No.
—¡Sapphire! ¡Tienes que bajar de aquí!
—¡Lo voy a hacer! ¿Acaso no ves que esa es mi intención?
Una hora después de que Sapphire haya sido hospitalizada temporalmente, luego de su segundo chequeo, se escuchó como se rompía la ventana de su habitación en el segundo piso.
Ella sólo quería acabar con todo.
Había esperado a que su chequeo terminara para arrancarse el suero y uno de los tubos que le otorgaba sangre en un movimiento brusco mientras se levantaba de la cama. No se dió tiempo de dudas, en cualquier momento podía entrar el hombre de Naomi.
Corrió la poca distancia que había entre su camilla y la ventana y rompió el vidrio con el aparato que sostenía el suero. Se sostuvo de la cortina como si fuera una liana y saltó sin dudarlo.
Le dolió la caída, estaba segura de que sus piernas no habrían contestado de no ser por la adrenalina que en esos momentos recorría su cuerpo.
Y corrió.
Y saltó la reja.
Seguía cansada, pero ahora acabaría con el sueño.
—No puedes saltar Sapphire, no lo hagas.
—¿Por qué se supone que no puedo? Ellos ya aprendieron a estar sin mí, y estoy segura de que tú también.
Corrió como si no escuchara los gritos detrás de ella, se escabulló entre callejones para evitar autos, se mezclo en multitudes. Corrió hasta quien sabe dónde.
—¡Ruby! —había gritado Mary mientras entraba sin siquiera saber si alguien estaba en aquella casa.
El muchacho mencionado quitó su vista de su última tarea en cuanto escuchó el grito de la joven y caminó rápidamente hacia la entrada de su casa.
—Mary, no deberías estar aquí, los pueden...
—¡Me importa poco y nada lo que me puedan hacer! Los chicos están a salvo, pero necesito tu ayuda y es urgente —la chica, aún desesperada, tomó el brazo de Ruby y lo comenzó a tironear hacia la salida de la casa.
—Tranquila Mar, ¿qué ocurre? —preguntó el muchacho, aunque sin negarse siguió los pasos de la menor.
—Es Sapph, tiene problemas, la quiero ayudar pero sé cómo piensan las autoridades y tú serás de más ayuda.
—¿Crees que he aprendido a vivir sin ti?
—Estoy casi segura.
Era un hotel, un maldito hotel, habían varias personas en la vereda mirando hacia el techo de este edificio, donde se podían ver los pies de una joven balanceándose con el aire.
Habían comenzado a llegar autoridades para intentar que nada grave pasara, pero alguien debía hablar con la chica, al menos para calmarla, para que no ocurra nada hasta que tuvieran listo un seguro aterrizaje.
Pero cada vez que alguien se acercaba ella amenazaba con dejarse caer más rápido.
Los rumores de las calles fueron lo suficientemente rápidos como para llegar velozmente a los otros de Mar, quien tras verificar la identidad de la chica en el techo se había agotado buscar apoyo.
Y tal como lo había predicho, las autoridades no consideraban seguro que una niña de catorce evitara un suicidio.
Pero ese no fue el caso de Ruby, o quizás sí, realmente sería imposible definirlo porque, sin esperar ninguna autorización se había agotado en subir hasta el techo de ese maldito hotel.
Y ahora estaban discutiendo, con él a unos pasos detrás de ella, pero la chica ya no mostraba indicios de saltar en cualquier momento.
—¿Por qué crees estar segura? Ni siquiera te has molestado en saber de mí como para confirmarlo.
—Y tú tampoco, ¿verdad? —cuestionó Sapphire viendo nuevamente hacía el suelo. El chico se alertó por esta acción y comenzó a avanzar hacia la joven.
—No creo que sea justo de tu parte criticarme por no hacer algo que tú no hiciste —dicho esto ya se encontraba a sólo unos centímetros detrás de ella—. Y por lo que recuerdo tú sueles ser alguien muy justo.
—Lo sigo siendo, idiota, pero has las cuentas; tenía a una mujer loca controlándome y a malditos guardias rodeándome constantemente, ni siquiera podía ir a la escuela sin ser vigilada. ¿Quién de los dos habría tenido más oportunidad de comunicarse con el otro?
Mientras todo eso salía de su boca, Ruby notó que su voz se iba quebrando, y no pudo hacer más que despreciarse internamente, porque frente a él estaba ella, que necesitaba su ayuda, que sólo necesitaba un poco más de esperanza, y él se encontraba reclamándole algo que ni siquiera ella controlaba.
Vaya idiota.
—Ya puedes irte, no necesito condolencias de tu parte —dijo sacándolo de sus pensamientos—. No siquiera esperaba verte aquí, pero ahora me iré sin nada callado. Sólo... dile a los niños que los adoro, sé que van a poder seguir.
—No, Sapphire —dicho esto se colocó junto a ella, pero en vez de sentarse se mantuvo parado—. Los niños no estarán bien sin ti, Mary está desesperada.
Ruby no tardó en notar que la simple mención de la chica cambio la expresión del rostro de Sapphire, pasando de notarse perdido a asustado. Él lo sabía, aquellos pequeños eran un botón de debilidad en la joven a su lado.
—¿Mary está aquí? —al decir eso se tambaleó un poco, inclinándose en la orilla del edificio y tratando de distinguir a quienes estaban debajo. El lugar era alto, pero la rápida acción que ejerció la chica al levantarse hizo que Ruby notará que sí la había visto—. Ella no debería estar aquí, ¿acaso tú la trajiste?
—Sapphy...
—¡No me llames así, maldita sea! —este grito alteró al muchacho, haciendo que se acercara un poco más a la chica.
—Sapphire, yo no la traje aquí, ella me trajo a mí —se hacía convencido ya que hablar no le iba a dar respuestas, así que había comenzado a acercar brevemente su mano a la de la joven—. Les enseñaste todo tan bien que saben cuidarse por su cuenta... pero aún te necesitan.
—No, no me necesitan, saben cuidarse y lo que me queda de vida es un condenado encierro en una casa en la que valgo menos que nada —la decisión volvía a ser parte de su mirada mientras se comenzaba a poner de pie y se alejaba brevemente del muchacho, y Ruby volvió a temer por todo, y comenzó a sentir como todo se le iba de las manos, pero no se le podía ir así.
No ahora.
—Sapphire, ellos te necesitan más que a nada en el mundo, y no porque seas su salida de emergencia o su maestra, sino porque te aman y ellos no sabrían seguir si tú no estás con ellos.
—Tú no puedes saber eso.
—Sí puedo saberlo, porque vales mil veces para ellos lo que vales para mí, y yo ni siquiera estoy seguro de dónde me encuentro sin ti. —el rostro de Sapphire continuaba con la mirada perdida en la posible caída que tendría, pero sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. Quizás lo que había dicho Ruby le había importado, quizás había comenzado a pensar en los niños, o quizás acababa de asemejar el dolor que sufriría antes de dormir para siempre.
Pero ella solía pensar mucho antes de actuar, quizás muy rápido, pero pensaba, así que la última opción no le parecía probable al moreno a su lado.
—¿Sabes que fue lo primero que me dijeron los chicos sobre ti cuando los vi? Que pensaban sacarte de ahí, pero que todavía no encontraban la manera de comunicarse conmigo —sabía que quizás estaba siendo cruel al mencionar cosas que la podían dañar, pero no quería dañarla para lastimarla, quería que notara lo que estaría dejando atrás si daba un paso más.
—Es imposible comunicarse con alguien que no tiene ni ventanas en su habitación.
—Lo sé, y ellos lo sabían, pero eres tú de quien estamos hablando, ¿cómo iban a dejarte fuera de sus planes?
—No puedo, Ruby, lo único que logro es condenarlos a una vida de dichos fugitivos, no quiero darles eso, se merecen todo lo bueno que les pueda pasar.
—Y quizás por eso eres la más apta para seguir criándolos, para mostrarles la luz que les queda por descubrir entre tantas penumbras.
—¿De qué sirve tener las mejores intenciones si no tengo ninguna oportunidad?
—Sapphy, tú siempre tendrás una oportunidad, y si no la tienes, la crearás. Además, no hay forma de que sus padres biológicos ganen el nuevo juicio después de lo que Mar encontró de sus padres.
—¿¡Nuevo juicio!? —Ruby decidió no perder más el tiempo y, aprovechando que Sapphire había bajado la guardia con el último comentario tomó impulso y la abrazo con fuerza, haciendo que los dos cayeran había atrás, quedando Sapph recostada sobre el suelo y Ruby sobre ella.
No pasó ni siquiera un segundo cuando Ruby yacía recostado sobre el torso de la joven.
Y Sapphire lloró.
Y Ruby se calmo.
—No hay forma de que el mundo siga girando si no estás en el, Sapphy —susurró el chico en su oído mientras la envolvía en sus brazos.
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Antes que nada, nunca se me pasó por la cabeza matarla de verdad, así que ninguna antorcha por favor :'D
¡Eso es todo! Y ya estamos en los últimos capítulos uwu
Weon, cuatro años tiene esta historia, todo cambió muy rápido x'd
Pero bueno, no venía a ponerme melancólica, venía a terminar este capítulo de una santa vez y preguntarles, ¿ya vieron el final de SUF? :'D
Ya dejando esto de lado y terminando de una vez.
¡Espero les haya gustado!
Los quiero <3
Bye❤️
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