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Sueños rotos

Narra Lena

El verano había llegado a su fin y, con ello, mis excusas, para evitar el mundo exterior, habían terminado. El regreso a clases, era algo para lo que aún no estaba preparada. A pesar que era mi último año, y no podía echarlo a perder, no era lo mismo. No, sin él. El vacío que había dejado su partida, me tenía sumida en un mundo paralelo al mío, donde era yo sin serlo. Mi vida ya no era igual. Nada lo era. Y lo peor, no había vuelta atrás. Nada lo haría volver.

Intentando dejar de lado los pensamientos, me levanté del pequeño sillón junto a la ventana y lentamente comencé a ordenar las cosas que necesitaba, para así, dejarlas listas y no olvidarme de nada por la mañana. Cuando terminé, miré el reloj, ya era tarde, por lo que apagué la luz y decidí acostarme.

No Derek, vuelve por favor... No me dejes

Una vez más el momento exacto en el que mi hermano se alejaba de mí, se hacía presente en mis sueños. Aunque intentase e hiciera hasta lo imposible por no pensar en ello durante el día, el inconsciente por las noches no estaba a mi favor. Los recuerdos venían a mí sin poder evitarlo, y, a decir verdad, el dolor era tan profundo que no existían las palabras para explicarlo, porque sabía que, ya no habría mañanas divertidas, ni desayunos en los cuales peleásemos por tonterías que al rato se volvían insignificantes. Ya no escucharía sus buenos días, ni él recibiría mis abrazos, esos que en el fondo sabía, le gustaban, aunque dijera lo contrario.

El llanto no tardó en aparecer. El corazón me dolía, y la única forma de sacar un poco el dolor que me ahogaba constantemente, era llorando. En cuestión de segundos, la almohada se humedeció y no tuve más remedio que voltearla. Al mirar el reloj, solo faltaban dos horas para levantarme, por lo que estiré mi brazo hasta la mesita de luz, y saqué de allí mis auriculares. Puse una de mis canciones favoritas y, mientras el llanto cesaba, poco a poco, sin darme cuenta, me quedé dormida.

Tiempo después, la alarma sonó. El cansancio y la tristeza dominaban por completo mi cuerpo, ya que, con un poco de suerte, apenas había conseguido dormir unas pocas horas. Sin ganas, desenredé los auriculares que se encontraban enredados en mis brazos, y salí de la cama. Me dirigí al baño para tomar una larga ducha y minutos después, al salir me vestí, tomé mis cosas y bajé a desayunar. Al abrir la alacena no encontré nada, asique solo me limité a tomar una taza de café.

Cuando terminé de acomodar lo poco que había usado, miré el reloj y al ver que tenía tiempo de sobra, tomé mis auriculares de la mochila, ya que los había guardado por si las dudas, puse mi mejor cara y salí hacia el instituto.

Al llegar, respiré hondo, y comencé a buscar a Olivia entre toda la gente. El problema del primer día del año era que, todos estaban afuera esperando ver llegar a los demás, por lo que encontrarla, no resultaba demasiado fácil. Por suerte, a pocos pasos de mí, vi un pequeño banco, fui hasta él y me subí para tomar altura. Observé hacia ambos lados y la vi hablando con otra chica que no conocía, aún así, decidí acercarme a ellas.


—¡Lena, al fin llegas! —dijo efusiva, mientras me envolvía en sus brazos. —Ella es Martina, vino de intercambio.


—Hola, un gusto soy Elena —le tendí la mano, a lo que la chica respondió haciendo lo mismo.


Martina era una chica hermosa, de piel morena y ojos verdes. Tenía la misma estatura que nosotras y una enorme sonrisa. A simple vista, cualquiera que la mirase, podía darse cuenta que era una buena persona.


—Hola Lena, espero no molestar —dijo algo apenada. —Olivia fue muy amable al ofrecerme estar con ustedes.


—Claro que no molestas, tranquila, por mí no hay problema—le respondí y ambas sonrieron.

En cuanto entramos al aula, fui consciente que todas las miradas se posaron en mí. Rápidamente los susurros entre unos y otros comenzaron. Y el hecho de saber de qué hablaban, hacía que el dolor aumentara. Oli, por su parte, tomó mi mano y me tiró hacia ella, —que no te afecte Lena —dijo a mi oído. Yo asentí sin estar muy convencida y las seguí hasta encontrar lugar para las tres.

Luego de unos minutos, el profesor entró, se presentó ante la clase y tomó lista. Al decir mi nombre, una infinidad de susurros comenzaron nuevamente dentro de esas cuatro paredes. Algunos, incluso, voltearon a verme y yo simplemente desvié mi mirada hacia otro lado.

Cuando la clase terminó, giré para tomar mi mochila y sacar los libros de la siguiente materia. Sin embargo, mientras terminaba de guardar lo que ya había usado, algo chocó mi banco y mis lentes cayeron al piso. Me incliné a recogerlos y cuando los tuve en mis manos, observé que ambos vidrios estaban rotos. En ese momento me entraron unas ganas inmensas de llorar, ¿Cómo iba a pagarlos?, no obstante, una risita bastante cínica me sacó de mis pensamientos e hizo que levantase la mirada. Cuando lo hice, me encontré con el necio y arrogante Noah Gibson.

—¿Qué te pasa, acaso esto te causa gracia? —preguntó Olivia enfadada, yo solo la miraba mientras sostenía mis lentes hechos pedazos.


—No es mi problema —respondió en seco, mientras se dirigía a la puerta.

—Tranquila Len, le encontraremos una solución. Hablaré con mi tía por la tarde, ¿de acuerdo? —dijo mi amiga intentando calmar la situación.

—Está bien.


El resto de las clases las pasé hundida en mis pensamientos. La rabia me consumía y, la preocupación también. Necesitaba mis lentes y no contaba con dinero para arreglarlos.

Por la tarde, fui a casa de Olivia a hacer los deberes. A pesar que había sido el primer día ya nos habían hecho entrega de nuevo material y tareas relacionadas. Una vez sentadas, ella me miró.

—No puedo creer lo que te hizo Noah hoy. Ni siquiera te ha pedido disculpas.

—¿Y tú en serio esperas a que lo haga?, él jamás se rebajaría de esa forma. Ni él, ni ninguno de los suyos Oli —respondí molesta al recordar la situación.

—Tienes razón, jamás lo hará.


El resto de la semana siguió su curso y el dolor de cabeza iba en aumento. Olivia me ayudaba cuando las letras en la pizarra eran muy pequeñas, pero, aun así, era terrible. Sabía que necesitaba arreglar mis lentes lo antes posible. 

Gracias a quiénes le den una oportunidad. Es mi primera historia.

Espero les guste y puedan disfrutarla tanto como yo! Cualquier crítica constructiva será aceptada... con mucho amor, Vi!



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