Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Dudas, mentiras y miedo

Narra Noah

Sonó el despertador y mis ganas de levantarme estaban por el piso. Hacía tres días que no veía a Elena, no contestaba mis llamadas ni mis mensajes, Olivia tampoco. Ninguna de las dos asistía a clases y como si fuera poco, Nate tampoco sabía de ellas.

Estos últimos días, él había sido un gran soporte para mí y viceversa. La verdad es que llegué a admirarlo en tan poco tiempo, cargaba con algo enorme y aún así mantenía una gran sonrisa en su rostro.

Bajé a la cocina, desayuné algo ligero y salí hacia el Instituto. En el camino aproveché a hacer algunas llamadas, pero seguía sin saber nada. Al llegar, miré hacia todos lados y nada, no había rastro de ellas.

—Tranquilo —dijo John acercándose a mí —también las he buscado, pero no están. Pronto sabremos de ellas.

—Eso espero.

—Vamos, la clase ya empieza.

Caminamos hasta el salón y nos sentamos en nuestros lugares mientras que el profesor se acomodaba para comenzar a pasar lista de unos trabajos. Cinco minutos más tarde, la puerta se abrió y tras esta, apareció Olivia.

—Disculpe profesor, se me ha hecho tarde.

—No se preocupe señorita Brown, tome asiento —hizo un ademán para que ella se sentara y se dispuso a copiar unos ejercicios en la pizarra.

Pasó a mi lado y mantuvo su mirada en alto. Tenía los ojos rojos y demasiados hinchados, como si hubiera llorado la noche entera, además de estar blanca como una hoja. No dije nada, y volví la mirada al frente.

Esperé hasta que tocó el timbre y me acerqué a ella.

—Olivia... Hola —ella levantó la vista —¿sabes algo de Elena?, si es así te pido que me lo digas, por favor, le he mandado mensajes, me he cansado de llamarla y nada.

No decía nada, solo me miraba. Poco a poco sus ojos comenzaron a cristalizarse y segundos después las lágrimas comenzaron a caer. Al verla así, algo se removió en mí y mi cabeza comenzó a pensar las peores cosas.

—Dime que no le ha pasado nada —ella negó.

—Eso quisiera, te juro que... —el llanto no le permitía terminar de hablar —es que no sabes lo q...que fue verla así... pensé que la perdía Noah.

—Tranquilízate Olivia, no logro entenderte y me estás asustando.

—Su madre la golpeó Noah. Luego de la fiesta comencé a llamarla y no respondía. Supe que algo estaba mal cuando, luego de cuatro intentos, seguía sin saber nada de ella. Fuimos a su casa y ahí estaba, al lado de las escaleras, toda lastimada.

—No, no, no... ya basta —apoyé mi frente contra la pared y comencé a pegar varios puñetes en esta. Cada palabra de Olivia quemaba todo mi interior, sentía arder cada parte de mí. La culpa poco a poco me fue tomando en su poder, como un maldito virus, se metió en mí y comenzó a crecer.

—¿Quieres verla? —preguntó, mientras miraba mis nudillos bañados en sangre. Sin pensarlo, asentí y ambos salimos del Instituto, cosa que después nos costaría algún castigo, pero eso ya no nos importaba.

Subimos a mi auto y me indicó en qué hospital estaba. Conduje sin decir una palabra, a veces de reojo la miraba, pero estaba tan destruida como yo, que no le importaba si le hablaba o no.

Al llegar, bajamos del coche y fuimos hasta la recepción. Olivia pidió por un médico, supuse que era quien estaba atendiendo a Elena.  Un hombre de unos cincuenta años apareció en frente nuestro y nos dijo que solo podíamos verla desde la ventana de la sala, ya que no estábamos en horario de visitas. Sin chistar, lo seguimos.

—Los dejo quince minutos —ambos lo miramos y asentimos.

Totalmente perdidos pusimos nuestra mirada al frente, y ahí estaba, conectada a un respirador y totalmente dormida. En su cara tenía varios hematomas. Se la veía tan frágil, por primera vez tuve miedo de perderla, pero no perderla porque dejara de amarme sino porque dejara este mundo.

Cerré mis puños, apreté mis labios y me ahogué en mis lágrimas. Olivia también lloraba a mi lado.

Pasado el tiempo estimado, el doctor volvió y nos sacó de allí.

  —Muchas gracias Doctor...

—Fernández —terminó la oración por mí —y de nada.

Todo mi cuerpo temblaba y él pareció darse cuenta de eso.

—Tranquilo muchacho,no puedo darte certeza de nada hasta que despierte, pero por ahora pensemos en positivo —sin más salimos de ahí, subimos al coche, dejé a Olivia en su casa y fui a la mía.

Antes de entrar, tomé mi celular y le marqué a John.

Hermano, ¿todo bien?

Escucha, Elena está internada. Es una larga historia que luego te contaré, pero ahora ve con Olivia. La dejé en su casa hace apenas unos minutos.

Pero...

Pero nada John. Ella no está enojada contigo. El problema era conmigo y tan solo por ser mi amigo, ella te atacó también.

—¿Y tú?

Yo voy a estar bien.

Bueno, ahora la llamo. Cuídate Noah.

Guardé mi celular, subí a mi habitación y comencé a llorar. Grité, grité tanto que mi garganta dolía. Era la primera vez que quería a alguien de esa manera y la vida me la estaba arrebatando de las manos.

Me sentía tan frustrado, tan culpable, sino hubiera actuado de esa forma ella no se habría ido a su casa, y nada de esto estaría sucediendo.

—¡Ahhhh! —grité; arrojando todo lo que se encontraba a mi paso. Quería romper todo, quería sacar toda esta culpa que me estaba consumiendo.

—Hijo, por favor, ¿Qué sucede? —oí la voz de mi madre.

—¿Qué haces aquí?

—Vine por unos papeles, tranquilo, ya hablé con tu padre —esperó unos segundos y al ver que no decía nada volvió a hablar —hijo, me asustas, ¿todo está bien?

Sin pensarlo, me abalancé sobre ella y la rodeé con mis brazos. Ella tardó en reaccionar, pero luego hizo lo mismo. Hacía tanto tiempo no la abrazaba. Fue justo en ese momento que me di cuenta de la falta que me hacía. Lloraba desconsoladamente y ella solo susurraba que me tranquilizara mientras acariciaba mi espalda.

—Es Elena mamá, ella... ella está en el hospital —dije sin soltarme de su abrazo.

—¿Por qué está ahí? ¿Qué sucedió hijo? —Le narré a mi madre todo lo que había pasado desde el sábado que habíamos discutido en su casa hasta hoy.  Las imágenes de ese día venían a mi mente, todo  se vino abajo desde el momento que salí por la puerta y no la llevé conmigo.

La reacción que tuvo, no fue la que esperé. Ella se llevó una mano a la cabeza y con la otra se tapó la boca. Empezó a caminar de un lado a otro, tomó su celular y llamó a alguien.

Te veo en mi casa en media hora, creo que llegamos  demasiado tarde Javier. Debemos apurarnos.

Colgó y se acercó a mí.

—Necesito que confíes en mí.

—¿Sabes algo de todo esto?

—Sí, yo soy la abogada del caso del hermano de Elena. Sé que su muerte no fue real. Quisiera decirte más, pero en minutos su familia va a mi casa, ven conmigo y te prometo que sabrás todo y que juntos buscaremos una solución.

Más desconcertado aún, pero decidido a saber toda la verdad de una maldita vez, tomé una campera y salí detrás de mi madre.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro