Aquí estoy #41
Capítulo 41
Aquí estoy
Brandon
Tal vez él tenía razón estar aquí, no era de mucha ayuda, pero si las cosas resultaban como lo tenía pensado solo teníamos que estar aquí un par de horas.
Freddy se sentó en el suelo apoyando su espalda a las celdas. Era una presión preventiva, pero él estaba dramatizando en el suelo en vez de poner su culo cómodamente en un asiento. Mi caramelito era un gran actor, su cara larga y rostro caído, mirando al suelo, solo él faltaba hacer sonar un jarro contra las celdas y pedir libertad.
Me senté igual que él a su lado, solo que de espaldas. Hubiese sido mejor si nos pusieran en el mismo lugar, está así me dejaba un mal sabor de boca. No quería perderlo, no importa lo que suceda.
—No he logrado responder la pregunta que me hiciste —hable mirando al suelo—. ¿Qué haría yo por ti? No lo sé.
Me sentía un poco decepcionado de no poder reconocer mis límites en cuanto a lo que haría o no por él. Tal vez el único que es consciente de la relación y de los sacrificios que conlleva es Freddy, tal vez el único que nunca le ha tendido miedo a nada, sea él.
Él suspiró —Ya respondiste...
—¿Qué? —no lo había hecho.
Él rodó los ojos —No todo se dice con palabras, si me hubieses dicho que por mí bajarías la luna con unos enanos amarillos no te hubiera creído, pero tu respuesta es estar aquí —me miró a los ojos—. Solo mira tu cara, te dieron duro.
Toque mi labio, estaba roto —Sí, bueno, tuve que casi agredir a un oficial para estar aquí.
El alzo, una ceja —Pues es una respuesta..., buena, supongo, pero no lo hagas más..., te quedó horrible la cara.
Limpie mi labio con el dorso de mi mano —Lo tendré en cuenta.
El giro su rostro y me miró —Podría creer que tú me vendiste, la denuncia vino de Thomas en colaboración con tu bufete, están trabajando con él, puedo sentirme traicionado.
—No lo hice —lo interrumpí—. Jamás te haría algo así, yo no me di cuenta de eso..., estuve concentrado en intentar de que esto nunca pasará. Le envié los informes a mi jefe porque es el procedimiento, es un idiota, no creí que fuera tan inteligente como para hacer algo así.
—¿Cómo puedo creer que tus intenciones no eran malas? Quizás querías vengarte —sugirió encogiendo sus hombros.
Parecía por su manera de hablar y sus gestos que ni siquiera le importaba mucho la situación actual.
¿En serio me hacía esa pregunta? No debería pasar por sí cabeza, yo jamás le haría algo así y justo antes de que lo arrestaran estaba explicándole todo lo que sucedió. Acabo de renunciar a mi empleo.
—Porque yo te amo, Freddy —esa era la mejor respuesta—. Verte así me hace daño, ver a tu familia, sufrir, me hace sufrir a mí. Mi único objetivo fue hacer que tu vida fuera más fácil para que pudieras dedicarte a lo que amas, jamás imaginé que...
—¿Que sucederá ahora? —me interrumpio.
—Tu padre está hablando con sus abogados, no hay pruebas suficientes así que primero saldrás de aquí, seguramente mañana serás libre y a partir de ahí deben atacar a ese hijo de puta con todas las pruebas que tienen —le explique.
Con suerte saldríamos antes.
—¿Y tu que harás? —me miró a los ojos.
Yo quería volver a ser feliz con el, olvidar todo esto, aprender a ser yo mismo y perdonar.
Me trague el nudo que tenía en la garganta —Yo testifucare a tu favor si es necesario no me importa si eso arruina mi carrera como abogado, igual ya renuncie a mi trabajo.
—Brandon, no quiero que hagas eso y con mi pregunta me refería a, ¿que harás con nosotros? —aclaro.
¿Había la posibilidad de un nosotros? Quizás si, solo que esa vez sería más complicado o no, si está vez estamos unidos y nos esforzamos por ser nosotros mismos, sin secretos, sin mentiras, sin que nos importe la opinión de otros. Tal vez está vez funcione, pero yo tenía miedo de que volviéramos a fallar, temia que saliera mal y esto solo se convirtiera en un mal recuerdo, como ya sucedió una vez. Aunque no, por mucho que lo pensara, Freddy nunca fue un mal recuerdo.
—Te papá me odia —comente.
El sonrió —Si lo sé, me hago una idea.
Tome aire —Te amo, Freddy, aunque seas un mentiroso, loco, secuestrador y pervertido, aunque cometieras errores.
Sentí sus dedos tocar mi mano —No me arrepiento..., gracias a eso estamos aquí.
—Si, tienes razón —me rei y limpie una lágrima falsa de mi mejilla—. No es un mal lugar cuando estoy contigo.
Él se levantó y yo lo seguí, sacudió su ropa y recargo sus manos en sus caderas.
—A partir de ahora tu y yo somos inseparables, ¿entiendes? No importa el drama, tu eres mío.
—Si, entiendo.
—Muy bien ahora besame —se acercó a los barrotes y puso sus labios.
Me rei, acune sus mejillas y dejé un beso en sus labios, fue sencillo, tampoco era tan cómodo como para besarse, aún así, me hacía snwgir tranquilo y seguro.
—Sabes empiezo a odiar este lugar —susurro contra mis labios—. No me deja darte un agarrón de nalgas y morderte la boca como me gustaría.
Me rei —Freddy, no seas vulgar.
—Oigan ustedes —nos llamo un oficial—. Ya pueden salir.
Lo sabía. Mi padre llegaría en cuanto supiera que yo fui arrestado, ahora me iba a ver una buena bronca porque hice todo lo contrario a a lo que me pidió.
—¿Que haremos ahora? —preguntl Freddy.
—Ve a casa de tus padres, yo tengo que hacer algo antes —le pedí.
El no estaba muy contento con eso, hizo una mueca, pero no podía hacer nada más. Mi padre aún no sabía de nuestra relación, si el intervenía podía poner en riesgo todo, tenía que arreglar la situación actual antes de decirle a mi padre. Aún no sabíamos si Max tenía otra copia del video y ahora que lo pienso con calma fue estúpido golpearlo, podría arruinarme con un solo click.
Tenía que ser cauteloso, tenía que ceder por esta vez, para luego empezar con más fuerza. Ahora ellos eran los que estaban expuestos.
Cuando salimos la tensión se podía cortar con un cuchillo, separamos nuestras manos antes de ser vistos y nos despedimos con una simple mirada. Sus padres se lanzaron a sus brazos, me alegró ver la felicidad en sus miradas, pero no me alegro nada la mirada de mi padre.
Mecía si bastón suavemente, de pie en la puerta, vestido con un traje azul y la mirada penetrante. No dijo ni una palabra solo caminamos hacia su coche.
—Entra al coche —pidio abriendo la puerta.
—Traje mi propio coche... —intente explicar.
—Entra al coche, Brandon —repitio, está vez fue una orden.
Entre al coche, no quería tener una discusión aquí, tal vez Freddy podía salir y vernos. Su chofer se alejó y él se mantuvo en silencio, recargando su brazo en la ventanilla y mirando hacia afuera.
—Lo que hice fue por...
—Agrediste a un oficial, por..., no siquiera sé por qué carajos lo hiciste, encima mantienes ese caso después de lo que te dije —comenzó.
—Lo hice por él, necesitaba estar cerca y...
Volvió a interrumpirme —¿No te das cuenta de que es peligroso? No sabemos qué está pasando realmente, tu reputación como abogado caerá en picado si te vinculas con ellos.
—Papá, solo los están acusando injustamente y con respecto a eso renuncié, pero lo seguiré ayudando, aunque no sea su abogado —le dije bastante seguro.
Extrañamente, ya no sentía miedo.
—¡Brandon! ¿Qué haces? No eras así antes, no tomabas este tipo de riesgos ¡Céntrate!
—Por primera vez estoy concentrado en lo que quiero y quiero esto —tome aire—. Detén el coche.
—¡Brandon!
—Detén el coche, papá, tengo otro lugar a donde ir —pedí una vez más.
Si rostro se endureció —Estás cometiendo un error.
El coche se detuvo, sabía que esto me costaría, pero lo arreglaré.
—Puede ser —bajé del coche.
Sentía la decepción de mi padre en su mirada.
—Creí que nos entendíamos —comento antes de que me alejara.
Suspiré —No siempre tenemos que entendernos.
Eso no significa que no lo quería y espero que para él sea igual.
El coche se alejó y yo me quedé en medio de la calle, solo y sin saber muy bien que hacer. Todo esto era un desastre. Antes de que pudiera moverme, un taxi se estacionó frente a mí, bajo la ventanilla, y Freddy sonrió.
—¿Me estuviste esperando?
Sentí un calor interno, acogedor y cómodo al verlo frente a mí.
—Te estuve esperando —respondí.
Él abrió la puerta y bajo, acunó mis mejillas y me dio un pequeño beso en los labios.
—¿Estás bien? Se fueron rápido, pude seguirlos por suerte —explico.
—¿Por qué nos seguiste? —besé la palma de su mano.
Volvió a mostrar es sonrisa cálida, aunque pasáramos por mucho, él jamás dejaría de sonreír.
—Sentí que me necesitarías, eso sí, mañana me caerá una buena bronca —me rodeo con su brazo—. De momento, vámonos a casa, churri.
Nos caería a ambos una buena bronca, pero de momento lo único que necesitábamos era descansar en la compañía del otro, eso nos ayudaría a calmarnos y pensar en que deberíamos hacer para solucionar todo este caos.
De momento el club había sido cerrado y tanto el lugar como Freddy estaban bajo investigación, ya no estaba en el bufete, me sería difícil conseguir información y dudo que mi padre me ayude con esto. Era un caos, al menos los abogados de Freddy estarían haciendo un buen trabajo, lo único malo es que todo lo que teníamos ya quedó expuesto y seguramente es igual para ellos.
Suspiré mientras revisaba algunos documentos, estaba en el sofá con una bata de baño y un dolor de cabeza horrible.
Freddy abrió la puerta del cuarto de baño, levaba una toalla envuelta en su cintura, su piel brillaba por la humedad y la tinta de su pecho resaltaba aún más. Seco su cabeza con una toalla agitándola con brusquedad, sus pelos quedaron de punta, me miró y sonrió con ternura, algo de picardía en su mirada, siempre tenía ese pequeño rastro juguetón.
—Carajo, la cárcel es dura —se quejó—. Necesitaba una ducha, mi piel estaba muy seca.
—Estuviste un par de horas —le recordé.
Era un dramático.
—Fueron cuatro horas —enumero con sus dedos frente a mi cara—. ¿Qué haces?
—Trabajo y pienso —le informé, volviendo mi atención a los documentos—. Y si, si es importante, aún no estás libre del todo.
El chasqueo sus dedos, se sentó detrás de mí, rodeándome con sus piernas y metiendo su cara en mi cuello. Mordió el lóbulo de mi oreja y metió la mano en la bata para darle un apretón a mi pecho.
—Sabes, acabo de salir de la cárcel y tengo mucha energía —susurró en mi oído—. Podría gastarla contigo, ¿qué opinas?
—Aleja tu cosa de mí, tenemos que solucionar esto —le advertí.
Lo sentí refunfuñar —Bien, pero cuando esto pase seré el activo por una semana —amenazo.
Alce una ceja —No hay problema, después me tocará a mí.
Sus mejillas se tornaron rojas, se movió de lugar y dejó caer su cabeza en mis piernas. Él no entendía nada, pero aun así quería meter la cabeza en los documentos y ver de qué se trataba.
—¿Entonces ya estamos juntos? —pregunto.
—Probablemente, tengamos más de una pelea, pero sí, estamos juntos y eres mío —le informe—. Haré un contrato.
Él asintió —Un contrato, bien..., ¿sería como de matrimonio?
Tenía un cosquilleo en el estómago por escucharlo decir eso.
Aclare mi garganta —Tal vez.
—Debes pedirme matrimonio —recordó, haciendo ojitos dulces.
Ya saben, me miraba de esa manera tierna, batiendo sus pestañas y recorriendo mis labios con esos ojos oscuros e intensos.
Deje los papeles en la mesa y acaricié su cabello —Iré a presentarme correctamente con tu padre, mañana.
—¡¿Qué?! —se incorporó rápido—. Él..., seré directo, él amenazó con cortarte las pelotas.
Cerré mis piernas —¿Dijo eso?
Freddy asintió —Dijo exactamente... —se aclaró la garganta—. ¿Ese es tu novio? Ese imbécil hizo que a mi hijo le gustará un hombre y para colmo lo hace terminar en la cárcel, le cortaré las pelotas.
—Pero yo..., fuiste tú quien se lanzó hacia mí —me queje.
Freddy se cruzó de brazos —No le puedes decir eso a mi papá, se supone que soy un angelito a sus ojos.
—Por supuesto, entonces seré yo el diablo a sus ojos —imite su posición.
El pellizco, mi mejilla —Dale tiempo solo tiene que conocerte bien y a aceptar que tú y yo nos damos...
—Freddy —lo detuve—. No seas vulgar.
Rodó los ojos —Bien, solo dale tiempo.
Tome aire —¿Cuánto?
Se encogió de hombros —En unos diez años dejará de amenazarte y mirarte mal.
¡Dios! Esto no era bueno, no era nada bueno. No había de otra.
Mi padre probablemente esté haciéndose mil ideas, sí que ya debe sospechar y no sé cómo se lo tome una vez le diga. Freddy tomó mi mano y beso mis nudillos lastimados, los acaricio con ternura mientras volvía a rodearme con sus brazos y escondía su rostro en mi cuello. Esto estaba bien, nosotros estamos bien aquí y era lo que importaba. No había nada malo en esto y en algún momento todos lo verían así.
—Te amo, no importa que sean veinte años —lo abrace.
—¿Y si vamos a sacudir la cama para hacerlo oficial? —murmuro.
Lo empujé —¡Acabas de cargarte un momento romántico!
Se encogió de hombros —¡Es amor! Seré delicado.
Cubrí mi rostro con mis manos —Me enamoré de un desastre con patas.
—Bien, vamos a trabajar en estas cositas —tomo los documentos—. ¿Qué haremos, Churri?
Lo pensé rápidamente, tal vez podría apoyarme de Kevin para conseguir información, él aún estaba trabajando ahí, me ayudaría mucho saber cuál sería su próximo movimiento y así estar preparados para el juicio. En cuánto a lo del vídeo, no sabemos si Max tenga más copias, lo más probable es que si, darle lo que pide quizás sea lo más sano, pero aún no me queda claro el porqué hizo todo eso, nunca lo llegó a decir, tal vez también está involucrado en todo este drama y su objetivo sea hacer caer la reputación de Freddy como dueño del local. Un vídeo así no tendría validez ante un juez, pero es un golpe moral y muy personal.
Mordí el interior de mi mejilla, mi padre, él podría saber más. Ambos éramos demasiado orgullosos, no me ayudaría y menos ahora que no le hice caso a sus advertencias.
—Podría pedirle ayuda a Kevin...
—No —me interrumpió él—. Nunca sabes cuándo te pueda volver a traicionar.
Podría tener razón, ya Kevin había probado que le importaba poco nuestra amistad.
Rodé los ojos —Podría pedirle a mi papá...
Volvió a interrumpir —Ese señor me odia porque cree que soy delincuente —se quejó.
Tome aire —Podría convencer a Max de ayudarnos, podría pedirle que nos veamos en algún sitio... —me quedé en silencio cuando vi su cara.
Estaba muy serio, unió sus manos y se sentó derecho.
—Bien, hazlo y yo sacaré el cuchillo carnicero que tenemos en la cocina —me advirtió.
Oh Dios, tenemos que hacer algo y él solo está con sus celos y su negatividad.
—Te das cuenta de que no podemos quedarnos de brazos cruzados, igual tengo que hablar con él, necesitamos solucionar lo del vídeo —le recordé.
Él se levantó y camino por el salón dándome la espalda —Ese cobarde no hará nada.
—¡Freddy! —lo llamé—. Déjame hacerlo, ya evitaste que me involucrara con tus trampas, déjame ayudarte..., yo puedo.
Sus hombros cayeron y soltó un largo suspiro —Bien..., solo no ye hagas más daño por mí.
Me levanté y tomé sus manos —No lo haré..., te lo prometo.
No me haría daño a mí, le haría daño a mi cartera y justamente eso hice en la mañana después de darle cuatro besos mientras dormía y prepararle el desayuno con una nota avisándole que no me iría, no quería que me hiciera un drama como la última vez que salí sin avisarle.
Tenía que hacerle una visita al banco, mi mejor traje, reloj caro y una cara de me siento en un váter de oro y descargó con billetes. Es estúpido, tener que aparentar tener dinero para pedir dinero, si lo tuviera no lo pido.
—¿Cincuenta mil? —repitió el hombre medio calvo con cara de ganar más que yo.
Probablemente, gane lo mismo, no lo sé ¿Cuánto ganaban por trabajar aquí? Tal vez me confundí de profesión.
Mire mi reloj —Así es, el proceso tarda mucho..., no tengo mucho tiempo.
Este era yo, endeudándome con estilo..., y no consiguiendo nada al final. Tuve que dejar mis cuentas en rojo y aun así no era suficiente dinero, evitaría tener que usarlo.
Le envié un mensaje a Max, estaba nervioso, pues no sabía si después de la golpiza que le si él aceptaría verse conmigo, para mi sorpresa su respuesta llegó bastante rápido su respuesta. Nos encontraríamos en mi café favorito en menos de unos minutos, tenía tiempo suficiente para llegar. Recordé esos tiempos, en los que buscan el amor, me senté en el mismo lugar y pedí el mismo café, simplemente recordé el momento exacto en el que todo cambio, no fue en Australia, fue aquí donde lo vi por primera vez.
¿Que hubiese pasado si esa cita hubiese sido con él? Seguramente me hubiera conquistado con esa locura, carisma y..., no, lo que pasó tenía que pasar para que yo lo amara. Conociéndome hubiese soltado una escusa tonta.
Max ocupó el lugar de Freddy —Aquí estoy, ¿qué quieres de mí?
Se me borró la sonrisa, su labio estaba roto, había un moretón en su mejilla y parte de su ojo. Sería difícil negociar después de esto.
Acomode mi corbata —El vídeo, quiero que lo elimines todo.
Mostró una sonrisa forzada —Ya tú lo hiciste.
—No eres tan estúpido como para tener solo eso —uni mis manos—. Sé cómo eres.
Él imitó mi posición —¿Cómo soy? Creí que no te involucrabas nunca.
Me reí —El tiempo que pasamos juntos fue suficiente para saber que eras más inteligente de lo que solías aparentar, no fue necesario involucrar sentimientos.
Su sonrisa me borró —Está bien, tengo el vídeo aquí —mostró una USB—. Sabía que vendrías por esto, pero no será tan fácil y no creo que vuelvas a golpearme, no si quieres ayudar a tu novio.
—¿Tú estás en el caso? —pregunté ignorando lo que tenía en la mano.
—Sí, yo lo llevaré —me informo.
Apreté mis dientes y contuve la rabia —Tú robaste información...
—¿No es una pregunta?
—Serás imbécil...
Una mujer soltó un grito cuando vio a Freddy pegarle un puñetazo en la cara a Max, fue tan rápido que ni yo mismo lo noté.
—¿Qué carajos? —me levanté sorprendido.
—Si es un gran imbécil —soltó Freddy recogiendo la USB—. Nos vemos en los tribunales, idiota.
—¿Freddy? —aún no entendía nada—. ¿Cómo carajos estás aquí?
Mostró una sonrisa y saco su teléfono celular —Rastrea mi iPhone, instale una aplicación en tu teléfono, ¿nos vamos? Te estuve esperando.
Freddy el rey de las entradas gloriosas, ¿Que opinan ustedes? Déjame saber en comentarios. Recuerden votar y seguirme en Instagram @paloma_escritora
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