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25. Tiempo fuera

¡Hola! ✨

Disfruten el capítulo.

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La comida no tenía comparación con la qué servían en la cafetería de la universidad. Absolutamente todo se veía de primera calidad que casi podría considerarse un insulto ingerirla.

—¿No te gusta la comida? Si quieres puedo pedirle al mesero que te traiga algo más —mencionó Victoria al notar que la joven tenía rato observando el plato frente a ella.

—No, no. Esto está bien.

—Entonces, ¿qué sucede? Sólo cómelo.

—Si.

Incesantes minutos transcurrieron en completo silencio, el oleaje del mar servía como cortina para aminorar la ansiedad que Kara por obvias razones sentía pues después de casi media hora en esa zona no parecía que más gente fuera a aparecer para cambiar el ambiente. Prácticamente se sentía como si ese momento fuera exclusivo para ellas. Y eso la aterró.

—Debes estar preguntándote porque somos las únicas aquí —interrumpió Victoria. Al parecer, la mujer tenía poderes psíquicos—. Cuando vengo a almorzar prefiero hacerlo con nadie a mi alrededor. Puedo considerarlo mi momento de paz en el día —confesó con gracia.

—Y si es así. ¿Por qué estoy aquí? —la joven de inmediato se arrepintió de lo imprudente que eran sus palabras. 

—Hace rato te vi mientras venía. Supuse que tampoco has comido luego de estudiar todo el día en la biblioteca —confesó gentil.

Pero ¿Por qué sonaba a algo que no quería escuchar? ¿Por qué se imaginaba otro desenlace? Algo en sus palabras le molestaba que impetuosamente dejó fluir su frustración

—Pues no era necesario que lo hiciera —Soltó sin más—. Usted no es mi madre para que se preocupe por mí.

—Tienes razón no lo soy, pero me preocupo por ti, hija.

«Esa palabra» pensó para sí. Kara apretó la servilleta con fuerza que llevaba rato usando como forma de distensión.

—Le puedo pedir un favor —se sintió deprimida pero lo entendía a la perfección. De pronto ya no estaba agusto ahí.

—Si, por supuesto.

—No me llame hija —sentenció en un leve susurro. Aquella petición, no hizo otra cosa que confundir a la castaña. Pero parecía que Kara hablaba en serio. No comprendía la dimensión de su molestia como para pedirle eso, incluso se había negado a responderle el mensaje de la mañana, algo que la desconcertaba porque realmente no entendía lo que pasaba—. De hecho, creo que no está bien que yo esté aquí en primer lugar. Así que si no le importa es momento de que me retire.

Se levantó de la mesa casi en automático. Tomó su mochila y se dispuso a irse del hotel porque sentía que se ahogaba.

—Espera Kara. No te vayas.

Pero la joven no la escuchó y se marchó tan pronto pudo hacerlo.

Por la noche, disculpándose con Valentina y con la señora Victoria para bajar a cenar comentó estar al teléfono con su madre por lo que no podía acompañarlas, así que se encerró en su habitación a conversar y sabiendo que demoraría subió la charola con comida.

Pero todo había sido una mentira. La rubia ni siquiera había marcado a sus padres por qué sabría que su madre en menos de un instante se daría cuenta de que algo le ocurría. Y no estaba preparada para confesarle que su apreciada hija estaba atravesando por un enamoramiento que a medida que pasaba el tiempo este parecía ser intenso.

Tenía miedo, estaba tan confundida como nunca creyó estarlo porque parecía que aquellos sentimientos la quemaban por dentro al no poder siquiera expresarlos.

***

—¿Cómo te fue en el examen? —Valentina bajó temprano encontrándose con su amiga en el jardín leyendo.

—Creo que bien —dejó el libro en sus piernas—. Al menos no creo reprobar—. Aunque había un poco de verdad en su broma.

—Has estado concentrada en tus estudios estás semanas. Dudó mucho que pase eso —Tomó asiento a un costado, su amiga parecía no encontrarse de buen ánimo. Cosa que le fue preocupando en los últimos días.

La rubia sintió la mirada de Valentina incomodando su corto tiempo fuera.

—¿Qué pasa?

—Eso me preguntó yo —confesó su amiga—. Has estado extraña estás semanas. Siento… que te estás apartando de nosotras —refiriéndose a su madre y ella—. ¿Hemos hecho algo que te molestara?

—¿Qué dices? —intervino de inmediato—. Por supuesto que no, Val.

Valentina no era tonta. Se había dado cuenta de que poco a poco Kara empezaba a separarse de la convivencia familiar en casa: Evitaba las reuniones para cenar, así como sus limitaciones a permanecer en la sala o cualquier lugar que pudiera provocar un enfrentamiento casual con la dueña de la casa. Incluso había eliminado de sus contactos a la señora Victoria porque no creía que fuera importante tenerla agregada.

—Entonces, ¿Qué ocurre? —preguntó la joven—. Francamente me preocupas porque siento que no eres tú la que veo frente a mí.

—Tienes razón Val —Se sinceró—. Estas últimas semanas no me he sentido bien. No sé qué me pasa. Y es un poco vergonzoso confesarlo pero… extraño mi casa—. Lágrimas comenzaron a fluir haciendo que ese instante se convirtiera en un desahogo que venía atormentándola.

—Está bien. No seas tímida, llora —la retuvo en sus brazos—.  Entiendo que después de mucho tiempo aquí, desees ver a tus padres. A mí me pasó la primera vez que mi mamá me mandó a estudiar en el internado. Yo venía de experimentar ciertos problemas personales que cuando estuve allá sola sin nadie con quién pudiera estar, muchas cosas pasaron por mi mente.

Recordó aquel tiempo cuando tuvo que apartarse de su madre Victoria. Ella sabía que debía iniciar un tratamiento clínico Pues nada parecía hacer efecto en su recuperación para superar el fin de su matrimonio.

—Que tú aparecieras en mi vida me dio la suficiente fuerza para seguir adelante y estoy en suma deuda contigo.

—Tú y yo no nos llevábamos bien —expresó Kara removiendo un par de lágrimas del rostro de su amiga.

—Si. Lo sé. Pero supongo que ahora es distinto o ¿me equivoco?

—No, no te equivocas. En poco tiempo te convertiste en mi mejor amiga y te agradezco todo lo que has hecho por mí.

—Y tú por mí —la abrazó con fuerza. Animándola y pensando mejor la situación. Hasta llegar a una idea qué podría servirle a su amiga—. Esto sonará sorpresivo pero dado que concluimos satisfactoriamente los exámenes del primer periodo. No creo que faltar un par de días a la universidad te siente mal.

—¿A qué te refieres?

—Pues… tengo dinero ahorrado y como este fin de semana hay puente vacacional ¿por qué no aprovechas los días para visitar a tus padres? Estoy segura que ellos estarán emocionados de verte.

—¿Lo-o dices en serio? No quisiera abusar de la situación. Sobre todo porque siento que cada día que pasa estoy más en deuda contigo.

—No lo veas así Kara. Tómalo como una pequeña inversión para tu estabilidad emocional. Somos amigas y si hay algo que me gusta es verte como la persona que realmente eres —se sonrojó ante el cumplido inconsciente de ella—. Así que tómate este tiempo para pensar en ti y solo en ti. Nada de pensar en los amigos o tu noviecito.

La rubia rió al escuchar el tono con el que se dirigía a Marcos.

—Me ha quedado claro que no te agrada del todo él.

—Uhm. Es guapo lo acepto pero no sé… —Se burló la otra de su respuesta.

—Sabes, si te soy sincera creo que no me gusta tanto —confesó—. Pero tomaré tu consejo y dejaré que estos días me sirvan para poner en orden qué es lo que quiero de mi vida.

Ambas asintieron y tomando cartas en el asunto la rubia subió a la habitación para buscar en la computadora algunos vuelos disponibles para viajar si era posible esa misma tarde.

Tal vez unos días era todo lo que necesitaba para encontrar el equilibrio en su mente, dejar de pensar en cosas que la mantenían al filo de la cordura podría ser bueno porque si pensaba pasar los próximos cuatro años en ese país más le valía poner orden en su mente.


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Solo para aclarar queridos amigos lectores. Hay que entender que los comportamientos humanos son variados.

Muchas veces no comprendemos la profundidad de lo que realmente sienten las personas. Puede que para algunos sea sencillo aceptar o no algo pero para otros es el mismo infierno la lucha interna que viven. Y más siendo jóvenes.

Así que… no hay más que respetar sus tiempos. 🛐

Pero ya dejemos este argumento y metámosle velocidad a este momento.

Comenten, den LIKE y Bienvenidos a quienes retoman la lectura.

Nos leemos pronto.

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