Insistiendo
Narra Noah
Esperé por días una respuesta que nunca llegó, pasaba a mi lado y nada. No me miraba, no me hablaba y yo cada día me sentía más vacío. Algo en ella hizo que esos días fueran más fáciles de sobrellevar. Me sentía bien con ella a mi lado y todo lo había arruinado por seguir los pensamientos de gente que no sentían ni sintieron alguna vez lo que yo sentí en ese momento.
La necesitaba.
Era viernes por la tarde y decidí ir hasta su casa, después de todo, no sería muy difícil pedir hablar con ella. Tomé mi chaqueta y salí. Al llegar, toqué timbre varias veces y esperé hasta que la puerta se abrió. Una mujer de aspecto no muy bueno se asomó y me dijo que no estaba. ¿Acaso esa era su madre?, sin dedicarle más tiempo, agradecí y salí de allí.
No iba a darme por vencido, marqué a su número y nada.
Una pequeña llovizna comenzó a caer entonces decidí volver a casa. Mientras manejaba pasé frente a la cafetería donde solía ir con mi madre de niño por lo que decidí bajar y comprar algo para comer. Como si fuera obra del destino ella estaba ahí pero no se había dado cuenta de mi presencia, entonces me acerqué hasta una banca que se encontraba vacía y esperé.
—Buenas tardes, ¿Qué puedo servirle? —preguntó sin levantar la vista de la barra que se encontraba limpiando.
—Necesito que hables conmigo Lena —y tomé su mano sin darle tiempo a reaccionar. Ella al darse cuenta, apartó su mano y miró hacia los lados para corroborar que nadie nos había visto.
—Estoy trabajando por si no lo has notado y no creo que sea el lugar adecuado para hacerlo.
Sabía que no sería fácil que vuelva a hablarme después de ignorarla casi un mes entero, pero esto me estaba costando mucho. Me levanté para irme, pero su voz hizo que me detuviera —ven por mí en media hora y hablamos —asentí y salí de allí con una sonrisa en mis labios.
Narra Lena
El día iba siendo fatal, mucha gente y poco personal para atender. Carmen, la dueña me había pedido que me encargue de todo las últimas dos horas porque no había encontrado otra empleada, la anterior consiguió un empleo mejor y había dejado sin previo aviso. Deseaba que llegara la hora de salida y poder irme a casa.
Mientras limpiaba la barra para ya dejarla lista veo de reojo que alguien toma lugar. Sin dejar de lado la limpieza, le pregunté que podía servirle. Me esperaba todo menos a Noah.
Lo veía en clases, sin embargo, ignoraba su presencia como él la mía. Se lo veía perdido, su mirada triste decía que no estaba bien, de seguro las cosas en su casa aún seguían mal. No quería verlo ni hablarle, creí que se lo había dejado claro cuando no respondí a ninguno de sus mensajes. Yo no era como el resto de las chicas, de seguro dejaban hasta de respirar por responder uno de sus mensajes. Conmigo se equivocaba, pero no sabía por qué mi cuerpo, mi mente y todo de mí no respondían como quería cuando estaba cerca de él.
—Ven por mí en media hora y hablamos —me oí decir sin darme cuenta de lo que hacía. Él asintió y sonrió. Salió del lugar y yo quede inmóvil buscando una explicación, ¿por qué reaccionaba así? Ya me parecía al resto y eso no me gustaba en absoluto.
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