Capítulo 9. Un hermano problemático
Su mente no paraba de recordar en bucle aquel beso, que para Vegeta fue un tremendo error haber aceptado y continuado. Caminaba en dirección a la comisaría mientras se mentalizaba y aceptaba la realidad. Ella había buscado ese acercamiento y él, en un principio, no lo rechazó.
Soltó un fuerte suspiro, como si con él se pudieran ir todos sus problemas. Había llegado a la comisaría y no se veía capaz de seguir con su trabajo. Entró y se dirigió hacia su despacho donde encontró a Goku y Piccolo leyendo varios documentos. Vegeta se acercó a ellos, que pronto se percataron de su presencia.
–¿Piensas venir a la hora que te dé la gana siempre, Vegeta? –se quejó Piccolo al ver al subinspector, que llegaba con tres horas de retraso a su puesto de trabajo.
–Posiblemente–contestó él con una sonrisa sarcástica. Lo último que le apetecía era una discusión.
Vegeta miró a Goku que le observaba detenidamente. Conocía aquella mirada. Sabía que vendría alguna pregunta por su parte.
–¿Qué me quieres decir? –se adelantó Vegeta a lo que Goku sonrió.
–Quería saber si mi hermano podía ir a la fiesta de esta noche–Vegeta frunció el ceño al escucharle.
–No–contestó rápida y secamente.
Goku se quedó atónito mirando a Vegeta, el cual se sentó en el escritorio y agarró uno de los documentos que había encima para leerlos.
–¿Por qué? –Vegeta miró a Goku que había preguntado de nuevo.
–Porque el idiota de tu hermano no me gusta–contestó con el mismo tono seco que anteriormente utilizó.
–Raditz no hará nada malo–Goku intentó convencer a Vegeta para que tomase una decisión contraria–. Te lo puedo prometer. –
–¿No sabes lo que significa la palabra no? –Vegeta sacó su móvil y empezó a escribir algo en él.
–No hará nada–siguió insistiendo Goku, algo que llegó a irritar no solo a Vegeta, sino también a Piccolo.
–"No" adverbio negativo de negación–leyó Vegeta en su móvil–. Se utiliza como respuesta negativa a una pregunta, como expresión de rechazo o...–
–Necesito controlarle, Vegeta–interrumpió Goku la lectura del hombre.
Vegeta bloqueó su móvil, lo guardó y miró directamente a Goku a los ojos con una sonrisa en sus labios.
–Te lo explicaré–dijo con un sarcasmo que rozaba ya los límites de su escasa paciencia–. Aunque te pusieras de rodillas, algo que vería gustoso, mi respuesta será negativa. Arrástrate cuanto quieras pero seguiré manteniéndome en mi postura, idiota. –
–Puedo pedirle a mi suegro que te aumente el sueldo por tus horas extras–Goku subía y bajaba las cejas con persuasión mientras Piccolo fruncía las suyas.
–¿Qué horas extras? ¡Si llega tarde! –se quejó el compañero ante la mentira de Goku.
–¿De cuanto hablamos? –preguntó Vegeta, ignorando a Piccolo. Estaba sorprendido de la astucia de Goku, cuando se lo proponía podía tener toques de lucidez.
–Una cantidad que no sea exagerada–respondió Goku con una sonrisa amplia–. Entonces puede venir ¿no? –
–Sólo con una condición–puntúo Vegeta, algo que Goku ya pudo intuir.
–Raditz no se acercará a Bulma–prometió Goku viendo como Vegeta le contemplaba no muy seguro de su palabra.
Piccolo gruñó al escuchar aquella conversación. Intentó evitar el tema para no enervarse más de lo que ya estaba.
–Dejad la charla–se quejó llamando la atención de ambos compañeros–. Tenemos trabajo que hacer. Por el momento tenemos vigilado a ese psicópata, pero aun necesitamos de pruebas para encarcelarlo. –
El equipo se puso a trabajar, ideando alguna forma que pudiera hacer que aquel hombre tan extraño acabase entre rejas.
Desgraciadamente la cabeza de Vegeta hoy no estaba en el mejor momento para razonar. Además de no dejar de pensar en ese maldito beso que nunca tuvo que existir, ahora se le presentaba un nuevo problema y este tenía nombre. Raditz.
El hermano mayor de Goku, el cual únicamente le sacaba un año, era un auténtico espécimen que estudiar.
Era un hombre de 27 años y su forma de ser era muy diferente al del policía. Ya había conocido las celdas de la comisaría y parecía que no se cansaba de ello. Había sido detenido en innumerables ocasiones por posesión de drogas, desorden público y desacato a la autoridad, aunque últimamente sus condenas iban en ascenso. Las últimas detenciones eran por robo y, la última moda en la ciudad, carreras ilegales. Todo aquello, para Raditz, era un juego. Al tener un hermano trabajando en el cuerpo policial, hacia lo que le diera la gana o, al menos, era lo que él pensaba.
Vegeta le puso una condición a Goku y era que no se acercara a Bulma,puesto que Raditz había puesto sus ojos en ella y más de una vez lo viointentando forzarla a que le diera un beso o incluso el haberla tocado sin suconsentimiento. Él no parecía importarle la edad de la adolescente, porque yalo había amenazado con meterle entre rejas no solo forzar a una persona, sinopor intentarlo con una menor.
Él, en realidad, nunca fue así. Se iba a casar con una mujer que estaba embarazada de él. Ya estaban con los preparativos de la boda y con la habitación del bebé, pero, un día todo aquello se ensombreció. A causa de un hombre que conducía bajo los efectos del alcohol, chocó su coche contra el de Raditz, haciendo que su futura esposa muriese al instante y se llevase consigo la vida de aquel que se encontraba en su vientre.
La justicia no estuvo allí para arropar al hermano del policía. El asesino salió libre de toda condena. Ese fue el motivo de que su carácter se torciera y acabara consumido por un mundo negro donde sólo se acompañaba de drogas, alcohol y mujeres de las cuales muchas eran prostitutas y otras, según el pensamiento de Vegeta, seguramente menores. Goku intentó ayudarle, pero él lo negaba con extrema violencia.
Vegeta estaba por rechazar la oferta de Goku, pero sabía que en el fondo tenía razón. Raditz era un caso que debía estar vigilado para que no siguiera cometiendo atrocidades. En principio él debía alejarlo de Bulma.
Mientras dos mentes pensaban en atrapar a un psicópata y otra en un detenido conocido ya por toda la comisaría, aparecieron los policías que formaban parte del nuevo caso. Krillin iba al lado de Lázuli y, tras ellos, Ten Shin Han, Yamcha y otros tres policías más. Todos se mostraban con aspecto fatigados puesto que aparecieron corriendo.
–¿Por qué tanta prisa? –preguntó Goku observando a sus compañeros.
–Es el Cirujano–contestó Krillin casi sin aliento–. No está en su casa. –
–¿Cómo que no está? –preguntó Vegeta, que se puso de pie como un rayo, haciendo que la silla en la que estaba sentado cayera hacia atrás.
–Los policías que ordenaron vigilar la casa en la que residen empezaron a sospechas de que no estaba–explicó Ten Shin Han, señalando a los hombres que iban con ellos–. Informaron al comisario y éste dio orden para entrar. No había ni rastro de él cuando llegaron. –
–¿Estáis seguros de que era su casa? –preguntó Piccolo, que intentaba asimilar aquella información.
–La casa estaba llena de fotos suyas–respondió la rubia–. Tampoco se encontró nada que fuera sospechoso. –
–Lo mejor será hablar con el comisario. Seguramente mande a algunos policías en su busca–comentó Yamcha que parecía el menos alterado–. Puede que esté escondido por los alrededores. –
–No puede hacer nada–la frialdad de Piccolo hizo callar a Yamcha–. Han entrado en su casa y revisado sus cosas porque el comisario así lo exigió. ¡Cuando realmente se necesita una orden de registro de un juez! –
–¿Seguro que Ox Satan os dio la orden? –preguntó Goku extrañado.
–Eso mismo nos contaron los policías–respondió rápida Lázuli.
–Esos imbéciles han hecho lo que han querido–gruñó Vegeta mirando a los policías que agacharon la cabeza al ser descubiertos–. No han dado ninguna orden y para no aburrirse y quedar como héroes se inventaron lo del comisario, sin pensar en las consecuencias. ¡Panda de idiotas! –
–Se les quitarán las placas y las armas–Goku intentó calmar a Vegeta–. Ahora lo importante es hablar e informar a Ox Satan. –
–Seguro que no vamos a poder seguir con este caso–dijo Krillin agachando la cabeza.
–Puede que hayan cometido una irregularidad, pero al menos no estamos como idiotas delante de un edifico en el que no está ese lunático–habló la mujer soltando un suspiro pesado.
–Encontraremos a ese hombre, así como alguna prueba que lo incrimine, con o sin orden del juez–dijo Piccolo, el cual se encontraba humillado–. No pienso dejar que ese bastardo se ría en nuestra cara y se pasee por las calles de esta ciudad como si nada. –
–¿Le amenazarás para que hable? –preguntó Vegeta mientras se cruzada de brazos–. Ese cabrón es muy listo. Si encontramos su escondite seguro que hallaremos pruebas suficientes que lo incriminen. –
–Lo único que tenemos que hacer es encontrarle–comentó Goku rascándose la cabeza.
Para sumar su dolor de cabeza, Vegeta ahora debía lidiar con un psicópata que parecía conocer a Bulma y no de la mejor manera. Debía tenerla bien vigilada y, con suerte, daría con aquel extraño hombre.
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~Nephim
*Just Tonight92 (fanfiction)
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