Te hicimos desaparecer.
Alumbrabas todo mi triste cuarto oscuro,
llamando mi atención de una manera tan eficaz.
Tu luz tan pura y brillante.
Me aterraba pensar que nuestro fulgor tan falso podría llegar a opacarte.
Tan hermosa y pacífica, pero sin ningún rastro de vida propia.
Oh, mi querida moneda de plata, pasaría horas contemplando tu blanco resplandor.
Nunca sabré si mi amor era el único que recibías.
A pesar de no saber quien soy,
tu belleza me cegaba.
Y aunque un huracán me haya arrancado el corazón, sabía que estabas ahí.
Eso me tranquilizaba, mirarte me tranquilizaba.
Ahora lo único que permanece es tristeza, silencio y oscuridad.
Solo me queda acompañarte en
tu desconocido viaje.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro