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Capítulo 21. Te necesito.

Hasta aquí llegó la historia. Aquí os dejo con el último capítulo, el cual espero que os guste.

AVISO: Este capítulo contiene lemon.

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Pasaron pocos días hasta que enterraron el cuerpo de Gina. Broly no fue acusado de asesinato, sino que se demostró que disparó en defensa de una inocente, que era Bulma.

Todo había vuelto a la normalidad, pero con ciertos cambios. Vegeta había arrendado un apartamento cerca de la Capsule Corp y había puesto a la venta su casa. Sentía que cada vez que atravesaba la puerta de aquel lugar vería a Gina aparecer y eso le incomodaba. No quería recuerdos de ella, lo que necesitaba era descansar después de tantas vivencias en tan poco tiempo.

Vegeta comenzó a despertar cuando sintió la luz del sol invadir la habitación. Sus ojos negros buscaron el cuerpo desnudo a su lado, cubierto por las sábanas blancas. Su brazo rodeaba a la joven que dormitaba en su pecho con tranquilidad. Sentía su cabello esparramado sobre su piel, mientras su pequeña respiración le provocaba leves escalofríos. Acarició su melena azulada, desde la raíz hasta las puntas, haciendo que el roce la hiciera despertar de su sueño.

Sus ojos azules se comenzaron a abrir con lentitud. Lo primero que vio fue al hombre prestándole toda su atención y caricias, que la devolvieron recuerdos de una noche pasional de dos cuerpos reclamándose con deseo y necesidad. No pudo evitar mostrar una leve sonrisa mientras le contemplaba.

–Buenos días–la voz de Bulma era ronca todavía debido a su reciente despertar.

Él no perdía detalle de cada facción y gesto de la adolescente que le regalaba la primera sonrisa del día, mientras que sus dedos jugueteaban acariciando su desnudo torso.

–¿Avisaste a tu padre de que te quedabas a dormir aquí? –Bulma se mordió el labio con inocencia, Vegeta resopló al saber su respuesta–. Levántate que te llevo a clase, mocosa. –

–¡Cinco minutos más! –Bulma se aferró al cuerpo de Vegeta con fuerza. El hombre contemplaba sus facciones infantiles, así como su comportamiento. Podía tener cuerpo de mujer pero aún mantenía un temperamento similar al de una niña.

–Luego si llegas tarde no es mi problema–Bulma se separó de él resoplando con pesadez.

–Ayer hablé con mi padre por la mañana y le dije que quería trabajar en el laboratorio una vez finalice con mis estudios–Bulma se incorporó hasta quedar sentada en la cama, mientras cubría su desnudez con las sábanas.

–¿Enserio tendré que soportarte a todas horas, niña? –preguntó con burla mientras alzaba una ceja.

Bulma frunció el ceño mientras se cruzaba de brazos, fulminándole con una mirada que había plagiado de él.

–¡Sí! Tendrás que verme a todas horas–contestó mientras se acercaba a él con una sonrisa, rodeando con sus manos su cuello dejando su boca a pocos centímetros de la suya–. ¿Te incomodará? –

–En realidad–Vegeta alzó una ceja con diversión, mostrando una sonrisa seductora que compaginaba con la coqueta de ella–, puede ser divertido. Incluso excitante. –

Vegeta tomó a la chica por la cintura, atrayéndola a él para romper el espacio que molestamente les separaba, hasta que sus bocas se encontraron recreando un perfecto y ansiado beso.

Las manos de Bulma se perdieron entre su cabello mientras que las de Vegeta subían y bajaban por las curvas de su cuerpo. El beso incrementaba al igual que el calor, haciendo que las sábanas fueran prescindibles sobre ellos, dejando dos amantes desnudos y ardiendo.

La boca de Vegeta se separó de la de ella, arrastrando en ese momento el labio inferior de la joven. Empezó a hacer un sendero de besos por su cuello mientras que una de sus manos decidió apresar uno de sus libres pechos. Ella echaba hacia atrás la cabeza, embriagándose del placer que estaba recibiendo, mientras sus dedos se entrelazaban con los azabaches mechones. El calor había nacido en sus labios y se expandía allá por cada parte de piel que su amante besaba.

Sintió como la lengua del hombre humedecía el otro seno libre de atenciones, hasta el momento. Lamió la circunferencia de su pezón y lo probó, succionándolo hasta que un gemido salió de la boca de la adolescente junto con un leve espasmo que se coló en su entrepierna. Ambos pechos estaban a merced de Vegeta mientras ella rogaba por que siguiera, mientras sus manos se colocaban en su ancha espalda con la intención de clavar sus uñas en su piel.

La mano que apresaba el pecho de Bulma descendió, colándose en su húmeda y frágil entrada, haciendo que una corriente eléctrica viajara por la espina dorsal de la joven y recreara un gemido más elevado que los anteriores. Sintió como los dedos de Vegeta se introducían en su cuerpo mientras que la húmeda lengua mojaba su seno. Con sensualidad meció sus caderas para poder sentir más placer del que le estaban brindando. Cerró sus ojos para poder llenarse de aquella ola de calor mientras dejaba escapar el nombre de su amante entre gemidos y respiraciones cortadas, creando una perfecta melodía para él.

Vegeta no paraba de mirar a la joven que estiraba su cuello, que rogaba y gemía y que se mecía contra su mano, mientras que él saboreaba el dulce de su pecho, lamiendo, succionando y mordiendo. El cuerpo femenino brillaba por el sudor y su cabello se pegaba a su piel, dejando que algunos mechones posaran sobre su rostro, mostrándole una perfecta y excitante imagen de una Bulma completamente embrujada por él. Sus dedos, que penetraban su interior, aumentaban la velocidad en la que entraban en ella. Con su pulgar acarició el clítoris para llevarla a un siguiente nivel, fue cuando notó nuevamente sus uñas sobre su espalda, pero esta vez no solo se clavaban en ella, sino que también arañaba.

Aquella perfecta conjunción le hizo desesperar. Necesitaba su cuerpo entero para él, sobre ella y dándole un mayor placer, haciendo que cayera extasiada y con las piernas temblando. Sonrió de medio lado soltando su apetecible pecho y alejando de forma brusca sus dedos de su interior. Bulma jadeó por el acto y pronto pensó en recriminarle, pues sentía que su orgasmo estaba cerca con aquellos tocamientos.

Bulma no dijo nada al ver al hombre desnudo separando sus piernas. Le vio colocarse entre ellas mientras la tomaba de las caderas. Sus labios soltaron un fuerte gemido cuando sintió la intromisión de su miembro de forma abrupta. Tragó saliva y contempló le contempló excitada. Él se dejó caer para reclamar sus labios mientras ella rodeaba su cintura con sus piernas. Vegeta comenzó a moverse y ella siguió su ritmo mientras sus manos se perdían en su cabellera, mientras que las de él bajaron hasta su trasero.

Sus lenguas se encontraron en una ardua batalla de lujuria desenfrenada. El pecho de Vegeta se aplastaba con el de ella, dificultando más la respiración junto con el encuentro. Sentía como sus embestidas incrementaban, haciendo que sus brazos cayeran sobre el colchón, teniendo que agarrarse a las sábanas mientras jadeaba en su boca. Sus ojos azules buscaban desesperadamente los de él, y los encontró rápidamente. Intercambiaron miradas ardientes y osadas, avivando la llama que ambos cuerpos habían prendido.

Vegeta se separó de sus labios para lamer su cuello. Podía sentir que su orgasmo estaba cerca con cada penetración que daba. Su cuerpo estaba al límite mientras escuchaba en su oído el perfecto sonido de la voz femenina bajo él. Depositó mordiscos sobre ella, enrojeciendo su piel mientras su cuerpo reaccionaba cada vez que sus dientes se clavaban sobre ella.

Bulma posó sus manos sobre su hombro, pidiendo que se separa de ella. Vegeta miró a la joven con la mirada cansada por el placer. Él se separó de ella, pensando que había hecho algo mal, pero pronto vio que era otro motivo. La joven se montó encima de él y sin darle tiempo a pensar mucho más se dejó caer sobre su endurecido miembro a la vez que gritó de deseo.

Las manos de la adolescente se posaron sobre el duro pecho del policía como un apoyo mientras ella subía y bajaba sobre su miembro. Mordía sus labios a la vez que arañaba su piel. Vegeta se perdió en la belleza de la joven que había tomado las riendas de la situación. Su pecho se movía con cada movimiento de ella, su mirada azulada conectaba con la suya y sus caderas se meneaban al ritmo que perfectamente marcaba.

Él la tomó de la cintura para ayudarla con sus movimientos, sin dejar de perder de vista como sus pechos se movían. Ella gimió al sentir que su miembro cada vez entraba más en su interior y que la velocidad compaginaba con cada penetración. Arrastró sus uñas desde el pecho hasta el abdomen de su amante mientras echaba la cabeza hacía atrás y abría la boca para dejar salir el nombre de Vegeta en un orgasmo que él presenció con excitación.

Vegeta siguió moviendo las caderas de Bulma hasta que la ola de placer también lo cegó, liberándose en el interior de ella que no pudo evitar jadear. La chica se dejó caer sobre su cuerpo mientras ambos intentaban calmar su respiración. La peliazul se sentía débil y pegajosa. Sus cuerpos estaban empapados y su cabello se había pegado a ella.

Bulma debía ir a clase después de aquel perfecto momento, pero cerró los ojos y se quedó dormida. El cansancio la había ganado y Vegeta no fue capaz de despertarla, pues no había mayor belleza para él que el poder ver a aquella chica durmiendo con una sonrisa en el rostro.

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7 años después...

Los ojos azules de Bulma comenzaron a abrirse en cuanto escuchó gritos y llantos a través del transmisor al lado de su cama. Frunció el ceño y se dio la vuelta para ver en el otro lado de la cama a Vegeta cubierto con la almohada, como si de aquella manera pudiera dejar de escuchar aquel irritante sonido.

–Vegeta–susurró Bulma para después soltar un pesado y cansado bostezo–, te toca a ti. –

–Ve tú, mujer–gruñó el hombre presionando más la almohada contra el–. Conmigo ese demonio llora más. –

Bulma le quitó la almohada, haciendo que se quejara por ello. Miró a la mujer que estaba de brazos cruzados y mirándole fríamente.

–Lo de llorar lo sacó de ti–se quejó el hombre mientras se levantaba de la cama bajo la mirada de la peliazul.

–Tú de pequeño también llorabas al igual que todo el mundo–Bulma se tumbó, ignorando al hombre que bufaba.

–¿Y qué demonios le puede pasar ahora? –preguntó mirando la figura que le daba la espalda con la intención de seguir durmiendo.

–Cántale algo–sonrió la mujer cuando escuchó un gruñido del hombre.

Vegeta salió de la habitación que compartía con la mujer. Anduvo por los pasillos de la casa hasta llegar a una puerta con un letrero que ponía "Trunks", la abrió y entró, cerrándola tras él. La sala solo se alumbraba por la luz de la luna. El suelo estaba repleto de juguetes. Se acercó hasta la pequeña cuna de la que emanaba aquel llanto molesto. Allí se encontró con el pequeño que tenía el rostro enrojecido y lleno de lágrimas.

Cuando el bebé sintió la presencia a su lado lo contempló. El pequeño miraba en silencio a su padre y pronto comenzó a reír. Ante aquella reacción Vegeta hizo una mueca, pensando que su propio hijo se estaba burlando de él. Estuvo un rato con él, intentando entretenerlo hasta que quedó dormido.

Cansado, salió de la habitación sin hacer ruido y volvió a la suya. Si alguien alguna vez le hubiera dicho que se casaría con Bulma y que formarían una familia, seguro le hubiera dado una paliza, pero era la realidad. Él la necesitaba y juntos habían construido una vida perfecta.

Cuando volvió a su habitación, se tumbó en su lado de la cama y se abrigó con las mantas. Cerró los ojos y esperó a que el sueño le ganase, pero los brazos de la mujer que le acompañaban le rodearon. La sintió moverse y pronto pudo notar el calor de su aliento golpear contra su piel. Notaba la cercanía de sus labios a la altura de su oído, para poder escuchar, con dulzura y sensualidad, lo que ella tenía que decirle.

–Te necesito. –

FIN

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¡Muchas gracias por haber leído esta historia! Espero que os haya gustado :)

~Nephim

*Just Tonight92 (Fanfiction)

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