Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8 • Secretos de Estado (III)

- Una chica muy guapa, casi tan guapa como la joven morena que tenemos aquí delante desde hace un rato... Lo cierto es que Dubois, tú sí sabes elegir -opinó el hombre que se encontraba sentado junto al ministro español mientras hacía un gesto de aprobación al mirar el culo de la joven rubia que se encontraba abandonando la sala.

-Que, por cierto, hablando de la morena, ¿vas a presentárnosla en algún momento? -preguntó intrigado volteándose de nuevo hacia la mesa, ahora que el culo de la joven científica no estaba al alcance de sus ojos.

Aquél desaliñado caradura se trataba de un hombre con el pelo corto y liso, de color rubio ceniza y despuntado hacia un lado, aunque su tono de pelo era mucho más claro que las ondulaciones morenas del atractivo ministro español, con quien únicamente coincidía en el hecho de que ambos llevaban traje. En el caso de Rubio, vestía un traje negro, con un pañuelo rojo arremetido, propio de su estatus como barón. Tenía el pelo bien peinado y recogido una parte de él con un pequeño moño, además de una arreglada barba y bigote.

Por su parte, el hombre que acababa de intervenir llevaba un traje similar, aunque sin corbata o pañuelo y de un color beige, quien a diferencia del ministro español, se había quitado la chaqueta antes de sentarse a la mesa, de tal modo que su aspecto se limitaba a la camisa interior que llevaba desabrochada y que integraba dentro de unos pantalones de vestir de un blanco roto.

No obstante, poco pude fijarme más en su cara porque inmediatamente después de soltar tal estupidez el otro compañero que tenía situado a su lado no tardó demasiado en propiciarle un buen golpe en la cara con la palma de su mano, no haciendo necesaria la intervención de Aaron ni la de ningún otro compañero.

- Gracias Akram -añadió Aaron.

- Un placer señor Dubois, es usted un ejemplo a seguir para mí y no permitiré que nadie le falte al respeto, ni siquiera Joao, por muy buen economista que sea -contestó Akram con su profunda y grave voz mientras le quitaba la enorme mano de encima a aquél hombre indecente.

- El placer es mío príncipe, por poder colaborar con ustedes y estar empleando vuestro terreno en Arabia Saudí como campo de operaciones para probar las nuevas armas que la princesa Yong-Sung, Yamato-Sama y el comandante Horst han estado desarrollando en sus países -le respondió él, muy educadamente.

- ¿Proseguimos? -proclamó una atractiva mujer de unos treinta años de edad, con una media melena tintada de blanco, un traje de cuero negro y los labios pintados de rojo, quien dejaba salir el humo del cigarro que se estaba fumando en la dirección de los dos asiáticos que tenía a su lado.

- ¡Faltaría más! -contestó Aaron, de nuevo, entusiasmado.

- Perfecto -dijo aquella femme fatale mientras se quitaba la chaqueta de cuero quedándose en tirantes con una camiseta blanca ajustada que permitían entrever su tonificada y atractiva figura.

- Así pues, Yamato-Sama, douzou (adelante) -añadió Aaron alegremente en un claro dominio del idioma nipón, inclinándose a modo de reverencia, para mostrarle su respeto y su deseo por que continuase.

- Mochiron yo (Por supuesto). Kuukigo no imi wa "dar oxígeno". Sou desukara, namae no masuku desu. (Kuukigo quiere decir "dar oxígeno". Por eso es el nombre de las mascarillas-cápsula) -explicó Yamato-Sama calmada y amablemente.

A continuación, el emperador les entregó una mascarilla a todos sus compañeros para que las probaran y comprobaran lo bien que funcionaban.

- Nosotros también tenemos listas las máquinas de absorción de oxígeno -comunicó Yong-Sung.

- ¿Podrías explicarnos en qué consiste y su funcionamiento? -preguntó la presidenta estadounidense.

- Ahora que me han traído las patatas, sí -le respondió la princesa norcoreana mientras limpiaba el extremo derecho de su boca con una de las servilletas de tela.

- Si vamos a invertir en vuestra industria me gustaría saber a qué estoy destinando mi dinero -continuó la señora Hughes.

- Claro, mujer, si para eso he venido, bueno, por eso y por la cena. Que por cierto, Aaron, este año te has superado, ¡buenísima! -le respondió Yong-Sung satisfecha, dejando de nuevo su servilleta en la mesa.

- A ver de qué estás hecha pequeña ingeniera del otro extremo del mundo -inquirió Kate.

- Pues veréis, los recolectores de oxígeno son unas máquinas de gran tamaño y peso, aunque fácilmente transportables por las ruedas de las que disponen, capaces de concentrar el oxígeno que hay en el aire gracias a una bomba eléctrica que permite filtrar esta sustancia del resto de gases presentes en el aire. Asimismo, integran en su interior una cápsula de almacenamiento a la que se le ha conectado un tubo de absorción que funciona impulsado por esta bomba eléctrica. Dicho tubo es capaz de absorber un único tipo de gas dado que cuenta con inteligencia artificial, pues la propia máquina tiene insertado un ordenador en donde se pueden configurar las órdenes diversas que se le quiera aplicar, concretándose la absorción de un tipo de sustancia, en este caso el oxígeno -comenzó Yong-Sung a dar su explicación.

- Interesante... Parecen útiles -pronosticó Hughes, volviéndose la mano al mentón.

- Lo son. Y así, una vez la máquina haya cubierto su cupo de almacenamiento, en torno a un 21% del oxígeno presente en el ambiente, éstas deberán ser llevadas a industrias especializadas en el almacenaje de oxígeno, desde donde se traspasará la sustancia contenida en cada una de estas máquinas a otro de nuestros inventos, los balones y tanques de oxígeno minimal style, consistentes en unas cápsulas de almacenaje minimalistas, fácilmente transportables manualmente, de pequeño y medio tamaño respectivamente. Dichas cápsulas transportables, de un tamaño similar al de una maleta pequeña, serán las que almacenaremos en nuestras industrias y enviaremos al resto de países cooperadores para que tengan suficientes suministros de oxígeno en sus territorios, más allá de la propia reserva que pretendemos conformar en nuestro país, tal como se acordó en su momento con el presidente Dubois -concluyó con ello la princesa de Corea del Norte.

- No obstante, si ponemos en marcha esas máquinas pero el proyecto de deforestación no logramos llevarlo a cabo será prácticamente imposible hacernos con el control del oxígeno de la Tierra -teorizó Rubio, mostrando cierta desconfianza hacia el plan original.

- ¿Acaso no te fías de nosotros, paleto? -expresó burdamente la mujer del pelo blanco que olía a tabaco.

- No digo que no me fíe. Únicamente me gustaría saber cómo vamos en este punto -continuó el Ministro de Asuntos Exteriores de España.

- Electra, Kate, Yamato-Sama, Horst. Vuestros territorios son los que más vegetación concentran, ¿cómo va pues, el proyecto de desforestación? -preguntó Aaron dirigiéndose a las respectivas personas que había mencionado.

- En los seis años que llevamos poniendo en marcha el proyecto de deforestación y replantación artificial hemos logrado completar un 50% del objetivo -respondió Horst.

- Aún se creerá importante -masculló Electra con indiferencia, tras dar una calada.

- He de deciros señor que los alemanes siempre hemos sido grandes compatriotas, orgullosos de su país y de su capacidad armamentística y tecnológica. Puedo pues confirmar que su elevada colaboración ha sido uno de los principales motivos que han permitido poder llevar a cabo el proyecto a gran velocidad -proclamó Horst.

- En nuestro caso, parte de la Resistencia se encuentra ubicada en los bosques canadienses, divididos en varios nodos y escaramuzas, lo que está dificultando enormemente avanzar con el proyecto. De modo que, hace unos tres años, ante la imposibilidad de continuar, reducimos nuestras fuerzas en el Norte y decidimos dirigir el avance hacia el Sur, enfocando nuestras acciones hacia la destrucción del Amazonas, dado que la oposición en este caso, al estar formada por pequeños grupos tribales, nos ha resultado más sencilla de destruir, permitiendo completar un 15% del plan original de la deforestación en América -explicó Kate.

- Mori wa shinsei desu, mahou wo tamochi, watashitachi no sosen wa soko ni sunde imasu (Los bosques son sagrados, guardan la magia y en ellos habitan nuestros antepasados) -respondió Yamato-Sama pausadamente seguido por su traductor.

- Watashitachi no ito wa, sorera wo hakai suru kotode wa naku, gaibu kara kakuri sareta daitoshi ni tougou suru kotodeshita (Nuestra intención nunca fue destruirlos, sino integrarlos en grandes ciudades aisladas del exterior) -prosiguió Yamato-Sama, traducido por Naoki-San, su guardaespaldas.

- Gracias a los grandes ingenieros e informáticos españoles y griegos enviados por el gobierno de Rubio y de nuestra compañera Electra, así como a los grandes genios creados en las fronteras de nuestro principal exportador de mentes, el comandante Horst Waas, hemos podido construir cubículos de gran tamaño con los que bordear los bosques que rodean nuestras tierras, evitando así el escape de oxígeno -continuó traduciendo Naoki-San.

- No obstante, únicamente llevamos un 25% del proyecto original, dado que los costes de la construcción de estas inmensas infraestructuras, junto a la oposición de una parte de la población, cuyas casas deben ser destruidas para la construcción de los grandes paneles de vidrio, así como la dificultad en el transporte de materiales por las tierras de Rusia que, aunque se haya mantenido neutral durante el transcurso de la contienda, sus condiciones climáticas no son fáciles de atravesar, han retrasado las obras constructivas -tradujo lo más claramente que pudo su guardaespaldas una vez hubo terminado el Sr. Yamato de dar su larga explicación.

- Claramente, emperador, sin mis ingenieros vuestras futuras ciudades paradisíacas no podrían volverse realidad. Espero no olvide que su futura bonanza económica no será posible si no tenéis nuestro apoyo -comentó la chica joven del pelo blanco y la chupa de cuero llena de orgullo, bajo un tono prepotente con el que parecía mostrar una de las más destacadas características de su personalidad.

- Mochiron yo, oboete imasen. Erekutura-chan, doumo arigatou gozaimasu (Por supuesto, no lo olvidaré señorita Electra. Muchísimas gracias) -respondió humildemente Yamato-Sama a su compañera griega.

- En nuestro caso el proyecto está llevándose a cabo muy acorde con la planificación inicial. Es cierto que Francia, como principal núcleo de la Resistencia, nos está suponiendo un enemigo importante, evitando que el proyecto pueda estar ya terminado -indicó Electra.

- No obstante, en ningún momento subestimamos, Sr. Dubois, el país del que usted procede, y es por ello que en nuestros planes, estando lo más perfectamente planificados al tener en cuenta todas las opciones y variables posibles, se consideró que en un plazo de seis o siete años la deforestación debía haber avanzado un 30% del total a destruir y replantar con la vegetación artificial que producen nuestras industrias, junto a las españolas y portuguesas de nuestros compañeros Joao y Rubio -continuó.

- Y puedo confirmar lo que todos ya os podíais imaginar. Nuestros planes se están cumpliendo a la perfección, tal como indicamos en su momento que haríamos y hacemos siempre -concluyó Electra, pasando a dar una nueva calada a su cigarrillo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro