Despierta
Capitulo 15
Despierta
Brandon
Me estire en el agua burbujeante cerrando mis ojos y concentrándome en las escenas vividas hace un rato que aún podía recordar en mi mente con el máximo de detalles, Freddy era por mucho una mejor imagen que las vistas de Perth desde el jacuzzi, por muy hermosas y relajantes que fueran estás.
El jugueteaba a mi lado con las burbujas, seguía estando más activo que yo a pesar de que no habíamos dormidos absolutamente nada y en un par de horas saldría el sol. Pensábamos quedarnos en la cama hasta medio día, ya después tendríamos que continuar, faltaba muy poco tiempo para que esté viaje terminará.
¿Que sucedería después? No dejaba de atormentarme con esa molesta pregunta. Mire el anillo en mi dedo, recordé cada palabra de él y el detalle de traerme aquí, prácticamente había grabado su recuerdo en mi, no me dejaría después de esto. Tal vez, debía ser valiente y proponer eso que desde hace un rato ha pasado por mi mente.
El paso su dedo por mi mi cajas —¿Por qué las arrugas?
Abrí mis ojos para verlo inclinado hacia mi, con su pecho cubherto de gotas de agua y el cabello húmedo balanceándose por su frente.
Acaricié su mejilla —Solo pensaba.
El se metió entre mis piernas y apoyo su menton en mi pecho.
—Te escucho.
Aclare mi garganta, estaba nervioso —Me habías dicho que tenías un compañero de piso, es decir que pagan alquiler.
El asintió —Si, algo así.
—Bien, yo vivo en un apartamento que es pequeño, pero tal vez podríamos vivir juntos en el —propuse.
—¿Que? —parecia sorprendido.
—He pensado en lo que haremos una vez que regresemos, quizás no podamos estar mucho tiempo juntos como ahora y yo creí que sería..., no tienes que decir que si solo fue una idea, pero me gustaría verte cada vez que llegue a casa después del trabajo.
—¿Vivir juntos? —pregunto.
¿Por qué solo hacía esa pregunta?
—Claro, tienes un compañero de piso no sería diferente, las personas no lo verán raro —lo tranquilice.
Su sonrisa se esfumó, se volvió a apoyar en mi pecho y suspiró, tal vez era algo que debía de pensarse y lo entiendo.
—Claro —respondio.
Eso no me decía mucho.
Suspiré —Igual estuve buscando un compañero, pero hay mucha gente extraña y me daba algo de temor.
El asintió —Si, lo pensaré, te diré antes de que acaben nuestro viaje.
¿Y si su respuesta era un «no»?
¿Que pasaría entonces si decía que «no»?
Tal vez este dramatizando demasiado, quizás el hecho de que no vivamos juntos después de regresar a casa no significa que no nos veamos más. Muchas parejas se mantienen ocupadas y aún sacan tiempo para su relación, además a penas nos conocemos. Lo más probable es que diga que no a mí propuesta apresurada y lo entenderé.
—Creo que ya voy a la cama —salio del agua para prepararse para dormir.
Lo mire mientras se secaba, ¿estaba molesto?
—Freddy...
—¿Vienes? No me acostumbro a dormír sin ti —pidio.
Eso me tranquilizó. Después de secarnos nos metimos en la cama, me acurruque contra su pecho y respire su olor dulce, hoy olía a flores. Sus dedos acariciaron mi cabello, mientas que con su otra mano dejaba palmaditas en mi espalda, me estaba dejando dormido con esto. Adoraba sentir los latidos de su corazón contra mi mejilla, era algo que me hacía sentir más seguro.
—Cuando te tengo así siento que todo está bien —murmuro el—. No hay nada mejor que tener a mi amor entre mis brazos.
Sonreí —No hay nada mejor que estar entré tus brazos cariño.
Me quedé dormido rápidamente, era muy fácil hacerlo sabiendo que el no escaparía, pero aún así no dejaba de sentirme incómodo por su reacción después de mi propuesta. Tenía esa sensación extraña de que esto acabaría, de que por mucho que me escondiera en su pecho el me dejaria, no importaba lo fuerte que me estuviera sujetándo ahora.
Cuando desperté el estaba sentado en el borde de la cama, con la mirada baja y los hombros tensos, a penas y había amanecido.
—Si quiero —murmuro.
Estire mi mano para tocar su espalda —¿Que ocurre cariño?
Aclaro su garganta —Si quiero vivir contigo, pero, ¿sere para el resto algo más que un amigo con el que vives? ¿Tal vez pueda comer con tus padres algún día...?
—Freddy —lo interrumpi—. Mi padre tiene sesenta años, no es el tipo de persona que apruebe esto y soy su único hijo, imagina lo que diría.
El arrugó el entrecejo —Es decir que no, ¿importa tanto lo que él diga? Se que lo aceptará por mucho que le moleste no va a odiar a su único hijo...
—Es mi papá, claro que importa —lo volví a interrumpir—, me importa demasiado lo que el piense.
El hizo una mueca de disgusto —Pense que no hacías las cosas para impresionarlo.
Me senté en la cama, la conversación se estaba volviendo cada vez más seria.
—Y no lo hago, pero tampoco quiero decepcionarlo —intente explicarlo—. Se que le causaría un gran dolor si se entera que su único hijo ese que el desea que lo haga abuelo, es gay.
No era tan complicado de entender, seguramente él se encontraría en la misma situación con sus padres, no se porque insistía en conocer al mío, mi padre no estaba acostumbrado a estos tiempos en dónde se toleran cosas que antes no, estoy seguro que no le importaría de cualquier otra persona, pero yo soy su hijo.
—No le estás diciendo que no será abuelo —murmuro el.
—¿Vas a quedar embarazado? —mi pregunta fue algo brusca.
No debía molestarme con el.
—Hay otros métodos y lo sabes —cruzo sus brazos—. Además no es como si estuviéramos juntos toda la vida.
¿Esperaba tan poco de la relación? No le proponía vivir juntos a cualquier persona, lo hacía con el porque veia algo duradero, no me gustaba pensar de ese modo, no quería ver las relaciones como algo que terminarían en un futuro, si era así no tenían sentido alguno.
Un noviazgo, un romance, una relación era con un fin. Queria tener un compañero de vida, no un bolso al que cambiaré cuando ya dejé de combinar bien con mi ropa.
Ignore el asunto e intenté volver a dormir a pesar de eso, el tampoco dijo nada mas y después de un rato también se tumbo en la cama dándome la espalda, esto no duró mucho, incluso dormido Freddy buscaba mis brazos y después de cinco minutos estaba envuelto junto a mi. Por mucho que lo amara debía reconocer que él me hacía sentir inseguro y no me gustaba mucho eso, tal vez yo causaba el mismo sentimiento en él y por eso pedía cosas que a mí se me hacían imposibles de cumplir.
Era pronto para tomar la decisión de llevarlo con mis padres, eso no significa que no lo amara o que en un futuro no me volviera valiente y lo hiciera.
Me sentí tranquilo en la tarde cuando el volvió a la normalidad y salimos del hotel tomados de las manos para continuar con nuestro viaje. Ya no me incomodaban las miradas de este lugar, pero sabía que no me sentiría igual una vez que regresemos. Mi cabeza era un caos.
—¿Cómo es posible que no gusté el sushi? —me burle.
—A quien carajos se le ocurrió que comer pescado crudo era una buena idea —hizo una mueca mientras llenaba el tanque de agua—. Ni siquiera sabe rico.
—Si es rico —lo corregí—, cómo tu.
—Me estás diciendo pescado crudo —se quejo—. Eso no fue romántico.
Me rei a carcajadas —Me gusta mucho el sushi, por eso lo dije...
—¡Ah! —dio un salto hacia mi.
—¿Que te pasa? —lo tome por los hombros.
Señaló debajo de la caravana —Una serpiente —estaba temblando.
Hice una mueca —Seguro viste mal, a ver... ¡Ah!
—¡Te lo dije! Ve y has sushi con ella —me empujó.
—No, puede ser venenosa —lo empuje al interior de la caravana—. ¿Que deberíamos hacer?
—Prenderle fuego a la caravana —propuso.
Lo mire mal —No seas exagerado, está debajo no dentro.
El mordió su labio —Casi me muero.
Me rei y acunando sus mejillas le di un beso en los labios —Creo que exageras demasiado mi precioso.
Puso mala cara —¡Ya vámonos! Si entra estaremos muertos, no quiero morir en Australia.
No podía dejar de reír, acomodamos todo intentando que el animal no se sintiera intimidado, Freddy hizo todo un espectáculo para terminar de llenar el tanque de agua, no podía dejar de ver al animal y una vez estuvo todo listo pudimos continuar. Estaba seguro de que no regresaría con una buena experiencia en cuanto a los animales en Australia, al menos la serpiente no lo haría mordido como el cohala lo hizo.
—Sabes somos muy diferentes y está relación me da tanto miedo —dijo sentado a mi lado.
Había pasado un buen rato revisando las fotos que había tomado con su cámara. La mayoría eran mías.
—Me siento igual —confese enfocándome en el camino.
—Temo que termine, por eso siento miedo Brandon —aclaro.
—¿Por qué crees que va terminar?
—No lo sé es tan...
—Inestable —finalice por el.
El puso mala cara, entendí que nuestros temores no eran muy diferentes. Aunque queríamos continuar con esta relación sentíamos temor de lo que el otro pudiera pensar.
—Oye, yo estoy aquí contigo y haré lo necesario para estar siempre —le asegure.
—¿Estás seguro de eso Brandon? —acaricio mi nuca.
—Si, lo estoy.
Lo estuve esperando mucho tiempo, él era la persona que quería para mí. No importa cuánto me costará aceptarlo, no me alejaría de él.
Había que vivir, pese a todos los miedos e inseguridades yo debía continuar olvidando lo que ronadaba en mi cabeza, pero aunque lo intente durante todo el día y toda la noche no pude dejar ir lo que me incomodaban ¿Yo podía darle un lugar? ¿El podría elegirme a mi?
Se estiró en la cama como un gato perezoso, cuando estaba adormilado era como uno de esos animales, abría los ojos solo por segundos y luego recuperaba el sueño rápidamente.
—Ya casi llegamos a tu playa, ¿que quieres hacer ahí? —murmuro buscando mi pecho con su mano.
Acaricié sus largos dedos —Solo quiero besarte una vez que este ahí.
—¿Solo eso? —tomo mi mentón para que lo mirara—. ¿Iremos a ese lugar solo por un beso?
Me encogi de hombros —Asi fue como lo...
Su teléfono celular comenzó a sonar, ya era bastante tarde aquí, pero supongo que podía tratarse de sus padres o algúno de esos amigos con los que trabajaba.
—Perdon, tomaré la llamada afuera —solto antes de salir.
Suspiré —Asi fue como lo había soñado —dije para mí.
Cuando ví esa playa en una de las guías que recomendaban visitar a Australia me imaginé ahí con una persona especial, la sensación de estar en un lugar como ese y ser amado hizo que mi pecho temblara y aunque llegue con la idea de estar en ese lugar solo ahora podré hacerlo con el..., o eso pensaba.
A veces veía esto como un sueño y el un despertador.
Abrió la puerta —¡Adivina!
Alce una ceja —No soy bueno adivinando cosas.
«No te conozco tanto como para adivinar lo que significo esa llamaba.»
No lo conozco.
—Me acaban de proponer un trabajo para un documental de viajes, es la misma empresa en la que trabaja mi madre biológica —solto con demasiado entusiasmo—. Podré verla al fin.
¿Por qué no me alegraba por el? Quizás porque era una felicidad que no había causado yo.
Sentía la boca seca —¿Que se supone que tienes que hacer ahi?
El mordió su labio —Basicamente lo que llevo haciendo por cinco años, quieren a alguien que documente sobre sus viajes y lugares especiales, que hable y escriba sobre todo ello para su canal.
—Pero tu eres bailarín, amas bailar —le recordé.
Lo había dicho muchas veces, su pasión era bailar. Lo hacía a toda hora y en cualquier lugar, si escuchaba la más mínima canción el empezaba a moverse, ni importa que estuviera haciendo.
—Bailo en un club de stripper, lo puedo dejar, te das cuenta que está puede ser la oportunidad para encontrar a mi madre, me he pasado cinco años pisando sus pasos y envíe esto con un mínimo de esperanzas —me tomo de los hombros agitando mi cuerpo de felicidad—. Ella misma eligió las solicitudes, le gusto, ¿no es genial churri?
No lo era, porque de entre todo eso, ¿en dónde me quedaba yo?
—Por supuesto que le gustó tu solicitud —me levante de la cama, necesitaba agua.
—Lo se, soy un genio.
—Solo eres una copia de lo que ella ha hecho —respondi sin pensar.
Tal vez fui demasiado brusco.
Su sonrisa se esfumó —¿Estás enfadado? Deberías estar feliz por mi.
¿Cómo podría estarlo?
—Freddy, esa mujer te abandono —le recordé.
—Fue hace mucho —le resto importancia—. La situación la obligó, su economía no era la mejor para tenerme e intento darme una buena vida.
—Freddy, ya su situación cambio —tome el libro y señale la portada—. Es famosa, tiene una cadena de documentales que le llena los bolsillos y no te busco ni siquiera para decir hola.
¿Por qué se esforzaba tanto por una mujer que nunca lo busco?
—Eso no lo sabemos...
Lo interrumpi—. Yo lo sé
No quería seguir escuchando como justificaba a esa mujer que lo había abandonado ¿Que haría ahora? Trabajar para ella, sacrificar lo que ama y alejarse..., de mi.
—Porque te enfadas, la conozca o no eso es una gran oportunidad para mi...
—¿Es bueno para ti o para mí? —pregunte al borde de las lágrimas—. ¿Es bueno para nuestra relación? ¿Que pensaran tus padres? ¿A caso esto es tu sueño?
—¿Y si lo es que? Me gusta viajar —se defendió.
Había ignorado todo lo demás.
—¿Que hay de nuestra relación? —me atreví a preguntar.
Probablemente su respuesta me matara.
—Puedes acompañarme.
—No Freddy, no puedo —ahi estaba el despertador—. No quiero vivir dándole la vuelta al mundo, soy abogado, quiero un hogar, una familia
—¿Con quién? ¿conmigo? No me hagas reír, tenías pensado ocultarme debajo de tu cama, hubiese sido solo tu compañero de piso para las personas que te importan y tal vez no te pueda dar un hogar o familia, pero tendrás libertad de mostrarte al mundo tal y como eres —atrapo mis hombros—. Podrías vivir como lo has estado haciéndo aquí, tomando mi mano sin que te importe el mundo que te rodea.
Eso y huir era casi lo mismo.
—La quiero, pero quiero aprender a ser aceptado por las personas que amo y aceptarme yo —me solté de su agarre—. No quiero huir a lugares y hacer lo que me dé la gana solo porque se que a nadie le importare.
—Que tiene de malo.
—No es la vida que quiero Freddy.
—Es la que yo quiero.
—¡Entonces no podremos compartir nuestras vidas!
El se quedó en silencio, sus labios estaban temblando, los apretó y tomo una bocanada de aire.
—¿Me harás elegir? —pregunto con un poco de decepción en su voz.
Negué con la cabeza —No te estoy haciendo elegir, se lo que vas a elegir a ella, sería estupido si me arriesgo a preguntar.
El decidió no mirarme más a la cara, tomo su camiseta y paso a mi lado empujándome a un lado.
—Necesito respirar —dijo antes de irse.
El solía huir, me había dado cuenta de ello. Al igual que su madre, los viajes solo eran una justificación para no sentirse en la obligación de necesitar la aprobación de nadie, no le importaban las opiniones, ni siquiera de las personas que lo querían y en cuanto a lo que dijo de mi, si, tiene razón, el único lugar que podré darle por el momento será oculto.
No era justo para ninguno de los dos, no se trataba de elegir entre el amor y la vida, se trataba de poder convivir con los dos, de aceptar. Ninguno de los dos podía quedarse con ambas cosas, el había elegido su vida y me había dejado a mí la decisión de tomar su vida y su amor o quedarme con mi vida.
Yo también tenia sueños, eran mios y no se trataban de perseguir a nadie.
Hice mi maleta, solo una porque ya nada de lo que haia traído me importaba, pero antes de volver debía estar en un lugar, ya había dicho que no me iría sin verlo.
Tres horas después me encontraba en Victoria, justo frente a la playa de los doce apóstoles. No fue como lo imaginé, el cielo estaba oscuro y la brisa demasiado fría al igual que la arena bajo mis pies, las rocas gigantes se formaban en el agua, era algo intimidante.
—¿Cómo llegaste?
No me altere al escuchar su voz. Había llamado muchas veces y suponía que me encontraria aquí, pero tenía la pequeña ligera esperanza de que cuando el logrará llegar ya yo estaria en un vuelo directo a casa, aún así me había tomado más tiempo del debido en este lugar.
—Tome un bus hasta aquí, no fue difícil —murmure.
Pude hacerlo hecho desde un inicio, pero el sentimiento no sería el mismo.
—Es hermoso —se sento a mi lado en la arena.
—Asi es.
—Pense que nos amabamos —menciono el.
Cerré mis ojos—. No lo sé
Tal vez no fue suficiente.
—Yo te amo —aclaro.
—Tal vez no de la manera que merezco y tal vez yo no te ame de la manera que mereces.
No significaba que no lo amara, solo no me sentía preparado para sacrificar ciertas cosas por él.
—¿Que sucederá ahora? —pregunto.
Yo no podía mirarlo y él a mi tampoco.
—Mi vuelo sale en dos horas, ya debo irme —me levante.
Una parte de mí estaba rogando porque él me estuviera y la otra, que era mucho más fuerte que los sentimientos, me ordenaba no mirar atrás.
—Brandon —su voz me detuvo.
El camino hacia mi, ví el enrojecimiento en sus ojos y mi corazón me golpeo en la cara. Sus manos frías tomaron mi rostro y acercó sus labios a los míos, fue un beso delicado, tuve que soltar todo lo que había en mis manos para poder aferrarme a el, lo apreté contra mi. Tenía la extraña necesidad de unirlo a mi o romperlo, porque era egoísta y dejarlo se volvía una tortura.
Se separó se mi, no me miró a los ojos ni una sola vez.
—Espero que tengas un buen viaje de regreso a casa.
¿Escucharon? Mi corazón se hizo polvo, así que lo más probable es que ni siquiera emitiera un último lamento, no hubo tiempo. Todo se había hecho polvo y se había esfumado.
Aclare mi garganta —Tu igual.
Había que ser valiente para dar un paso lejos de la persona que amas, yo lo hice.
Un año después:
Moví la comida en mi plato, me costaba tener apetito después de recordar todo aquello. Aún después de un año permanecía muy presente en mi mente. No hable nunca con nadie sobre el tema una vez que llegue a casa. Fingir una sonrisa y seguir fue más fácil.
El primer mes, espere una llamada de el.
El segundo mes, aguante el deseo de llamarlo yo.
El tercer mes, fui un estúpido que se refugio en el sexo y el alcohol.
El cuarto mes, me volví loco buscándolo por internet, era de esa gente que tenia muchos perfiles y singuno activo. Estúpido.
El quinto mes, me resigne a no verlo nunca más y así continue.
—Tu madre y yo hemos pensado en viajar —menciono papá.
Estaban en la cuidad así que los había invitado a cenar con mis amigas. Ellos estaban teniendo una charla muy animadora.
—Le dije a tu papá que quería ir a Australia —menciono mi madre—. ¿Cómo es?
—Cierto, tu estuviste ahí y nunca me has contado nada —agrego mi padre—. Te has vuelto muy silencioso desde que regresaste.
—Es un lugar muy..., hermoso.
Por mas que me esforzará no recordaba mucho de Australia sin que apareciera su rostro en mis recuedos.
Nota mental: Nunca viajen con sus parejas a menos que estén casados y tengan cinco hijos.
—¿No tienes fotos? —pregunto mamá.
—Ni siquiera nos la ha enseñado a nosotras, desde que llegó a Australia se puso en plan señora gruñón —se quejo Mel.
—Si tome fotos —respondi—. Solo que desde que regrese he estado muy ocupado y no he tenido tiempo de mostrarles nada.
—¿Un año ocupado? —se burló Susan.
Mi papá hizo una mueca —No molesten a mi hijo, ahora es un gran abogado.
Alce una ceja —No lo soy —me rei—. Iré a por la cámara.
Recuerdo que el día en que llegue solo guarde todo en una caja que deje en el fondo del armario. Con suerte mi cámara estaría viva, no había tomado muchas fotos, él nunca me dejó.
Me senté e el suelo y la encendi..., eran sus fotos. Había tomado su cámara. Sentí mi garganta cerrarse cuando vi nuestras fotos.
—¿Ya tienes las fotos? —pregunto papá.
La apague —Se descompuso, tendré que arreglarlo.
El sonrió —¿Estas raro o es idea mía?
—¿Por qué?
—Yo solía tener un hijo que se ponía nervioso cada vez que sus padres venían de visita, uno que le temia a su propia sombra y solia hablar con temor.
—Ese soy yo.
—Bueno eres mi único hijo, mi joya —dejo su bastón a un lado—. Ahora tengo un hijo que..., tu mirada es tan directa, como si ya conocieras lo que van a decir todos y tú espalda, siempre recta, sin embargo, todo parece demasiado aburrido para ti.
Me rei —La edad te hace ver más de lo que hay.
El me golpeo suavemente con su bastón —Es experiencia, no vejez.
En mi caso era experiencia y decepción.
Me dió ansiedad escribir su separación, voy a llorar.
Déjame saber en comentarios que te pareció este capítulo ¡Paso un año!
Cuando quiero soy muy cruel.
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