Narra Lena

 Desperté sin ganas de salir de la cama, pero sabía que no podía esconderme de por vida. Tenía que enfrentarlo. Noah había revolucionado todo mi ser con tan solo un beso, sin embargo, no sabía que era lo que él sentía. Intenté darme respuestas sola, aunque algo dentro de mí me decía que debía que esperar.

Me dirigí al baño y al salir me coloqué el uniforme a toda prisa. Tomé algo ligero para desayunar y salí rumbo al instituto.

Al llegar fui directo al salón y, como lo supuse, ya estaba allí. Pase a su lado dedicándole una sonrisa, pero para mi asombro, él ni me miró. Me acomodé en mi banco y a los pocos minutos la clase comenzó. Lo busqué con la mirada varias veces, pero no obtuve respuesta. En ningún momento volteó a verme. 

Las horas pasaron y nada. Era como si no me conociera, como si nada había pasado el día anterior. 

Luego de una semana la situación seguía siendo la misma. Ninguna respuesta de él, ni la más mínima insinuación de querer hablar conmigo sobre lo sucedido. Conforme a eso dejé las cosas como estaban, me confirmé a mí misma lo que pensaba hace días, había sido un simple beso, un beso más para él.

Tres semanas después...

Mientras terminaba un trabajo que debíamos presentar, mi celular sonó. No le di mucha importancia pues el trabajo me tenía bastante ocupada y ya era algo tarde para distraerme con cualquier cosa.

Al terminar, me puse el pijama y me acosté. Justo en ese momento recordé que me había llegado un mensaje una hora atrás. Tomé el celular que se encontraba sobre mi mesita y al desbloquear la pantalla su nombre apareció en ella. 

Hola Lena, necesito que hablemos.

Bloqueé el celular y me fui a dormir. No iba a responderle. No tenía ganas, no después de tres semanas. Ya no me hacía ninguna ilusión. Demasiadas cosas tenía que resolver ahora como para preocuparme por él.