Ivo se encontraba buscando aquel estúpido cuaderno, comenzaba a odiarlo porque sabía que probablemente estaba en la casa de su ex.

De pronto recordó.

— ¿Qué haces? — preguntó María entrando a su habitación.

Ivo, quien estaba casi acostado en el piso, dejó el cuaderno bajo su cama — Te estaba esperando, como tardas en bañarte eh.

— Y bueno che, la próxima vení más tarde — dijo mientras se peinaba.

— Na, me re gusta estar acá.

Luego de eso, el chico rápidamente se dirigió hacia su auto. Era consciente de que María no sería capaz de burlarse de él y su cursileria en la canción, pero aún así se sentía un idiota por haberlo olvidado.

— La puta madre — aquel escrito era literalmente para ella, nada para una ocasión especial, pero plasmó sus más profundos y sinceros sentimientos hacia la nena de Argentina.

Y a pesar de tener una hermosa letra, el ritmo que había elegido era algo contradictorio, aquel poema romántico sería una melodía sensual para bailar en pareja.

¿Pero quién diría que tras ese viaje en auto, ninguno de los dos volvería a moverse al ritmo de la música con la persona que amaba?