Espera un poco
Capitulo 14
Espera un poco
Brandon
Chocolate caliente bajo la manta, esa era la solución a todos los problemas. Ya el clima había mejorado un poco, aún así decidimos permanecer en la cama mirando las gotitas de agua rodar por el cristal, Freddy se acurrucó contra mi, yo lo abrace y uni nuestras frentes.
¿Que había pasado? Todo ese caos, solo para decir que lo amaba. Amenazas, unas cuántas verdades que se volvieron dolorosas, ese ezcosor en la mejilla, los estúpidos celos de ambos..., en especial los míos, todo finalizó con un te amo.
No sabía si eso estaba bien o mal, pero ahora que lo tenia en mis brazos era como si la tormenta en la que me había sentido hace unas horas hubiera desaparecido, aún así, ¿por qué se sentía como si pronto volviera a empezar? Uno no puede vivir con miedo a perder a las personas, hay que ser realistas y disfrutar del presente.
El se sentó en la cama e hizo una mueca de dolor.
—Fui muy brusco —me senté a su lado.
Enderezó su espalda —Mi culo está bien, mi espalda no tanto.
Me rei —Freddy, tu y tu vulgaridad.
El alzo una ceja —Debi haberte grabado hace unas horas, fuiste muy sucio mientras teníamos sexo, ¿seguro que eras virgen?
Abrace sus piernas —Me gustas mucho, pero seré más gentil...
—Olvidalo —me interrumpio—, creo que me gusta así, haré deporte y me pondré fuerte para ser yo quien te acorrale la próxima vez, no creas que por ser grande no te follare.
—Yo nunca dije que no quisiera —murmure.
El peino mi cabello —Mañana estaremos en Perth por la noche y ahí te daré, dos sorpresas.
—Pense que solo sería una.
Tiro de mi y se acostó —Dos, una es para ti y la otra es para mí, es mi venganza.
Encaje mi menton en su pecho —Sospecho que me gustará tu venganza.
Mostró esa sonrisa picara que tanto adoraba. Estaba tan cansado que solo quería dormir, pero si queríamos llegar en la noche a Perth lo mejor era que nos pusiéramos en marcha ahora que la tormenta ya estaba pasando.
—Con respecto a todo lo que dije sobre ti...
—Tenias razón en todo —lo interrumpi—. No tenemos que hablar de eso, solo fue algo...
—No teníamos que discutir así —agrego—. Sin celos.
—Nunca más.
El acunó mi mejilla y me dió un dulce beso en los labios, adoraba estar encima de el, pero había que moverse o no saldríamos de la cama.
Pasamos un buen tiempo detrás del volante, yo leyendo para mantenerme despierto y el haciendo unos ruidos extraños con esos caramelos que siempre comía.
—Te saldrán caries —murmure mientras pasaba la página.
Vi como hizo una mueca —Si papá, ya me lavare los dientes después.
Tome un caramelo que mantenía a un lado y me lo lleve a la boca, el sabor era amentolado, demasiado fuerte.
—Ni siquiera es bueno.
—Entonces no te los comas —empujo mi mano para que no tomara ni uno más—. Son mis caramelos favoritos desde que tengo memoria.
Exageraba.
A veces me daba cuenta de lo poco que conocía de Freddy y ya sentía que lo amaba, me preguntaba si esto solo se trataba de un impulso por estar viviendo esta aventura solos en Australia. Ya quedaba poco para terminar con nuestro viaje ¿Que ocurría después?
No conocía nada de su vida fuera de este lugar.
¿Que hacía los fines de semana?
¿Cuál era su comida favorita?
¿Cuáles eran sus metas?
¿Que odiaba y que amaba?
Todo lo que conocía de el era muy básico, cosas que yo había observado o el menciono en algún momento, me gustaba su personalidad algo escandalosa, carismático y divertido. Tenía que conocer más de él.
—Despierta churri —beso mi mejilla—. Bienvenido a Perth.
—Ya llegamos —me estire, mi espalda dolía.
No había sido buena idea quedarse dormido en el asiento. Tenía una horrible joroba por eso.
—Si, te quedaste dormido y me dejaste hablado solo —se quejo.
Rape la insípida barba que tenía en el mentón —Lo siento.
—Nada de disculpas, ponte sexi y guarda algo de ropa —ordeno caminando hacia la ducha.
—¿Para que?
—Tu solo hazlo.
Bueno, no es que sus planes fueran exactamente una maravilla, la mayoría de tiempo dudaba de que hubiese planeado algo, para mí eran cosas que solo pasaban por su alocada cabeza y ya no salían, pero en las que no pensaba mucho, aún así, pocas veces me había decepcionado. Con Freddy me llevaría un montón de recuerdos.
«Quizas solo sean eso, recuerdos.»
¿Por qué estaba pensando así?
¿Por qué dolía imaginarlo?
Ignore mis pensamientos, estos nunca habían jugado a mi favor, siempre fui una persona insegura. Me vesti con una camisa azul cielo pantalones oscuros, gafas se sol y zapatos cómodos, porque aún no sabía a dónde me llevaría. Aún así guarde poca ropa en mi bolso, no quería cargar con tanto.
El salió envuelto en una toalla y chiflo al verme.
—Que culaso —se mordió los labios—, que espalda y que brazos, madre mía, ¿todo eso me lo como yo?
Me rei —Deja las bromas, ¿dónde iremos?
—No eres muy paciente, ¿cierto?
Cruce mis brazos —No, te esperaré afuera porque soy impaciente y tú estás en toalla.
El mostró una enorme sonrisa —¿Que significa eso?
Me detuve en la puerta —Que no sé si pueda mantener los ojos en tu cara o me desvíe hacía el tribal.
Lo escuché reír a carcajadas cuando salí. No espere mucho, en cinco minutos el ya está a afuera con una camisa de hilo, blanco hueso, pantalones negros y unas gafas de sol que me había tomado, no se podía olvidar sus botas, las que según el le daba toda la personalidad que necesitaba.
Perth era una ciudad muy bohemica, llena de elegantes y acogedores cafés y muchas tiendas interesantes. Por mucho que se quejara yo tenía la necesidad de entrar en cada una de ellas, no importaba si tenía que pagar sobre peso nuevamente al regresar a casa.
¿Regresaría solo? Tal vez el me acompañe o...
—Espera aquí, mi sopresa está girando la calle —me informo.
—¿No puedo ir contigo?
—Debes tener hambre, adelantate y pide algo en ese café, pide algo delicioso para mi, churri —acuno mi mejilla y me dió un beso en los labios.
—Estamos en público Freddy.
Hizo una mueca —¿Y eso que importa? Todas las parejas se besan en público.
Somos una pareja, debía abandonar esos tontos temores.
Tome aire —Esta bien, me sentaré ahí.
No tenía más remedio que obedecer y olvidar mi paranoia de ser abandonado, solo eran las dudas del comienzo de una relación. Solo eso.
Pedí algo de comer para los dos y esperé unos veinte minutos naves de verlo cruzar la calle y entrar al lugar. Se sentó a la mesa frente a mi con una enorme sonrisa, no parecía tener nada.
—¿Y bien?
—Dame la mano y cierra los ojos —pidio.
Le pase mi mano y cerré mis ojos, odiaba esperar, no era paciente para nadie.
Sentí como deslizaba algo en mi dedo y abrí mis ojos. Un anillo, era liso, plateado y con una muy pequeña piedrecita, pero tenía una especie de grabado que no lograba ver desde aquí.
—¿Esto es...?
¡Me acababa de regalar un anillo! ¿Que significa esto? Era muy joven para ir a morir en el altar, no creo que quiera eso, solo es un anillo, no hay que ver más de lo que es.
Beso mis nudillos —En esa jolleria hacen este tipo de cosas, la piedrita es originaria de Australia y lee el grabado.
—Te estuve esperando —lei, tambien tenía un dibujito de Australia—. ¿Cómo conseguiste esto tan rápido?
—Bueno, era un recuerdo que me llevaría, pedí que escribieran eso a última hora —explico.
—Freddy, no puedo aceptar algo que querías para ti —intente quitarlo, pero adivinen, estaba apretado.
El tomo mi mano —Esta en tu mano, sigue siendo un recuerdo para mí también, además se ve mejor en ti.
No me importo dónde estuviéramos, en otra circunstancia yo hubiera evitado cualquier muestra de amor pública, pero ahora solo quería besarlo. Mostró una sonrisa pequeña y sus mejillas se tornaron rojas cuando me separé de sus labios.
Aclare mi garganta —Te pedí tarta y un batido, espero te guste..., cariño.
—Te amo churri.
Tenia que insertar mis gritos de perra loca, seguramente si Susan y Mel hubiesen presenciado este suceso ellas estarían aún peor que yo.
No me quitaré este anillo nunca.
Después de comer algo continuamos con nuestro paseo hasta que empezó a caer la tarde y el comenzó a hablar de su próxima sorpresa.
—Digamos que esta la disfrutaré mucho —murmuro en mi oído.
Al ver cómo nos deteníamos frente a un hotel mi piel se erizo, mi corazón empezó a ir más rápido de lo que debería y si, mi entrepierna también reaccionó. Sabía lo que iba a suceder a continuación.
Freddy había pensado en todo y no sabía cuánto exactamente se había gastado en esto, pero la habitación era hermosa. Amplia, con un jacuzzi en medio desde donde podrías ver las hermosas vistas de las costas de Perth, la decoración era clara, en tonos arena y algo de azul, me gustaba el lugar.
El tomo la botella de champagne que esperaba y lleno dos copas para nosotros.
—Crei que te gustaría dormir en una cama normal antes de irnos de Perth —le dió un trago.
Las burbujas me hicieron cosquillas enla lengua.
Sonreí —¿Dormir?
—Me alegra que no tengas ni una gota de inocencia —respondio—. No pienso dormir hoy.
Dejo las copas a un lado y se acercó a mi para besar mis labios, su boca era dulce, sentía el sabor del champagne en sus labios y su fría lengua tentandome a abrir la boca. Jadee cuando sus mano apretaron mis nalgas y me empujó contra la pared. El beso empezó a volverse caliente, sensual y provocativo. Sus largos dedos quitaron uno a uno los botones de mi camisa y con la mirada cargada de lujuria acercó sus labios a mi pecho para besar mi piel.
—Adoro tu olor —paso su lengua—. Nunca creí que me volvería loco por el olor de otro hombre.
Jadee cuando mordio mi pezón y luego paso su lengua calmando el ligero ardor.
Yo nunca imaginé que me volvería loco por todo en el.
Sus manos descendieron hasta mis pantalones, los soltó y colocándose de rodillas froto su mejilla por mi excitación. Estaba demasiado duro y solo había recibido algunos besos. Mordí mis labios cuando sentí su mano a mi alrededor y sus labios balancearse por la punta de mi glande, su lengua humedecio el tronco y sentí que todo colapsaba cuando estuve en su boca. Me rodeaba con su lengua y todo era demasiado caliente, pero no podía dejar de mirarlo. Succionó y clavándo sus dedos en mis muslos me tomo hasta la base, no importo que tantas lágrimas hubieran en sus ojos, el no se separó ni por un momento y me volvía loco sentir su lengua jugar conmigo.
Tire de su cabello y lo separé de mi —Te harás daño —acaricie sus labios.
El chupo mi dedo antes de levantarse y caminar hacia la cama. Se quitó los zapatos y abrió su camisa sin siquiera mirarme, sus músculos se tensaban con cada movimiento que hacía. Bajos sus pantalones justo con los boxer y me miró: —Tal vez hoy quiera hacerme daño.
«¿Cómo?»
Relami mis labios —La última vez.
—Te toca a ti —anuncio—. ¿Que harás al respecto?
Lo quería. Termine de desnudarme y me uni con el a los pies de la cama. El miro mi cuerpo sin ningún tipo de vergüenza, limpio la comisura de sus labios y tomando mi mandíbula me hizo mirarlo.
—Estas tan nervioso que no pareces el mismo que casi me mata la otra noche —susurro contra mis labios.
Mordí su labio —Tal vez te confundes.
Me sorprendió que me lanzara a la cama y como se colocó encima de mi reteniendo mis brazos por encima de mi cabeza. Atrapó mis labios con sus dientes y tiro de ellos hasta que sentí un ligero sabor a sangre.
—Me gustas porque contigo no tengo necesidad de medir mi fuerza —mordio mi cuello—. Se que soportaras todo.
Me había dolido dónde estuvo su boca, pero fue incluso más molesto cuando se separó de mi.
Se estiro en la cama hasta alcanzar su bolso, tomo la cámara y el lubricante ¡Por dios! Ya estaba aterrado.
—Necesito ver tu cara cuando te corres —pidio.
—¿No la tendrás siempre?
¿Por qué quería una foto?
Sonrió costra mis labios —Por supuesto churri que serás mío siempre, solo disfruta del morbo.
Acomodó la cámara y después de tenerla lista volvió a besarme. No podía créer que volveríamos a tener sexo, creí que se alguna forma la última vez lo había asustado, pero el solo estaba llevando el control. Su mano unio mi polla con la suya, sonrió al verlas.
—Ves que si son lo mismo —solto burlón—, así que si puedo asegurar que te va a gustar tanto como me gustó a mi.
—¿Por qué hablas tanto? —jadee cuando nos tocó a los dos juntos.
Mordió su labios —¿No te gusta que te diga todas las cochinadas que te haré? Tómalo como un castigo si quieres, se que eso te gusta.
—Me gusta castigarte yo a ti —confese.
El sujeto mi cuello —Hazlo.
Acaricié sus labios antes de que su lengua hiciera eso que sabía me gusta con mis dedos, mordió, lamio y chupo mientras nos tocaba a los dos. Lo empuje hacia mi y acariciando su entrada empuje un dedo en su interior. El se tenso, pero continuó restregandose contra mi y soltando pequeños jadeos contra mi cuello. El tomo el lubricante, lo esparció sin cuidado por nuestros miembros dejando incluso mi vientre algo resbaloso por eso.
—Mas —jadeo.
Empuje dos dedos en su interior, el se arqueó sujetándose de mi pecho con demasiada fuerza.
—Se que puedes hacerlo mejor Brandon.
Azote su trasero antes de meter dos dedos más, sus caderas temblaron, pero esto era necesario si quería aún más. Se movió en busca de más profundidad, mientras que con su temblorosa mano nos daba placer a los dos.
—Mas —ordeno.
Tembló cuando saque mis dedos, levantó sus caderas y el mismo acercó mi polla a su entrada. Hizo una mueca a medida que avanzaba, no quería perderme ninguna expresión de su cara, pero el calor y lo apretado que estaba no me dejaba concentrarme.
—Ya está —solto aire.
Me senté en la cama con el encima. Necesitaba sus labios, deslicé mi boca por su cuello y mordí cuando levantó sus caderas y se volvió a encajar. Ambos jadeamos por eso, tomando mi mandíbula y mirándome a los ojos volvió a repetirlo unas cuántas veces más hasta que ya casi me tuvo en el límite.
—No creas que solo será esto —susurro en mi oído—. Solo te estoy preparando, hoy serás mío.
Lo abracé con fuerza y me deje ir sin control alguno. Estaba tan agotado que ni siquiera me importo cuando el se levantó de encima de mi. Mire el desastre que había hecho desde la cama.
—No usamos condón —observe.
—Lo se, no estaba en mis planes —tiro de mi hasta el borde de la cama—. Fue incluso más comodo así y tranquilo, solo serás tú y para ti solo seré yo. Probabilidad de embarazo no existe.
Me rei —Fue incluso más adictivo.
No parecía adolorido como la última vez, el estaba incluso más activo. Se metió entre mis piernas y sin ningún tipo de vergüenza paso su lengua por ahí.
—¡Freddy!
—¿Nunca te lo han hecho? —volvio a hacerlo—. A cierto, soy el primero.
Mordí mis labios cuando continuó, no quería que se notará el gusto que daba porque para mí mente que aún mantenía algo de inocencia eso era demasiado grotesco. Tense mi abdomen cuando sentí su dedo curvarse en mi interior.
—Relajate —pidio el—. Dolerá si no lo haces.
Me tense aún más cuando sentí otro y el bombeo incómodo.
Jadee —Freddy, espera...
—Pasara.
El iba aumentando cada vez más, entre su boca y sus manos no me daban descanso alguno hasta que la incomodidad fue pasando. Volví a estar listo y receptivo. Me dió la vuelta con brusquedad, grite cuándo sus dientes se clavaron en mi hombro y su peso me aplastó contra la cama.
—Si haces esos ruidos no prometo controlarme —advirtio.
—No te pedí control...
Tiro de mi cabello y me hizo mirarlo, su boca acaricio la mía, dejo algunos besos en mi mandíbula, mientras guiaba su miembro. Me tense cuando lo sentí avanzar, pero me concentre en las palabras que susurraba en mi oído, en la humedad de su cuerpo y en el olor de su piel.
—Ah, maldición Brandon —beso mi espalda—. Esto no me hará durar nada, ¿por qué te ves tan erótico así?
Levanté mis caderas y me arrepiento, el dolor alcazaba incluso mis piernas y me paralizaba.
—Solo continúa —pedi entre dientes.
—Tomalo con calma —hundio sus dedos en mi cabello y masajeo—. ¿Una copita de champagne?
—No salgas —le advertí.
El beso la punta de mi nariz —La botella será entonces.
Se estiró saliendo un poco de mi y tomo la botella de champagne. Sentí el líquido frío correr por mi espalda y su lengua encargarse de secarlo todo, sus caderas se movieron suavemente, era fácil de acostumbrarse así.
Le dió un trago a la botella y se acercó a mi boca para pasar el líquido burbujeante.
—¿Mejor?
Asentí —Continua.
El lo hizo, unio nuestras manos y las coloco por encima de mi cabeza. Sentí su cuerpo tensarse cuando salió y luego se volvió a hundir, un delicioso gruñido escapó de su garganta y continuo así hasta que nuestros gemidos retumbaban en la habitación. No podía concentrarme en otra cosa que no fueran los golpes de sus caderas contra mi y esos ruidos que hacia de placer, el dolor ya no existía, pero si la necesidad de más.
Me aprete a su alrededor y el cayó sobre mi temblando.
—Incluso así siento que el que morirá seré yo —hablo contra mi nuca—. Me vas a romper.
Me rei —Tu a mi, cariño.
Me embistió con más fuerza —Si puedes reír, entonces estás bien.
Sujete con fuerza sus manos y ahogué mis gemidos contra las sábanas, hasta que el volvió a gruñir y se dejó ir. Beso mi hombro.
—¿Repetimos en un rato?
—En un buen rato.
Después de ese rato y un frasco de lubricante agotado había llegado a la conclusión de que era imposible acabar con las energías de Freddy e incluso las mías se recuperaban con mayor facilidad cada vez que repetíamos.
Se colocó entre mis piernas con la cámara mientras yo lo abrazaba y miraba la pequeña pantalla.
—Joder —solto con una sonrisa—. Eres digno de ser el mejor actor porno del mundo, pero es aún mejor solo tenerte para mí.
Me rei —Adoro tu versión del romance.
El se estrecho contra mi pecho —Me siento ebrio, adolorido, satisfecho y enamorado, ¿eso no es romántico?
Bese su mejilla —Te amo, eso es romántico.
El se estiró y cerro sus ojos —Dime algo que no sepa.
Mire el anillo en mi dedo —Te estuve esperando.
Había valido la pena.
Hasta aquí las actualizaciones de la semana. Nos vemos el martes, ahora a seguir escribiendo y descansar.
Dime qué te parecieron estos dos capítulos del sábado en comentarios.
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