola contra su capa y volviendo a esconder su mano de la vista de los demás dentro de su manga, en sus segundos de duda golpeo discretamente su pecho con esta, hasta que haciendo uso de su valentía Gryffindor decidió caminar y atravesar la mesa de Hufflepuff y Ravenclaw hasta llegar frente al rubio.

Un silencio pesado se clavo en el comedor en el momento en el que el mayor representante de la casa de los Leones extendió su mano cubierta por la larga manga hacia el príncipe de las serpientes ganándose miradas de desconfianza de los integrantes de esta, pero sobre todo un movimiento de cejas elegante del rubio sangre pura que solo apretó aún más el cruce de sus manos sobre su pecho, claro hasta que sacudía la mano mostrando bien lo que resguardaba, la única manzana verde en el comedor, supo que los ojos plata centellearon de interés y pudo percibir una sonrisa socarrona.

Ahora él extendía la mano como alguna vez Draco Malfoy se la extendió a él, tal vez no estaba pidiendo amistad pero era una muda solicitud de tregua.
Al final todo volvió a ser sonido cuando Draco Malfoy tomó la manzana mirándolo directamente a los ojos y dando frente de él una mordida antes de cerrar despacio los ojos, a Harry le recordó cuando los gatos parpadean lentamente frente a ti, alguien le había dicho que era una señal de confianza en el mundo felino y tal vez en este momento Malfoy le esté dando entender eso, después de todo había comido directamente el fruto si alegar o insinuar alguna poción o hechizo.

Ante la muda respuesta sonrió dando media vuelta y volviendo a su sitio usal, sintiéndose satisfecho cuando los cuchicheos resonaron en todo el comedor.

—Ron, no creo que Malfoy sea un hurón, es más bien un gato.

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