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Capítulo 10. Cambio de planes

El día pasó rápido, a pesar de todo. El cielo tornó oscuro, haciendo que las luces de la ciudad se prendieran y acompañasen a la luna menguante.

La fiesta había empezado de forma suave, puesto que los protagonistas aún no habían llegado. En el restaurante se encontraban los padres de Bulma, que se encontraban conversando animadamente. Se podía apreciar la ausencia de la joven que no había llegado de la mano de sus progenitores.

Lunch, que se encargaba junto con Ten Shin Han de que la fiesta fuera bien, puso la música que la peliazul había seleccionado, haciendo que Krillin y Lázuli bailasen animadamente mientras que Goku hacía el intento junto con su esposa Chi Chi. En otro rincón se veía a Yamcha conversar con Raditz, que poca atención ponía al joven policía, mientras que Broly tomaba asiento junto con Ox Satan, los cuales observaban a los invitados. Piccolo, por su parte, se sentó en un rincón solo a la vez que veía a su compañero bailando de forma patosa.

Tras quince minutos de espera, la pareja apareció por la puerta del restaurante llamando la atención de sus invitados.

Vegeta apareció vestido elegante, con traje oscuro y sin corbata, mientras que su pareja, la cual le tomaba del brazo, llevaba un hermoso vestido celeste que se acentuaba a cada curva de su cuerpo, apreciándose su figura femenina. Broly quedó sorprendido al ver a la mujer, pues nunca antes la vio igual de bella. Aunque su sentimiento se nubló por los celos al saber que vestía así únicamente por el hombre a su lado. Era consciente, tanto como los demás, de que ese día él la pediría matrimonio, porque el subinspector no era una persona que le gustasen las fiestas, y mucho menos el realizarlas.

–Gina, estás preciosa–Vegeta vio a Chi Chi acercarse a su pareja junto con Goku.

–Ya sabes, amiga–sonrió Gina mirando disimuladamente a Vegeta, el cual se percató de ello–. En ocasiones importantes hay que sorprender. –

–¿Qué quieres decir con eso? –preguntó Vegeta, el cual entendía que Gina era consciente de su sorpresa.

–A nada, mi amor–respondió ella con una sonrisa, haciendo que él mostrase la suya con soberbia.

–¡Hacéis una pareja preciosa! –dijo Chi Chi contemplándoles mientras que Goku sonreía–¿por qué no salís a bailar? Sois los protagonistas esta noche. –

Vegeta mostró una mueca de asco y desprecio al escucharla. Sintió como Gina arrugaba la manga de su traje, debido a la emoción de la idea.

–Tiene razón, Veg–Vegeta miró a Gina que mostraba siempre un tono y mirada coqueta–. ¿Bailamos? –

–Mujer... sabes que odio bailar–respondió con tono molesto, mientras que mentalmente maldecía a la esposa de su compañero.

–Venga, cariño, sabes que este momento es especial y único –ella se acercó a su oído y susurró en él con sensualidad–. Prometo que esta noche serás recompensado como debes. –

El alzó una ceja mientras mostraba una malévola sonrisa en su rostro. No pudo negarse a aquella erótica propuesta.

Tomándola de la cintura empezó a bailar con ella mientras algunos invitados los animaban con aplausos. El único que no apoyaba era Broly, que contemplaba a la pareja con rabia y envidia. En sus ojos se leían los celos y pronto pensó en la mala idea que fue aceptar aquella invitación, pues no estaría preparado ver como la mujer que amaba aceptaba ser la futura esposa de Vegeta.

Mientras la pareja se sumergía en la mirada del otro, el sonido de la puerta hizo que Vegeta la apartase para prestar la atención en la invitada que faltaba. Sus oscuros ojos contemplaron a la hermosa joven que apareció encandilándolo sin quererlo.

Sus ojos azules le hipnotizaron en el mismo instante en que sus miradas se intercambiaron, para luego perderse en toda ella. Su inocente y dulce sonrisa lo atrapó, así como el movimiento de la falda de aquel hermoso vestido rojo, que él le compró, cuando bajaba los pequeños escalones.

Gina, al ver que su pareja había parado repentinamente de bailar, miró detrás de ella a sabiendas de que la joven había llegado. Miró de arriba abajo a la chica que llamó la atención de su novio, haciendo que la rabia tiñera su rostro. Volvió a contemplar a Vegeta y no pudo sentir más odio por ella, puesto que la contemplaba de igual forma que la miraba a ella cuando hacían el amor.

–Siento el retraso–habló la chica una vez estaba enfrente de la pareja. Su sonrisa parecía tranquila a pesar de todo.

–Esperaba que ya no vinieras–comentó Gina con una sonrisa sarcástica, pero con un tono de desprecio que no pudo ocultar.

–No iba a faltar a una fiesta que Vegeta me invitó–respondió ella con plena seguridad para luego contemplar al hombre que parecía volver del embrujo al que ella le sometió–. No quería llegar tarde, espero no haberme perdido algo importante. –

–No te has perdido nada–habló cortante Gina para luego mirar a su pareja–. Ahora mismo Vegeta me iba a dar mi sorpresa. ¿Verdad, amor? –

–¿Ahora? –el dudó al escucharla pero al notar su mirada molesta supo que, si quería su noche prometida, debía dar de inmediato aquella sorpresa que tanto pensó.

Vegeta asintió y, ante aquel gesto, los invitados se acercaron a observar a la pareja. Bulma se fue con sus padres mientras miraba con semblante entristecido la escena. Por mucho que intentase forzar una sonrisa, no podía. Se veía embriagada por una realidad en la que ella siempre sería la niña que debía proteger y consentir. Nunca estaría enfrente a él esperando por una propuesta de matrimonio, como Gina.

Vegeta suspiró y miró a los ojos azules de su novia. No solía ponerse nervioso casi nunca, pero hoy se vio envuelto por ellos.

–Gina–habló él sin apartar su mirada.

Se hizo un leve silencio que solo era estropeado por el sonido de los móviles que utilizaban para grabar aquella escena. Gina sonrió dulcemente al ver a su pareja nervioso.

–Tranquilo, cariño–habló ella con dulzura.

Vegeta asintió al escuchar a su pareja. En un momento de buscar la calma apartó la mirada de Gina, encontrándose con la enrojecida de Bulma. Podía apreciar sus cristalinos ojos ensuciados por pequeñas lágrimas que ella intentaba ocultar.

Frunció el ceño cuando notó como un brazo rodeaba su espalda en forma de consuelo. Encontró a Raditz intentando tranquilizarla mientras que ella negaba educadamente con la cabeza, como si no la pasara nada.

–Amor–Vegeta volvió a mirar a Gina que le llamó con dulzura, pero a la vez con preocupación.

–Lo que yo te quería decir es...–no entendía porque sentía un nudo en su garganta. Suspiró pesadamente y habló finalmente–quiero que sepas que te voy a hacerte titular de la casa en la que vivimos. –

Al escuchar la propuesta del subinspector, todo el mundo quedó atónito y de entre las más sorprendidas, Gina y Bulma. La peliazul no comprendía por qué él cambió su proposición de matrimonio.

–¿Cómo? –la sonrisa de Gina se esfumó con sus últimas palabras y pronto sus palabras tornaron un poco más agresivas–¿Qué estás diciendo, Vegeta? –

–¿No estás contenta? –Vegeta apartó la mirada, no se atrevía a mantenérsela después de lo que acaba de decir.

–¿Has montado esta fiesta únicamente para regalarme la casa? –los presentes contemplaban atónitos a la pareja que estaban teniendo una discusión frente a ellos.

–¿Y por qué no? –él intentó mantenerse orgulloso a pesar de que se sentía humillado por la circunstancia–. ¿Es qué esperabas que me pusiera de rodillas y te pidiera matrimonio? He dicho muchas veces que aún no estoy preparado para casarme. –

Gina apartó la mirada para encontrarse con los invitados. No quería ponerse histérica delante de todos. Aguantó su rabia y habló con una dulzura forzada.

–Perdóname, amor... no me esperaba esta propuesta–dijo con tono fingido–. Gracias. –

Vegeta asintió y se retiró dejando a su novia hablando con las demás personas. Se acercó a la barra del restaurante y pidió un whiskey para beber. No tardó en sentir una presencia a su lado. Miró a quien le hacía compañía, encontrándose con la adolescente que le contemplaba atónita.

–¿Por qué lo hiciste? –preguntó ella aún sin entender lo que ocurría.

–¿No lo has oído? –preguntó él con ironía. El camarero le entregó el vaso con hielo y alcohol. Lo tomó y dio un gran trago para luego mirar a la joven a sus hermosos ojos azules–. No estoy preparado. –

–Vegeta–el policía miró la mano que ella delicadamente colocó sobre su brazo–, no quiero que tu opinión cambie por lo que pasó. –

–¿Pasar? –Vegeta finalmente se bebió el whiskey de un trago bajo la atenta mirada de la adolescente–. No pasó nada, Bulma. Además de que no tiene absolutamente nada que ver con lo que acaba de ocurrir. –

Bulma apartó la mirada al escuchar a Vegeta recordarle que aquel beso no era nada más que un error. Él se dio cuenta de que ella estaba sumergida en pensamientos que la dejaban un semblante triste.

–Al menos la música de este lugar está bien–Bulma miró a Vegeta que hablaba con una sonrisa en sus labios–. No metiste tanto la pata. –

–Conozco bien tus gustos–sonrió ella un poco más relajada–. ¿No vas a querer bailar conmigo? –

–Hoy todas queréis bailar–ella rio al escucharle.

Vegeta no se negó, pues a Bulma era difícil decir que no cuando siempre la consintió, además de que quería tenerla cerca para que el hermano de Goku no la atormentara con su presencia.

Gina contemplaba como su novio bailaba con la adolescente. Quería empujarla lejos de él y recalcarle que él era suyo. Su rabia estaba instaurada en su ser al escuchar la propuesta de Vegeta. No era una mujer idiota y sabía que él la iba a pedir matrimonio, pues no se tomaría tantas molestias para decirle que le hacía entrega de la casa.

Algo hizo que la idea de Vegeta cambiara y pronto supo el motivo. Desde que esa chica entró en la fiesta él no era el mismo. Bulma sería su peor enemiga.

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~Nephim

*Just Tonight92 (fanfiction)

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