No aceleres mi corazón
Capítulo 5
No aceleres mi corazón.
Brandon
Sonreí en mi sueño al estar justo frente a ese lugar al que estaba conocer realmente, no sabía con exactitud que me había cautivado de esta playa, pero fue lo suficientemente fuerte para venir a Australia. Ahora que al menos en mis sueños tenía los pies en allá, descubrí que se trataba de la paz, era de esos sitios que te transmitía paz, de esos sitios en donde quieres dar un beso o recibir un abrazo.
Mi estómago cosquilleó y mi pecho se encogió cuando me encontré con esa mirada oscura y sonrisa picara. Se acercó a mí y colocando su mano en mi mejilla, levanto la barbilla dejando nuestros labios cerca de un roce.
-Yo puedo ser tu sueño -susurro contra mis labios.
Por alguna razón no me sentía avergonzado ni temeroso de que alguien más descubrirá lo que sentía hacia los hombres. Sin demora lo rodee con mis brazos, lo acerque lo más que pude a mí y respire su olor, siempre tenía un caramelo en la boca y olía a menta, quería tener el sabor de sus labios, era algo que aún no conocía y lo hice. Acune su mejilla, su sonrisa desapareció y yo lo bese, no tenía sabor porque era solo un sueño y no conocía el sabor de sus labios, ni siquiera mi cerebro fantasioso se sentía capaz de recrearlo. Sin importar el poco realismo, yo no quería despertar.
Por una vez besaba a alguien sin importar el lugar, un hombre que me atrae, ¿me atrae Freddy? Me aparto de él y tomando sus hombros lo alejé de mí ¡Maldición! Recién me daba cuenta de que estaba soñando con Freddy.
-¡Ah! -volví a despertar golpeando mi cabeza con la cama de arriba.
¡Mierda! Iba a romper mi nariz si seguía dándome esos golpes al despertar.
Sentí su carcajada -¿Siempre despiertas tan agitado?
Nos estábamos moviendo, la caravana se movía. Él estaba conduciendo y a penas amanecía.
Terminé de masajear mi frente y lo miré.
-Tuve una pesadilla -le informé.
-¿Me la cuentas? -pidió mirándome a través del espejo retrovisor-. Soy bueno descifrando el significado de los sueños.
Me levanté de la cama en busca de algo de café, pero era difícil preparar algo en movimiento, así que solo tome una bebida y me senté a su lado.
-Bese a alguien que odio -quizás la palabra odio sea demasiado.
Sonrió -Entonces creo que ni existe el odio, ni fue una pesadilla.
Ni siquiera lo mire -Eres malo descifrando suelos, ¿lo sabías?
-Y tú eres malo teniendo sueños húmedos, al menos dime qué tuviste sexo duro -soltó burlón.
No había sido así, fue más buen del estilo romántico, del estilo que solo sueñas cuando estás muy interesado en alguien. Lo miré de arriba a baja, seguramente mi sueño no tenía nada que ver con eso, porque aunque reconozco que es atractivo no estoy interesado en él. Si Susan estuviera aquí lo justificaría con mi falta de sexo y por primera vez en la historia, yo le daría la razón a una de sus tontas teorías, porque sí, ya debería tener sexo.
-¿Por qué avanzamos tan temprano? -era curioso.
Creí que él prefería pasar las noches quietos, dijo que era más seguro así.
Cubrió mis ojos con su mano -No creí que te despertarías temprano y quería llevarte a un lugar especial, así que cierra los ojos hasta que yo te diga.
-¿Lugar especial? - pregunté mirándolo con algo de duda.
Sus ideas no siempre eran buenas..., corrijo, nunca eran buenas.
-Cierra los ojos churri, no me hagas tener que atarte a la cama -me amenazo.
-¿Qué dices? -pervertido.
Volvió a reír -Sí, eso sonó muy sucio.
No tenía más remedio que hacerlo y después de todo aún tenía sueño, así que no me costó nada quedarme dormido en el asiento del copiloto, mientras él tarareaba una fea canción.
¿A dónde nos está llevando? Tenía demasiado cansancio para preocuparme por eso ahora. No dormí más de una hora cuando pellizco mi mejilla para despertarme, era muy molesto que siempre hiciera eso cuando le apeteciera.
-Abre los ojos churri -pidió.
Haciendo una mueca obedecí de mala gana, pero era realmente hermoso lo que había frente a mí. Busqué mi teléfono celular, porque sin duda alguna esto merecía una foto.
-Guárdalo en la mente, en foto no queda tan bonito y te hará olvidar lo que realmente viste -aconsejo.
Era coral, desde donde estábamos podíamos ver su formación y el agua cristalina teñirse de los colores naranjas del amanecer.
-¿Dónde estamos?
-Ah, bienvenido a la gran barrera de coral, seguimos en Queensland, solo que me desvíe un poco de la ruta que marcamos para llegar Cairns -anuncio.
-¡¿Qué?!
Esto no estaba en la ruta, ni siquiera habíamos marcado este sitio para visitar, ¿La barrera de coral? No era un destino en el que imaginé estar. Tendí el mapa en la mesa plegable y maldije al notar que Freddy había manejado por toda la costa.
-Se suponía que iríamos directamente a Cairns, ¿por qué nos detuvimos aquí? -señale el mapa.
Sonrió -Tengo una buena explicación.
Suspiré -¿Cuál?
-Verás anoche, no pude dormir, así que decidí adelantar hasta que me di cuenta de que me había confundido en algunos caminos, intenté cambiar la ruta usando Google, que por cierto Google Maps es una mierda...
-¡Resumen!
Apretó sus labios -Bien, vi que estábamos cerca de la gran barrera de coral y decía que tenía las mejores vistas..., ya, eso es todo.
-¡Freddy!
Rodó los ojos -Oye, tampoco es que me desviara tanto, mañana seguiremos hasta llegar a Cairns y de ahí nos vamos a Urulu-Kata, ves que tienes que fluir más.
Tome aire, nos quedan nueve días ¡Nueve días! Llegar a mi destino nos tomará al menos cuatro días y eso si no ocurre nada más por el camino, no tendré tiempo de disfrutar de nada.
Hundió su dedo en mi mejilla -Churri por qué estás tan rojo, ¿no fue lindo ver el amanecer en Australia?
Solté el aire de mis pulmones -Es el mismo amanecer en todos lados.
Hizo una mueca -Te falta romance y pasión, seguro que por eso no ligas.
Mordí mi labio -¡Bien! ¿Pensaste en dónde podríamos conseguir suministros para llegar a Cairn? No hay ningún descanso por aquí.
Saco si teléfono celular con una cara orgullosa, de esas que dan ganas de golpearlo hasta que se desfigure su nariz.
-Hay un pueblo cerca churri, ya yo pensé en todo -me informo-. Lo único malo que nos puede pasar en este lugar es que nos ataque una serpiente venenosa o que un canguro Australiano nos golpee hasta tener un derrame...
-Mejor cállate - bajé de la caravana.
-Fuera de eso, todo está genial.
Al menos uno de los dos lo veía así. Mis sueños se equivocaron, la próxima que sea con alguien más listo y menos irritante.
No había tanto calor el día de hoy, se sentía una pequeña brisa pasará por dónde pasará con olor a mar y por supuesto, estábamos cerca de este. Por suerte era un sitio tranquilo, quizás en cuanto me dijo la palabra pueblo, imaginé algo pequeño y desolado, este no tenía nada de eso. Era encantador, moderno y tenía muchos visitantes, al parecer era una zona de turismo también, había visto mucho en Australia, no éramos los únicos que habían quedado encantados con lo que prometía el lugar.
Freddy me rodeo con su brazo, tenía algo en la boca y no parecía sano, pero sus ojos estaban distraídos en otro sitio.
-¿Qué comes? -le quite el bolso de papel que llevaba en la mano.
-Pulpo seco -informo.
Hice una mueca -Come cosas normales, no quiero que mueras en Australia por una intoxicación estomacal.
Él soltó una carcajada -No te preocupes churri, no te dejaré solo.
A quien le importa, si me dejaba solo seguramente estaría mejor que ahora, pero la caravana estaba a nombre de los dos y él era el único que conocía un poco mejor que yo esté sitio.
-¡Mira! Juegos de disparar -tito de mí hacia el sitio.
Solo era un tonto juego con armas falsas con las que tenías que dar en el centro de una diana que ya había sido agujereada muchas veces, todo por un canguro de peluche, en fin, comercio Australiano, se aprovechan de la inocencia de los turistas.
-¡Yo quiero una! -pidió Freddy, usando el traductor de Google.
Se aprovechan de la inocencia de Freddy, está claro que jamás lograría darle correctamente. Me apoyé en una esquina mientras él sujetaba mal el arma y disparaba un par de veces. Acababa de perder sus primeros dos intentos, le quedaban tres.
Me reí y él arrugó la cara -Es porque se me metió polvo en el ojo, lo haré bien ahora.
Cinco disparos seguidos hicieron que ambos miramos a la pequeña mujer que había ocupado el sitio a su lado, ella sí tenía buena puntería y aunque no era perfecta si estuvo bastante cerca.
-¡Joder! -suelta Freddy-. ¿Cómo hiciste eso?
Ella sonrió -No es tan difícil, solo tienes que apuntar mejor -puso su mano en el brazo de Freddy y acomodó suavemente.
La miré de arriba abajo, al notar con cuidado cada movimiento, estaba coqueteando. Disparo.
-Lo hice mejor -soltó emocionado él, ¿a caso era un niño pequeño?-. Mira Brandon...
Se quedó en silencio al verme la cara, seguramente podía mantenerme en silencio, pero no podía fingir y tener una buena cara. Eso nunca me fue posible, mi cara siempre me delataban.
Me enderece y le quite la pistola, solo apunte una vez y dispare dos veces en el centro antes de volver a dejarla en sus manos.
-Necesitas un mejor maestro -le informé antes de irme.
Eso sí que era disparar, en su puta vida esa niñata con el cabello quemado de tanta decoloración iba a poder disparar de una manera tan grandiosa. Sentí los pasos de Freddy detrás de mí, se lanzó rodeándome con su brazo y apretándome contra él.
-¿Eres un sicario? Eso estuvo genial.
Me solté de su agarre -¿Puedes caminar como una persona normal?
Sin rodearme con el brazo, hablarme tan cerca y pellizcar mi mejilla, eso estaría muy bien para empezar.
Ignoro mi pregunta -Toma, para ti.
Me pasó un canguro con sombrero de vaquero. Concéntrate Brandon, no caigas en cursilerías como estás, tienes una imagen que proteger.
Aclaré mi garganta -¿Parezco un hombre al que le gustan estás cosas?
Él apretó los dientes -Hoy estás demasiado antipático..., más de lo normal, ¿es por la conversación de ayer?
-Puedes dejar de mencionarla, no me importa la conversación de ayer - caminé rápidamente dejándolo atrás.
Es porque él ya piensa que soy bisexual y quizás está seguro de ello, si no es así, no entiendo por qué hablo como si de serlo a él no le importaría. Maldición, odiaba cuando las personas hacían eso.
Tomo mi brazo y tiro de mí -¿Crees que me gustas?
-¿Qué? -un giro dramático.
-Estás así desde que hablamos, desde que te dije que simplemente no lo sabía o desde...
Lo interrumpí -No creo eso.
Era mejor decirlo yo a qué el mismo soltará por su boca que jamás se fijaría en mí. Otra vez, como hace unos años me estaba lastimando yo solito, no es que me haya vuelto a enamorar, estaba lejos de eso, pero yo era libre de sentir atracción por cualquier persona y Freddy era atractivo, me molestaba un poco su personalidad, pero el roce constante me estaba pasando factura. Llevo tiempo buscando un poco de afecto sincero, normal, que mi cerebro se confunda y cree sueños estúpidos.
Él apretó sus labios -Entonces vuelve a reír como ayer.
Suspiré -Quizás luego y no es por ti, solo tuve una mala noche.
Una muy mala noche para ser exactos. Quizás debería aprender a fingir mejor, pero recordar todo eso me impedía sonreír y hablar con normalidad. Las palabras del pasado aún me causaban inseguridad.
«Confusión.»
«Error.»
«Problema.»
Así habían llamado a mis sentimientos.
Volvió a lanzarse sobre mí y a rodearme con mi brazo.
-Ya sé lo que tienes -me informo muy serio-. Hambre, vamos a comprar lo necesario y te invito a unas hamburguesas y unas cervezas.
¿Hambre? Ahora que lo decía si tenía un poco de hambre por lo que no me negué, mi estómago rugió cuando menciono lo que comeríamos.
Tal cual dijo, terminamos de comprar lo que necesitaríamos para continuar el viaje, además de pedir unas deliciosas hamburguesas y unas cervezas bien frías. Ya estaba haciendo calor y ningún lugar parecía tan cómodo, así que terminamos comiendo bajo un árbol junto a la caravana, aquí las vistas también eran buenas. El cielo era más azul que en cualquier otro lugar que hubiese conocido antes y la tierra roja creaba una exótica combinación. Podíamos ver el mar desde aquí, las olas romper e imaginé que tal vez sería bueno bajar y dar un paseo por la playa. Mire a mi lado y encontré a Freddy durmiendo, con razón había tanto silencio. Se había acabado su comida y no dejo de hablar hasta hace unos minutos. Para el era muy fácil hablar, cualquier cosa se convertía en un buen tema de conversación.
El olor de la grasa quemaba que tenían las papitas, el ruido que hacía el mar al romper, la razón por la que la tierra era más roja aquí y el cielo más azul, de todo hacía un largo discurso que parecía no tener fin, pero de alguna manera eso lo hacía un poco atractivo. Era una persona con la que se podía hablar.
Suspiró y dejo la cabeza caer suavemente en mi hombro, estaba profundamente dormido.
Acomode un mechón de cabello negro que caía por su frente y con solo tocar su piel recordé mi sueño. Estaba enfermo. Me había molestado por no sentir el sabor de sus labios.
Me incliné lentamente, sintiendo su respiración contra la mía. Mi corazón se agitó gravemente y sentí que podía explotar en cualquier momento, solo si lo besaba sentiría que moriría.
Sus ojos se abrieron -¿Ibas a besarme?
Me separé lentamente de él, como si no hubiese pasado nada cuando realmente estaba gritando por dentro, actuar con normalidad en momentos como estos era una gran habilidad, necesitaba un Óscar solo por eso.
Sabía que si lo preguntaba otra vez yo comenzaría a temblar y no me sería fácil seguir mintiendo, una vez que mi voz flaqueaba se notaba la mentira.
-No -respondí tranquilo y seguro de mí-. Tenías algo en la cara.
-Sobre esa conversación que tuvimos anoche -volvió a repetir.
-Olvídalo, no me interesa tu opinión sobre nada...
Me interrumpió -¿Eres gay? ¿Por eso has estado incómodo conmigo?
Ahí estaba el temblor, sentí que mis manos sudaban y mis costillas temblaban. Su mirada estaba atenta, oscura y penetrante, como si ya conociera la respuesta.
-No... -eso no se escuchó muy claro.
-Brandon puedes...
Lo interrumpí -No lo sé.
Y explotó. Jamás se lo había dicho a nadie más que no fueran mis amigas y se sentía demasiado aterrador, no como pensé muchas veces que podía ser, de tranquilizador no tenía nada.
¿Qué haría en el medio de la nada si él decidía dejarme? Yo lo necesitaba más a él de lo que me gustaba reconocer, viajar solo se me hacía aterrador, por eso empecé esto en primer lugar. .
-A mí no me importa -comenzó diciendo-, pero si me besas tendremos un problema. Recuerda lo que te dije.
Dicho esto se levantó y entro a la caravana.
-¿Qué?
Por supuesto, estaba poniendo un límite entre nosotros. Mi corazón se apretó y sentí la necesidad de caminar, era urgente.
Camine durante horas por la playa, hasta que empecé a recibir llamadas de Freddy, no las tome porque sabía que mi voz temblaría, pero sí volví en caso de que hubiese pasado algo, además el clima se estaba volviendo algo frío y oscuro.
Entre a la caravana y lo encontré tecleando en su teléfono celular a medio vestir con solo unos pantalones sueltos que caían en su cadera.
-¿Dónde estabas? -dejo el teléfono celular en la mesa.
-Salí a caminar - miré por la ventana, había comenzado a llover ya.
-Oh, que bien -respondió con cierta ironía-. Te dejé treinta y seis llamadas, oye...
Me siguió al baño y me giré antes de que entrara conmigo.
-Entendí todo lo que dijiste, así que solo quería caminar porque es primera vez que digo algo así frente a alguien, ¿entiendes?
Levantó la barbilla -¿Que eres gay?
¡Maldición! Me acerqué a él.
-¡Sí! Justo eso -se sujetó de la pequeña encimera.
-¿Y eso qué? -le quito importancia.
Suspiré -Me incomoda que lo sepas, ¿cómo te sientes al saberlo? Al saber que yo podría...
Miró mis labios y luego mis ojos -No me incomoda Brandon, no como para que salgas durante tres horas con este clima.
Mire hacía la ventana, había comenzado a llover bastante fuerte.
-Olvidemos lo que hablamos -me aleje de él-. Será más cómodo para ambos.
Me encerré en el baño. Necesitaba una ducha urgentemente. Había hablado demasiado esta vez y por un segundo casi lo beso. Estúpido.
Me tumbé en la cama cuando empezó a caer la noche, minutos después, cuando ya había cerrado mis ojos para fingir estar dormido, él se acostó a mi lado. Creí que usaría su cama, pero supuse que no quería hacerlo más incómodo, por eso lo mantuvo igual. Se quedó dormido rápidamente y era fácil saberlo porque en seguida sus labios se abrían y estiraba sus brazos y piernas como si estuviera durmiendo solo, dejándome en la esquina. Idiota.
Yo no logramos dormir y nada tenía que ver con la lluvia que caían afuera. Me levanté con cuidado de no aplastarlo o de qué no se despertara y volviera a preguntar si quería besarlo. Abrí la pequeña nevera y tomando un café frío me senté detrás del volante con mi diario.
Solo golpeé el papel con el bolígrafo, mi cerebro estaba tan abarrotado que no tenía claro ni que quería escribir. Lo dejé en el asiento de al lado después de hacer algunos garabatos.
-Maldición, ¿qué me pasa?
Lo miré dormir a través del espejo retrovisor. Yo era todo un tonto.
¿Un besito? No aún falta
¿Creen que la historia se va desarrollar completamente en Australia?
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