Algo de luz
Narra Lena
Aquella noche luego que Noah me dejara en casa, subí a mi habitación y me tumbé sobre mi cama. Lloré, lloré como jamás hasta ese día lo había hecho. Por fin empezaba a creer que de esto saldría algo bueno, pero no, una vez más la vida me demostraba que no había salida. El tiempo seguía su curso, algo que escapaba de mis manos y me era imposible evitarlo... en meses entraría a la Universidad. Él podía elegir, yo no. ¿Dónde iría? Iba a perderlo y, de solo pensarlo mi corazón se hacía pedazos. No había futuro para mí, no es esta situación.
Dos semanas pasaron de aquella conversación que aún no se daba por terminada ya que había sido interrumpida por Rosa y Cristian, su padre. Sabía que en cualquier momento volvería tocar el tema, sin embargo, para cuando eso sucediera, yo estaba lista para contarle la verdad o al menos una parte de ella.
Domingo por la tarde encerrada en mi cuarto estudiando para los exámenes antes de las vacaciones de invierno escuché ruidos que venían de la planta baja. Bajé sigilosamente para que mi madre no me escuchara y me acurruqué al final de la escalera. Una voz que no conocía retumbo por toda la casa, claramente estaba gritando. Hablaban de negocios, todo en palabras claves cosa que me era imposible entender algo y eso me asustaba. De un segundo a otro un hombre pasó frente a mí, pero no logró verme. De solo ver su aspecto sabía que, de lo que estuvieran hablando, no era nada bueno. Tatuajes por doquier, la ropa holgada y rota, lleno de anillos y aros. Me provocó escalofríos.
Mi madre empezó a gritar que no se fuera y antes de que me vieran, decidí subir a mi habitación y cerrar mi puerta con llave.
***
Lunes por la mañana Noah pasó por mí y fuimos juntos al instituto. Algunas miradas se posaron sobre nosotros, aunque la mayoría ya se habían acostumbrado a vernos juntos por más irreal que pareciera... la hija de la loca y el más guapo, así nos apodaron.
La mañana transcurrió rápido, haciendo a un lado los comentarios un tanto ruin de Abigaíl, las clases ya no eran las mismas. Por primera vez en meses me sentía cómoda. Olivia se había acostumbrado a vernos juntos, aunque al principio sospechaba que alguien estaba detrás de todo esto, con el tiempo Noah logró ganarse su confianza... De igual manera estaba advertido de quedarse sin descendencia si me lastimaba. Sus amigos también nos aceptaron, no del todo, pero ya no era tan chocante encontrarnos con ellos en los recesos o fuera de clases.
Jueves por la tarde, mientras nos encontrábamos en la cocina junto a Rosa, quien nos estaba enseñando a hacer tarta de limón el timbre sonó.
—Yo voy —dijo Noah. A los pocos segundos apareció seguido de sus amigos y para mi sorpresa Oli estaba también.
—¡Oli! —exclamé un tanto asombrada.
—Lena —contestó con una enorme sonrisa mientras se abalanzaba a mis brazos —los chicos me han invitado. Sabían que estabas aquí.
John me miró y le dediqué una sonrisa, intuí que fue él quien la incluyó en la visita y me agrado que lo hiciera. Después de todo así debía ser.
La tarta había quedado exquisita, ambos alardeábamos ante nuestros amigos lo rica que estaba.
—¿Qué harán el fin de semana largo? —preguntó Marco mientras le daba otro bocado a la tarta —podríamos ir a tu casa de campo Noah, ¿Qué te parece?
Todos nos miramos, si bien ninguno tenía planes, aún era algo precipitado para un plan como ese.
—Vamos, ya se lo que piensan —bufó —Apenas nos conocemos a pesar que pasamos tantos años en las misma aulas, pero esto nos vendría bien, además bueno, es la primera vez que le roban el corazón a este zapallo, asique hay que festejarlo —todos reímos incluido Noah, quien sostenía mi mano sin soltarla un segundo.
La idea no estaba nada mal, pero cada uno tenía sus dudas...
***
—Pásame el bolso de Lena —le dijo John a Albert —para hoy zopenco, ¡Vamos!
Oli y yo reíamos ante las cosas que se decían, parecían ellos las mujeres del grupo. De repente Noah apareció detrás nuestro, y me tomó por sorpresa dejando un beso en mi mejilla para luego seguir subiendo las cosas a los vehículos. Nosotras solo observábamos ya que no nos dejaban hacer ningún esfuerzo. Cinco minutos más tarde y con todo listo, partimos a aquel sitio donde Noah y yo habíamos afianzado nuestra relación.
Si hay algún error luego lo corregiré!
Con amor, VI <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro