Capítulo Único
Portada hermosa y perfecta, realizada por la talentosa MDGraphics
¡Te adoro, hermosa, gracias! ❤️🥺
Pov Taehyung
Recuerdo que ese día, Namjoon me había despertado con las mejores rosas blancas deseándome un feliz aniversario.
Estaba feliz porque celebrariamos un año más de nuestra relación, y a su vez, el cumpleaños de su hermano pequeño: Jungkook.
Namjoon era un empresario, dueño de una firma bastante reconocida junto a su primo, Min Yoongi. Ambos estaban orgullosos de que la compañía, una fábrica de automóviles, tuviera tanto éxito.
Amaba cada rasgo de Namjoon. Su piel morena, sus labios rosados, gruesos. Su sonrisa, hoyuelos. Su cabello castaño, peinado -casi siempre- con elegancia, y lo empalagoso que era conmigo.
Cuando éramos jóvenes, él estudiaba economía, y yo, repostería. Nos conocimos un día, debido a que su madre, me había encargado hacer una torta para el cumpleaños de Jungkook, quien quería -para su cumpleaños número seis- una torta de Iron Man.
Fui invitado a la fiesta, me dio vergüenza negarme, y asistí.
Me sentí tan orgulloso al dejarme llevar por mi vergüenza, porque así, conocí a Namjoon. El chico torpe que subía sus notas jugando en el equipo de fútbol de la universidad. Quería dar su mayor esfuerzo ya que en un año, se graduaba.
Un año después, su madre, me pide una torta para el cumpleaños de Jungkook -de nuevo-. No me negué a hacerla, llevaba seis meses saliendo con Namjoon y no iba a negar un regalo como ese al hermano menor del chico que -muy dulcemente- me pretendía en ese entonces.
La noche de esa fiesta, Namjoon me llevó a su jardín, donde él mismo llevaba un tiempo cuidando sembradíos de rosas blancas. Agarró una de ellas, cortándose con sus púas al dármela, me pidió ser su novio, confesando que estuvo enamorado de mí desde antes. No esperé, que luego de eso lleváramos dos años de relación.
Mientras recordaba el pasado, preparaba el desayuno con un bóxer blanco y un delantal naranja anudado a mi cintura. En una hora Namjoon tenía que ir a la empresa y yo tenía que ir a la universidad. Me iba a graduar en unos meses, y estaba emocionado por ello.
Sonreí sintiendo unos brazos acariciar mi cadera y seguí revolviendo con la cuchara de madera los vegetales tempurizados.
Unos labios gruesos y suaves sobre la curvatura de mi cuello y hombro interrumpieron mi labor. Mordiendo mi labio, dejo la cuchara a un lado y me doy la vuelta, plantando un beso en su boca, percibiendo el sabor a menta que se mezclaba con el mío.
- Llegarás tarde al trabajo si sigues aquí pegado a la cocina. - Murmuro sobre sus labios deteniendo lo que a hacía para abrazarlo del cuello.
- Vas provocando, con tu redondo trasero, tus curvas y la deliciosa comida que haces. Tú hermano mayor te enseñó bien. - Responde en mi oído acariciando la zona que, según él, yo mostraba para provocar.
- Jinnie me convirtió en un maestro con la comida, y yo lo ayudé con los postres, fue un dar y recibir. - Respondí riendo por las cosquillas que provocaba su respiración en mi cuello.
- Yo puedo darte y recibir lindos gemidos. - Murmura en mi oído bajando sus manos a la parte baja de mi espalda, a lo que mi cuerpo respondió con un sonrojo en mis mejillas, luego yo musitando entre risas un leve "pervertido".
Siendo hoy, un día especial, no iba a decirle que no a sus insinuaciones. Hace tiempo que no hacemos el amor, y qué mejor manera que hacerlo en un día tan especial.
- Bien. Hagámoslo, pero nada de quedarte como un perezoso en la cama. - Advertí.
Tenía la costumbre de abrazarme después de hacerlo y aferrarse a mí cuerpo durante horas, haciendo que llegue tarde a mi clase ese día. Hoy pretendía que no se repitiera.
- Pero eres tan suave, TaeTae. - Aprovechándose de mi debilidad, usó uno de sus tiernos pucheros.
Asentí sin remedio a sus muecas que siempre lograban convencerme, y apagué la cocina. De todos modos, ya estaba lista la comida, era cuestión de servirla.
Luego de cubrir con tapas las ollas, me quité el delantal con ayuda del desesperado de Nam que no dejaba de besar mi nuca y cuello, provocando que los vellos de mi cuerpo se erisen.
Tras besos, risas y pasos torpes hacía la habitación, Namjoon me recostó boca arriba en la cama con delicadeza.
Nuestros labios se buscaron, sus prendas fueron desprendiéndose de su moreno y atractivo cuerpo, y mi bóxer, como única prenda en mi cuerpo, fue bajado lentamente.
Me acarició como si fuera una delicada muñeca de porcelana que estaba a punto de romperse, mientras me susurraba palabras hermosas al oído a medida que tocaba los puntos más sensibles de mi cuerpo.
Varios espasmos me recorrieron de pies a cabeza cuando marcó con chupetones mi cuello. Dos de sus dedos llenos -previamente- de lubricante, se abrieron paso en mi interior.
Guardé en mi memoria, cada gesto nervioso y dulce que hacia, sin romper nuestro contacto visual con sus bellos ojos rasgados, tal como si fuese la primera vez que nuestros cuerpos se encontraban en esa cama.
Innumerables jadeos y algunos gemidos se escaparon de mi boca. Sus dedos se movieron más rápido y llegaron directamente a mi próstata, provocando que cerrara los ojos con fuerza, quejándome, y luego mordiendome el labio inferior avergonzado.
Namjoon supo, después de eso, que era suficiente. Me aferré a sus hombros y abracé su nuca como si tuviera miedo de que fuera a largarse (aunque sabía que eso no sucedería).
Soltó una leve risita por mi repentina acción y se colocó entre mis piernas, besándome con esa pasión que lo caracterizaba, y que me enamoraba cada día más.
Lo vi lubricar su erección algo apresurado, con ansiedad contenida, y no pude evitar sonreír por lo nervioso que se ponía. Recordé que a veces tenía miedo de lastimarme.
- ¿Qué? ¿De qué te ríes? - Pregunta masturbándose mientras me ve con una leve sonrisa avergonzada.
- Eres tan hermoso Nam, me vuelves loco con esa sonrisa, con tus hoyuelos y tu encantadora personalidad. - Confesé.
Él me sonrió, se acercó, y besando mis labios, ingresó apenas el glande en mí. Solté un lastimero gemido mientras abrazaba su nuca, conteniendo las lágrimas en mis ojos.
- Nam, hazlo. - Pedí.
- Tae, mírame, bebé. - Pidió de vuelta ingresandose lentamente. - Te amo. Amo todo de ti, Kim Taehyung. - Murmura moviéndose un poco más rápido. Abracé su espalda, clavando mis uñas mientras soltaba uno que otro gemido entre jadeos.
Mi pecho estaba doliendo por el golpeteo de los latidos de mi corazón. Mi pelvis sentía dolor, y a su vez, placer que quemaba al punto adictivo que me hacía pedir más de aquello.
Nuestros cuerpos se frotaron, nuestros labios se buscaron, y susurré en su oído cuanto lo amaba.
Tras muchas más palabras de amor, y una que otra maldición ante sus movimientos más rápidos y bruscos, nos corrimos casi simultáneamente. Repitiendo cuanto amamos y adoramos del otro.
Su celular sonó. Era Yoongi, eso visualice al ver el aparato vibrar sobre la mesita de noche a mi lado.
- Mierda, voy tarde.
De un salto, Namjoon se levantó y se vistió como si su vida dependiera de ello.
Sonriendo lo miré, enrrollando mi cuerpo en las sábanas, admirando cada movimiento torpe que hacía mientras hablaba por teléfono con Yoongi, vistiéndose apresuradamente.
Se despidió de mí con un beso fugaz en los labios, y corrió a la puerta, donde, antes de salir, gritó un cuanto me amaba con mucha energía.
Nunca me atreví a decirle a Namjoon que nuestro departamento no me daba buena espina. A pesar de llevar un año viviendo juntos, siempre me dio miedo el ambiente del lugar cuando me encontraba sólo. Y es que era una sensación fría que me inspiraba únicamente temor al estar sólo.
Y ese, hubiese sido el día más feliz de mi vida, de no ser por ese trágico accidente.
Hoy se cumplía un año del cual Namjoon no me había dirigido la palabra. Quizás me culpaba, quizás le lastimaba hablar del tema, pero ¿Porqué pretender que está solo cuando estoy yo par amarlo y apoyarlo?
Recuerdo claramente que, luego de trabajar, me buscó a la universidad en su auto. Ese día, en la clase de repostería, aproveché el momento e hice la torta de cumpleaños de Jungkook, quien estaba sentado en los asientos traseros del auto.
- Feliz cumpleaños número ocho, campeón. - Felicité dándole la caja con la torta para que la sujetara en su regazo.
Namjoon conducía alegre. Y cómo no estarlo. Me contó que firmó con unos reconocidos inversionistas, sin dejar de contar que esa mañana hicimos el amor.
Parecía como un sueño, un sueño que volaba como pájaro despreocupado. Sin embargo, justo cuando me acerqué a su oído, y le susurré mis palabras de amor. La corneta de un camión al frente de nosotros me alarmó. Grité asustado cuando Namjoon se desvió del camino y el auto, fallando en el volante, provocó que fuéramos directo por un barranco.
Grité y miré a Jungkook que se sujetaba asustado al cinturón de seguridad sin soltar la caja donde se hallaba la torta que había preparado. Todo pasó muy rápido.
Yo me aferré a mi asiento, el auto rodó en diferentes direcciones. Namjoon tomó mi mano y luego de escuchar de sus labios que todo iba a estar bien vi negro.
Negro que me acompañó por un tiempo indefinido.
Tuve un sueño, una pesadilla en la que mi piel se rompía como si muchas bestias me rasguñaran. Yo estaba desnudo, completamente. Una risa escalofriante y melodiosa, retumbó en mis oídos.
- Ahora, serás mío, Kim Taehyung.
- No, no ¡Sueltame!
Esa criatura me sujetó de las muñecas y se acercó a mi oído. Cerré lo ojos con fuerza imaginando que era, seguramente, algo horripilante de ver. Solo una pesadilla, una situación imaginaria producto de alguna película de terror que alguna vez vi.
- Soy tu desgracia, Kim.
Tragué saliva y me atreví a preguntar.
- ¿Quién eres?
Se burló riendo sin separar sus labios, o por lo menos eso percibí, y me soltó.
- Soy tú.
Abrí mis ojos viéndome en un espejo y justo cuando estuve a punto de gritar, desperté. Me encontraba sentado en la sala de espera de un hospital. Namjoon estaba justo a mi lado, con el rostro entre las manos, sollozando.
Sin saber qué sucedía, acaricié su espalda, susurrandole que todo estaba bien.
Un hombre con una bata blanca, se acercó mientras escribía algo en un papel adherido a una carpeta. Miró a Namjoon con pesar y lástima, acción que me enojó, y susurró un leve "Señor Kim" para llamar su atención.
Namjoon levantó la mirada de inmediato, angustiado. Sus ojos estaban llenos de lágrimas e hinchados.
- Su hermano, Jungkook, no ha sobrevivido a la operación. Lo siento mucho. - Dictó como si del clima se tratara.
Pegué un brinco cuando Namjoon se levantó y comenzó a gritarle al doctor, culpando y maldiciendo al señor que solo le había dado una muy pesada noticia.
El doctor se fue y dejó a Namjoon hablando sólo, para sí mismo. Él se sentó, de nuevo a mi lado, y sollozó con fuerza, con dolor, casi sentí su dolor en mi pecho. Así que lo abracé, le dije cuanto lo amaba y que lo apoyaría siempre.
Sin embargo, pasaron los días. No importaba cuantas veces lo intentara despertar para que fuera a trabajar. No importó cuantas veces le susurré un te amo y le di palabras de ánimo. Él se vió cada día más triste, más miserable.
Me dolía verlo así, tan destrozado. Tan triste, tan mal.
Cada vez que se encerraba en su habitación pasando el seguro y dejándome afuera, tenía miedo. Miedo de dejarlo sólo, miedo de estar solo. Porque éste departamento siempre me había dado una mala espina.
Gritaba, golpeaba la puerta escandalizado cuando la cerraba con seguro. Yo forzaba la cerradura cuando sentía una brisa recorrer mi espina dorsal. Era algo que me perseguía, tenía miedo de aquello que me atormentaba con palabras crueles.
Uno de esos días en desesperación, Namjoon abrió la puerta y gritó exasperado, por poco discutimos de no ser porque él siempre fingía no escucharme para evitar problemas. Pasó de largo por mi lado, gritando y jalando su cabello. Entré a la habitación y en un ataque de rabia derrumbe y tiré al suelo las cosas del escritorio y de la estantería.
Muchas cosas se quebraron, otras simplemente hicieron ver la pieza más desordenada, y sin percatarme de ello, al parecer, había rasgado las paredes.
Respirando agitado, entré al baño y me miré al espejo. Chillé asustado cuando me vi a mí mismo a mis espaldas. Ese ser, que físicamente era idéntico a mí, me miró con burla, de brazos cruzados.
Sus ojos eran negros y las uñas de sus manos también, largas y puntiagudas.
- ¿Qué se siente?
- ¿Q- Qué cosa? - Pregunté paralizado por el miedo, observando como pegaba su pecho a mi espalda.
- Ser yo.
Iba a responderle. Pero el grito de Nam hizo que su figura desapareciera como si de niebla se tratara.
Salí del baño y vi a Namjoon sollozar arrodillado en el suelo, viendo las fotos de nosotros y marcos de éstas rotos. Me disculpé en vano, ya que gritaba cada vez que yo lo tocaba.
Desde esa vez, pasaron tres meses en los que Yoongi le avisó que la empresa cerraría, eso terminó por derrumarlo.
Volvió a llorar, disculpándose conmigo, pidiéndome perdón mientras cubría su rostro. Sonreí y acaricié su espalda sentándome a su lado, le dije que no hacía falta, que todo estaba bien, que yo aún lo amaba. Pero es como si mi toque quemara sobre su piel.
Aún así, se levantó, se vistió de negro y salió del departamento entre sollozos. Lo acompañé haciendo una mueca. Lo vi comprar un ramo de rosas blancas, me hizo recordar lo mucho que amaba esas flores. Le di apoyo en el taxi camino al cementerio, y al llegar. No me aparté de su lado, diciéndole que Jungkook lo amaba, que yo lo amaba, y que no estaba solo ¿Porqué se comportaba como si estuviera él y nadie más a su lado?
Entonces lo vi, estaba escrito allí, a sus pies.
En memoria de Kim Taehyung. Hermano, novio e hijo
Lo vi arrodillarse, dejar las flores al frente de la lápida con mi nombre, lo vi llorar sin consuelo alguno - Fue mi culpa que murieran el día del accidente, fue mi culpa. ¡Soy una persona torpe e inservible!
Pasaron varios minutos en los que comprendí que, en realidad, Namjoon estuvo solo durante un año, desde es trágico día. Todo el tiempo, todo ese tiempo, estuve muerto. Si pudiera decirle que no era su culpa, que yo lo amé sin importar qué, él no se sentiría tan mal. Sin embargo, no podía escucharme, nunca me escuchó. Ya todo tenía sentido.
Se levantó y sonrió con melancolía. Volvió al taxi que le esperaba impaciente, y le acompañé a pesar de saber la verdad tras todo lo que había pasado.
Al llegar al departamento, entró al baño, y lo vi abrir el grifo de la tina sin quitar el tapón. Temí lo peor cuando se ingresó con ropa en la bañera. Le pedí que se detuviera, olvidando por ese instante que no me escuchaba.
La tina se llenó por completo con él dentro. No pude contemplar cómo se ahogaba. Corrí a la puerta del departamento, grité, grité pidiendo ayuda mientras sollozaba al abrir la puerta.
Escuché el agua derramarse en el suelo del baño, y supe que era demasiado tarde. La impotencia me consumió, vi que de mis manos las uñas me crecían en negro, tal como en mis anteriores pesadillas.
- Namjoon, yo te amo. No te vayas, por favor. Vive. - Dije entre sollozos, de rodillas en la alfombra frente de la puerta del departamento. Rasguñé la tela bajo mis rodillas y chillé al sentir una voz a mis espaldas.
- Yo también te amo, Tae.
Esa voz
Unos brazos envolvieron mi cuerpo, quemó, su abrazó quemó, mi piel se quemaba y sangraba ante su toque, sin embargo, me tranquilicé cerrando mis ojos. Aunque doliera su toque, era lo más cercano que tenía de él.
Soltando hipidos, abracé sus brazos contra mí, deseando de forma egoísta que no se apartara de mi lado. Vi la tela blanca del traje que le envolvía, mancharse de negro con mi leve caricia.
- Namjoon, tú-
- Sé que no era la forma, y que debes odiarme por esto, pero, quería estar contigo, Tae. Aunque de eso dependiera la muerte. Quería verte, una vez más.
Sonreí y me levanté junto con él. Me di la vuelta y lo vi entre lágrimas.
- Namjoon... Eres-
- Un ángel.
Su sonrisa estaba llena de melancolía, me veía como si fuera algo espantoso. A pesar de eso, logré divisar amor en su indecifrable mirar.
Detallé su apariencia. Estaba vestido de blanco, y de su espalda, se habían extendido unas bellas alas blancas.
Soltó mis manos, la cuales dejaron de quemar ante su persistente agarre y lágrimas abandonaron sus ojos de manera silenciosa.
- Oh, Tae. Perdón por no llegar a tiempo.
Frunciendo el ceño, no supe a lo que se refería.
- ¿De qué hablas, Nam?
- Mírate.
Carcomido por la desesperante curiosidad, miré mi reflejo en el agua desbordada que yacía a mis pies, respirando agitado cubrí mi boca, viendo lágrimas negras salir de mis ojos. Divisé unas alas negras salir de mi espalda junto a un agudo dolor por el calar de mis huesos. Mi cuerpo desnudo, era envuelto por una nube negra y densa.
Levanté la mirada buscando una explicación coherente. Namjoon se acercó a mí y tomó mi rostro entre sus manos.
- Tu odio, tu temor y egoísmo te han consumido, te has convertido en un ángel caído. - Murmuró con la voz temblorosa.
Confirmé que su toque no sólo quemaba mi piel, cuando vi gotas de sangre resbalar por sus brazos y manchar sus mangas blancas. Sin importarle mi fea apariencia, besó mis labios y yo, correspondi, sin pensar en el daño que nos estábamos causando.
Al separarnos, sus labios tenían leves cortadas y estaban llenos de sangre, al igual que sus manos, las cuales separó y cerró en puños. Algunas plumas blancas habían caído de sus alas temblorosas y sollozó ruidosamente sin dejar de verme.
- Te amo, Namjoon. - Insistí acercándome a él.
Retrocedió negando con su cabeza y desvió la mirada.
- Yo... te he perdido por siempre, Taehyung.
Grité fuerte cuando me dió la espalda. El piso pareció fundirse y tragarme lentamente mientras luchaba por llegar a él.
De nuevo, antes de ver como mi felicidad se alejaba de mí tras dar unos pasos, de nuevo, vi negro, un profundo e infinito negro.
Fin
Siempre quise escribir algo así. La verdad, sé que no es un ship muy común, pero fue un one shot que hice para participar en un concurso. Pese a que no haya ganado, sé que vale la pena dejarlo aquí publicado. Espero que sea del gusto de alguna persona.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro