Te extrañé, mocoso.
Levi.
No hay nada peor que no poder tener cerca a Eren, mi Eren.
Extraño sentir su aroma tan dulce, ver su constante sonrisa que tanto me vuelve loco, hoy, después de un largo mes, casi una eternidad, volveré a verlo.
Volveré a ver aquellos ojos esmeralda que tanto me encantan, volveré a sentir el calido tacto de sus abrazos y caricias.
Y aquí estoy, esperándolo, con grandes ansias de abrazarlo, besarlo, ganas de sentirlo junto a mí, como siempre ha sido.
—¡Levi! ¡Levi!
Es esa voz, esa voz que me es imposible no reconocer, esa voz que hace tanto tiempo anhelaba escuchar.
Lo miré. Ahí estaba el, bajando por las escaleras con su calida sonrisa de siempre. Sentí como mi corazón latía a mil por hora, una sensación peculiar invadió mi estomago y sin pensarlo, corrí hasta el rapidamente, uniéndonos en un fuerte y calido abrazo.
—Te extrañé, mocoso —susurré en su oido aún sin apartarme de él.
—Yo también te extrañe —dijo tiernamente. ¡Como amo su voz!
Todo de el es realmente perfecto. Cada facción de su cuerpo me vuelve totalmente loco.
Lo miré directamente a los ojos, apreciando tan sublime color que me volvía un completo idiota, no podía aguantar más.
Me acerqué lentamente y hasta por fin unir nuestros labios en un tierno y dulce beso, ahora lo que menos me importaba era lo que la gente pensara al vernos, nada va a impedir que esté cerca de mi Eren.
Nos separamos por falta de aire, maldije y me sentí estúpido por haber deseado no depender del aire por unos instantes. No quería que ese momento acabara ahora, quiero estar con el siempre, hacer de mi vida junto a la suya, ser felices como siempre lo hemos sido, juntos.
—Te tengo una sorpresa —lo miré y sonreí.
—¿Qué es? —preguntó confuso.
—Sor-pre-sa —recalqué.
—Pff, ya —bufó. Hizo un tierno mohín y entrelazó nuestras manos.
Era un chico dulce, tierno, lo odiaba y lo amaba tanto, era mi complemento, un escape del malhumor.
—¿A dónde vamos? —habló cuando me detuve en un semáforo.
—Es una sorpresa, Eren —traté de no reir por su persistencia.
—¡Dame una pista! ¿sí? —me miró tiernamente.
¡Joder Eren! A veces creo que puedo matarte y otras quiero comerte.
—Lo sabrás cuando lleguemos —tomé su mano con delicadeza y la acaricié con mi pulgar.
Conducí aproximadamente 10 minutos más, hasta llegar a nuestro destino.
Le ayudé a bajar de auto y volví a entrelazar nuestras manos.
—Cierra los ojos un momento —le pedí.
—¿Por qué? ¿Es necesario? —preguntó divertido.
—Eren —lo miré a los ojos, amenazante.
—¡Ya! Está bien, está bien —cerró los ojos con fuerza.
Tomé su mano con más fuerza y lo guíe hasta el lugar.
—Ahora puedes abrirlos —lo abracé por detrás.
—¡Oh por díos! —sus ojos brillaron al instante—. ¡Levi, esto es maravilloso!
Había una cabaña adornada por luces, afuera, había una mesa con velas, platos redondos con comida en estos, y vino.
—Todo es para ti —deposité un corto beso en sus labios.
—Gracias por todo, Levi —jaló suavemente mis mejillas, dejando un leve sonrojo de mi parte.
Cenamos mientras hablábamos de lo que habíamos hecho durante todo este tiempo que no podíamos vernos.
Me encanta verlo tan feliz, tan sonriente como siempre, si el es feliz, también yo lo seré, sin importar nada.
—Cuando sonries se me pasa —miré a los ojos.
—¿Qué cosa? —me miró confundido.
—El dolor, las penas, todo.
Un notorio sonrojo apareció en sus mejillas.
Terminamos de cenar, me dirigí junto con el a la cabaña para descansar un poco, ambos nos dimos un baño y nos pusimos las pijamas.
Narrador omnisciente.
Ambos jóvenes se miraban fija y tiernamente a los ojos, podía apreciarse a kilómetros lo que uno sentía por el otro, amor, deseo de protección y ser correspondidos.
—Te amo, Levi —dulces y sinceras palabras salieron repentinamente de los labios del castaño, no estaba mintiendo, Eren lo amaba demasiado.
El azbache lo miró ruborizado, sin pensarlo dos veces, unió sus labios en un beso, que al principio demostraba el cariño y amor que se tenian.
—Yo también te amo, mi Eren —susurró en el oido del menor, su aliento contra su puel lo hizo erizar y soltar un suspiro de tranquilidad.
Sus labios volvieron a juntarse, la intensidad ahora era más fuerte, conforme el tiempo pasaba, el deseo que ambos se tenían se hacía presente en el.
Levi tomó a Eren por la cintura, suavemente se posó sobre el, presionando sus respectivas entrepiernas.
Aún sin separarse, el azabache se deshizo de la camisa de Eren, dejando ver su torso desnudo.
Levi, por su parte, comenzó a besar el cuello del menor y a descender lentamente por su torso, el castaño jadeaba extasiado.
Cuando finalmente llegó a sus shorts, los comenzó a bajar con desesperante lentitud.
Cuando por fin la erección del castaño estaba frente a el, la observó un instante, ruborizando completamente al menor. Sin pensarlo de nuevo, Levi introdució la entrepierna de Eren de un solo movimiento a su boca, causando que el chico gimiera.
Empezó a mover muy despacio la cabeza, adelante y atrás, los gemidos del menor sonaban casi suplicantes.
Con disimulo, sin dejar de hacer su trabajo, el zabache introdujo un único dedo en la entrada de Eren.
Tiempo después, volvió a intruducir la entrepierna del menor en su boca, aumentando un dedo más en la entrada de este.
Aquella vez, los jadeos de Eren fueron más fuertes. Sostuvo la cabeza de Levi con sus brazos, seguidamente el pelinegro, movió los dedos en el interior del menor, comenzó a dar suaves estocadas con su mano e incluyó un ultimo dedo.
Empezó a tragar saliva, aún con la entrepierna de Eren en su boca.
Él, se arqueó y presionó la cabeza de Levi aún más. Empezó un movimiento con sus caderas, ansiando sentir más placer.
—Ah.. sí... Levi... ¡así! —jadeó fuertemente, moviéndose con más rapidez.
Finalmente, se vino el los labios del mayor.
Totalmente exhausto, soltó al chico, quien a su vez salió del interior de él, se limpió la boca con el dorso de la mano, y se dió un momento par contemplar la maravillosa escena.
Se volvió a poner sobre el muchacho, quien pareció sorprendido.
—¿Creiste que eso era todo? —habló seductoramente el azabache.
Sacó sus propias prendas con lentitud, mientras un sorprendido Eren miraba atento, y sentía como la sangre se plasmaba de golpe en si entrepierna, una vez más.
Levi, excitado, rozó la entrada del menor con su entrepierna, presionó suavemente sobre ella.
Cuando comenzó a entrar, Eren soltó un gemido muy fuerte. Siguió entrando con suavidad en el, comenzando un suave y exquisito vaivén, entrando y saliendo del menor.
—Ah... Levi... quiero más..—suplicó el castaño entre gemidos.
Levi lo hizo. Se movió más y más rapido en su interior, dando estocadas fuertes y certeras, hasta que llegó al punto del menor.
—AHH, ¡LEVI! ¡AHÍ! —jadeaba sin parar.
Unos instantes más tarde, era imposible distinguir entre los gemidos de ambos.
Levi tomó a Eren por las caderas, y dió una ultima estocada triunfal.
—¡Levi! —gimió el castaño quien se vino en ese preciso momento.
—Ah... ¡Eren! —gimió fuertemente el pelinegro, llenando el interior del menor.
Ambos cayeron satisfechos y exhaustos sobre la cama. Levi abrazó a Eren por la cintura, y los tapó a ambos con el edredón.
—Buenas noches, Levi —susurró Eren con la respiración a penas volviendo a la normalidad.
—Descansa, Eren —respondió el azabache de la misma manera.
Fin.
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Espero les guste y derramen sangre por todos lados al igual que yo al escribirlo.
Juro que al editarla no podía aguantar la risa con mis escritos, pero bueno, qué se le va hacer. Gracias por leer.
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