Nuestro amor
Narra Elena
9 meses después
La graduación había pasado y con ella, mi paso por el instituto había terminado. Sin embargo, eso no fue tan especial como creí que sería. Las circunstancias no ayudaron a que lo fuera.
Asistí a terapia durante cuatro meses, todos los días. Mi psicóloga se volvió esencial en mi día a día, y gracias a ella recuperé un poco de todo lo que había perdido.
La relación con mi padre había mejorado muchísimo, mas de lo que creí posible. Hizo de todo por ganarse mi confianza nuevamente, y lo consiguió. Con Dereck, en cambio, aún quedaba un poco en que trabajar. Algunos días hablamos más que otros ya que su culpa, a veces, lo sigue consumiendo, y aunque ya hemos hablado, es él quien no puede darle vuelta a la hoja.
Me había mudado con Noah a unos departamentos cerca de la Universidad. Uno enfrente del otro, en el mismo edificio, pero no juntos. Luego que todo lo de mi madre se acomodara por decirle en pocas palabras, lo nuestro se había enfriado. Estábamos juntos en todo momento, pero sin tocarnos, sin sentirnos, sin buscarnos.
Eso me dolía, me confundía. Los días pasaban y cada vez estábamos mas lejos de lo que alguna vez habíamos sido.
Cansada, dejé mis cosas sobre la pequeña mesa que había en el centro de la cocina y fui directo a mi pieza. Aunque me encontraba agotada, me fue imposible conciliar el sueño. El saber que Noah y yo cada día estábamos mas cerca de perdernos, me mantenía en vilo. Cuando la alarma sonó, apenas había dormido dos horas. Aún así me levanté decidida. Me dirigí al baño, y luego de cambiarme, salí a buscarlo.
Toqué a su puerta varias veces y nada. No estaba. Entonces decidí buscarlo en el campus. Recorrí varios lugares y no había rastros de él. Cuando pensé en volver a mi departamento y esperarlo allí, lo vi. Estaba abrazado a una chica. Susan.
Era una chica de primer año al igual que nosotros y, desde el primer momento había congeniado con Noah de una manera muy particular, y aunque jamás dije nada al respecto, me despertaba algo de celos.
Al verlos así, decidí irme. Todo lo que yo pudiera decir para ese entonces sobraba, pero antes de poder hacerlo, él levantó la vista y me vio. Le dijo algo al oído y comenzó a caminar en dirección a mí.
—¡Lena!, qué raro verte en el campus... ¿ocurre algo?
—No, solo venía a buscarte. Quería hablar contigo, pero, veo que estas ocupado. Mejor me voy y luego hablamos.
—No, espera —y no le di tiempo a decir nada más porque corrí de ahí tan rápido como pude.
Cuando abrí la puerta, comencé a llorar. Lo estaba perdiendo. Había sido tan tonta, tan ciega. Todo este tiempo estuvo para mí, y yo solo logré, lo único que jamás había querido, alejarlo.
Desde hacía un tiempo, Noah pasaba todo el día con ella. De un momento a otro comenzaron a ir a todos lados juntos. Incluso me invitaban a ir con ellos, pero, luego de tantas veces que les dije que no, pasaban de mí. No podía. Verlos de esa forma me molestaba.
Mientras me consumía en mis propios pensamientos, mi celular sonó. Al ver quien era, atendí lo más rápido que pude.
—¡Perdóóón, ya estoy saliendo para allá!
—¿Lo has olvidado?
—No —mentí —bueno, si... pero espérame ya estoy saliendo.
—Aquí te espero Len.
Tomé el primer urbano que encontré para llegar a la cafetería. Al llegar, mi amiga me recibió con los brazos abiertos y saltamos eufóricas de la alegría.
—¡Te he extrañado tanto!
—Y yo a ti, no sabes cuánta falta me haces Oli —al oírme volvió a abrazarme y segundos después buscamos un lugar donde sentarnos.
Olivia se había ido a estudiar medicina a la Universidad Nacional, lugar que no quedaba tan lejos de donde yo estaba, por lo que nos visitábamos cada tanto y nos hacíamos videollamadas las veces que teníamos un rato libre. Eso era muy favorecedor porque manteníamos nuestra amistad como siempre.
—Tienes que decirle lo que sientes por él Lena, ya no te calles —dijo luego que le contara como me encontraba.
—Lo sé, voy a hacerlo. Solo necesito tomar coraje Oli. Después de todo lo que sucedió solo me enfoqué en mi familia. Sabes como soy.
—Por eso mismo. Tú no permitirías que nada los separe. Lo amas y él a ti.
—Gracias —contesté dudando de lo último que mi amiga había dicho. ¿Y si ya no me amabas? —mejor dime, ¿cómo vienen las cosas con John? —sonrió en el mismo instante que escuchó su nombre.
—¡Mejor de lo que creí! Hace una semana se mudó a mi departamento.
—¿De verdad?
—Si. Lo hemos hablado mucho y pues... lo decidimos juntos.
—Me alegro mucho por ustedes. Van a funcionar, lo sé. Ambos son grandes personas.
—Gracias amiga.
El tiempo corrió sin pereza, y en menos de lo que pensamos, me encontraba en la estación despidiendo a Oli.
Una vez que ella se marchó, caminé sin rumbo alguno. Cada palabra que mi amiga había dicho resonaba en mi cabeza. Debía decirle, pero ¿cómo?
Al pasar por una tienda, vi unos cuadros muy bonitos, e inmediatamente Noah vino a mi mente. Entusiasmada entré y pedí dos iguales. Minutos después fui a imprimir unas fotos.
Con los cuadros listos, volví a mi departamento. Dejé todo sobre la mesa y me dirigí directo al baño. Al terminar me cambié y fui directo a tocar a su puerta. Cuando ésta se abrió, la imagen de Susan apareció frente a mí. Mi cara palideció al instante.
—¡Lena, que sorpresa! ¡pasa pasa!
—Susan —dije con la voz entrecortada —No, gracias. Vuelvo después.
—¿Quién es? —escuché que Noah preguntaba a la distancia
—Es Elena —respondió ella como si nada, y de repente él estaba ahí, frente a mí.
—Yo... debo irme.
—¡No Elena! ¡Espera! —dijo al darse cuenta de mi cara al verlos juntos, por primera vez en su departamento —Espera por favor, no es lo que piensas.
—¡Oh no! —exclamó ella —espera Lena. Al ver que yo no los escuchaba se dirigió a Noah —Ve con ella. Aclara todo.
El escaso metro que separa nuestras puertas en ese momento me pareció eterno. Fueron como cientos de kilometro porque nunca llegaba a mi puerta. Una vez que llegué, quise cerrarla, pero él me lo impidió.
—Tenemos que hablar, no puedes seguir escapando todo el tiempo Elena.
—No hay nada que hablar Noah. Los vi hoy, y está bien. Tú tienes que hacer tu vida, yo no me interpondré —él me miró atónito.
—¿Qué dices?
—Tú y ella
—¿Susan? —preguntó confuso.
—Sí Noah, ¿quién más? —al oírme, respiró y tiró su cabeza hacia atrás para luego volver a mirarme.
—Elena, Susan es... es... ella tiene novia.
—¿Qué... ¿me estás diciendo que ella es...
—Sí, le gustan las chicas. De hecho, está de novia hace tres años. Su pareja se llama Carolina, la cual he conocido hace unos días.
—¡No puedo creerlo! —dije llevando mis manos hacia mi cabeza —entonces ¿ella no te gusta, ni ella gusta de ti?
—No nos gustamos Lena. Es mi amiga, y cuando lo supe la confianza fue más grande. Jamás haría nada, ni interpondría personas entre nosotros.
—Pero...
—Pero nada princesa —él tomó mi rostro con sus manos y se acercó a mí —¿Cuándo entenderás que te necesito sólo a ti?, no necesito ni quiero a nadie más en mi vida que no seas tú mi amor.
En ese momento, mis miedos y dudas se desvanecieron. Nuestro amor estaba ahí, tan latente como el primer día y solo debíamos vivirlo.
—¿Me crees? —asentí y terminé con los escasos centímetros que nos separaban.
—Te amo Noah, siempre lo hice y siempre lo haré.
—Y yo te amo a ti. Siempre.
Desde ese día, Noah y yo, volvimos a ser uno.
Tres días después, se mudó a mi departamento. Nuestro día a día se volvió una de las mejores cosas y nuestro amor creció sin límites, tanto que, dos años después nos comprometimos, pero esa es otra historia y él se encargará de contarla.
La vida a veces logra golpearnos, quebrarnos. Sentir que valemos poco, hasta para quienes creemos esenciales, pero no todo está perdido. Siempre hay una luz en la oscuridad. En mi caso, esa luz fue el amor del chico, hoy hombre, del que tanto amo. Me aferré a su luz, y él me salvó sin siquiera darse cuenta.
Hemos llegado al final. Quiero agradecer a cada persona que me acompañó en este largo camino, porque para mí fue un gran desafío. Mi gratitud hacia ustedes es eterna. Espero hayan disfrutado de Elena y Noah, y de ese gran amor.
Sin decir más, me despido, y luego les subiré el epílogo, el cual lo narrará Noah!
Besos y abrazos enormes!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro