Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 22

Finalmente llegó otra noche más. Para algunos, la noche era sinónimo de sueño. O simplemente les era indiferente si era de día o de noche. Había algunos vecinos que ni dormían. Yo, hasta hace poco, le tenía un cariño especial al ocaso. Ahora todo era diferente. La noche pasó a convertirse en una mezcolanza de pena e ira. Y ya no quería soñar, por temor a llorar a raudales: no quería inundar mi habitación. 

Me acosté en mi cama aproximadamente a las diez de la noche: no tenía deseos de dormir. Mi cabeza era un hervidero de problemas y la noche me compelía para que me acostara. Había juramentado que no dormiría esta noche y que mantendría mis ojos abiertos hasta las seis de la mañana. Pero por más juramentos que hiciera, el sueño era un enemigo implacable y muy difícil de doblegar; no resistí.

Abrí mis ojos y me hallaba en una superficie ardiente y bastante rústica. La pequeña ciudad fantasma se había caído a pedazos. Los escombros acaparaban las calles y el ambiente era muy desolador y abyecto. El aire se sentía pesado: muy anormal. Presentía que no estaba respirando algo saludable e inocuo para mi organismo. Con cada aspiración de aire iba camino a la tumba o eso creía.

Este escenario no era tan diferente a cómo se encontraba mi alma. No podía ser tan devastador y hostil. Aquí no aguantaría mucho sin Tristán. El caos se había apoderado de todo mi mundo. Solo veía un lugar abarrotado de suciedad, desidia y muerte. Mi camino se hacía intransitable y accidentado.

Caminé por los mismos lugares por donde había transitado antes. Era inevitable caer en remembranzas y sentir los ojos vidriados. En estas calles y paredes agrietadas había una historia que debía ser escrita. Cada rincón de esta ciudad fue testigo de un amor que murió sin haber comenzado.

Regresar al puente del amor no aplacaba mi dolor y mis ojos se resistían a derramar lágrimas. Su nombre, su cuerpo, su voz; todo formaba parte de mi mundo. Con su muerte la estructura de mi mundo se vino abajo. Sus lindas palabras llegaban a mí como balas de grueso calibre. Su recuerdo era inmune a cualquier calamidad. No podía olvidarlo ni aunque me diera amnesia.

Llegué a un lugar repugnante y cochambroso. Casi me descompenso por el fortísimo hedor que emanaba de un basural inmundo. Estuve a poco de vomitar por segunda vez. Me tapé la boca por si las dudas. Al poco rato, me percaté que el olor nauseabundo era producto de dos cuerpos mutilados y en descomposición que yacían desparramados en el pavimento. El grado de olor era superlativo: no conocía límites. Aterrada por lo dantesco de la escena continué mi camino hacia la nada.

Podía sentir la presencia del verdugo de mi amor. Caleytor: ese nombre era digno de ser maldecido. Esa criatura hacedora de maldad, ese ser desaprensivo y canalla lo había logrado. Llamarlo ruin era como un halago para un asesino de su calaña. En mi mente, ese ser ya había pasado a mejor vida. Pero en la práctica me sentía incapaz de hacerle frente. Ese crujido me provocaba mil escalofríos. Yo no iba a poder vencer a esa criatura.

Lo mejor era buscar refugio. La hostilidad me llegaba hasta los vellos de mi piel. Me moví hacia un lugar arbóreo y de aguas danzantes. Tenía recelo de cualquier cosa que veía. Ya no quería estar más acá. Este lugar ya había muerto para mí.

De pronto, el viento estremeció los árboles y las hojas se desprendieron una tras otra hasta colmar el suelo. Yo me levanté espantada y miré a todos lados. De inmediato, el suelo se agrietó y un vapor negruzco emanó de sus entrañas. Yo me di la vuelta y un ventarrón me empujó hacia adelante y llegué hasta la orilla de una caldera hirviendo.

Desperté antes de irme al otro mundo. Mi corazón era una orquesta sinfónica sin director. Mis manos temblaban más que cuando iba a dar un parcial en algo llamado universidad. En ese momento pensé seriamente en cambiar mi cuerpo por otro. Mi infierno sin Tristán apenas comenzaba. Cualquier pesadilla era mejor que volver a allí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro