Te Extraño
Luego que Atem cruzara la puerta a su mundo no le fue muy fácil olvidar a sus amigos, especialmente a Yugi.
Se pasaba tardes completas en el balcón de su habitación, dentro del palacio, pensando en aquellos momentos que había pasado con él.
—Bien dicen que todo lo bueno... Tiene un final...
Atem susurraba para sí mismo en el balcón. Que hiciera esto muy seguido preocupaba a todos, a su padre, a sus guardianes y a su amiga de la infancia Mana.
—¿Atem, estás bien? —le pregunta Mana a Atem.
—Sí, no te preocupes. Es sólo que es difícil dejar el pasado —responde Atem.
—Te entiendo... —susurra Mana.
—Perdón.
—¿Por qué?
—Por no superarlo, y que ustedes se preocupen por mí.
—Está bien, te entendemos, no tienes porque disculparte. Si quieres puedo dejarte solo.
—¡No! Bueno... Es sólo que no lograré superarlo si sigo pensando en ello.
—Está bien Atem —Mana lo pensó un momento y más animada dijo —Quizás puedo ayudarte.
—¿Cómo? ¿enserio? ¿pero, como?
—Soy una maga ¿lo olvidas?
—Sí, pero... ¿hay un hechizo para eso?
—Sí, puedo hacer un hechizo para que puedas hablar con él por medio de sus sueños. —Mana, ¿tú me ayudarías?
—Claro Atem.
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Más tarde cuando ya era de noche en el mundo de los vivos...
—Bueno, primero debes estar dormido para hacerlo y yo haré el resto —explicó Mana.
—De acuerdo, pero... ¿no puedo dormir si hay alguien más aquí —dijo Atem apenado.
—Tontito, dejaré que duermas yo me iré y luego regreso —río Mana.
Y así lo hicieron, luego que Atem durmieran Mana entró y empezó el hechizo.
Colocó varias botellas de mejunjes alrededor, algunas velas y empezó a susurrar algo sobre Atem. Luego de terminar de decir el conjuro colocó su mano sobre la frente de Atem... Y así empezó todo...
SUEÑO DE ATEM...
Atem se encontraba caminando por el parque de domino con su ropa común que usaba cuando aún estaba unido con Yugi, caminaba por las aceras no se veía a nadie, cuando en una esquina vio una sombra a lo que Atem rápidamente corrió a la sombra.
Lo llevó a un callejón y allí logró ver a la persona. La persona se voltea dejando ver a Yugi.
—¡Yugi! —grita Atem.
—¡Fa... Faraón! —susurra Yugi.
Ambos corren hacia ellos y se abrazan, Yugi sacando unas pequeñas lágrimas.
—Creí no verte de nuevo, faraón.
—Tampoco yo, Yugi.
—Te extraño.
—Y yo a ti, Yugi —dice Atem abrazándolo y limpiando alguna de sus lágrimas.
En ese momento Yugi empieza a desvanecerse.
—¡¿Qué sucede?! —dice Yugi alarmado.
—Estás despertando.
—¿Y cómo regreso?
—No puedes, cuando despiertes sólo será un sueño.
—¿Entonces esto es un sueño?
—Así es Yugi.
—Faraón, ten esto. No me olvides —dice Yugi dándole una carta de Duelo de Monstruos a Atem, él la recibe y en ese momento Yugi desvanece totalmente a lo que Atem también despierta.
FIN DEL SUEÑO
—¡Ah!
—¿Estás bien, Atem?
—Sí, Mana. ¿Qué ocurrió?
—Probablemente Yugi despertó.
—Ya veo.
—El hechizo dura el tiempo en el que uno de los dos despierta y como él despertó el hechizo se rompió.
—Entiendo —Atem dice cabizbajo.
—Atem...
—Gracias Mana, gracias por ayudarme. Ahora ve a dormir.
—Está bien, alteza.
Mana se va pero no deja de pensar en la tristeza de Atem a lo que no puede dormir. A media noche se despierta de golpe y dice:
—¡Ya lo tengo, una forma de que ellos se vean!
Mana se levanta busca el libro de hechizos de su maestro, Mahad, busca de página en página y llega a una hoja.
—¡Aquí está! —Mana dice emocionada y empieza a leer el hechizo.
AL DÍA SIGUIENTE...
—¡Atem! ¡Atem!
—Mana, ¿qué ocurre?
—Encontré la forma... —dice Mana agitada.
—¿Encontraste la forma de qué?
—La forma de llamar a Yugi a nuestro mundo por un cierto tiempo.
—Mana, pero lo del sueño no funcionó...
—No, no es eso.
—¿Qué?
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Atem y Mana se encontraban dentro de una habitación el cual no se utilizaba mucho pues era un buen lugar para hacer el hechizo. Esperaron a que en el mundo de los vivos fuera de noche para que Yugi durmiera. Ya que el espíritu de Yugi abandonaría su cuerpo y nadie debía darse cuenta.
—Bien, Atem. Sólo... Necesito algo de Yugi para hacer el hechizo.
—Ammm... —Atem mete su mano a su bolsillo y saca lo que es una carta de Duelo de Monstruos. Cuando Mana la ve:
—¿Una carta de Duelo?
—En el sueño él me la dio, no entiendo como apareció si sólo fue un sueño.
—Hay sueños muy poderosos, Atem.
Mana usó la carta y la colocó en medio del circulo que ella había hecho con una tiza. Empezó a rezar algo y de la carta salió una luz cegadora que hizo que Atem y Mana no pudieran ver.
Al apagarse la luz, una sombra se logró ver un chico tricolor, ojos púrpura.
—¡Yugi! —Atem dice emocionado.
—¡Faraón! —dice Yugi.
—Atem, sólo recuerda que el hechizo también tiene un tiempo.
—¿¡Qué!? —dicen ambos tricolores.
—Sólo durará un día —dice Mana cabizbaja a lo que ambos tricolores también bajan la cabeza —Durará un día pero para Yugi será sólo una noche, para Yugi sólo será parte de un sueño.
—Entonces, disfrutemos este día —dice Atem.
—Sí.
Mana decidió dejarlos solos para que pudieran hablar, mientras se iba, Atem dijo:
—Gracias Mana.
—De nada, Faraón...
Dijo Mana un leve sonrojo se presentó en ella y se marchó, mientras se iba pensaba en alguna excusa para decirles a todos de donde estaba Atem.
—Y entonces...
—Y entonces... ¿Cómo te ha ido, Atem?
—Las cosas aquí son tan monótonas, muy diferentes a como era cuando estaba contigo.
Yugi se sonrojó un poco ante ese comentario y dijo:
—Igual allá, todo es tan extraño sin ti.
—Pero, tenemos un día no hay que desperdiciarlo.
Ese día Atem y Yugi trataron de divertirse y olvidar que Yugi al terminar el día debía marcharse. Pero, hicieron de todo para divertirse.
Fueron al Río Nilo, al mercado del palacio y trataron de hacer de todo y disfrutar que por segunda vez podían hablar en cuerpo propio sin necesidad de compartir un sólo cuerpo.
Ya por la tarde, Atem y Yugi se encontraban sentados en la misma habitación donde se había hecho el conjuro. Ya allí se encontraban jugando un rompecabezas (Puzzle) ya que a Yugi le encantan los juegos de mesa.
No se dieron cuenta en que momento llegó la noche, pasó tan rápido que sintieron que el día fue injusto.
Yugi empezó a desvanecerse...
—¿Atem, qué sucede? —dice Yugi alarmado.
—¿Ya terminó el día...?
—¿Tan rápido?
—Yugi, quiero que sepas que desde que llegué aquí... Te extraño... —dijo Atem cabizbajo y un poco sonrojado.
—Atem, también te extraño.
—Y ahora te irás de nuevo.
—Fue bueno verte, otra vez.
—Te espero aquí, Yugi —dice Atem.
—Sí Atem —sonrió Yugi al pensar que cuando él muera regresará con él.
—Pero no vengas aquí tan rápido —dice Atem bromeando al pensar que Yugi no debe morir tan rápido.
Poco a poco Yugi fue desvaneciendo, Atem se acercó a él y... Yugi desapareció totalmente.
Atem se quedó allí pensando y analizando lo que acababa de ver.
Mana entró y vio a Atem cabizbajo...
—Lo siento, Atem —dice Mana colocando una mano en su hombro.
—No te preocupes, Mana está bien...
—Podemos volverlo a intentar mañana.
—No, si no dejo a Yugi, no podrá tener una vida normal.
—Sí, además el mucho uso del hechizo podría hacer que un momento Yugi no pueda despertar de nuevo.
—Sí...
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Esa noche Atem se quedó en el balcón de su habitación, fue un día que nunca olvidaría, pero también se dio cuenta que él ya había vivido su vida y ahora debía dejar a Yugi vivir la suya.
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Yugi se preparaba para ir a la escuela ese día. Se levantó muy animado por cierto. Pensaba que en vida debía disfrutar todo lo que pudiera. Pero en muerte, habría alguien esperándolo con los brazos abiertos.
Claro, eso no significaba que debía morir rápido ya que Atem se enfadaría que muriera muy rápido, él mismo se lo dijo.
—Mientras tanto, disfrutaré la vida y la viviré al máximo para que cuando sea mi hora, pueda ir a contarte todo lo que hice.
FIN.
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Hola, sí fue muy largo lo sé. Pero me inspiré cuando vi la imagen, la que está de portada.
Espero que les guste.
GLOSARIO:
Mejunje: Son líquidos o medicinas caseras, comúnmente se usaban en la antigüedad, cuando no habían doctores.
Tiza: palitos que se usaban para jugar en el piso y dibujar, también los usaba en los pizarrones de cera.
Bien, espero les guste y...
¡¡hasta luego!! \\(^w^)//
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